Hagamenon escribió:si tienes unos valores necesitas saber que efecto van a tener esos valores.
Mi opinión es totalmente diferente, más bien, está invertida. Los valores son efectos (no causas), su causa son producto de una determinada cultura que es asumida por los individuos que se interrelacionan entre si. Malamente se pueden tener valores sin la previa existencia de la sociedad que los crea. Esta es su relación causal, a su vez dinámica entre el entorno común y el personal. Si los valores pueden producir efectos, sólo se podrían dar en el plano personal, lo que habitualmente denominamos contradicciones, tener unos valores determinados, pero actuar en contra de los citados valores. Estas contradicciones son bastante comunes y no tienen nada de particular, son más bien generales y normalmente están condicionas por las relaciones con el entorno.
Si la sociedad (entorno), no coincide con los “valores” se crea una contradicción, se la puede definir como, el intento de la sociedad en amoldar (corregir) lo que la realidad histórica demanda, a fin de, racionalizar la contradicción. La contradicción es fundamental para el avance social, negando lo anterior por caduco, para que emerjan nuevos valores acordes con los “nuevos tiempos”. Este proceso es lo que filosóficamente se le denomina negación de la negación o también ley de la unidad y lucha de contrarios, lo nuevo trata de imponerse a lo viejo, sin anularlo completamente, preservando parte de la características “viejas”, con las “recién nacidas”. Esto no se realiza mediante un parto espontáneo, sino que requiere de un tiempo histórico determinado en función del ritmo social y de como hayan sido los cambios estructurales acontecidos en el seno de la sociedad. Por lo que y termino, los valores son dependientes (efectos) del modo en que la sociedad esté estructurada.
si te parece injusto generar malestar y dolor gratuitos, pero no sabes por ejemplo, cual es el malestar o el dolor de un animal encerrado, o transportado, o llevado al matadero, no puedes actuar correctamente porque no tienes el conocimiento necesario para decidir sobre la cuestión. eres un ignorante. ¿quién ha de proporcionar ese conocimiento? podría darse perfectamente el caso de que el sufrimiento de un chimpancé encerrado sea el mismo que el de un humano encerrado. ¿quién intenta averiguar algo?
si quieres ser lo más feliz posible interesa ver como funciona la cabeza (y la felicidad). por ejemplo, no es lo mismo como de sientes en un instante A, y como recuerdas el pasado. ejemplo (cogido de otro sitio):
- he disfrutado como un enano viendo una película hasta el minuto 100, pero el final me ha jodido la película. es una mierda, no vayas a verla.
es decir, voy a una película, disfruto como un enano durante 100 minutos, y no me gustan los últimos 10, pero sin embargo mi conclusión es que ha sido una mierda, no ha merecido la pena. no parece razonable, ¿no?
¿quién estudia esto?
y así con muchas cosas. por algo decía no se quién que "prefiero a una mala persona antes que a un tonto; los malos descansan de vez en cuando, los tontos nunca".
El ejemplo que has colocado y, aún entendiendo lo que tratas de explicar, no veo en él nada más que el eterno problema entre la relación cuantitativa y la cualitativa. Veinte años conviviendo con una mujer y de los cuales los últimos cinco son un infierno ¿dirías que ha sido una puta mierda de vida?, seguro que desde el punto de vista del presente, no se lo aconsejarías a nadie. Si ponemos el ejemplo a la inversa; Un calvario de convivencia durante los cinco primeros años, pero los últimos quince de maravilla, ¿qué aconsejarías?, que ni se acerquen al “objeto” de tu felicidad. ¿Qué es lo que ha cambiado?, sin lugar a dudas, el presente, por lo que deduzco que, la felicidad o el juicio de valor que cada uno tiene acerca de las cosas, depende de la vivencia en su relación con el presente y, como la mayoría de los seres humanos estamos hechos de los mismos mimbres, el efecto que produzca en el sistema límbico será más o menos parecido, salvando los rasgos culturales. No será la misma sensación de felicidad ser correspondido (tocado, mirado, besado, etc.) por la persona amada, que por la odiada, aunque las acciones sean semejantes, pero sus efectos en la química cerebral no producirán las mismas sensaciones, ¿por qué?. No creo que sea necesario apelar a un lumbrera para deducirlo. Los orgasmos, son placenteros, si fueran dolorosos la humanidad se acabaría y los genes lo tendría jodido para su supervivencia. Máquina que no goza, máquina potencialmente suicida. A propósito, el suicidio fue considerado pecado, porque los propietarios de esclavos no podían soportar (económicamente) quedarse sin mano de obra barata y era más barato introducirles el "meme pecado" que aumentar su calidad de vida. Esto también es científico. No sigo...
La indolencia, normalmente es debida a una carencia de empatía, más o menos aguda. Podría ser que el paciente sufriera de una carencia proteínica, por lo que la activación en su química molecular fuera la causante de ésta anomalía, pero supongo que el indolente tendrá otros recursos para contrarrestar el rechazo social que puede producir por su actitud egoísta. Lo habitual es que, el indolente haga una virtud de su carencia proteínica y hasta es probable que triunfe en la vida. La ausencia de escrúpulos es indispensable para ello y seguro que le colmará con creces. Se ha desmostado científicamente (es un supuesto) que es la ausencia de una proteína que no carrula como es debido ¿Y?, nos haría más felices conocerlo, o ¿habría que intervenir?. Esta pregunta y muchas más siempre terminan en lo mismo. Pienso que la relación actual pasa precisamente por su contrario, son los indolentes los que intentan intervenir en el cerebro de los demás.
Los discursos, la prédicas y sermones, están muy bien y hasta quizás sean necesarios, pero de nada sirve hablar del bien, de la ética, de la moral, si en el fondo el predicador con su discurso subliminal, está defendiendo la intervención armada, justificando los efectos colaterales de las (sus) guerras, para imponer su ética. Es esto con lo que no estoy de acuerdo y menos aún que lo envuelvan en una cajita científica, esto no es ciencia es ideología. Si por dárselas (el predicador) de científico me tengo que tragar tamaño dislate, prefiero quedarme con los ingenuos (tontos) solidarios, aunque también recuerdo esta otra sentencia; “Hay que tener mucho cuidado con los tontos que joden a los listos”, Rufino (mi padre), reflexiones acerca de la prepotencia. Saludos.