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Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Jue Abr 30, 2009 11:37 pm
por pablov63
Propongo un experimento: escribir una historia entre los que gusten, cada cual va añadiendo un párrafo de cuatro o cinco líneas a los que han ido escrbiendo los anteriores, a su gusto, saber y entender y vamos viendo cómo se le complica (o no) la vida al protagonista. Como de algún punto hay que partir, apunto:

Historia de Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Juancito despertó agotado y adolorido. La resaca era tremenda, la noche anterior había mezclado ron con whisky de dudosa calidad y cerveza desde las cinco de la tarde hasta... No recordaba. No recordaba ni cómo había llegado a su cama ni cómo se había quitado la ropa. Lo que sí saltó a su mente fue la fecha y la hora: domingo a las seis y media de la mañana. Tenía que ir a trabajar a la iglesia, tocando el órgano. A pesar de su lugar de trabajo, Juancito era ateo desde los catorce años, cuando ocurrió el "incidente" de la refrigeradora. Pero para no perder su trabajo mantenía su convicción a buen recaudo, al menos durante el horario de trabajo. Ese domingo, sin embargo, su rutina iba a cambiar para siempre.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 2:52 pm
por Pierrot
Más o menos a la misma hora, Don Manuel, el cura párroco, se soltaba suave pero decididamente del dormido abrazo de su amante. ¡Qué noches le deparaba, la condenada! ¡Qué polvo tenía! La evocación en estos términos de la cópula desenfrenada a la que habían dedicado gran parte de la noche le produjo a Don Manuel una asociación de ideas, con uno de sus adagios predilectos. "Polvo eres, y en polvo te convertirás".
No eran pocas las veces en que Don Manuel, en sus homilías, había bramado la sentencia desde su púlpito, agitando amenazadoramente el dedo índice, para señalar más o menos aleatoriamente a tal feligrés o a tal pecadora.
Reprimiendo a duras penas la tentación de sopesar la firmeza de un pecho, que, apenas dibujado por la claridad aún escasa, asomaba indolente entre las arrugadas sábanas, Don Manuel carraspeó, se rascó inconscientemente la nalga izquierda, hizo caso omiso de su incipiente erección, y por fin, movido por una idea aún confusa en su mente adormilada, se puso de pie.
Fue entonces, y sólo entonces, cuando recordó. Hoy. Hoy era el día.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 6:02 pm
por Shé
Ramón, el alcalde, se despertó a las siete de la mañana de mal humor como siempre los domingos. ¿Por qué tenían que hacer la misa tan temprano para un día en que no había que trabajar? Y lo que es peor, ¿qué narices pintaba él en misa? No soportaba al cretino del párroco, pero si quería tener al pueblo a su merced, no tenía más remedio que aguantarle.

Cuando se presentó para alcalde hacía más de 20 años, sabía que tenía que llevarse bien con la señora marquesa, la madre de su entonces pretendida, y una meapilas al uso que aún creía que donar dinero para los trajes de la Virgen en Semana Santa, era una obra de caridad. Pero Ramón no podía hacer otra cosa que unirse al poder si quería el puesto. Y desde entonces, le habían elegido siempre. Y no le había ido nada mal, dicho sea de paso. A pesar de que su pretendida había preferido prescindir de sus pretensiones. Lo que, por cierto, le había granjeado la solidaridad de su suegra en ciernes, que desde entonces le consideraba su protegido. Y es que Pilar había decidido, nadie sabía por qué, mantenerse célibe.

