La Ustasha católica
Publicado: Jue Ago 14, 2008 9:38 pm
http://www.luzmasluz.org/PROGR._RADIALE ... olica.html
La Iglesia Católica, que es la más representativa de la religión cristiana a escala mundial, no ha podido, a pesar de su tremendo poder e incalculables recursos económicos y coercitivos, intimidatorios, criminales y propagandísticos, pasar de contrabando de forma impune el empeño de disfrazarse de institución favorecedora o defensora de la democracia y la libertad y hasta de la persona humana. En realidad lo que demuestra la historia universal es que ninguna institución religiosa ha sido jamás tan recalcitrantemente reaccionaria, intolerante y enemiga de la persona humana, de su libertad y derechos, lo mismo que absolutista y monárquica, opuesta a todos los logros científicos y culturales alcanzados por la sociedad humana, y por tanto por los hombres.
Eso que ocurre hoy no es más que la repetición de hechos pasados, muchos ocultados, como sería el caso siguiente.
El 10 de abril de 1941, ya iniciada la II Guerra Mundial, y tras la invasión relámpago de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas alemanas) y la derrota de las tropas yugoslavas, Croacia proclamó su independencia. Ante Pavelic, quien encabezaba un movimiento llamado Ustacha, creado en 1929 por éste, y que se dedicaba a hacer atentados terroristas y que terminó asesinando al rey Alejandro I, quien gobernaba la federación de nacionalidades eslavas conocida bajo el nombre de Yugoslavia, luego después como la antigua Yugoslavia, en Marsella, junto al ministro de Asuntos Exteriores francés, Louis Barthou, el 9 de octubre de 1934.
Ante Pavelic fue condenado a muerte, pero huyó al exilio para evadir la pena, regresando a Croacia gracias a la invasión alemana Nazi, para hacerse cargo, nada más y nada menos, que del gobierno. El nuevo Estado (formado por gran parte de las actuales Croacia y Bosnia-Herzegovina) firmó el pacto tripartito alineándose con las potencias del eje fascista.
Con apoyo financiero y militar de los Nazis alemanes, Pavelic instauró una sangrienta dictadura que se proclamó racista y católica, masacrando poblaciones serbias, judías y musulmanas, o deportándolas a campos de exterminio. Cuando Josip Broz (Tito) liberó definitivamente de los invasores alemanes a Yugoslavia en 1945, unificándola de nuevo, el movimiento de los ustachi fue proscrito, pero Ante Pavelic, este genocida, consiguió huir a Sudamérica, gracias a que había allanado el camino de su retirada e impunidad al pasar a poder del Vaticano millonarios botines confiscados a judíos y de Nazis y sus esbirros que el Vaticano “lavó”, como se hace hoy día con el dinero proveniente del narcotráfico proscrito o de los desfalcos financieros. Y efectivamente, posteriormente se confirmó que Pavelic pasó a Suramérica por vía de la Iglesia Católica.
Lo de dictadura católica ha sido paulatinamente borrado en estos últimos cincuenta años de los libros de consulta como las enciclopedias y los diccionarios y de los libros de texto, quedando tan sólo lo de dictadura racista para calificar aquel régimen criminal; igual a como acontece en nuestro país, por ejemplo, que el título dado a Trujillo por la Iglesia Católica local de “Benefactor de la Iglesia” por orden del Vaticano para que Trujillo se creyera que se le iba a reconocer mundialmente y firmara el Concordato, así como el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael, y que una vez muerto Trujillo fue cambiado, colocando en su lugar el de Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, para que se fuera borrando de la memoria y de los textos la infamia de la Iglesia Católica de llamar “Benefactor” de la Iglesia al tirano Trujillo. Aunque hay que reconocer que ese título de “Benefactor de la Iglesia”, al parecer, la Iglesia cristiana católica lo tiene reservado para los sanguinarios genocidas que compiten entre ellos por su criminalidad, ya que este título les es reconocido a Constantino I, a Justiniano y a Carlomagno.
Pero la Iglesia Católica vaticanista, que había considerado a Croacia como el último baluarte en los Balcanes contra la Iglesia Ortodoxa, no sólo recibió con beneplácito el fin de la tolerancia religiosa que había impuesto Alejandro I en la vieja Yugoslavia, sino que el clero católico apoyó al régimen Ustasha con entusiasmo fanático, como lo hizo con el nazismo alemán de Hitler y los camisas negra italianos de Mussolini. La Jerarquía Católica no sólo apoyó públicamente al régimen Ustasha, sino que celebró una variedad de ceremonias político-religiosas, formó parte del parlamento Ustasha y continuamente vivía santificando y adulando al Estado Ustasha, al tiempo que enviaban a sus sacerdotes de menor rango a participar directa y activamente en las conversiones forzadas, torturas y asesinatos en masa.
El historiador italiano Carlo Falconi relata que a diferencia de los exterminios en otros países durante la Segunda Guerra Mundial, “era casi imposible de imaginar una expedición punitiva Ustasha sin la presencia de un Sacerdote a la cabeza, siendo generalmente un Franciscano."
