Benito 16 en Cuba

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Vitriólico
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Benito 16 en Cuba

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El Papa llega a Cuba a defender su Iglesia
La agenda de Ratzinger se centra más en consolidar el papel de la jerarquía local como actor político que en forzar cambios a corto plazo en la isla

Hace 14 años, mientras viajaba hacia Cuba para iniciar una visita que atrajo la atención mundial, Juan Pablo II contestó algunas preguntas a los periodistas que le acompañaban en el avión oficial. Cuestionado por la diferencia entre la revolución cristiana y la marxista-leninista, el Pontífice consideró que la primera significaba la “revolución del amor” mientras que, “por el contrario”, la otra era “la revolución del odio, de la venganza, de las víctimas”. El viernes pasado, de nuevo en un avión, esta vez rumbo a México y Cuba, su sucesor, Benedicto XVI, declaró a otro grupo de corresponsales lo que pensaba sobre la doctrina que ha guiado la política cubana durante el último medio siglo: lo primero, que la ideología marxista “ya no responde a la realidad”, y en segundo lugar, que “si no es posible construir cierto tipo de sociedad, entonces se necesita encontrar nuevos modelos”.

Las dos visitas comenzaron con sendos rejones pontificios y unas expectativas de cambio más bien sobrevaloradas, ante las cuales ni entonces ni ahora el Gobierno cubano se ha dado por aludido. Hasta ahí las similitudes.

En 1998 algunos quisieron creer que la mera presencia de Karol Wojtyla en la isla podría servir de catalizador de un cambio político y social de envergadura. Grave error. Como se demostró después, el Papa polaco se limitó a apuntalar el papel de la Iglesia Católica y a lograr algunas aperturas y concesiones en asuntos religiosos, algo a lo que no hay que restar valor pues sin duda allanó el camino del actual diálogo entre el Gobierno y la jerarquía católica, pero nada que ver con lo sucedido en Polonia una década atrás.

Catorce años después de aquel histórico viaje, nadie atribuye poderes dinamiteros a Benedicto XVI, aunque muchos confían en que su visita pueda servir para consolidar todavía más el papel de la Iglesia Católica en la sociedad cubana en estos momentos clave de su historia. La Iglesia ha ganado espacios, sin duda, aunque la mayoría de sus demandas históricas tienen plena vigencia: la concesión de permisos para la entrada de sacerdotes y monjas extranjeros, la autorización para la construcción de nuevos templos o el acceso a la educación y a los medios masivos de comunicación, eran algunas de ellas en 1998 y lo siguen siendo hoy.

Sin embargo, hay cosas que han cambiado. El año pasado la Iglesia Católica inauguró un moderno seminario a las afueras de La Habana. También ha podido ampliar su labor asistencial y crear una escuela de negocios en colaboración con una universidad católica española, además de promover encuentros académicos y discusiones sobre el futuro de Cuba a los que ha logrado invitar a destacados pensadores del exilio, como el economista Carmelo Mesa Lago. También ha apadrinado visitas de empresarios cubano-americanos como Carlos Saladrigas, quien en 1998 se opuso al viaje de Juan Pablo II y hoy lidera el Grupo de Estudios de Cuba, que promueve el diálogo con La Habana y que el exilio se convierta en “facilitador” de la transición y no en obstáculo.

En este tiempo Raúl Castro ha dado cierto oxígeno a la economía al abrir de nuevo las puertas a la iniciativa privada —hoy el número de cuentapropistas se acerca a los 350.000, más del doble que hace 14 años—, y ha permitido además a los bancos que concedan créditos a los nuevos empresarios y autorizando a los privados la contratación de mano de obra asalariada. Se han repartido millones de hectáreas a campesinos particulares, y con Raúl Castro —que sustituyó a su hermano en 2006— se ha abierto un inédito proceso de diálogo con la Iglesia que ha permitido la excarcelación de un centenar de prisioneros políticos desde 2010, entre ellos todos los presos de conciencia del llamado Grupo de los 75.

La reciente toma de iglesias por grupos de la oposición o las detenciones de las Damas de Blanco en vísperas del viaje de Benedicto XVI, son muestra de las cosas que no han cambiado y del nudo gordiano que en la isla hay que desatar. La Iglesia aspira a contribuir a ello, aunque algunos la acusen de colaboracionista. La visita de Joseph Ratzinger, como en su día la de Juan Pablo II, pretende ser un sonoro respaldo a la Iglesia que abra las puertas a otros cambios.


Fuente: EL PAÍS.ES
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Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!

"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.".
(Proverbio árabe).

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Shé
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Re: Benito 16 en Cuba

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No, si Benito el Conquistador terminará acabando con nuestra paciencia...