Bueno, nadie, no.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 6:17 pm
por pablov63
Mercedes escuchó la puerta cerrarse y respiró aliviada. Odiaba a ese cura horroroso de Manuel, siempre tan celoso y tan pendiente de ella, como si fuera su esposa o su amante reconocida. Apenas el cura se fue, ella se levantó y corrió a ducharse. Como siempre Mercedes quería quitarse los humores de don Manuel de encima y estar linda para su amor verdadero. O mejor dicho para su amor platónico, escondido y secreto por Juancito Rivadavia, el organista. El no lo sabía, o al menos no se daba por enterado, siempre tan puntualito para las misas, pero siempre con ese swing para tocar las piezas más sacras, swing que le había valido sermones del cura. "Que esto no es un local de jazz" le había dicho más de una vez, a lo que Juancito solo sonreía. Enigmático Juancito, con su aire tan santo, pero Marcedes intuía que guardaba un secreto. ¿Qué podría ser? Ella no tenia idea, pero tampoco tenía idea de que ese mismo domingo lo descubriría.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 6:33 pm
por roget
Celia observaba a su marido vestirse con la mirada distante de la que se sabe por encima de las pasiones mundanas, o al menos eso pensó Julían, lo que le puso de peor humor. Para evitar un enfrentamiento con su mujer salió sin terminar de colocarse la corbata, pidiendo a gritos un desayuno que llevaba ya rato encima de la mesa del salón. Se bebió rápidamente el café y salió a esperar a su esposa a la entrada de la mansión pensando en lo agradable que sería la tarde, como siempre, sin haber faltado a una sola partida en 5 años, acudía a un club para jugar al poker con sus amigos, librándose del eterno juicio de esa arpía tendenciosa.
Celia se alegró de la salida precipitada de su marido y se arrebujó en las sábanas pensando en la hermosa tarde de domingo que la esperaba junto a su querida Pilar. Sabía que se pasaría toda la mañana soñando con sus dulce sabor y el agradable olor de su cabello. Algunos pensaban que era devoción cuando en mitad de la oración su pálida piel se coloreaba, pero durante las largas misas su pensamiento no podía apartarse de ella desde hacia ya 10 años. Todos los domingos, disfrutaba de los ritos religiosos alargando el deseo que después sabía que saciaría más tarde.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 6:40 pm
por Pierrot
Recién pasadas las siete y media, el pueblo, que en los últimos años había constatado un importante crecimiento urbanístico, se desperezaba aún, debatiéndose entre los últimos flecos de la noche y el despuntar del nuevo día. A lo lejos, un perro aulló, en una suerte de presagio. Don Manuel, presuroso, dirigía sus pasos hacía el templo, sorteando los restos de comida, los meos de borrachos y las botellas vacías que aquí y allá jalonaban el suelo. Mientras andaba a grandes zancadas, sotana al viento, frotaba sus manos, sonriendo para sí.
Hoy. Hoy se iba a enterar todo el mundo, de quién era realmente Juancito.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 7:03 pm
por Shé
El alcalde decidió ir a la iglesia andando para terminar de despertarse con el fresco de la mañana. Se le iba pasando el mal humor, y tenía que ir a comer a casa de la marquesa, como todos los domingos. Era un rollo, pero allí siempre había invitados influyentes que le ayudaban a desarrollar el pueblo. Y a engrosar su patrimonio, claro.
Además, el organista le gustaba. Hacía que la misa fuera menos rollo, y se divertía enormemente con las miradas furibundas que le echaba el cretino de D. Manuel. Después de la misa pensaba invitar a Juancito a un partido de pelota, solo para fastidiar al cura.

Todavía no sabía que sus planes se verían alterados.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 7:15 pm
por roget
La iglesia estaba llena como cada domingo. Casi todos estaban dentro ya, esperando a Don Manuel. Espero a su mujer en la entrada para ocupar su banco habitual. Vio que se habían instalado los viejos altavoces en las columnas de piedra luego supuso que la de hoy sería una liturgia larga y con sermón. Si lo hubiese sabido se hubiese quedado en la cama. Su mujer apareció por fin, cogida del brazo de su santa madre. Cuando le vio, ni siquiera se digno a enviarle una mirada furibunda por no haberla esperado, como de costumbre estaba con la vista perdida en el infinito, sabe Dios viendo qué Santos.
Entraron los tres y se sentaron en la primera fila de bancos de maderas.
Empezaron los primeros acordes para iniciar el rito litúrgico y se dejó arrastras por el ritmo marcado y pausado del viejo órgano.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 8:08 pm
por roget
Don Manuel besó el altar y se santiguo. Espero mientras las últimas notas del órgano se apagaban en el eco de la iglesia de piedra. En otras ocasiones le hubiesen irritado las notas fuera de lugar que salían de los dedos de Juancito, pero hoy no, hoy se relamía, pensaba en lo mucho que había esperado una oportunidad así. Vio en la primera fila, a la derecha a Julían y Celia, junto a su anciana madre, un matrimonio ejemplar, lleno de devoción que no entendía como no era bendecido con un hijo; en la fila de la izquierda la marquesa y su hija PIlar, esa mujer llena de virtud y piedad que no había aceptado los votos a pesar de ser una candidata perfecta.
Como disfrutaría hoy durante la homilía, había escogido un relato sobre el engaño del Diablo a los hombres, para revelar las mentiras de Juancito.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 8:51 pm
por Pierrot
Don Manuel probó el micrófono con un par de ligeros toquecitos, se aclaró la garganta con un traguito rápido de vino de misa, y pronunció, solemne por fuera y exultante por dentro, las sagradas palabras: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Los asistentes, avezados ya en la secuencia del rito, contestaron con un somnoliento: Amén.
El sacerdote, ya metido en faena, y convenientemente reprimidas sus ganas de estallar en carcajadas, prosiguió con el cristiano saludo, extendiendo sus manos como si quisiera abarcar con ellas la cintura de su amante: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre. y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
A lo que los fieles, resignados a soportar estóicamente otra larga perorata, contestaron con el consabido: Y con tu espíritu.
La palabra "espíritu", pronunciada cansinamente, hizo que Don Manuel, por alguna razón, tuviese que sofocar a duras penas una risa que prometía ser estentórea, máxime cuando tenía el micrófono justo en frente de la boca.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 8:54 pm
por Reficul
Esto se supone que encaja tras la primera intervención de Roget, que se animó e hizo un segundo post mientras yo escribía. ;)

