El "Amor" como hipóstasis

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xasto
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El "Amor" como hipóstasis

Mensaje sin leer por xasto »

¿Podría ser compatible un tipo de conciencia sin estímulos o sensaciones? Cabe responder: ¿Y de qué sería consciente un individuo que no tuviera sensaciones? Es obvio que la sensación no puede prescindir de la conciencia, y no es menos cierto que toda sensación no puede darse sin implicar una materia orgánica como receptora de aquélla. Luego, la conciencia no tiene sentido sin materia orgánica. Es la materia, constituida en los diferentes sistemas nerviosos, la que proporciona una capacidad de sentir dolor o placer, amor u odio, hambre o sed. Y a esta capacidad la llamamos conciencia.

Tanto en la escala filogenética como en la ontogenética se dan –en sus inicios- formas de conciencia muy elementales que dan lugar a las sensaciones básicas que son suficientes para mantener con vida a los individuos, tales como las necesidades de la alimentación, la reproducción o el instinto de supervivencia, hasta llegar a los escalones más complejos en los que las distintas formas de conciencia se multiplican exponencialmente, tanto en cantidad como en cualidad, hasta llegar a los sentimientos humanos tan sofisticados como numerosos. Y si tuviéramos que elegir de entre ellos al más inefable, al más sublime, al que nos proporciona la mayor sensación de placer y plenitud, no dudaríamos en colocar sobre un pedestal al tan mitificado e idolatrado amor, al que desde estancias religiosas no dudan en escribir con mayúscula.

¿Qué diferencia hay entre el placer sexual más intenso y el sentimiento de amor más sublime? ¿No se funden en uno solo ambos sentimientos? ¿No van cogidos de la mano uno y otro –y no sólo de facto en las parejas- sino en la conciencia? De hecho, el amor surge antes como sentimiento profundo -que nos arrima inexorablemente hacia un ser humano al que consideramos muy especial, no tanto por sus virtudes reales, sino por un enigmático impulso psicológico que no tiene explicación- que como un acercamiento al prójimo casi impositivo desde instancias evangélicas, al que se considera como fin último, como meta espiritual y como culminación del sentido de la existencia. No obstante, el amor –como todo sentimiento- no obedece más que a razones evolutivas que en sí mismas no constituyen ningún fin ni propósito.

Una vez iniciada la carrera de la evolución a partir de los deseos y los intereses, no es de extrañar que aparezcan factores emergentes muy complejos de los que nadie puede prever su ulterior desarrollo ni su transformación a lo largo de los tiempos. El amor –en minúscula- no tiene ningún rango superior respecto del que podamos otorgar al instinto sexual o paternal. Que el ser humano incluya en su vasto bagaje de instintos un sentimiento que nos lleva a sentirnos unidos al prójimo, no es motivo para darle una categoría que va más allá de un simple instinto. El respeto por los iguales de nuestra especie nos beneficia a la hora de construir una sociedad cuya necesidad de ordenación y pacificación interna no es menor ni mayor –como objeto evolutivo- que el orden y concierto que reina dentro de un enjambre de abejas o un hormiguero.

Todas esas pretensiones ontológicas reflejan la inutilidad heurística de quienes obviaron las normas más elementales de la comprobación, de la razón y del empirismo científico, dando lugar a una fantasía interesada como satisfacción de las necesidades psicológicas surgidas de la ancestral ignorancia del hombre primitivo en su búsqueda de explicaciones ante la incomprensión de la naturaleza que le rodeaba.



