No quiero ser aguafiestas, pero aquí en España hay que enfocar y dirigir muy bien el tiro.
Treinta millones son católicos en sentido lato. Más de diez creen en dios ("yo creo que tiene que haber... algo"). Cuatro millones van regularmente a misa. Trescientos mil destinan el 0,7% de su impuesto sobre la renta (de MI impuesto, para el caso, porque no por ello pagan más) a la ICAR. Con esto y las asignaciones directas de los presupuestos del Estado, 5.000.000.000 € son un fondo de propaganda contra el que no podemos ni hacernos oír. Además ellos tienen TVs, radios y diarios que pueden hacer mucho daño, no importa que ya tengan varias condenas por difamación.
Deberíamos centrarnos en reivindicaciones irreprochables desde todo punto de vista. Mirad que no nos enfrentamos a supersticiones medievales, es peor, la ICAR es el vestigio de los estados totalitarios teocráticos medio-orientales de hace 4 milenios. Qué quieren? El poder. Cuánto quieren? De momento, todo; después, mucho más.
El estado aconfesional es algo que ya está en nuestra Constitución, sólo tenemos que exigir que se cumpla. Que se denuncie el concordato, ya caducado. Que se cumpla el compromiso de la ICAR de autofinanciarse a partir de 1986... ¡Anda, pero si ya ha pasado! Y sobre todo, que se saque la religión de los colegios. No más profesores de religión pagados con fondos públicos. Libertad de enseñanza de la religión, en el lugar que le corresponde, en la parroquia. Si esto no se mueve, nos van a meter clases alternativas de protestantes e islamistas de todos los sabores, y para entonces será muy difícil deshacer el lío. Una petición razonable es abrir un período transitorio con las clases de religión subvencionadas, pero fuera del colegio. Esto hay que basarlo en el derecho negativo a la libertad religiosa de los niños y de sus padres (derecho a no declarar su opción religiosa), superior al derecho a enseñar-imponer religión a niños, que no es un derecho fundamental reconocido (y que en opinión de algunos, no hay derecho).
Yo quiero que el clero pueda intervenir en la política de una única forma: inscribiéndose como partido político y presentándose a las elecciones. Que se acabe su estar repicando y en la procesión, su teta y sopa, su a dios rogando y por el &"/0 dando. Su gratis total, subvenciones sin inspección ni rendición de cuentas, exenciones fiscales y otras lluvias de dinero ganado con sudor de los trabajadores para gastarlo en su perjuicio.
El enemigo aquí es ICAR, S.A. Me preocupa muy poco la religión popular; hay gente que no cree en dios pero sí en la Macarena ¿A mí qué daño podría hacerme eso? ¿Voy a ser un nuevo don Quijote contra molinos de viento? No se trata de combatir toda idea tonta que circula por ahí, hay que seleccionar y priorizar, primero las más dañinas, en una labor de mil años. Pero lo urgente es conseguir la democracia; porque así como una gota de café en un gran vaso de leche la convierte en un café con leche, una pizca de teocracia en un estado lo convierte en no-laico, en teocrático. Es un derecho que ya tenemos ganado, sólo hay que hacerlo valer. Quien quiera curas, que se los pague. Que se metan en su iglesia que yo no voy a entrar a molestarlos. Ah, no se cansen explicándome la diferencia entre "laico" y "aconfesional", que seguramente no la voy a entender.
laico, ca.
(Del lat. laĭcus).
2. adj. Independiente de cualquier organización o confesión religiosa. Estado laico. Enseñanza laica.
aconfesional.
1. adj. Que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa. Estado, partido aconfesional