Desmontando la Navidad: las 5 grandes mentiras

[EduardoV]

Ahora que se acerca el 6 de diciembre (fin oficial de la Navidad) y después de que Benedicto XVI abriera la veda diciendo que en el portal de Belén no hubo ni mula ni buey, ¿por qué no profundizar más aún en otros muchos mitos de la tradición católica que los propios teólogos de la Santa Iglesia Romana consideran totalmente falsos?

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1.- El nacimiento de Jesús… ¿el 25 de diciembre? Puf, puf, puf.

Pese a que disponemos de testimonios escritos, como el del romano Flavio Josefo, sobre la existencia histórica de un tal Jesús de Nazareth, lo que no tenemos son datos fiables que nos hagan pensar que su nacimiento ocurriera el 25 de diciembre. Al contrario, si nos atenemos al relato de los Evangelios, pensaríamos más bien que este suceso tuvo lugar en primavera, ya que los pastores se encontraban pasando la noche en el campo con sus rebaños.

Entonces, ¿por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre? La respuesta debemos buscarla en el siglo IV d.C. En esa época, los romanos celebraban el “Nacimiento del Sol Invicto” el 25 de diciembre (para conmemorar que los días comenzaban a ser más largos tras el solsticio de invierno) y, una vez “legalizada” la religión cristiana, el emperador Constantino permitió que se celebrara el nacimiento de Jesús en esa misma fecha. Así de simple: unos celebraban el nacimiento del Sol y, otros, el de Jesucristo.

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2.- ¡Se desarmó el Belén!: ni mula ni buey… ni estrella… ¡ni Belén!

Hablemos ahora de la bucólica escena del portal de Belén que a tantos pesebristas ha inspirado. Veremos que, en este caso, también hay muchos mitos que desmontar. De lo de la mula y el buey, ya se ha encargado Benedicto XVI, así que yo voy a centrarme en otros puntos mucho más interesantes.

¿Qué fue exactamente la estrella que brilló sobre el portal de Belén? ¿Una conjunción de astros? ¿Un cometa? ¿La explosión de una supernova? Desde el siglo XVII, ha habido explicaciones para todos los gustos. Explicaciones tan múltiples y diversas que, si demuestran algo, es lo fácil que resulta encontrar una “coartada” astronómica para justificar un hecho puramente mítico. Porque, contra todas esas hipótesis, está el hecho histórico de que no existe ninguna referencia en la época de Jesús a un fenómeno celestial de tal calibre y, en cualquier caso, ¿cómo podría señalar un cometa o una estrella un edificio concreto de una ciudad con exactitud?

Más aún, ¿qué pruebas tenemos de que Jesús naciera en Belén? Ninguna. De hecho, sus contemporáneos se referían a él como Jesús de Nazareth, y no Jesús de Belén. ¿Por qué entonces el Evangelio de Lucas nos cuenta que nació en Belén? Pues, porque un versículo del Antiguo Testamento (Miq 5, 1) así lo profetizaba y así “debía ser”. Y tanto empeño puso este evangelista en que todo cuadrara que, según los propios teólogos católicos, tampoco tuvo reparos en adelantar (12 años respecto al suceso histórico) el censo que el emperador Augusto ordenó realizar en aquella época.

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3.- Papá Noel: un invento. ¿Pero de quién?

La costumbre de hacerse regalos el 25 de diciembre ya existía en época de los romanos, durante la celebración del “Nacimiento del Sol Invicto”, así que los cristianos del siglo IV d.C. no tuvieron problemas en copiar ese ritual para su propia celebración. Pero, inicialmente, no existía un barbudo gordinflón vestido de rojo que trajera esos regalos en un trineo tirado por renos voladores, como resulta fácil de imaginar. La figura de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás, es muy posterior y aglutina diferentes influencias.

De una parte, tenemos la historia de San Nicolás de Bari, un obispo del siglo III d.C., que, según la leyenda, sanaba milagrosamente a niños enfermos y que hasta llegó a colarse por una ventana para dejar monedas de oro dentro de los calcetines de tres muchachas solteronas que no tenían ninguna dote para casarse. Después, los holandeses, que lo tomaron como santo patrón bajo el nombre de Sinterklaas y que celebraban su fiesta el 6 de enero, llevaron su mito hasta Estados Unidos en sus migraciones y, a lo largo del siglo XIX, diversos escritores americanos como Washington Irving o Clement Clarke Moore y el ilustrador Thomas Nast lo terminaron convirtiendo en ese rechoncho benefactor que hace regalos a los niños en víspera de Navidad gracias a su trineo arrastrado por renos voladores.

