La Biblia y yo.
La Biblia y yo.
Este relato se lo dedico principalmente al forero Job.
No se trata de una fantasía, es pura realidad.
En el verano de 1949 yo tuve el primer reencuentro con La Biblia.
Tenía permiso de mi director espiritual, don Buenaventura Roca, director del colegio Salesiano de Béjar.
Tome algunos apuntes y en septiembre, al iniciar el curso, comencé a preguntar algunas cosas de las que había tomado nota.
Como es de suponer los libros se comienzan por el principio y por lo tanto era preceptivo comenzar por el Génesis.
Me sorprendió desde el principio la forma tan extraña de la redacción, pero como se trataba de una inspiración divina no le puse muchos reparos.
En el primer párrafo (1,1) dice: “1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Ya tenemos dos cosas, cielo y tierra, pero ¿Qué cielo y qué tierra?
En el segundo párrafo (1,2) dice: “2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
Se puede observar que hay mucha confusión.
Primero.- la tierra, si está vacía no puede estar desordenada. Si está desordenada no puede estar vacía.
Segundo.- además de tierra y cielo, hay abismo, tinieblas y agua ¿Cuándo creó el abismo, tinieblas y el agua?
NOTA ACLARATORIA.- algunas versiones de La Biblia viene de otra forma. Lo que nos indica que no hay una Biblia única. Este dato de por sí ya demuestra que no es un libro serio.
Sigo:
“3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.”
En este párrafo nos vende dos cosas por una, luz y tinieblas. Las tinieblas ya estaban (no sabemos cuando las creó) y lo que hizo fue la luz ¿Qué había que separar? Ya estaban separadas.
Por otra parte Dios vio que la luz era buena, esto quiere decir que Dios se pone ha hacer cosas sin saber que es lo que va a salir.
Sigo:
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
Observemos que este párrafo es un verdadero galimatías. Aquí nos vende la “expansión” ¿Qué es la expansión? ¿No habíamos quedado que el primer día creo el cielo y la tierra? Ahora hace Dios la expansión y la llama cielo.
Con estas cuestiones comencé el curso. Las respuestas fueron muy variadas, algunas demenciales.
Quiero que se tenga en cuenta que yo hacía un mes que había cumplido los 13 años y mi formación era la que se puede esperar de un niño de esa edad.
La respuesta más repetida es que Dios hablaba para la gente humilde, que eran personas no muy cultas, y que lo decía así para se entendiera. Yo siempre decía que podía hablar también para la gente culta, pues me parecía que no era justo hablar solamente para una parte de la gente. Yo empecé a sospechar que aquello estaba escrito para que no lo entendiera ni dios.
En esta tónica sigue creando animales, vegetales y otras cosas. Tiene una forma muy peculiar de hacerlo, por eso es Dios, crear a ver que es lo que sale, al parecer todo lo que hizo vio que era bueno.
Llegamos al punto 26 (1,26) que dice:
“26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
Nótese que Dios habla en plural (Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;), lo que quiere decir que hay por lo menos dos dioses. Ya conocemos que los católicos dicen que hay 3 en 1 (parece un conocido spray) pero no a quién nos parecemos ¿Al padre, al hijo o a la paloma. Tal vez, un poco de cada y todo revuelto?
Las palabras “sojuzgadla, señoread” tienen un significado poco amigable.
Otro día más, pero no mejor.
No se trata de una fantasía, es pura realidad.
En el verano de 1949 yo tuve el primer reencuentro con La Biblia.
Tenía permiso de mi director espiritual, don Buenaventura Roca, director del colegio Salesiano de Béjar.
Tome algunos apuntes y en septiembre, al iniciar el curso, comencé a preguntar algunas cosas de las que había tomado nota.
Como es de suponer los libros se comienzan por el principio y por lo tanto era preceptivo comenzar por el Génesis.
Me sorprendió desde el principio la forma tan extraña de la redacción, pero como se trataba de una inspiración divina no le puse muchos reparos.
