La necesidad del creyente de un libro de instrucciones
Publicado: Jue Ago 26, 2010 8:12 am
He dedicado mucho tiempo a comerme la cabeza, intentando evaluar el por qué la gente sigue a las organizaciones religiosas cuando objetivamente les hace más mal que bien.
Os voy a contar una pequeña historia. Con la temprana edad de 23 años, cuando todavía no me había decidido por el ateísmo pero hacía tiempo rechazaba las corrientes religiosas oficiales y tendía al agnosticismo, tenía un amigo con el que de vez en cuando criticaba a la ICAR. Un buen día al salir del trabajo, me comentó que si me apetecía que le acompañara a una reunión con unos amigos. Sabía que se movía en circulos evangelistas y me olía de que iba el tema, pero el chaval es un tío majísimo y agradable, así que pensé "no puede ser tan malo, por ver lo que me cuentan no pierdo nada", así que lo acompañé a la enigmática reunión.
Todos los participantes eramos chavales jóvenes, incluido el moderador. La reunión estaba ideada como una terapia de grupo. Nos sentamos en circulo, cada uno era libre de decir lo que pensaba, y todos hablaban por turnos cuando se les pasaba un báculo. Habían unos 7 u 8 adeptos y 3 o 4 proyectos de adeptos en el grupo como supe más adelante, aunque en un principio no se sabía abiertamente. El principio era contar la experiencia personal de cada uno en cuanto a la religión para generar confianza entre nosotros. El flujo de la reunión empezó con nuestros desacuerdos con la ICAR, y los adeptos sacaban la conclusión de que la estructuración, servilismo hacia la ICAR y sistematización de los ritos eran absurdos y que los católicos no disfrutaban la fe, mas bien la sufrían . Hasta ahi mas o menos bien. Luego continuaron con los extras que la ICAR añade a la biblia (catecismo, etc) y exponían que no eran necesarios, que todo lo necesario estaba en la biblia . Ahi ya empezaba a mosquearme. Luego siguieron con que la biblia tiene la verdad absoluta, que todo lo que decía la biblia era verdad . Ahi ya estaba bastante incómodo. Luego los adeptos empezaron a contar experiencias personales acerca de la fe y como les había cambiado la vida, incluyendo milagrosas curaciones de cáncer . Ya no sabía si reir o llorar.
Terminó por una ronda de báculo entre los proyectos de adeptos en la que el moderador de la reunión nos preguntaba si queríamos abrazar y experimentar esa fe reveladora y placentera. Por suerte era el último y miraba a los demás proyectos diciendome "¿No irán a decir que sí? ", y la respuesta por desgracia para ellos era siempre que sí. Aunque la verdad que te pregunten eso y que la inmensa mayoría del grupo te esté mirando después de haberte expresado su total y ferviente convencimiento era una gran presión psicológica. Ya sabéis, psicología de masas. Menos mal que desde un principio sabía que todo era una estudiada manipulación.
Cuando llegó el báculo a mi mano, pensé seriamente en tirarlo al suelo y salir corriendo, pero hice acopio de valor y les dije muy amablemente que gracias por el ofrecimiento, pero no. Les expliqué que en muchos aspectos era afín a la moral cristiana, pero no creía en una verdad absoluta, que creía que todas las religiones podrían ser verdad por igual, que no tenía pruebas de que lo que aparecía en ese libro no fuera una invención y que, si de todas maneras no fuera una invención, cabía la posibilidad de que hubiera sido manipulado a conveniencia de algunos tras el paso de los siglos porque sólo era un libro en manos de los hombres (por entonces mi posición era bastante agnóstica). De repente la regla del báculo se rompió y los adeptos empezaron a indignarse con perlas del tipo "si hubieras visto lo que he visto yo no hablarías así" "estás ciego", y un largo etc. de expresiones chorras de religioso indignado, intentando demostrarme su ferviente convencimiento como argumento de que lo que decían era verdad. Me mantuve anclado en mi posición aguantando el temporal hasta que se cansaron y me dieron por perdido, pero eso si, tengo que decir que se despidieron de mi de una forma amistosa, amable y correcta. Parecía que no estaban acostumbrados a que alguien se les resistiera, y por muy sorprendente que parezca se notaba que estaban totalmente convencidos de lo que decían.