El Amor, en mayúsculas, es inexistente. Es, simplemente, una entelequia –y no en el sentido aristotélico de la autorrealización- sino una hipóstasis de uno más de nuestros instintos que evolucionó, desde otros instintos menos complejos, y que serviría a la especie para apaciguar y contrarrestar cualesquiera otros instintos contrarios basados en la violencia o el odio. Del instinto de supervivencia -que dio lugar a la venganza y a la agresividad, como respuesta a los posibles ataques de los depredadores o de los propios miembros de la especie que entran en competencia por el territorio, la pareja o el alimento- surgen, para compensar unos instintos -quizás demasiado violentos- otros que le dan la posibilidad de mantener la especie antes de que dicha agresividad pueda llegar a cotas inimaginables, tal como lo comprobamos diariamente en la vida humana.

Que el “Amor universal” o “el amor al prójimo” sean una ilusión que se ve como posible desde la ingenuidad de un sector social inmerso en creencias místicas y religiosas, no debe llevarnos a convertir un mero instinto en algo trascendental y utópico. Convertir una quimera en algo posible es un desperdicio intelectual que puede costar caro al ser humano al alejarlo de la realidad. Son demasiadas las energías –tanto físicas, intelectuales, como psíquicas- que se derrochan para hacer valer una invención como meta última del ser humano por la que hay que luchar. Únicamente, desde la ciencia, la razón y la honradez intelectual, se puede luchar por una humanidad mejor. Comprender las razones por las que el ser humano es un “lupus” para sí mismo, es tarea científica y no religiosa, ni esotérica, ni mística.



La conciencia es tan sólo un “darse cuenta”, un “ser conscientes de” cualquier sensación –dolorosa o placentera- que le sirve a la naturaleza –aquí, hipostasiada- para “cumplir sus fines” evolutivos. Queda sólo para la imaginación de los místicos la concepción del “Amor” como algo que está más allá de la realidad material con todas sus limitaciones y su finitud temporal que le sucede a la muerte.
La dignidad humana está por encima de cualquier dios

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Sunami
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Re: El "Amor" como hipóstasis

Mensaje sin leer por Sunami »

:occasion14:

Interesante reflexión que yo mismo comparto. ;)
"Marx decía que la religión es el opio del pueblo, yo digo que el opio del pueblo es la expansión crediticia" - Huerta de Soto

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Tontxu
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Re: El "Amor" como hipóstasis

Mensaje sin leer por Tontxu »

Me he perdido un poco. Dices que la conciencia no puede prescindir de las sensaciones, claro es obvio pero seguimos sin resolver cómo se crea la conciencia.

Naturalmente que tienes razón, la conciencia necesita del cerebro-mente (materia) para procesar la toma de conciencia que es dinámica y evoluciona, pero insisto, ¿Cómo se crea la conciencia? y lo resuelves confundiendo conciencia con cerebro-mente. Si no tienes brazos tampoco tendrás sensaciones táctiles, sin embargo tendrás conciencia (consciente) de no tener sensación táctil, porque eres consciente que los demás si la tienen. Ibas, en un principio bien (desde mi punto de vista) cuando has intercalado los estímulos, pero a continuación (pienso) que los has dejado en el baúl o los has confundido con sensaciones. Para que existan las sensaciones habrá que tener estímulos, para tomar conciencia de “algo” se necesita la previa existencia de ese “Algo” que estimule tus sensaciones y el cerebro-mente lo procese y lo “fije”, este es el camino, no es al revés.

Los ciegos de nacimiento no sueñan con imágenes, si no, con formas. Su toma de conciencia de la realidad la aprehenden con otros recursos, pero si la realidad exterior no existiera su conciencia tampoco. En consecuencia, para la toma de la conciencia propia es imperativo que existan los demás, la realidad exterior, los estímulos de los que hablas, que no sé por qué los has dejado por el camino. La conciencia no crea los estímulos, es a la inversa. Ni el odio, ni el amor se crean a través de la conciencia, hace falta el estímulo, los odiados y los amados. Saludos.
“Algunos científicos son tan distraídos que no recuerdan ni dónde han dejado la ética”Ramón Eder

xasto
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Re: El "Amor" como hipóstasis

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Tontxu:

¿Realmente has leído bien mi escrito? :cry:

Creo que sí, que te has perdido un poco.
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Tontxu
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Re: El "Amor" como hipóstasis

Mensaje sin leer por Tontxu »

xasto escribió:Tontxu:

¿Realmente has leído bien mi escrito? :cry:

Creo que sí, que te has perdido un poco.

