Foro de Iniciativa Atea

Según este interesante vídeo de Adolf Tobeña, psicólogo y neurólogo, no tenemos nada que hacer. La religión será eterna...

Tengo mis dudas sobre su exposición, pero ésta puede iniciar un nuevo e interesante hilo en el foro.

salu2.

El hilo no tiene cuerda.. .

salu2.

En mi opinión aporta una visión interesante, pero también dice algunas cosas bastante sorprendentes sin demasiada base y repite demasiado "esto está demostrado". Comparto completamente una cosa que dice: la religiosidad propicia la sumisión. Que eso sea positivo o no, es otro cantar.

Sea o no una patología basar la vida en una fábula y vivirla en función de algo que no existe, sí estoy de acuerdo en la parte biológica de la religiosidad, aunque no en que su influencia a nivel individual sea tan importante (reconozco que ese ejemplo de los gemelos me ha parecido un poco un truco de feria, lejos de "demostrar" nada). Esa parte biológica convertiría eso que algunos llamamos patología en una tara genética de la que deberíamos ir pensando en deshacernos por inútil, igual que poco a poco nos vamos deshaciendo de tantas cosas que impiden una vida satisfactoria y una sociedad próspera (en todos los sentidos de cultura, solidaridad, organización y libertad)

Que la religión sea un placebo o un martirio, depende de cada cual. A las personas religiosas que he conocido, católicos y musulmanes, la religión les limita la vida bastante, los remordimientos y el sufrimiento por dios que lo da todo y los pecados del mundo, a duras penas se ven compensados por el consuelo que les aporta pensar en la existencia en la otra vida que, en mi opinión, no tienen tan claro ni mucho menos. Lo negativo lo viven en directo, pero las promesas las tienen bastante en el aire y no suponen tanto consuelo (encima se flagelan por esa falta de fe).

Por último no estoy en absoluto de acuerdo con que la religiosidad esté directamente relacionada con los "buenos sentimientos" de generosidad, ni con que todo el planeta cayera a los pies del cura Obama. La cosa es mucho más compleja.

Vamos que no me ha captado como adepta, aunque ofrece una visión interesante del problema de la religión.

Por cierto, si lo que dice es cierto, bastaría un escaner del cerebro para saber si somos ateos auténticos o meras falsificaciones, ¿no?