1 de Mayo
Publicado: Vie May 01, 2009 12:21 pm
Me gustaría recordar la razón del 1 de Mayo, porque parece un día más para el puente y el descanso, olvidando el significado que tuvo. Y más ahora en época de vacas flacas cuando aprovechan para presentar las famosas recetas de flexibilización laboral, ya que como todo el mundo sabe, la causa de la crisis financiera es que cobramos mucho y trabajamos poco
El 1° de mayo de 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su exigencia. En Chicago los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket (4 de mayo) y en el posterior juicio amañado contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad, cuatro de los cuales fueron ahorcados un año y medio después.
En los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. Desde 1882 se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en una parada realizada en Nueva York y organizada por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.
Un poco de historia previa.
Durante el siglo XIX en plena expansión de la implantación del nuevo sistema productivo en factorías industriales, los obreros tenían jornadas de trabajo de hasta 15 horas diarias durante 6 días a la semana, incluyendo niños y mujeres. Los emigrantes europeos que llegaban a EE.UU. aumentaban sus salarios trabajando más horas y fueron ellos los que comenzaron agrupándose por nacionalidades primero y por oficios afines después, siendo la semilla de las organizaciones de obreros posteriores.
El desarrollo de la industria manufacturera, el perfeccionamiento de máquinas y herramientas, la concentración de grandes masas obreras en los Estados del Noreste, proporcionaron el terreno donde germinó la propaganda de los emigrados. La primera huelga brotó, 60 años antes de los sucesos de Chicago, entre los carpinteros de Filadelfia, en 1827, y pronto la agitación se extendió a otros núcleos de trabajadores. A lo largo de los años se continúan las protestas obreras organizándose puntualmente y por gremios. Por fin, en 1881 nace la AFL (American Federation of Labor) en Pittburgh, que exigió la jornada de 8 horas para todos los trabajadores sin distinciones. En el congreso de 1884 se hizo una proposición práctica: a partir del 1° de mayo de 1886 se obligaría a los industriales a respetar sin más la jornada de 8 horas. Donde los patrones se negaran, se declararía la huelga de inmediato. En el plazo previo a la fecha fijada, se llevaría la consigna por todo el país y la prensa obrera agitaría esa demanda básica de los asalariados. El 1° de mayo de 1886 debería estar todo listo para una gran huelga general de costa a costa.
Por fin, la fecha tan esperada llegó. La orden del día, uniforme para todo el movimiento sindical era precisa: ¡A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de 8 horas por día! ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de sueño! ¡8 horas de ocio!. Simultáneamente se declararon 5.000 huelgas y 340.000 huelguistas dejaron las fábricas, para ganar las calles y allí vocear su demandas.
En total, 125.000 obreros conquistaron la jornada de 8 horas el mismo 1° de mayo. A fin de mes serían 200.000, y antes que terminara el año, un millón. No era la victoria absoluta; pero se había obtenido un resultado importante, a pesar de la falta de unanimidad en el movimiento obrero. “Jamás en este país ha habido un levantamiento tan general de las masas industriales” (expresaba un informe de la AFL) “El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millares de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando muchos, hasta ahora, habían permanecido indiferentes a la acción sindical”.
En Chicago las condiciones de los obreros eran más precarias que en el resto del país, lo que provocó una radicalización de la protesta. Algunos dueños de fábricas en vista de la huelga general habían contratado "rompehuelgas", y el día 1 de mayo algunas factorías seguían funcionando. Ese día se produjeron enfrentamiento violentos entre los huelguistas y los "rompehuelgas". El día 2 de mayo la policía disolvió violentamente una concentración de 50.000 trabajadores. El día 3 un nuevo enfrentamiento entre huelguistas y empleados que no habían seguido la huelga, provocó la carga policial sobre la muchedumbre y el disparo a quemarropa sobre ellos. Resultado: 6 muertos y varias decenas de heridos. El día 4 se convocó una concentración de protesta en la plaza Haymarket. Se reunieron 15.000 trabajadores, en principio de forma pacífica. Pero al final de la concentración, durante una carga policial para dispersar a los últimos manifestante, alguien lanzó un explosivo casero entre las filas policiales, provocando una carga que significo una batalla campal. Resultado: 38 obreros muertos y 115 heridos, 7 policías alcanzados por la bomba murieron y otros 60 estaban heridos.
El 11 de noviembre de 1887, un año y medio después de la gran huelga por las 8 horas, fueron ahorcados en la cárcel de Chicago los dirigentes anarquistas y socialistas August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel. Otro de ellos, Louis Lingg, se había suicidado el día anterior. La pena de Samuel Fielden y Michael Schwab fue conmutada por la de cadena perpetua, es decir, debían morir en la cárcel, y Oscar W. Neebe estaba condenado a quince años de trabajos forzados. El proceso había estremecido a Norteamérica y la injusta condena (sin probar ningún cargo, no se relacionó jamás a ninguno de ellos con el explosivo) conmovió al mundo. Cuando Spies, Parsons, Fischer y Engel fueron colgados, la indignación no pudo contenerse, y hubo manifestaciones en contra del capitalismo y de sus jueces en las principales ciudades del mundo. De allí empezó a celebrarse cada 1° de mayo el “Día Internacional de los Trabajadores”, conmemorando exactamente el inicio de la huelga por las 8 horas y no su aberrante epílogo.
