Cuál es el lugar del amor?
- Wilalgar
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Re: Cuál es el lugar del amor?
Es sencillo, el lugar del amor está en la vida privada de cada uno.
Andar jactándose por lugares públicos (como foros) de todo lo que se quiere a los demás y de las demostraciones de amor con otros queda igual de mal que andar jactándose de la generosidad con otros.
Pero qué sabré yo.
Andar jactándose por lugares públicos (como foros) de todo lo que se quiere a los demás y de las demostraciones de amor con otros queda igual de mal que andar jactándose de la generosidad con otros.
Pero qué sabré yo.
- Sunami
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Re: Cuál es el lugar del amor?
¿No era el órgano principal del sistema circulatorio, llamado corazón?Cuál es el lugar del amor?
"Marx decía que la religión es el opio del pueblo, yo digo que el opio del pueblo es la expansión crediticia" - Huerta de Soto
Re: Cuál es el lugar del amor?
¡Ya sabía yo que tenía algo que ver con la acumulación de la sangre!Sunami escribió:¿No era el órgano principal del sistema circulatorio, llamado corazón?Cuál es el lugar del amor?
Interroga mundum. Nulla vita sine scientia, nulla vita sine studium.
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Re: Cuál es el lugar del amor?
¿no sera mas bien el cerebro, el corazon no siente amor solo bombea sangre?Sunami escribió:¿No era el órgano principal del sistema circulatorio, llamado corazón?Cuál es el lugar del amor?
La gente todos los dias se arregla el cabello ¿por que no el corazon?
proverbio chino
Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco
Sigmun freud
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- pablov63
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Re: Cuál es el lugar del amor?
Las religiones, además de tratar de monopolizar el tema de 'la moral' y 'la espiritualidad' tratan de hacerlo con 'el amor'. Son formas de manipulación, por supuesto. Si hay algo de lo que carecen las religiones es de moral y de espiritualidad. Y de amor, por supuesto. Pruebas al canto: Las monjas claman que están 'enamoradas' de Jesús y que son sus esposas, al punto de querer dar su vida por "el". Es decir, confunden locura con amor. ¿Y con esos antecedentes pretenden decirme a mí lo que es amor? Lo que tu ves como "amor" en los foros cristianos no es amor, es estupidez. Por eso es que no la encuentras por acá.Jesus80 escribió:Buenas, he estado leyendo unos cuantos artículos del foro, y de manera paralela otros foros, entrevistas, artículos religiosos, sobretodo católicos.
Y la primera y gran diferencia es que en esos otros foros se habla mucho del amor, ya no sólo del de Dios, sino del amor entre las personas, la bondad, etc.
Y en este foro no se habla apenas de amor, de caridad...Se habla de razón muchísimo más.
Saludos desde Perú,
Pablov63
"Todos los creyentes se parecen, pero los ateos lo son cada cual a su manera", Tolstoi en mi imaginación
Pablov63
"Todos los creyentes se parecen, pero los ateos lo son cada cual a su manera", Tolstoi en mi imaginación
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Re: Cuál es el lugar del amor?
...El amor de un dios, que si no es correspondido te condena al fuego eterno.
Quiero una orden de alejamiento
Quiero una orden de alejamiento
Re: Cuál es el lugar del amor?
En el hilo que abrí hace ya semanas, titulado “El Amor como hipóstasis”, intenté hablar del Amor en mayúsculas con la intención de colocarlo al nivel que le corresponde: como un simple producto de la evolución.
El Amor, en mayúscula, es un intento de convertir un simple instinto en algo trascendente, más allá de lo que es en la realidad. Dicho sentimiento, por muy intenso que sea, no dejar de ser un factor más añadido al sexo y al instinto paternal-maternal destinado a la procreación. Que los factores culturales propios de los humanos hayan puesto sobre un pedestal dicho instinto, no es más que un subjetivismo fomentado por las religiones que lo han sacado del mundo biológico para convertirlo en un sentimiento divino y cósmico.
No existe el “Amor universal” ni mucho menos el “Amor de Dios, o a Dios” como algo separado del simple amor o aprecio que se pueda tener hacia nuestra/o amado/a o hacia cualquier ser querido.
Ocurre lo mismo que con las banderas o los himnos de las diferentes naciones: simples trapos de colores, o simples notas musicales se hipostasían pasando a ser productos trascendentes que pretenden simbolizar virtudes o valores que sólo están presentes en la imaginación de los patriotas.
El amor, en minúscula, no es más que lo que nos “obliga” a desear exageradamente a una persona normal convirtiéndola en una persona superior, especial, muy por encima del resto, cuando la realidad es que –y como ya decía- no deja de ser una más del montón. Visto así, el amor es un engaño de la naturaleza que nos transforma, nos emborracha y nos convierte en simples esclavos de una irrealidad.
Seamos realistas. Bajemos el Amor del pedestal y démosle el valor que le corresponde, sin elucubraciones metafísicas, ni romanticismos exacerbados. Aprovechémonos de él cuando aparezca, pero siendo concientes de que es tan efímero como intenso, tan volátil como placentero. Tocar con los pies al suelo es un requisito imprescindible para eludir el peligroso engaño que puede llegar a ser dicho sentimiento.