Mañana lo repaso.Ando ahora fatal de tiempo. Saludos.
“Algunos científicos son tan distraídos que no recuerdan ni dónde han dejado la ética”Ramón Eder

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Tontxu
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Re: El "Amor" como hipóstasis

Mensaje sin leer por Tontxu »

Estimado compañero Xasto, arrancas con esto:
“¿Podría ser compatible un tipo de conciencia sin estímulos o sensaciones? Cabe responder: ¿Y de qué sería consciente un individuo que no tuviera sensaciones?”
Hasta aquí estoy de acuerdo, aunque las sensaciones como el resto de los sentidos forman parte de la creación de la conciencia. De ahí el ejemplo del ciego. Su conciencia de la realidad se "ve" limitada, pero no se puede decir que un ciego no tenga conciencia, porque tiene cerebro-mente.

Definamos en un momento los conceptos:
Estímulo; es cualquier energía que nos hace reaccionar (responder), la luz, el sonido, el color, etc. En una palabra a la realidad material, o sea el todo que nos rodea.
Sensación; es un sentimiento propio (subjetividad), al cual respondemos a posteriori ante un tipo de energía percibida (datos), evidentemente de la realidad exterior. Materia al fin y al cabo, de la que como bien has dicho, también nosotros estamos constituidos, siendo el cerebro el más alto grado de complejidad de la misma, la cerebrización y/o cefalización, común a casi todos los seres vivos. Apuntillo que se suele confundir, datos con información, de ahí que lo coloque entre paréntesis.

Si estamos de acuerdo con esto, nos encontramos que los sentimientos son respuestas (efectos) a la información que nos llega de la realidad material, por lo que desde una terminología filosófica se la denominaría reflejo. Y tú sabes que, un reflejo es una imagen subjetiva que uno tiene (en este caso concreto) de la realidad. Siendo la percepción la que (también) a posteriori organiza la forma en que nuestro organismo se posiciona para interpretar los sentimientos, recombinando estos con las experiencias (memoria) que han sido acumuladas durante la vida del individuo.

La Psicofísica se encarga de estudiar la relación que existe entre los aspectos físicos de los estímulos y nuestra percepción de los mismos. De esta manera podemos estudiar y/o establecer la conexión entre la realidad del mundo físico y el psicológico. Lo que quiere decir, es que, examina esta relación, entre la sensibilidad (subjetiva) hacía los estímulos y como estos nos afectan al percibirlos. No me extiendo más con esto porque creo que estas nociones están claras, el resto sería alargar la exposición sin ninguna necesidad.

Es evidente, sin estímulos no han sensaciones que valgan y, me da que lo has colocado al revés cuando afirmas, “Es obvio que la sensación no puede prescindir de la conciencia, y no es menos cierto que toda sensación no puede darse sin implicar una materia orgánica como receptora de aquélla”. ¿Cómo qué receptora de ella? Aseguras que la materia orgánica es la receptora, por lo que entiendo que las sensaciones son las causales. Crees acaso que sin materia orgánica existirían las sensaciones, esto es metafísica. Antes de que haya cualquier sensación, percepción (sentidos) tiene que haber un cerebro presto a recibir, sin el cerebro (materia orgánica) y su necesidad biológica, no hay tu tía.