Ateos y sin paciencia. Ideal para el laicismo agresivo. :lol:
Por un mundo más libre y con menos hipocresía, asóciate: https://iatea.org.es/asociarse.php

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Vitriólico
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Re: Benito 16 en Cuba

Mensaje sin leer por Vitriólico »

Lo dicho y lo hecho

Fernando Ravsberg
Finalizó la segunda visita papal a Cuba sin sorpresas, Benedicto XVI no dejó dudas sobre cuál es la apuesta de la Iglesia Católica, por falta de tiempo no se reunió con las Damas de Blanco y demás disidentes pero tuvo espacio en la agenda para ver a Fidel Castro.

Por mucha irritación que despierte entre el anticastrismo dentro y fuera de la isla, lo cierto es que el Papa no hace más que continuar la tradición iniciada en el 2008 con la visita del Secretario de Estado del Vaticano, Tarciso Bertone.

Las homilías de Benedicto XVI fueron tan generales que podría haberlas dicho en cualquier parte del mundo. Si hizo hincapié en algo fue en la necesidad de potenciar la espiritualidad y en lograr nuevos espacios sociales para la Iglesia Católica.

Insistió en que se les permita participar en la enseñanza, tal y como lo hacían antes de 1959. El propio Fidel Castro estudió en un colegio de jesuitas, a pesar de lo cual después de la Revolución los convirtió en centros de enseñanza pública.

Este es uno de los temas más difíciles de solucionar porque la educación en Cuba es gratuita y están escolarizados el 100% de los niños. Además, en las escuelas cubanas la formación académica va acompañada de la siembra de ideas socialistas.

Sería interesante saber si el gobierno cubano está dispuesto a autorizar que se abran centros educativos en los que haya que pagar matrícula y donde además se enseñe a los niños el Calvario de Jesucristo en lugar de la Gesta del Che en Bolivia.

Por ahora parece que el mítico guerrillero argentino se queda donde está y durante la misa estuvo justamente frente al altar de la Plaza de la Revolución, de tal forma que cada vez que Benedicto XVI levantaba la vista se encontraba con él.

De todas formas la Iglesia Católica cubana tampoco tiene un arraigo social que le permita emplazar al gobierno, una muestra es el número de personas que acudieron a las misas a pesar de que muchos empleados del Estado fueron "orientados" a asistir.

Había tantos "no católicos" que los sacerdotes se vieron obligados a explicar por los altoparlantes que durante las misas no se pueden gritar consignas, aplaudir ni agitar banderas, como ocurre normalmente en los actos políticos en Cuba.

El propio Cardenal Ortega explicó la modesta participación afirmando que muchos verían la misa por TV y, haciendo malabarismo con las palabras, expresó en su alocución que los cubanos son mayoritariamente "creyentes", evitando decir "católicos".

El vocero del Vaticano informó que a la misa de la Plaza llegaron 300 mil cubanos, la cifra parece exagerada a pesar de que había personas de las provincias de Matanzas, Pinar del Río y La Habana, las que suman un total de 3.5 millones de habitantes.

La mayoría de los cubanos con los que hablé coinciden en que Benedicto no tiene el carisma de Juan Pablo. Es cierto que ambos son muy diferentes pero tampoco Cuba es la misma y, sobre todo, han cambiado las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Si el objetivo de la visita del polaco era "abrir Cuba", los del alemán parecen ser consolidar los espacios ganados, respaldar al sector moderado de la iglesia cubana -encabezados por el Cardenal Ortega- e intentar cobrar algunas facturas por los apoyos brindados.

Momentos antes de partir, el Papa tocó el tema político, proponiendo "una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada" a la que "nadie se vea impedido de sumarse (...) por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales".

Sin embargo, inmediatamente equilibró afirmando que esta situación "se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población", atacando así al Embargo de EE.UU. contra Cuba.

El gobierno fue igual de franco, el canciller Bruno Rodríguez dijo que "oirían" a Benedicto XVI con respeto pero el vicepresidente Marino Murillo confirmó que el proyecto socialista sigue vigente y por lo tanto no habrá cambios políticos en Cuba.

Ninguna de las partes expresó nada que no se supiera pero lo esencial no fue lo que se dijo sino lo que se hizo. El gobierno facilitó la infraestructura, movilizó empleados del Estado y comunistas a las misas, mientras el Papa descalificaba a la oposición negándose incluso a escuchar sus reclamos.


Fernando Ravsberg es un periodista especializado en temas cubanos. Vive en Cuba desde hace décadas. Es corresponsal de la BBC. Mantiene el blog Cartas desde Cuba, dedicado al análisis de la realidad de ese país. Este artículo fue publicado en el blog del autor, el 29 de marzo de 2012.


Cuba, la Iglesia y los derechos

Fernando Ravsberg
Cuando el Papa Juan Pablo II visitó la isla hace 14 años sorprendió a muchos cubanos al tratar de explicarles algunos dogmas de la Iglesia Católica, como la condena del aborto o de las relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Benedicto XVI llega a Cuba mientras el parlamento nacional debate un Código de Familia que reconoce los derechos de la comunidad LGBT, incluyendo las uniones entre personas del mismo sexo, algo a lo que el Vaticano se opone.