El 1° de mayo de 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su exigencia. En Chicago los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket (4 de mayo) y en el posterior juicio amañado contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad, cuatro de los cuales fueron ahorcados un año y medio después.
En los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. Desde 1882 se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en una parada realizada en Nueva York y organizada por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.
Un poco de historia previa.
Durante el siglo XIX en plena expansión de la implantación del nuevo sistema productivo en factorías industriales, los obreros tenían jornadas de trabajo de hasta 15 horas diarias durante 6 días a la semana, incluyendo niños y mujeres. Los emigrantes europeos que llegaban a EE.UU. aumentaban sus salarios trabajando más horas y fueron ellos los que comenzaron agrupándose por nacionalidades primero y por oficios afines después, siendo la semilla de las organizaciones de obreros posteriores.
El desarrollo de la industria manufacturera, el perfeccionamiento de máquinas y herramientas, la concentración de grandes masas obreras en los Estados del Noreste, proporcionaron el terreno donde germinó la propaganda de los emigrados. La primera huelga brotó, 60 años antes de los sucesos de Chicago, entre los carpinteros de Filadelfia, en 1827, y pronto la agitación se extendió a otros núcleos de trabajadores. A lo largo de los años se continúan las protestas obreras organizándose puntualmente y por gremios. Por fin, en 1881 nace la AFL (American Federation of Labor) en Pittburgh, que exigió la jornada de 8 horas para todos los trabajadores sin distinciones. En el congreso de 1884 se hizo una proposición práctica: a partir del 1° de mayo de 1886 se obligaría a los industriales a respetar sin más la jornada de 8 horas. Donde los patrones se negaran, se declararía la huelga de inmediato. En el plazo previo a la fecha fijada, se llevaría la consigna por todo el país y la prensa obrera agitaría esa demanda básica de los asalariados. El 1° de mayo de 1886 debería estar todo listo para una gran huelga general de costa a costa.
Por fin, la fecha tan esperada llegó. La orden del día, uniforme para todo el movimiento sindical era precisa: ¡A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de 8 horas por día! ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de sueño! ¡8 horas de ocio!. Simultáneamente se declararon 5.000 huelgas y 340.000 huelguistas dejaron las fábricas, para ganar las calles y allí vocear su demandas.
En total, 125.000 obreros conquistaron la jornada de 8 horas el mismo 1° de mayo. A fin de mes serían 200.000, y antes que terminara el año, un millón. No era la victoria absoluta; pero se había obtenido un resultado importante, a pesar de la falta de unanimidad en el movimiento obrero. “Jamás en este país ha habido un levantamiento tan general de las masas industriales” (expresaba un informe de la AFL) “El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millares de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando muchos, hasta ahora, habían permanecido indiferentes a la acción sindical”.
En Chicago las condiciones de los obreros eran más precarias que en el resto del país, lo que provocó una radicalización de la protesta. Algunos dueños de fábricas en vista de la huelga general habían contratado "rompehuelgas", y el día 1 de mayo algunas factorías seguían funcionando. Ese día se produjeron enfrentamiento violentos entre los huelguistas y los "rompehuelgas". El día 2 de mayo la policía disolvió violentamente una concentración de 50.000 trabajadores. El día 3 un nuevo enfrentamiento entre huelguistas y empleados que no habían seguido la huelga, provocó la carga policial sobre la muchedumbre y el disparo a quemarropa sobre ellos. Resultado: 6 muertos y varias decenas de heridos. El día 4 se convocó una concentración de protesta en la plaza Haymarket. Se reunieron 15.000 trabajadores, en principio de forma pacífica. Pero al final de la concentración, durante una carga policial para dispersar a los últimos manifestante, alguien lanzó un explosivo casero entre las filas policiales, provocando una carga que significo una batalla campal. Resultado: 38 obreros muertos y 115 heridos, 7 policías alcanzados por la bomba murieron y otros 60 estaban heridos.
El 11 de noviembre de 1887, un año y medio después de la gran huelga por las 8 horas, fueron ahorcados en la cárcel de Chicago los dirigentes anarquistas y socialistas August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel. Otro de ellos, Louis Lingg, se había suicidado el día anterior. La pena de Samuel Fielden y Michael Schwab fue conmutada por la de cadena perpetua, es decir, debían morir en la cárcel, y Oscar W. Neebe estaba condenado a quince años de trabajos forzados. El proceso había estremecido a Norteamérica y la injusta condena (sin probar ningún cargo, no se relacionó jamás a ninguno de ellos con el explosivo) conmovió al mundo. Cuando Spies, Parsons, Fischer y Engel fueron colgados, la indignación no pudo contenerse, y hubo manifestaciones en contra del capitalismo y de sus jueces en las principales ciudades del mundo. De allí empezó a celebrarse cada 1° de mayo el “Día Internacional de los Trabajadores”, conmemorando exactamente el inicio de la huelga por las 8 horas y no su aberrante epílogo.