Blacksabbath escribió:
Ahora si.
En conclusión, la virtud de la caridad reemplaza al de la solidaridad. Siendo ése ultimo la sublimación de la compasión caritativa hacia la compasión solidaria. Todo esto parece asemejarse a la idea de compasión que tenía Nietszche? (mas allá de que se esté de acuerdo con él) El veía la compasion de la moral aristocrática como la que en verdad tiene valor (solidaridad), y la compasión de la moral de esclavos como un comportamiento enfermizo (la caridad).
La conclusión a la que has llegado es un tanto arbitraria. La virtud de la caridad es lo que es y no reemplaza a la solidaridad, como tampoco la filantropía reemplaza a la solidaridad.
El “amor al prójimo” cristiano no es sinónimo de solidaridad, puesto que este “amor” proviene de Dios (el más amado), es un precepto (mandato), por lo que ni tan siquiera es compasivo. Un mandato es un imperativo, por lo que malamente es una condición libremente adoptada (razonada), lo mismo que la caridad cristiana, ya que siendo una virtud teologal (hábitos que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad) que, como sabrás, están íntimamente relacionadas con las virtudes cardinales (fundamentales) y todas ellas son también imperativas, por mandato o precepto divino. Notarás que no es igual ser solidario activo como un acto de libertad voluntaria que, ser caritativo pasivo como precepto y/o mandato, obligatorio de todo buen cristiano.
Aclarada la diferencia conceptual y aun no queriendo entrar en logomaquias absurdas, no tengo más remedio pues parece que en este caso la necesidad obliga.
La compasión es un sentimiento humano y es indudable que todas las personas tienen esta característica, sean creyentes o ateos. No rehúyo el vocablo, aunque me consta que éste (otro más) sentimiento ha sido secuestrado por la Iglesia.
Los ateos no podemos ser compasivos, ni tengo que decirte que, si encima eres marxista la cosa empieza a sonar ha des-almado, ya sé que significa sin-alma (evidentemente que carezco de ella), pero no así de compasión, como tampoco de comprensión hacía los demás. La compasión no es comparable (sentimiento subjetivo), ya que nadie es idéntico, aunque éste atributo sea connatural a todos los individuos, pero no así sus vivencias. La compasión está inevitablemente ligada a los demás, sin los demás la compasión no existiría. Puedo tener compasión por las víctimas de un terremoto y solidarizarme con los afectados (vivos), así como con las victimas de un ataque terrorista, pero mi compasión la siento yo, en exclusiva y podrá ser similar a la de otra persona, pero nunca idéntica. Mi compasión puede generar rabia, pena, piedad, lástima, etc. y hasta solidaridad (bomberos, cruz roja, ONGs, etc,) o puede también ser utilizada para otros fines, como por ejemplo, guerras preventivas (atentados terroristas) que aprovechándose de los sentimientos (compasivos) de indignación, es utilizado por y para otros fines menos compasivos, venganza y de paso llenar los bolsillos o al revés.
La compasión no genera siempre solidaridad, aunque la solidaridad tenga motivaciones ideológicas y éstas tampoco están desligadas de los sentimientos. Sin embargo la compasión cristiana (misericordia) es para los cristianos de una cualidad diferente, ya que es al igual que las anteriores
“atributo divino por el que se perdonan y remedian los pecados y sufrimientos de sus criaturas”, compasión con premio incluido. Supongo que unir el concepto de solidaridad con la compasión (misericordia) es a todas luces una ironía o un sarcasmo por tú parte. Las motivaciones (sentimientos) que puedan tener los solidarios, no son las mismas que las motivaciones (sentimientos) que puedan tener los caritativos. Haciendo una metáfora te podría decir que la solidaridad es el
“brazo armado de la compasión” , entiéndase como armado; razón ideológica que materializa un sentimiento psicológico de indignación para transformarlo en lucha activa (en cualquier frente) ante las injusticias, en pos de eliminar las causas que las favorecen.
Tampoco debes olvidar que la compasión (a secas) puede también ir asociada a sentimientos de poder,
"la compasión, la indulgencia, la piedad es la pasión de los inquisidores" siendo lo contrario de la solidaridad y, por ello se grita;
“no queremos que se nos compadezca, lo que exigimos es justicia”. Por lo tanto, despejando de la ecuación (conclusión) que has desarrollado, elimina la compasión de la solidaridad, salvo su componente puramente psicológico fruto de sentimientos y/o emociones.
En cuanto a Nietzsche, su animadversión a la compasión (con-pasivos) esta está íntimamente ligada a su rechazo al cristianismo y la desgraciada forma de “hacer” caridad cristiana, que a mi también me saca de quicio. Dice el filósofo;
“Al cristianismo se lo llama religión de la compasión. La compasión es antitética de los efectos tonificantes, que elevan la energía del sentimiento vital; produce un efecto depresivo. El padecer (leiden) mismo se vuelve contagioso mediante el compadecer (mitleiden). La compasión obstaculiza en conjunto la ley de la evolución, que es la ley de la selección. La compasión es la praxis del nihilismo. Este instinto depresivo y contagioso obstaculiza aquellos instintos que tienden a la conservación y a la elevación del valor de la vida: tanto como multiplicador de la miseria cuanto como conservador de todo lo miserable, es un instrumento capital para la intensificación de la décadence, ¡la compasión persuade a entregarse a la nada! No se dice "nada": se dice, en su lugar, "más allá", o "Dios", o "la vida verdadera", o nirvana, redención, bienaventuranza" (El anticristo, 31-32).
Prefiero despedirme con Galeano;
“Fin de siglo, fin del milenio: ¿fin del mundo? ¿Cuántos aires no envenenados nos quedan todavía? ¿Cuántas tierras no arrasadas, cuántas aguas no muertas? ¿Cuántas almas no enfermas? En su versión hebrea, la palabra enfermo significa “sin proyecto”, y ésta es la más grave enfermedad entre las muchas pestes de estos tiempos. Pero alguien, quién sabe quién, escribió al pasar, en un muro de la ciudad de Bogotá: Dejemos el pesimismo para tiempos mejores". Saludos.