Ha sido a partir de aquí cuando me he plantado y, además, el resto del escrito sigue en la misma línea, trastocas el orden y aparece la metafísica. La conciencia es, por decirlo jocosamente, el contenido (información) almacenada en el cerebro-mente que ha sido suministrada (datos) por las sensaciones vía percepciones (reflejos) de la realidad, pero es la realidad (entre la que se encuentra el cerebro-mente) la verdadera causal, no su efecto. Esto es una unidad dialéctica, ya que todo ello es sustancial, para que todo funcione adecuadamente, pero sin realidad material exterior e interior, no existiría la conciencia (propiedad emergente de la materia). Es evidente que nosotros somos parte de esa realidad, así como también lo son los "otros".

Dices a continuación, “Y a esta capacidad la llamamos conciencia”. La conciencia es una propiedad emergente del cerebro (materia), la capacidad pertenece a éste en primera instancia, no a la conciencia. Si el cerebro se estropea (no capacidad) sus propiedades desaparecen (conciencia). Está claro que todo está concatenado, pero el orden es invariable, sin cerebro, no hay conciencia (efecto), ni capacidad para pensar. Es curioso como aparece siempre el “fantasma” de Descartes por alguna rendija, con su famoso “cogito ergo sum”. Descartes también afirmaba que el cerebro (materia) era imprescindible, pero era el alma (conciencia) la que animaba al cerebro, que trasladado a tu lenguaje sería,”materia orgánica (cerebro, supongo) como receptora” y si se es receptor, no se es motor. Esto ha sido la razón para afirmar, “me he perdido un poco”.

Es la tendencia habitual del positivismo, reducir los órganos a estudio por separado y luego nos suele crear ciertas confusiones, aunque me consta que tú no antepones la conciencia al cerebro (conozco lo que opinas), aunque a bote pronto me crees confusión. El cerebro-mente, la conciencia, la percepción, los sentidos, forman con el organismo un todo biológico, pero su desenvolvimiento (acción) es dialéctico, tanto interno como en sus relaciones con la realidad exterior (hábitat). Todo ello es necesario, pero lo más imperiosamente necesario es la recuperación de energía (alimentación), esta que nos provee Pachamama como la denominan los pueblos andinos. Esto lo digo para cambiar el tercio, hacia el tema del hilo "EL AMOR".

El amor es una necesidad más, anímica, sublime, pero al fin y al cabo una mera necesidad, un poco más sofisticada que otras sensaciones, pero sin más. El amor no ha estado siempre entre nosotros, tiene una larga historia evolutiva (como bien dices), pero fundamentalmente cultural-evolutiva, porque no empezó inmediatamente tras bajamos de los árboles, sino mucho después. No teníamos tiempo para esos menesteres, con alimentarnos y protegernos de los peligros nos dábamos por satisfechos.

El asunto del amor (social) empezó por nuevas necesidades que los humanos íbamos adquiriendo en la medida que progresábamos materialmente, con la domesticación de los animales, con el control de los cultivos, etc. No hicimos sedentarios y comenzamos a tener excedentes y bastante tiempo libre, que es primordial para empezar a sofisticar los deseos, entre los que se encuentra primordialmente la necesidad de amar, y por ende, el amor aparece, pero Xasto, por ese orden.

Por tanto, no es Dios quién insufla el amor al Homo sapiens como aseguran los teístas, el amor es otro invento cultural asumido por motivos de pura necesidad evolutiva (eficacia social), siendo la necesidad por tanto, la que crea la conciencia del amor. Por eso causa gozo, de lo contrario no existiría el dichoso apego a ese sentimiento, como podemos tener apego al ocio, al buen vino, al placer, a fin de cuentas.

Para mí el amor es una sublime necesidad, porque “sólo se quiere lo que se necesita” y, en estos tiempos (y termino) la civilización necesita amor, solidaridad, respeto, libertades, equidad, etc. No quiero pecar de prosaico, pero para amar es necesario reponer energías (materia), alimentarse. Por desamor se llora y algunos hasta se suicidan, pero por alimentarse somos capaces de matarnos los unos a los otros. Saludos.
“Algunos científicos son tan distraídos que no recuerdan ni dónde han dejado la ética”Ramón Eder

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