Así que, contra lo que muchos opinan, Papá Noel no fue un invento de la empresa Coca-Cola, aunque sí que es verdad que esta compañía de bebidas lo popularizó muchísimo con sus anuncios.

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4.- Los santos inocentes: los niños que Herodes nunca mató.

El 28 de diciembre la Iglesia conmemora el día de los Santos Inocentes, una festividad que recuerda a todos aquellos niños que, según el relato de la Biblia, fueron asesinados en Judea por el rey Herodes en sus intentos por eliminar al Niño Jesús, nuevo rey según las profecías. Sin embargo, para los historiadores, semejanza matanza nunca ocurrió.

De hecho, Herodes El Grande fue un gobernante más que razonable: reconstruyó el Templo de Jerusalén, fundó la ciudad portuaria de Cesarea, consiguió impulsar la economía de su pueblo y hasta compró trigo a Egipto con sus riquezas para salvar a sus súbditos de una terrible hambruna. Pero tampoco es que fuera un santo y, como muchos otros reyes de su tiempo, no tuvo reparos en ejecutar a algunos miembros de linajes rivales que amenazaban con arrebatarle el trono. Incluso llegó a ordenar la muerte de su mujer y de tres de sus hijos al pensar que conspiraban contra él. De ahí su fama de sanguinario.

Sumemos a eso que el evangelista Lucas necesitaba una “excusa” para hacer huir a Egipto a la Sagrada Familia, para así cumplir otra profecía del Antiguo Testamento, y ya tendremos la explicación completa de esta nueva manipulación de lo ocurrido. Así que, de nuevo e históricamente… ni matanza de niños ni huida a tierra de faraones.

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5.- La invención de los Reyes Magos: marketing puro y duro.

Cualquiera que haya leido los cuatro Evangelios de la Biblia habrá visto que hay importantes diferencias entre ellos y, si esto es así, es porque cada texto fue escrito para un público distinto y con una intención diferente.

Y eso es precisamente lo que ocurre con el relato de los Reyes Magos o Sabios de Oriente, un pasaje que busca, de una parte, dar relevancia al nacimiento de Jesús haciendo aparecer a unos respetabilísimos extranjeros que son capaces de advertir lo que los autóctonos no ven y, de otra, promover la simpatía hacia ese relato de los habitantes de Oriente; que, en la época en que se escribió esa versión de la vida de Jesús, estaban siendo evangelizados.

En cualquier caso y como hemos visto antes, tampoco hubo estrella que pudiera guiar a estos hipotéticos sabios (cuyo número concreto y nombres tampoco se mencionan) y, aunque hubieran conseguido llegar hasta la ciudad de Belén el 25 de diciembre, tampoco habrían encontrado allí nada especial.


http://narrandobajolalluvia.com/desmont ... -navidena/

[Andarin]

¡Bienvenido al foro,!

Ya he visto tu presentación en el mismo y estoy seguro de que tu aportación en los debates de este foro serán muy interesantes entre otras cosas por tus conocimientos sobre la organización de la Iglesia y las escrituras religiosas.

Muy bien documentados y explicados los argumentos que echan por tierra las bases históricas de la navidad. Que Jesús hubiese existido realmente, naciera en Belén un 25 de diciembre, que hubiese predicado, que dijese realmente las cosas que dicen que dijo no cambiaría la realidad de que fue un hombre. Para mi el desmontar la historicidad de determinados personajes o hechos narrados en los evangelios es interesante pero secundario en cuanto que aunque fueran ciertos no demostrarían la premisa inicial y base de cualquier religión; la existencia de Dios.

¡Saludos!

[EduardoV]

Gracias por la bienvenida, Andarín:
Haré todo lo posible para no defraudar tus expectativas.

Para mi el desmontar la historicidad de determinados personajes o hechos narrados en los evangelios es interesante pero secundario en cuanto que aunque fueran ciertos no demostrarían la premisa inicial y base de cualquier religión; la existencia de Dios.

Totalmente de acuerdo. Pero siempre es un ejercicio interesante (y hasta divertido) desmontar toda la parafernalia mítica que ha servido de propaganda para la jerarquía católica y que muchos sacerdotes, aún hoy, tratan de vender como verdades irrebatibles.
¡Saludos y nos vemos por aquí!