El agnóstico es esa criatura tímida, indecisa, tan dubitativa que hasta duda de que está dudando.Agustín escribió:Que una convicción pueda ser sustentada por razones y que pueda ser demostrada empíricamente son dos cosas muy diferentes. A todos los efectos prácticos, las evidencias que apoyan la inexistencia de dios son numerosas y suficientes para que me otorguen la seguridad de esa convicción. No tiene nada que ver con la fe, puesto que ésta es independiente, e incluso puede ser contraria, a toda evidencia. No obstante, también estoy convencido de que la existencia o inexistencia de dios no se puede demostrar empíricamente (siendo ésto lo que compete a las ciencias naturales), desde el momento en que el concepto "dios" corresponde a un objeto supraempírico. Lo que sí entra en el terreno de la ciencia es la supuesta acción de dios en el mundo material, y sobre ello sí que cabe falsación; pero de ahí a demostrar la misma inexistencia del objeto dios hay un largo trecho.
Cito al propio Stenger, tan referenciado por Antonio:
"¿Cuán seguros de la inexistencia de Dios debemos estar los que nos autodenominamos ateos? Obviamente, no podemos estar 100% seguros de nada. Pero podemos estar 99,99999% seguros de un montón de cosas, y eso es normalmente suficiente para tomar las decisiones diarias de nuestra vida. No podemos estar seguros de que no caeremos y nos romperemos el cuello al bajar de la cama en la mañana, pero no nos quedamos en la cama por eso."
El agnóstico no está seguro 100% de nada y por lo tanto Agustín no está seguro de ser del género masculino, ni de que está vivo, ni de que algún día morirá y obviamente de que Agustín sea 100% ateo.
Lo curiosos de los agnósticos es que su indecisión no les permite ubicarse como agnósticos y deambulan en los foros llamándose ateos, pero no comprenden que su 99.99999% de seguridad les deja una pequeña rendija por la cual escaparán de ser ateos para convertirse en creyentes. Esta posibilidad los llena de miedo y por esa razón juran y perjuran pero no al 100% de que sean ateos.
Esa es la triste condición del agnóstico que no es agnóstico, pero tampoco es ateo y mucho menos creyente. Es un constante peregrinar entre los extremos de ser ateo y ser creyente.
Es interesante identificar a un agnóstico que no es agnóstico pero cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Saludos cordiales.