Por lo menos aprendí cosas nuevas de la peculiar experiencia. Me permitió comprender un poco mejor la mente de los adeptos de esta rama cristiana. Más adelante tuve un par de acercamientos más e intentonas no tan descaradas por parte de ellos para evangelizarme, y los calé un poco más todavía:
-Están obsesionados con la biblia y que todo lo que dice es verdad punto por punto, sin simbolismos.
-Creen a pies juntillas en el mito del cielo y en el infierno.
-Creen que el demonio es un ente real y activo que pulula por este mundo, y su único objetivo es convertirnos en malas personas, destruirnos y sembrar el caos.
-Creen en la curación milagrosa mediante la fe extrema.
-De todo lo anterior tienen testimonios reales. Por supuesto no demostrables.
Todo esto me hizo reflexionar en la razón por la cual los creyentes se sienten atraídos por los manuales para enfrentarse a la vida que les ofrecen la distintas religiones a las que se adhieren (catecismos, biblias, reglas morales, etc.) . Creo que los creyentes se sienten abrumados por la tremenda libertad que supone el pensar que en realidad no hayan reglas universales para enfrentarse a la vida, y no tienen la suficiente fuerza de voluntad para forjarse las suyas propias, cogiendo el camino fácil y asumiendo las que alguna de las religiones les ofrece y, que casualidad, una de esas reglas siempre es que todas esas reglas son una absoluta verdad. Así palían la ansiedad que les causa la incertidumbre de no saber que escoger, y eso les genera una dependencia psicológica a esa fe, porque alejarse de ella les da angustia, y ésto les hace reafirmarse más en sus creencias, viéndose atrapados en un círculo vicioso, y defendiendo su fe cual yonki con su dosis.
El tema del ansia por convencer a los demás creo que responde a la necesidad de sentir que llevan razón, y subconscientemente que más personas piensen lo mismo que tú te da una sensación de falsa verdad en tus afirmaciones, y aunque sea una falacia, de alguna manera parece que estamos programados para sentirlo así . Está claro que no somos perfectos
¿Estáis de acuerdo con mis conclusiones? Por favor, rebatid lo que queráis, y apuntad lo que sea que veáis que se me haya escapado.
Saludos!!
Os voy a contar una pequeña historia. Con la temprana edad de 23 años, cuando todavía no me había decidido por el ateísmo pero hacía tiempo rechazaba las corrientes religiosas oficiales y tendía al agnosticismo, tenía un amigo con el que de vez en cuando criticaba a la ICAR. Un buen día al salir del trabajo, me comentó que si me apetecía que le acompañara a una reunión con unos amigos. Sabía que se movía en circulos evangelistas y me olía de que iba el tema, pero el chaval es un tío majísimo y agradable, así que pensé "no puede ser tan malo, por ver lo que me cuentan no pierdo nada", así que lo acompañé a la enigmática reunión.
Todos los participantes eramos chavales jóvenes, incluido el moderador. La reunión estaba ideada como una terapia de grupo. Nos sentamos en circulo, cada uno era libre de decir lo que pensaba, y todos hablaban por turnos cuando se les pasaba un báculo. Habían unos 7 u 8 adeptos y 3 o 4 proyectos de adeptos en el grupo como supe más adelante, aunque en un principio no se sabía abiertamente. El principio era contar la experiencia personal de cada uno en cuanto a la religión para generar confianza entre nosotros. El flujo de la reunión empezó con nuestros desacuerdos con la ICAR, y los adeptos sacaban la conclusión de que la estructuración, servilismo hacia la ICAR y sistematización de los ritos eran absurdos y que los católicos no disfrutaban la fe, mas bien la sufrían . Hasta ahi mas o menos bien. Luego continuaron con los extras que la ICAR añade a la biblia (catecismo, etc) y exponían que no eran necesarios, que todo lo necesario estaba en la biblia . Ahi ya empezaba a mosquearme. Luego siguieron con que la biblia tiene la verdad absoluta, que todo lo que decía la biblia era verdad . Ahi ya estaba bastante incómodo. Luego los adeptos empezaron a contar experiencias personales acerca de la fe y como les había cambiado la vida, incluyendo milagrosas curaciones de cáncer . Ya no sabía si reir o llorar.
