Los misioneros y el Domund. Ejemplo.
Publicado: Jue Oct 28, 2010 8:14 pm
Fuente: 23.10.10 - 03:21 - MIKEL SORO msoro@diariovasco.com | SAN SEBASTIÁN.«No buscamos cristianos sino formar buenas personas»
Miguel Mª Larburu Misionero. Las cuestaciones del día del Domund, que se celebra mañana, suponen un ingreso básico para los misioneros
«Trabajábamos de forma intuitiva, pero aprendíamos su lengua, sus costumbres y nos integrábamos completamente»
«Los misioneros de la Iglesia no sumamos a las facturas el costo de nuestro trabajo, de ahí la importancia del Domund para nuestra labor».
Una dilatada labor como misionero durante más de cuatro décadas en las zonas más desérticas de Argelia le da al zumaiarra Miguel María Larburu un poso de reflexión impecable. Una dolencia le impide regresar a su trabajo como «formador de personas» a gente del Sahara argelino desubicada social y laboralmente. Mañana, día del Domund, es un buen motivo para hablar de su dura y a veces peligrosa labor misionera.
- ¿Qué supone el Domund para los misioneros?
- Hay dos aspectos a subrayar: era el único medio a mano en mi época para poder tener conocimiento y estar al tanto de lo que pasaba en el Tercer Mundo. Lo positivo era que los testimonios eran muy directos. Ahora ha habido cambios radicales, como es la presencia de las oenegés, que lo hacen más profesionalmente y sus testimonios son casi inmediatos, pero carecen de la formación del misionero. Hoy el misionero, con cierta falta de relevo, mantiene aquel mismo espíritu de ayuda a los pueblos sin desarrollar o que están en desarrollo. Conocemos las situaciones profundamente y aunque trabajábamos de forma más intuitiva, conseguíamos una integración perfecta a base de conocer el idioma -yo fui a Argelia después de estudiar árabe dos años en Roma- y el dialecto del sur de Argelia, el habla de la calle, básico para comunicarse con aquellas gentes.
- ¿Por qué eligió Argelia, cuando todos pensamos en misiones con negritos o chinitos?
- Sí, elegí yo. Debe ser porque mi familia es toda de marinos y yo he terminado en un mar de arena como es el Sahara. Quería ser misionero y a mis 17 años vino un Padre Blanco a dar una charla a finales de los años cincuenta. Una de sus últimas diapositivas fue sobre Argelia y el desierto me fascinó. Se trataba de estar cerca de esa gente, donde el 99,9% son musulmanes. Hay que decir que la congregación de los Padres Blancos nació en Argelia a finales del siglo XIX, fundado por un cardenal de Bayona, y eso también me influyó.
- Han sido años de peligro por el integrismo islamista en ese país en la última década...
- Sí, porque 18 de los 19 misioneros asesinados han sido en Argelia. Nosotros somos bastantes conocidos y queridos. Había momentos en los peores años en que los argelinos venían a decirnos que ellos se encargaban de ir a comprar al mercado porque el ambiente era bastante raro. O nos recomendaban que regresáramos a nuestro país porque existía serio peligro de muerte. Me decían: «Si le pasa algo nos moriríamos de vergüenza». Los bereberes del sur del Sahara (Adrar), tras encontrar petróleo, no estaban preparados para ese trabajo. Creamos escuelas profesionales. Cogíamos a los argelinos sin formación escolar o con muy escasos estudios, y les enseñábamos el oficio, les hacíamos responsabilizarse del trabajo. Nos permitió estar muy cerca de la población, sacar chicos de la nada, ponerles a trabajar, a ganar dinero, a formar una familia y a ser responsables de su mujer y sus hijos. Hoy están en una buena posición. Antes carecían de conciencia social y profesional: hijos por todos lados y descuidados. Me decían que mis alumnos no tenían más de dos hijos. Porque eran responsables. Enseñarles un oficio suponía su propia formación personal. Luego pasó lo mismo con las mujeres que empezaban a trabajar.
- No estamos hablando de proselitismo católico, curiosamente...
- No se trata de convencerles de que ser musulmanes era malo y ser cristianos bueno. Se trataba de que fuesen buenas personas, que se humanizaran, aunque siguieran siendo musulmanes, no de buscar cristianos. Jesús vino por el hombre. En general. No por uno concreto. Lo importante es que esa gente vaya creciendo como persona. Ahora, por ejemplo, sabemos que cuando se dan casos de corrupción hay argelinos que buscan y proponen al cristianismo como la fórmula para evitar que los cargos públicos roben de las arcas del pueblo o para otras crisis como la política o con intereses independentistas en la zona de la Kabila.
- Si no hay relevo de misioneros, ¿cuál es el futuro?
- Los Padres Blancos tenemos en África relevo. Pero hemos sufrido la caída de vocaciones, aunque menos que otras congregaciones. Ya no es un problema de la Iglesia. No es solución que ciertos grupos religiosos sigan promoviendo vocaciones sino que se haga un cambio estructural para que la sociedad sea capaz de generar sus propios misioneros. Laicos por ejemplo. Yo estoy totalmente a favor de esta posibilidad y de los sacerdotes casados. Es un tema que hay que resolver, porque en misiones les hemos inculcado la importancia de la Eucaristía y resulta que sólo la pueden celebrar una vez cada tres meses.
- Domund: la gente ya está concienciada de la necesidad de hacer donativos, ¿no?
- Sí, pero la realidad es que hay que seguir recordando a los jóvenes que seguimos trabajando como misioneros en el Tercer Mundo. Somos una oenegé, pero de la Iglesia. Me da pena esa excusa de 'el Vaticano tiene muchas riquezas, que las vendan'. La realidad es que podemos trabajar con los donativos del Domund y te garantizo que todo el dinero va a las misiones. Incluso vería bien que cada uno eligiera la fórmula para donar y se asegurase que llega a determinada misión. La Iglesia es muy seria en la gestión económica de las misiones. No hacemos como algunas oenegés, que en los presupuestos de gastos incluyen los costos de los voluntarios y del personal. Los misioneros nunca hemos sumado a la factura final nuestras mensualidades. De ahí la importancia del Domund.
http://www.diariovasco.com/v/20101023/a ... 01023.html
Los resaltados y subrayados son míos. La prepotencia infumable, del misionero.