El órgano era un excelente ejemplar barroco bien conservado que Don Ignacio, antepasado de la marquesa, había regalado a la Iglesia para despejar cualquier duda sobre la ausencia de alma en los individuos de raza negra. En realidad, la Iglesia no tenía la más mínima intención de concederle almas a los negros, pero el obispo usaba las incipientes ideas abolicionistas para extorsionar regularmente a todos los terratenientes que amasaban fabulosas fortunas con el tráfico de esclavos.

De hecho, Don Manuel barajaba la posibilidad de explicarle a Juancito que esas teclas estaban manchadas con la sangre y el sufrimiento de miles de personas. A ver si era capaz de tocar con tanto swing después de eso. Claro, que no estaba seguro de su reacción y, como no había ningún otro organista digno de mención en el pueblo, prefería ser prudente con el enigmático Juancito.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 9:09 pm
por roget
es que había que explicar el desaguisado de líos entre Ramón, Celia, Pilar, la marquesa, la santa madre y Julian. Que se nos perdían entre incestos, matrimonios no consumados y solterones. :tongue:

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 9:47 pm
por Shé
Juancito estaba perdido en paseos interiores, caminando por el teclado del órgano. Había olvidado el dolor de cabeza, y tampoco conseguía recordar cómo había terminado la noche anterior, después tanto beber. Curiosamente lo que no podía quitarse de la cabeza era a la maldita refrigeradora que le había hecho perder la cabeza a los 14 años. O recuperarla, aunque esta mañana no le sirviera para gran cosa. Sus manos se deslizaban por el teclado regalando al rebaño de parroquianos un ritmo impropio, como siempre decía el párroco, de un ambiente de recogimiento y oración. Un ritmo cálido, que maridaba extraña y cadenciosamente con la solemnidad del sonido de los viejos pero templados tubos. Por otro lado, pocos entre aquellos corderos del señor parecían apreciarlo. Estaban, por primera vez en años, observando con atención la mirada extraviada de Don Manuel, que escupía, más que pronunciaba, su homilía.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 10:06 pm
por Pierrot
Celia, fiel a su costumbre, estaba totalmente ajena al profundo simbolismo de la liturgia. Ella, en esta como en todas las ocasiones en que estaba cerca de Pilar, sólo tenía en mente el aliento de su boca, el perfume de sus cabellos, el suave tacto de su piel.
Girándose hacia su izquierda con el mayor disimulo de que era capaz, le lanzaba unas miradas furtivas.
En realidad, la lascividad de Celia con respecto a su amada, únicamente podía tener por parangón sus celos.
Era tan celosa de Pilar como lo habría sido cualquier hombre bruto. Y Pilar, conocedora de este rasgo en la psicología de su secreta amante, se deleitaba haciéndola sufrir.
Para empezar, no le devolvía ninguna mirada, simulando estar absorta por la misa, que ahora había alcanzado ya su momento más álgido.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 10:29 pm
por roget
Don Manuel se acercaba a su gran momento: "Polvo tenemos en los ojos, polvo de la tierra nos tiene ciegos. Polvo son las riquezas, polvo son los honores, polvo son los placeres; polvo enceguecedor que nos impide ver. Mas la Iglesia, Madre nuestra ansiosa por sanarnos, Esposa de Cristo poderosa para sanarnos, nos echa este día un puñado de polvo a la cara, y a imitación de su Divino Maestro dice a los pobres ciegos: “Con lo mismo que te enfermó, yo te sano. Pero no con lo mismo: porque el polvo solo, el polvo de la tierra, no sirve para sanar, sino para enfermar más, si no se le mezcla la saliva de un Dios, es decir, la palabra de Dios”. Y la Iglesia mezcla a este polvo de la tierra una palabra de Dios, una palabra tomada del Libro del Génesis, una palabra sencilla, verdadera y cáustica. Y así yo arrojaré el polvo de la verdad a vuestros ojos. Para que podáis abrirlos y ver la verdad. El demonio os lo mantiene cerrados, os tienta, os miente, os engaña, pero la luz de la verdad brillará hoy aquí, para nosotros. Dios en su infinita bondad nos descubrirá la oveja descarriada, nos dirá quién entre nosotros ha estado cerrándonos los ojos durante tantos años."

