Es que yo no digo que Dios nos dotó del sistema nervioso para que sufriéramos ni para lo contrario, sino que el hecho de que nos dotara de ese sistema era necesario para Dios y no para el hombre. Me explico.cesarmilton escribió:Xasto, tengo una duda: y si en lugar de que dios nos creó con un sistema nervioso para tener sufrimiento, lo hizo con la intención opuesta: que tuviéramos placer, disfrute ¿como queda su canallada?. Porque puedo suponer que siendo ese el caso, quienes se dicen creyentes han armado toda una estructura en torno a conceptos como culpa, pecado, arrepentimiento... que irian en contra de la intención original de dios: ¡¡a gozar!!. ¿Me explico?.
De más está decir que ateo soy, pero me parece entender la intención del primer posteo y por eso, hago la pregunta.
El hombre no tenía ninguna necesidad de existir antes de ser creado. Una vez que Dios decide crear a un ser vivo lo podía hacer de varias maneras: como planta, en cuyo caso no tendría conciencia ni física ni psíquica; como animal básico –como los animales unicelulares, amebas, paramecios, microbios. Otros pluricelulares pero con un sistema de conciencia muy rudimentario casi indistinguible de las plantas, como las hidras de agua dulce, las medusas, etc. Y, finalmente, como toda la gama de animales con varios escalones de conciencia hasta llegar al máximo como es el ser humano.
Ninguno de esos seres tenía necesidad de existir. Ese es el punto de partida y el punto fundamental de la argumentación. Si Dios creó a todos esos seres era porque le era necesario a él o, dicho de otra manera, porque a él le beneficiaba de algún modo, ya que quien crea o fabrica algo lo hace en beneficio propio y no en beneficio de lo creado.
A partir de la necesidad de la creación por parte de Dios de todos esos seres, se deduce que las características propias de cada especie están establecidas con la intención que Dios le dio para su propio beneficio. En el caso del sistema nervioso más complejo –como el del ser humano- ese hecho era necesario para Dios y no para el hombre. ¿Con qué intención o con qué objeto? No lo sé ni se sabe, pero el hecho es que fue Dios quien decidió dotar de tal sistema porque le era necesario a él y no al hombre. La conclusión, entonces, es que sabiendo que tal sistema le produciría al hombre y a los animales en general múltiples sufrimientos, a pesar de ello así lo hizo. No importa aquí el por qué lo hizo, sino que lo que importa es el hecho de que cualquier cosa que Dios hizo no lo podía hacer sino en beneficio propio. Por lo tanto, el sufrimiento tanto de los animales como del ser humano siempre sería imputable a Dios y no al hombre por mucho libre albedrío que nos hubiere dado –que, de hecho, tampoco es cierto ni se deriva la culpabilidad de la supuesta existencia de la libertad (ese es otro tema muy importante)-
En resumen: no importa el por qué ni con qué intención Dios dotó a los animales de un sistema nervioso capaz de experimentar dolor o placer, sino que, fuera por lo que fuera, se deduce que de ser cierta la existencia de ese Dios tal como lo pintan las religiones monoteístas, todo el sufrimiento, absolutamente todo, sería imputable a Dios y no al hombre.
El creyente queda atrapado en una reducción al absurdo y ni siquiera la invención del libre albedrío podría exculpar a Dios de los males y de los sufrimientos de los seres vivos, ya que el punto de partida es la absoluta y evidente innecesidad de la existencia de lo que todavía no existe.
Si Dios existiera, sería un canalla.