Carlosofo escribió:
no sé cómo lo ves tú. Pero, a mí no me importa que se describa en la escuela la historia de las ideas religiosas, siempre y cuando se traten los argumentos a favor y los argumentos en contra. Los argumentos en contra, siempre ganarán porque son abrumadoramente mayores en cantidad y en calidad.
Por otro lado, la historia del cristianismo es una historia criminal. Creo que conocerla, de una manera científica y objetiva, puede ser muy positivo. Muchos solo oyen hablar de la historia del cristianismo, de manos de los curas. Pero, la gente se sorprendería de los que hoy dicen los historiadores y los filósofos sobre el cristianismo. Podría servir como vacuna. Es como conocer la historia del nazismo: eso siempre ayuda a evitar que muchas personas, ignorantes de la verdad, se puedan hacer nazis.
No olvides, que la religión se nutre de la ignorancia: cuanto menos ilustradas están las personas, más susceptibles de conversión son..
Hola Carlos.
Cualquier estudio objetivo sobre cualquier materia tiene interés. Sin embargo, lo que se denomina en el debate que nos ocupa "historia de la religión" está muy lejos de ser un estudio antropológico o histórico crítico. Es una simple descripción de la doctrina sin entrar en cuestiones sensibles, habida cuenta de que el enfoque que planteas es, en la práctica, inviable por la oposición de los creyentes. La cuestión del nazismo es diferente por el consenso casi unánime que suscita.
En definitiva, para que mis hijos pierdan el tiempo oyendo las delirantes descripciones cristianas, hebreas o musulmanas de sus respectivas religiones, prefiero que se dediquen al estudio de la antropología, por ejemplo, ausente de los planes de estudio -al menos en España- y aprendan en el seno de dicha asignatura lo que realmente es una religión. Aunque ni eso creo que tolerarían los creyentes, que no admiten otro enfoque distinto a los que les favorecen.
En ese contexto, no queda más remedio que suprimir la religión de las escuelas y confinarla a las parroquias y a los estudios avanzados, fuera de la educación general.
Un saludo vitriólico, pero cordial.