En el primer párrafo (1,1) dice: “1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Ya tenemos dos cosas, cielo y tierra, pero ¿Qué cielo y qué tierra?
En el segundo párrafo (1,2) dice: “2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
Se puede observar que hay mucha confusión.
Primero.- la tierra, si está vacía no puede estar desordenada. Si está desordenada no puede estar vacía.
Segundo.- además de tierra y cielo, hay abismo, tinieblas y agua ¿Cuándo creó el abismo, tinieblas y el agua?
NOTA ACLARATORIA.- algunas versiones de La Biblia viene de otra forma. Lo que nos indica que no hay una Biblia única. Este dato de por sí ya demuestra que no es un libro serio.
Sigo:
“3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.”
En este párrafo nos vende dos cosas por una, luz y tinieblas. Las tinieblas ya estaban (no sabemos cuando las creó) y lo que hizo fue la luz ¿Qué había que separar? Ya estaban separadas.
Por otra parte Dios vio que la luz era buena, esto quiere decir que Dios se pone ha hacer cosas sin saber que es lo que va a salir.
Sigo:
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
Observemos que este párrafo es un verdadero galimatías. Aquí nos vende la “expansión” ¿Qué es la expansión? ¿No habíamos quedado que el primer día creo el cielo y la tierra? Ahora hace Dios la expansión y la llama cielo.
Con estas cuestiones comencé el curso. Las respuestas fueron muy variadas, algunas demenciales.
Quiero que se tenga en cuenta que yo hacía un mes que había cumplido los 13 años y mi formación era la que se puede esperar de un niño de esa edad.
La respuesta más repetida es que Dios hablaba para la gente humilde, que eran personas no muy cultas, y que lo decía así para se entendiera. Yo siempre decía que podía hablar también para la gente culta, pues me parecía que no era justo hablar solamente para una parte de la gente. Yo empecé a sospechar que aquello estaba escrito para que no lo entendiera ni dios.
En esta tónica sigue creando animales, vegetales y otras cosas. Tiene una forma muy peculiar de hacerlo, por eso es Dios, crear a ver que es lo que sale, al parecer todo lo que hizo vio que era bueno.
Llegamos al punto 26 (1,26) que dice:
“26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
Nótese que Dios habla en plural (Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;), lo que quiere decir que hay por lo menos dos dioses. Ya conocemos que los católicos dicen que hay 3 en 1 (parece un conocido spray) pero no a quién nos parecemos ¿Al padre, al hijo o a la paloma. Tal vez, un poco de cada y todo revuelto?
Las palabras “sojuzgadla, señoread” tienen un significado poco amigable.
Otro día más, pero no mejor.
Re: La Biblia y yo.
Interesante tu análisis, aconito.
Los textos más antiguos de la Biblia provienen de la tradición oral, que era cambiante y se enriquecía con elementos de culturas vecinas. También se modificaban por conveniencias y coaliciones político/militares. Al parecer esta última es la causa de que haya dos génesis mal fusionados (uno de ellos claramente politeista que se refiere a los Elohim).
Saludos y ánimo.
Los textos más antiguos de la Biblia provienen de la tradición oral, que era cambiante y se enriquecía con elementos de culturas vecinas. También se modificaban por conveniencias y coaliciones político/militares. Al parecer esta última es la causa de que haya dos génesis mal fusionados (uno de ellos claramente politeista que se refiere a los Elohim).
Saludos y ánimo.
Construye un mundo laico y racional.
SUMEMOS ESFUERZOS; ÚNETE A INICIATIVA ATEA
https://iatea.org.es/asociarse.php
SUMEMOS ESFUERZOS; ÚNETE A INICIATIVA ATEA
https://iatea.org.es/asociarse.php
Re: La Biblia y yo.
Segunda entrega.
Continúo con mi relato.
Como es natural, las clases tenían un desarrollo normal, pero en una clase sobre los planetas, sus órbitas, etc. salieron las fases de la luna y se me encendió como una lucecita.