Y mientras las figuras religiosas católicas llamadas curas, personalmente, cometían las atrocidades más criminales en contra de todo aquél que fuera no católico o judío, serbio o musulmán a todo lo largo del territorio que comprendía la nueva Croacia de Pavelic, también desempeñaron un papel protagónico en las masacres perpetradas en los campos de concentración. El más grande y notorio campo de concentración del país, Jasenovac, fue administrado por un fraile Franciscano de nombre Miroslav Filipovic, quien no solamente regenteaba el establecimiento sino que también tomaba parte activa de las torturas y asesinatos en masa. Después de finalizar la segunda guerra mundial y ser apresado, en su juicio Miroslav Filipovic confesó haber supervisado personalmente el asesinato de miles de serbios judíos.
El entusiasmo de la prensa católica, que se encontraba bajo la directa supervisión de la jerarquía eclesiástica, mostraba su apoyo incondicional al gobierno fascista y a la campaña de limpieza étnica y religiosa.
Esta les dio la bienvenida a las tropas alemanas nazis cuando entraron en Zagreb, capital de Croacia, en 1941:
"La Iglesia Católica, que ha liderado a la Nación croata espiritualmente por mas de 1,300 años de dificultades, acompaña con regocijo y felicidad al pueblo Croata en este momento de su reconstrucción e independencia política."
"....Con sincero júbilo y placer le damos la bienvenida a la fundación de la NDH. Nuestra gratitud es particularmente para aquellos sacrificados y desprendidos luchadores quienes bajo el liderazgo del líder Ustasha poglovnik Dr. Ante Pavelic, preparó el camino para la proclamación de la NDH".
El 25 de mayo de 1941, en un artículo de una publicación de la Acción Católica titulado: "Porqué los Judíos Están Siendo Perseguidos", el sacerdote Franjo Kralik justifica la persecución sobre bases religiosas:
"Los descendientes de aquéllos que odiaron a Jesús, que lo condenaron a la muerte, que lo crucificaron e inmediatamente persiguieron a sus discípulos, son culpables de excesos más grandes que los de sus antepasados... Satanás los ayudó a inventar el Socialismo y el Comunismo... El movimiento para liberar al mundo de los judíos es un movimiento para el renacimiento de la dignidad humana. El Todopoderoso y Sabio Dios está detrás de este movimiento". Estos datos y otros muchos, ustedes los pueden encontrar en portal de Internet, Herencia Cristiana, Historias de los Grandes Genocidios.
La Iglesia Católica, que es la más representativa de la religión cristiana a escala mundial, no ha podido, a pesar de su tremendo poder e incalculables recursos económicos y coercitivos, intimidatorios, criminales y propagandísticos, pasar de contrabando de forma impune el empeño de disfrazarse de institución favorecedora o defensora de la democracia y la libertad y hasta de la persona humana. En realidad lo que demuestra la historia universal es que ninguna institución religiosa ha sido jamás tan recalcitrantemente reaccionaria, intolerante y enemiga de la persona humana, de su libertad y derechos, lo mismo que absolutista y monárquica, opuesta a todos los logros científicos y culturales alcanzados por la sociedad humana, y por tanto por los hombres.
Eso que ocurre hoy no es más que la repetición de hechos pasados, muchos ocultados, como sería el caso siguiente.
El 10 de abril de 1941, ya iniciada la II Guerra Mundial, y tras la invasión relámpago de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas alemanas) y la derrota de las tropas yugoslavas, Croacia proclamó su independencia. Ante Pavelic, quien encabezaba un movimiento llamado Ustacha, creado en 1929 por éste, y que se dedicaba a hacer atentados terroristas y que terminó asesinando al rey Alejandro I, quien gobernaba la federación de nacionalidades eslavas conocida bajo el nombre de Yugoslavia, luego después como la antigua Yugoslavia, en Marsella, junto al ministro de Asuntos Exteriores francés, Louis Barthou, el 9 de octubre de 1934.
Ante Pavelic fue condenado a muerte, pero huyó al exilio para evadir la pena, regresando a Croacia gracias a la invasión alemana Nazi, para hacerse cargo, nada más y nada menos, que del gobierno. El nuevo Estado (formado por gran parte de las actuales Croacia y Bosnia-Herzegovina) firmó el pacto tripartito alineándose con las potencias del eje fascista.
Con apoyo financiero y militar de los Nazis alemanes, Pavelic instauró una sangrienta dictadura que se proclamó racista y católica, masacrando poblaciones serbias, judías y musulmanas, o deportándolas a campos de exterminio. Cuando Josip Broz (Tito) liberó definitivamente de los invasores alemanes a Yugoslavia en 1945, unificándola de nuevo, el movimiento de los ustachi fue proscrito, pero Ante Pavelic, este genocida, consiguió huir a Sudamérica, gracias a que había allanado el camino de su retirada e impunidad al pasar a poder del Vaticano millonarios botines confiscados a judíos y de Nazis y sus esbirros que el Vaticano “lavó”, como se hace hoy día con el dinero proveniente del narcotráfico proscrito o de los desfalcos financieros. Y efectivamente, posteriormente se confirmó que Pavelic pasó a Suramérica por vía de la Iglesia Católica.