Terminó por una ronda de báculo entre los proyectos de adeptos en la que el moderador de la reunión nos preguntaba si queríamos abrazar y experimentar esa fe reveladora y placentera. Por suerte era el último y miraba a los demás proyectos diciendome "¿No irán a decir que sí? ", y la respuesta por desgracia para ellos era siempre que sí. Aunque la verdad que te pregunten eso y que la inmensa mayoría del grupo te esté mirando después de haberte expresado su total y ferviente convencimiento era una gran presión psicológica. Ya sabéis, psicología de masas. Menos mal que desde un principio sabía que todo era una estudiada manipulación.
Cuando llegó el báculo a mi mano, pensé seriamente en tirarlo al suelo y salir corriendo, pero hice acopio de valor y les dije muy amablemente que gracias por el ofrecimiento, pero no. Les expliqué que en muchos aspectos era afín a la moral cristiana, pero no creía en una verdad absoluta, que creía que todas las religiones podrían ser verdad por igual, que no tenía pruebas de que lo que aparecía en ese libro no fuera una invención y que, si de todas maneras no fuera una invención, cabía la posibilidad de que hubiera sido manipulado a conveniencia de algunos tras el paso de los siglos porque sólo era un libro en manos de los hombres (por entonces mi posición era bastante agnóstica). De repente la regla del báculo se rompió y los adeptos empezaron a indignarse con perlas del tipo "si hubieras visto lo que he visto yo no hablarías así" "estás ciego", y un largo etc. de expresiones chorras de religioso indignado, intentando demostrarme su ferviente convencimiento como argumento de que lo que decían era verdad. Me mantuve anclado en mi posición aguantando el temporal hasta que se cansaron y me dieron por perdido, pero eso si, tengo que decir que se despidieron de mi de una forma amistosa, amable y correcta. Parecía que no estaban acostumbrados a que alguien se les resistiera, y por muy sorprendente que parezca se notaba que estaban totalmente convencidos de lo que decían.
Por lo menos aprendí cosas nuevas de la peculiar experiencia. Me permitió comprender un poco mejor la mente de los adeptos de esta rama cristiana. Más adelante tuve un par de acercamientos más e intentonas no tan descaradas por parte de ellos para evangelizarme, y los calé un poco más todavía:
-Están obsesionados con la biblia y que todo lo que dice es verdad punto por punto, sin simbolismos.
-Creen a pies juntillas en el mito del cielo y en el infierno.
-Creen que el demonio es un ente real y activo que pulula por este mundo, y su único objetivo es convertirnos en malas personas, destruirnos y sembrar el caos.
-Creen en la curación milagrosa mediante la fe extrema.
-De todo lo anterior tienen testimonios reales. Por supuesto no demostrables.
Todo esto me hizo reflexionar en la razón por la cual los creyentes se sienten atraídos por los manuales para enfrentarse a la vida que les ofrecen la distintas religiones a las que se adhieren (catecismos, biblias, reglas morales, etc.) . Creo que los creyentes se sienten abrumados por la tremenda libertad que supone el pensar que en realidad no hayan reglas universales para enfrentarse a la vida, y no tienen la suficiente fuerza de voluntad para forjarse las suyas propias, cogiendo el camino fácil y asumiendo las que alguna de las religiones les ofrece y, que casualidad, una de esas reglas siempre es que todas esas reglas son una absoluta verdad. Así palían la ansiedad que les causa la incertidumbre de no saber que escoger, y eso les genera una dependencia psicológica a esa fe, porque alejarse de ella les da angustia, y ésto les hace reafirmarse más en sus creencias, viéndose atrapados en un círculo vicioso, y defendiendo su fe cual yonki con su dosis.
El tema del ansia por convencer a los demás creo que responde a la necesidad de sentir que llevan razón, y subconscientemente que más personas piensen lo mismo que tú te da una sensación de falsa verdad en tus afirmaciones, y aunque sea una falacia, de alguna manera parece que estamos programados para sentirlo así . Está claro que no somos perfectos
¿Estáis de acuerdo con mis conclusiones? Por favor, rebatid lo que queráis, y apuntad lo que sea que veáis que se me haya escapado.
Saludos!!