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 10:55 pm
por Pierrot
Y, encendiendo una tras otra todas las lámparas que con gran sigilo había dispuesto durante la semana de lado a lado del órgano, enfocándolas al sillín en el que se sienta el organista, en un golpe de efecto al que procuró dotar de la máxima teatralidad, exclamó, o más bien rugió por el micrófono:

¡Juancito!.

El organista, sorprendido como lo estaban también los numerosos feligreses congregados en el templo, se levantó de un salto de su asiento.
Mientras los últimos ecos de las notas del órgano retumbaban en la iglesia, Don Manuel, ya desatada la plena exaltación que tan esforzadamente había contenido hasta aquí, prosiguió, escupiendo las palabras al micrófono:

¡Feligreses, en verdad os digo que esta serpiente os tiene engañados a todos. Juancito Rivadavia nos es el que pretende ser, sino que es la!

¡Juancito no es Juancito!

¡ES JUANITA!

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 11:08 pm
por Shé
Un rumor creciente, entre sorprendido y aliviado, llenó de pronto la iglesia. Cada uno de los presentes había escuchado las últimas palabras del cura con temor de que éste fuera a descubrir los secretos de cada uno.

Y las miradas convergieron en Juancito, que se había perdido en los últimos minutos en la contemplación de sus andanzas de la noche anterior, recuperada por fin su memoria, y que había dejado de prestar atención a los rebuznos de su jefe. Así que se vió de repente sorprendido por las luces y las voces de todos hablando al mismo tiempo, pero no se había enterado de lo que había dicho D. Manuel.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Vie May 01, 2009 11:19 pm
por Pierrot
La iglesia era un caos. Los gritos de Don Manuel seguían rebotando en largas reverberaciones en las paredes del templo, pero nadie le prestaba ya atención.
Todas las miradas confluían hacia Juanita, que intentaba desesperadamente refugiarse detrás de algún saliente, consciente de que ella era, por alguna razón, el centro de aquel interés. Las gentes se empujaban unas a otras, buscando el mejor sitio para verla. Julián había abandonado su habitual pose de prócer, y, como cualquier otro hijo de Dios, lanzaba codazos a su alrededor con tal de no perder detalle de la situación.

Sin embargo, dos de los asistentes habián aprovechado la confusión reinante para esconderse en la sacristía.

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Sab May 02, 2009 6:13 pm
por pablov63
"¿Tu sabías lo de Juan?" preguntó Celia al quitarse la blusa mientras Pilar le echaba llave a la puerta de la sacristía, para asegurar su privacidad. "Pensaba que era ateo, pero mujer, nunca pasó por mi cabeza" alcanzó a decir Pilar antes de que los labios ansiosos de Celia se impregnaran en su aristocrático cuello, blanco y largo.

"Pero... ¿Dónde está Pilar?" preguntó la marquesa, aturdida por el ajetreo que ahora reinaba en la iglesia. "Seguramente está conversando con mi esposa" le dijo Julián, al tiempo que la tomaba del brazo. "Mejor nos vamos". "No, no, no -insistió la marquesa- quiero ver al marimacho más de cerca".

Juancito entonces, o mejor dicho Juanita, maldijo el don de labia que adquiría cada vez que tomaba de más. Ahora lo recordaba todo. La noche anterior, en plena borrachera con los marineros del puerto, había hablado más de la cuenta sobre sus secretos, y lo que era peor: sobre los secretos del cura, don Manuel, que ahora lo miraba desde el púlpito con una sonrisa diabólica. Entonces, a sabiendas que tendría que irse del pueblo, Juanita avanzó entre el barullo de horror y subió al púlpito, junto a don Manuel.