Para nosotros, los ateos, hablar del amor es hablar desde la psicología, la sociología o la biología, nada más que eso, y no por ello el amor en minúscula deja de tener la importancia que se merece. Pero eso sí, la justa y necesaria.
Los creyentes pretenden tener el monopolio del Amor, y es cierto, pero mientras lo pongan en mayúscula no dejará de ser una ilusión, una quimera, en definitiva: algo hipostasiado.
El Amor, en mayúscula, es un intento de convertir un simple instinto en algo trascendente, más allá de lo que es en la realidad. Dicho sentimiento, por muy intenso que sea, no dejar de ser un factor más añadido al sexo y al instinto paternal-maternal destinado a la procreación. Que los factores culturales propios de los humanos hayan puesto sobre un pedestal dicho instinto, no es más que un subjetivismo fomentado por las religiones que lo han sacado del mundo biológico para convertirlo en un sentimiento divino y cósmico.
No existe el “Amor universal” ni mucho menos el “Amor de Dios, o a Dios” como algo separado del simple amor o aprecio que se pueda tener hacia nuestra/o amado/a o hacia cualquier ser querido.
Ocurre lo mismo que con las banderas o los himnos de las diferentes naciones: simples trapos de colores, o simples notas musicales se hipostasían pasando a ser productos trascendentes que pretenden simbolizar virtudes o valores que sólo están presentes en la imaginación de los patriotas.
El amor, en minúscula, no es más que lo que nos “obliga” a desear exageradamente a una persona normal convirtiéndola en una persona superior, especial, muy por encima del resto, cuando la realidad es que –y como ya decía- no deja de ser una más del montón. Visto así, el amor es un engaño de la naturaleza que nos transforma, nos emborracha y nos convierte en simples esclavos de una irrealidad.
Seamos realistas. Bajemos el Amor del pedestal y démosle el valor que le corresponde, sin elucubraciones metafísicas, ni romanticismos exacerbados. Aprovechémonos de él cuando aparezca, pero siendo concientes de que es tan efímero como intenso, tan volátil como placentero. Tocar con los pies al suelo es un requisito imprescindible para eludir el peligroso engaño que puede llegar a ser dicho sentimiento.
Para nosotros, los ateos, hablar del amor es hablar desde la psicología, la sociología o la biología, nada más que eso, y no por ello el amor en minúscula deja de tener la importancia que se merece. Pero eso sí, la justa y necesaria.
Los creyentes pretenden tener el monopolio del Amor, y es cierto, pero mientras lo pongan en mayúscula no dejará de ser una ilusión, una quimera, en definitiva: algo hipostasiado.
La dignidad humana está por encima de cualquier dios
- beltzean
- Participante veterano
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- Ubicación: Navarra-Nafarroa
Re: Cuál es el lugar del amor?
xasto escribió:En el hilo que abrí hace ya semanas, titulado “El Amor como hipóstasis”, intenté hablar del Amor en mayúsculas con la intención de colocarlo al nivel que le corresponde: como un simple producto de la evolución.
El Amor, en mayúscula, es un intento de convertir un simple instinto en algo trascendente, más allá de lo que es en la realidad. Dicho sentimiento, por muy intenso que sea, no dejar de ser un factor más añadido al sexo y al instinto paternal-maternal destinado a la procreación. Que los factores culturales propios de los humanos hayan puesto sobre un pedestal dicho instinto, no es más que un subjetivismo fomentado por las religiones que lo han sacado del mundo biológico para convertirlo en un sentimiento divino y cósmico.
No existe el “Amor universal” ni mucho menos el “Amor de Dios, o a Dios” como algo separado del simple amor o aprecio que se pueda tener hacia nuestra/o amado/a o hacia cualquier ser querido.
Ocurre lo mismo que con las banderas o los himnos de las diferentes naciones: simples trapos de colores, o simples notas musicales se hipostasían pasando a ser productos trascendentes que pretenden simbolizar virtudes o valores que sólo están presentes en la imaginación de los patriotas.
El amor, en minúscula, no es más que lo que nos “obliga” a desear exageradamente a una persona normal convirtiéndola en una persona superior, especial, muy por encima del resto, cuando la realidad es que –y como ya decía- no deja de ser una más del montón. Visto así, el amor es un engaño de la naturaleza que nos transforma, nos emborracha y nos convierte en simples esclavos de una irrealidad.
Seamos realistas. Bajemos el Amor del pedestal y démosle el valor que le corresponde, sin elucubraciones metafísicas, ni romanticismos exacerbados. Aprovechémonos de él cuando aparezca, pero siendo concientes de que es tan efímero como intenso, tan volátil como placentero. Tocar con los pies al suelo es un requisito imprescindible para eludir el peligroso engaño que puede llegar a ser dicho sentimiento.
Para nosotros, los ateos, hablar del amor es hablar desde la psicología, la sociología o la biología, nada más que eso, y no por ello el amor en minúscula deja de tener la importancia que se merece. Pero eso sí, la justa y necesaria.
Los creyentes pretenden tener el monopolio del Amor, y es cierto, pero mientras lo pongan en mayúscula no dejará de ser una ilusión, una quimera, en definitiva: algo hipostasiado.
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