Lo de dictadura católica ha sido paulatinamente borrado en estos últimos cincuenta años de los libros de consulta como las enciclopedias y los diccionarios y de los libros de texto, quedando tan sólo lo de dictadura racista para calificar aquel régimen criminal; igual a como acontece en nuestro país, por ejemplo, que el título dado a Trujillo por la Iglesia Católica local de “Benefactor de la Iglesia” por orden del Vaticano para que Trujillo se creyera que se le iba a reconocer mundialmente y firmara el Concordato, así como el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael, y que una vez muerto Trujillo fue cambiado, colocando en su lugar el de Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, para que se fuera borrando de la memoria y de los textos la infamia de la Iglesia Católica de llamar “Benefactor” de la Iglesia al tirano Trujillo. Aunque hay que reconocer que ese título de “Benefactor de la Iglesia”, al parecer, la Iglesia cristiana católica lo tiene reservado para los sanguinarios genocidas que compiten entre ellos por su criminalidad, ya que este título les es reconocido a Constantino I, a Justiniano y a Carlomagno.
Pero la Iglesia Católica vaticanista, que había considerado a Croacia como el último baluarte en los Balcanes contra la Iglesia Ortodoxa, no sólo recibió con beneplácito el fin de la tolerancia religiosa que había impuesto Alejandro I en la vieja Yugoslavia, sino que el clero católico apoyó al régimen Ustasha con entusiasmo fanático, como lo hizo con el nazismo alemán de Hitler y los camisas negra italianos de Mussolini. La Jerarquía Católica no sólo apoyó públicamente al régimen Ustasha, sino que celebró una variedad de ceremonias político-religiosas, formó parte del parlamento Ustasha y continuamente vivía santificando y adulando al Estado Ustasha, al tiempo que enviaban a sus sacerdotes de menor rango a participar directa y activamente en las conversiones forzadas, torturas y asesinatos en masa.
El historiador italiano Carlo Falconi relata que a diferencia de los exterminios en otros países durante la Segunda Guerra Mundial, “era casi imposible de imaginar una expedición punitiva Ustasha sin la presencia de un Sacerdote a la cabeza, siendo generalmente un Franciscano."
Y mientras las figuras religiosas católicas llamadas curas, personalmente, cometían las atrocidades más criminales en contra de todo aquél que fuera no católico o judío, serbio o musulmán a todo lo largo del territorio que comprendía la nueva Croacia de Pavelic, también desempeñaron un papel protagónico en las masacres perpetradas en los campos de concentración. El más grande y notorio campo de concentración del país, Jasenovac, fue administrado por un fraile Franciscano de nombre Miroslav Filipovic, quien no solamente regenteaba el establecimiento sino que también tomaba parte activa de las torturas y asesinatos en masa. Después de finalizar la segunda guerra mundial y ser apresado, en su juicio Miroslav Filipovic confesó haber supervisado personalmente el asesinato de miles de serbios judíos.
El entusiasmo de la prensa católica, que se encontraba bajo la directa supervisión de la jerarquía eclesiástica, mostraba su apoyo incondicional al gobierno fascista y a la campaña de limpieza étnica y religiosa.
Esta les dio la bienvenida a las tropas alemanas nazis cuando entraron en Zagreb, capital de Croacia, en 1941:
"La Iglesia Católica, que ha liderado a la Nación croata espiritualmente por mas de 1,300 años de dificultades, acompaña con regocijo y felicidad al pueblo Croata en este momento de su reconstrucción e independencia política."
"....Con sincero júbilo y placer le damos la bienvenida a la fundación de la NDH. Nuestra gratitud es particularmente para aquellos sacrificados y desprendidos luchadores quienes bajo el liderazgo del líder Ustasha poglovnik Dr. Ante Pavelic, preparó el camino para la proclamación de la NDH".
El 25 de mayo de 1941, en un artículo de una publicación de la Acción Católica titulado: "Porqué los Judíos Están Siendo Perseguidos", el sacerdote Franjo Kralik justifica la persecución sobre bases religiosas:
"Los descendientes de aquéllos que odiaron a Jesús, que lo condenaron a la muerte, que lo crucificaron e inmediatamente persiguieron a sus discípulos, son culpables de excesos más grandes que los de sus antepasados... Satanás los ayudó a inventar el Socialismo y el Comunismo... El movimiento para liberar al mundo de los judíos es un movimiento para el renacimiento de la dignidad humana. El Todopoderoso y Sabio Dios está detrás de este movimiento". Estos datos y otros muchos, ustedes los pueden encontrar en portal de Internet, Herencia Cristiana, Historias de los Grandes Genocidios.