La Iglesia Católica cubana asegura que hay puntos que no son negociables, principios sobre los que no están dispuestos a entrar en debate. Sin embargo, algunos de estos temas sí se están discutiendo en Cuba y despiertan muchas pasiones.

En su blog, el físico Rogelio Díaz critica al gobierno por promover a una Iglesia, cuya ideología es “conservadora, reaccionaria, violadora de los derechos de las mujeres, de las minorías, discriminadora de las religiones y culturas de origen africano; francamente lesiva para la vida y la salud de las personas”.

Mientras que el periodista comunista Francisco Rodriguez, creador del principal blog sobre diversidad sexual, “Paquito el de Cuba”, utiliza la ironía. En Facebook llama al Papa “pastor alemán”, en referencia a una raza de perros.

Pero fue Yasmín Portales, una intelectual cubana, editora, bloguera y activista por los derechos de la comunidad LGBT, la primera voz que criticó públicamente la visita de Benedicto XVI, del que recordó su pasado nazi, su actual homofobia y el machismo.

No hay negociación

El Obispo Juan de Dios Hernandez es uno de los cuadros más preparados de la Iglesia cubana, Licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Maestro de novicios de La Compañía de Jesús, director espiritual del seminario y del Centro de Espiritualidad.

Monseñor explicó que hay principios que para la Iglesia Católica no son negociables, “apostamos por la vida desde el vientre de la madre y para nosotros eso no es negociable como tampoco es negociable la homosexualidad”.

El Vaticano prohíbe también el uso de condón en las relaciones sexuales y, según explica el Obispo, ese es otro “tema no negociable, en el sentido de que afecta evidentemente el principio ético del valor que tiene para la iglesia el acto sagrado del sexo”.

Nos explica que “el sexo para nosotros no es cualquier cosa, es una realidad sagrada dentro del matrimonio y eso tiene que ser vivido de una manera correcta. Sabemos que eso no gusta y nos quita cuantitativamente fieles pero son principios”.

Sin duda, algunas de estas prohibiciones le restan fieles en la isla donde, según esos cánones, la mayoría de los cubanos vivirían en pecado mortal. Como explica la investigadora Iliana Hosch, la idiosincrasia del cubano y los dogmas de la iglesia católica no encajan bien.

En Cuba el aborto es legal desde antes de la revolución, el divorcio es uno de los pocos trámites sencillos, las relaciones sexuales fuera del matrimonio son masivas, La Salud Publica promueve el uso del condón, las operaciones de cambio de sexo son gratuitas y Mariela -la hija del presidente- encabeza la lucha por los derechos de la comunidad LGBT.

Prejuicios, religión y política

La intelectual cubana Yasmín Portales explica a BBC Mundo que la prohibición del condón vulnera “los derechos de las mujeres y de los hombres a decidir sobre sus cuerpos y sobre el número y el espaciamiento de los hijos”, además “pone en peligro toda la lucha mundial contra el SIDA”.

El Papa se opone también a las uniones de personas del mismo sexo aduciendo que son un atentado contra la preservación de la especie pero Yasmín considera que “las cosas verdaderamente peligrosas para nuestra especie son el hambre o la guerra”.

El Código de Familia que contempla los derechos de la comunidad LGBT está estancado en el parlamento cubano desde hace años y su presidente, Ricardo Alarcón, argumentó tiempo atrás que hay que tener en cuenta los sentimientos de los católicos.

“Muchos homofóbicos se amparan en el argumento de la iglesia para negar en el espacio laico de la Ley de Estado, los derechos a las familias homoparentales”, dice Yasmín y recuerda que “los partidos comunistas del mundo tienen una larga historia de discriminación contra la mujer y de homofobia institucionalizada”.

La bloguera afirma que “en este caso específico hay mucho oportunismo, parapetando un sentimiento propio, que se traduce como homofobia institucional, tras las muy argumentadas y bien conocidas posiciones homofóbicas de la Iglesia”.

En su blog Yasmín le pregunta al gobierno cubano: “¿por qué tengo que tenerle cariño a un ex-nazi que está en contra del condón, del control de la natalidad, del divorcio, de las madres con empleo, de las familias homoparentales y de las personas LGBTI sexualmente activas?”.


Fernando Ravsberg es un periodista especializado en temas cubanos. Vive en Cuba desde hace décadas. Es corresponsal de la BBC. Mantiene el blog Cartas desde Cuba, dedicado al análisis de la realidad de ese país. Este artículo fue publicado en http://cartasdesdecuba.com/cuba-la-igle ... -derechos/" onclick="window.open(this.href);return false;, el 26 de marzo de 2012.
Fuente de ambos artículos: http://www.sinpermiso.info/#" onclick="window.open(this.href);return false;
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!

"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.".
(Proverbio árabe).

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