"Soy mujer, es verdad" dijo ante un súbito y horrorizado silencio, "y esta es la prueba", tras lo cual, en dramático y teatral gesto, abrió su blusa de par en par, mostrando unos voluptuosos y deseables pechos. Las damas del pueblo se cubrieron los rostros con gesto de reprobación, mientras los hombres se mostraron indecisos. Don Manuel cerró los ojos, pero no por asco, sino por temor a tener una pública erección, uno de sus peores temores.

"Es suficiente, largo de aquí" bramó el cura. "Me iré -dijo Juanita mientras se abotonaba la blusa- pero antes yo también tengo algo que revelar de usted...".

El cura sintió terror. ¿Sabría Juanita de sus enredos carnales con Mercedes? ¿Tendría el descaro de denunciarlo públicamente? "Basta, fuera" gritó el cura de nuevo, pero Ramón, el alcalde, sospechando vengativo el rumbo que tendría la revelación, levantó la voz: "¡Que hable, que hable..!".

Juanita entonces señaló a don Manuel. "Este cura ofende la sotana desde hace años" comenzó a revelar. "Miente" dijo el cura, retrocedienco como si estuviera ante el anticristo. "No miento -dijo Juanita- este cura..." y fue entonces que su mirada se cruzó con la de Mercedes, quien observaba todo llorosa y horrorizada, no tanto por la inminente revelación de su relación con el cura (relación que por otro lado todo el pueblo conocía), sino por el hecho de haber estado, sin saberlo, enamorada de otra mujer.

En la mente de Juanita aparecieron uno a otro el recuerdo de las atenciones de Mercedes, las veces que le regaló golosinas, que le tejió bufandas y que le hizo cumplidos a su forma de tocar el órgano. Sintió lástima de ella. "Este cura -siguió Juanito, cambiando un poco el tono- es... Ateo".

En ese momento, el crucifijo de la nave izquierda, que había donado don Ignacio para despejar cualquier duda sobre la ausencia de alma en los nativos de América de Sur, cedió en uno de sus añejos clavos que lo sostenían en la pared he hizo un giro de veinte grados, tras lo cual el dedo crucificado de Jesucristo señalaba acusador a don Manuel.

"¡Milagro!" gritó contenida, pero enfática la marquesa, un su voz se esparció como un eco susurrante por toda la nave principal. "Milagro", "Milagro", "Milagro".

"No -grito el cura desesperado- es coincidencia, ¡no soy ateo! ¡Es coincidencia!". "Cristo te señala" gritó Juanita, en el fondo divertida y liberada de una carga de años.

Ahora los fieles rodearon al cura, reclamándole, mientras Juanita iniciaba una prudente retirada. Al alcanzar el oscuro pasillo de salida se detuvo a mirar por última vez al órgano, real responsable de su permanencia de tantos años en ese trabajo. ¡Realmente le gustaba tocarlo! Entonces sintió una mano sobre su brazo. Era Mercedes, todavía llorosa, pero ahora aliviada. "Gracias" le dijo. Juanita no supo por qué se lo decía. Quizás por no revelar su relación con el cura, quizás por haber sido objeto de su secreto cariño por tantos años, quizás por las notas de música que tanto la estremecían. "De nada" le dijo Juanita antes de darle un largo y cálido beso en la mejilla y desaparecer para siempre.

En la sacristía, Pilar y Celia terminaban de acomodarse la ropa luego de un rápido y extremadamente placentero encuentro sexual. "¿Escuchas ese barullo?" le preguntó Pilar mientras le quitaba la llave a la puerta. "Parece que fueran a crucificar a Juancito" opinó divertida Celia, quien en el fondo siempre había sentido una atracción por el organista y recién hoy se explicaba por qué.

Afuera, Juanita se encaminaba a la avenida principal, libre de casi todos sus secretos. Para suerte suya encontró un taxi de servicio y se subió. "¿A dónde señora?" le preguntó el chofer. "A Cyberateos, por favor" dijo con satisfacción. "¿La señora es atea?" preguntó el taxista con ligera incomodidad y asombro mientras echaba andar el coche. Juanita lo meditó un segundo. Recordó, una vez más, el incidente de la refrigeradora y finalmente asintió. "Sí, soy atea -dijo con voz cantarina y feliz- desde los catorce años... Y hoy me voy a inscribir".

Fin del cuento

Re: Juancito Rivadavia, el ateíto con don de labia

Publicado: Sab May 02, 2009 6:23 pm
por roget
:lol: :lol: :lol: :lol:
ahora que todos estaban liados con todos y parecía que en cualquier momento y en cualquier rincón tendríamos lío y pablov63 nos quita la diversión.

:z3: :z3: :z3: :z3: :z3:
Que gran final.