Recordé que en (1,16) “16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.”
Pregunté al profesor ¿la Luna también se ve durante el día?
El profesor contestó afirmativamente y explicó su comportamiento, cosa que yo no me enteré ya que lo que se movía en mi cabeza era la lumbrera menor para que señorease en la noche, o sea la Luna.
Interrumpí al profesor diciendo “lo que esta diciendo no concuerda con lo que dice La Biblia”
Se produjo un pequeño revuelo y el profesor me dijo que ese asunto lo aclararíamos más tarde.
Me recomendó que esas cosas no tenía que decirla en clase, que se lo comentara a mi confesor, que era el que podía responderme de esos temas.
Ya hacía algún tiempo que no me confesaba por que mi director espiritual, don Buenaventura Roca, con la cosa de que era un poco sordo, quería que pegara bien mi cara contra la suya. Tenía una costumbre que tampoco era de mi agrado, me ponía la mano en el hombro y como a lo tonto la dejaba resbalar por la espalda deteniéndose en el lugar en que esta cambia de nombre. Su olor a zurrón de peregrino tampoco me entusiasmaba.
Otro día que se estaba tratando de la edad de piedra, del bronce, del hierro.
Me pareció que entre la edad de piedra y la del hierro había un espacio de tiempo muy grande y se lo hice saber al profesor. Este, un poco molesto, me dijo que eso era lo que se tenía calculado y en que me basaba para decir que era mucho tiempo.
Yo le respondí que se estaba hablando de más de dos millones de años y que el Génesis (4,22) decía:
22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro.
Esto podía suponer menos de mil años, ya que era sobre la novena generación de Caín.
La contestación fue rotunda: “ya te he dicho que esas cosas las hables con tu director espiritual”.
Los compañeros de clase me esperaron a la salida para preguntarme sobre el asunto.
Hubo opiniones para todos los gustos.
Se hicieron grupos a favor y en contra, se empezó a discutir sobre el tema y el interés por La Biblia cada vez era mayor.
El director me llamó para pedirme La Biblia, ya que era suya, me la prestó porque entendía que yo iba a sacar otro provecho de la misma.
Se me prohibió terminantemente comentar nada de La Biblia. Pero el interés de los compañeros de la clase y de otros mayores no cesaba.
La solución fue llamar a mi tutor e indicarle que yo no podía continuar en el colegio.
Así es que antes de Noche Buena, a primeros de diciembre, yo ya tenía vacaciones.
Aunque agilizaron los trámites para que pasada las fiestas de Navidad pudiera ir a la escuela de arte y oficio. Me matricularon en electricidad.
1949, año terrible, el 4 de febrero me quedé huérfano y en diciembre ya se habían terminado mis aspiraciones a poder cursar una carrera.
No lo podía comprender, que un niño con una Biblia produjera tanto pánico a los Salesianos.
Seguí leyendo La Biblia, pero un mes antes de cumplir los 14 años me puse a trabajar y como se trataba de cuidar de un casino donde no entraba nadie, tenía mucho tiempo y mi jefe, don Inocencio Hernández (alias Mazantini) profesor de dibujo de la escuela de arte y oficio, me proporcionó El Quijote. Tengo que admitir que no entendía todo su contenido, pero era una delicia comparado con La Biblia.
Por supuesto que he contado lo más sobresaliente, pero creo que puede ser suficiente para tener una idea de lo que son capaces los curas.
Perdón por si os he aburrido, pero es un relato verídico.
Continúo con mi relato.
Como es natural, las clases tenían un desarrollo normal, pero en una clase sobre los planetas, sus órbitas, etc. salieron las fases de la luna y se me encendió como una lucecita.
Recordé que en (1,16) “16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.”
Pregunté al profesor ¿la Luna también se ve durante el día?
El profesor contestó afirmativamente y explicó su comportamiento, cosa que yo no me enteré ya que lo que se movía en mi cabeza era la lumbrera menor para que señorease en la noche, o sea la Luna.
Interrumpí al profesor diciendo “lo que esta diciendo no concuerda con lo que dice La Biblia”
Se produjo un pequeño revuelo y el profesor me dijo que ese asunto lo aclararíamos más tarde.
Me recomendó que esas cosas no tenía que decirla en clase, que se lo comentara a mi confesor, que era el que podía responderme de esos temas.
Ya hacía algún tiempo que no me confesaba por que mi director espiritual, don Buenaventura Roca, con la cosa de que era un poco sordo, quería que pegara bien mi cara contra la suya. Tenía una costumbre que tampoco era de mi agrado, me ponía la mano en el hombro y como a lo tonto la dejaba resbalar por la espalda deteniéndose en el lugar en que esta cambia de nombre. Su olor a zurrón de peregrino tampoco me entusiasmaba.
Otro día que se estaba tratando de la edad de piedra, del bronce, del hierro.
Me pareció que entre la edad de piedra y la del hierro había un espacio de tiempo muy grande y se lo hice saber al profesor. Este, un poco molesto, me dijo que eso era lo que se tenía calculado y en que me basaba para decir que era mucho tiempo.
Yo le respondí que se estaba hablando de más de dos millones de años y que el Génesis (4,22) decía:
22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro.
Esto podía suponer menos de mil años, ya que era sobre la novena generación de Caín.
La contestación fue rotunda: “ya te he dicho que esas cosas las hables con tu director espiritual”.
Los compañeros de clase me esperaron a la salida para preguntarme sobre el asunto.
Hubo opiniones para todos los gustos.
Se hicieron grupos a favor y en contra, se empezó a discutir sobre el tema y el interés por La Biblia cada vez era mayor.
El director me llamó para pedirme La Biblia, ya que era suya, me la prestó porque entendía que yo iba a sacar otro provecho de la misma.
Se me prohibió terminantemente comentar nada de La Biblia. Pero el interés de los compañeros de la clase y de otros mayores no cesaba.
La solución fue llamar a mi tutor e indicarle que yo no podía continuar en el colegio.
Así es que antes de Noche Buena, a primeros de diciembre, yo ya tenía vacaciones.
Aunque agilizaron los trámites para que pasada las fiestas de Navidad pudiera ir a la escuela de arte y oficio. Me matricularon en electricidad.
1949, año terrible, el 4 de febrero me quedé huérfano y en diciembre ya se habían terminado mis aspiraciones a poder cursar una carrera.
No lo podía comprender, que un niño con una Biblia produjera tanto pánico a los Salesianos.
Seguí leyendo La Biblia, pero un mes antes de cumplir los 14 años me puse a trabajar y como se trataba de cuidar de un casino donde no entraba nadie, tenía mucho tiempo y mi jefe, don Inocencio Hernández (alias Mazantini) profesor de dibujo de la escuela de arte y oficio, me proporcionó El Quijote. Tengo que admitir que no entendía todo su contenido, pero era una delicia comparado con La Biblia.
Por supuesto que he contado lo más sobresaliente, pero creo que puede ser suficiente para tener una idea de lo que son capaces los curas.
Perdón por si os he aburrido, pero es un relato verídico.
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- Mensajes: 194
- Registrado: Mar Ago 12, 2008 2:44 pm
Re: La Biblia y yo.
En cuanto la gente pone el dedo en la llaga se intentan desahacer de ella, como hicieron contigo. Es una actitud de lo mas infantil.
Última edición por aterazantcri el Dom Feb 22, 2009 9:17 pm, editado 1 vez en total.
Nunca es tarde para conocer la verdad.
Re: La Biblia y yo.
Me gustan las conclusiones que sacaste, pero deberías haber previsto las consecuencias de lo que estabas diciendo. A esa gente en cuanto le das algo para pensar que dios no existe, se alteran y empiezan a meterse contigo o qué se yo. Siento lo que ocurrió