Dios no nos da lecciones de humildad, pero la lavadora sí
Publicado: Mié May 27, 2009 4:00 pm
Bueno con este hilo quiero hacer partícipe a todo aquel que le interese una experiencia con consecuencias terribles sobre mi autoestima.
Resulta que hace cosa de un par de horas, mi hermano apesadumbrado, me ha comunicado una azarosa noticia: una vez más, uno de electrodomésticos indispensable en nuestra insignificante vida había dejado de funcionar, de repente, sin avisar; sin emitir un comunicado de prensa previo a dejarnos sin sus servicios, porque digo yo que si nosotros tenemos que avisar con 15 días de antelación del cese de nuestra actividad para la empresa, que menos que exigirle a la lavadora que avise con un mes para poder sustituirla con dignidad, no con las prisas que lo único que provoca es malas elecciones de última hora, opción con la que compartiremos nuestra vida por muchos años. Pero me he alejado del tema, como había dicho me llego la comunicación de nuevos desastres en nuestra vida y la acuciante necesidad de aportar mi ayuda en una posible solución.
La lavadora se negaba a encenderse por mucho que cerrábamos las puerta del tambor lleno de ropa sucia. Comprobamos que no tenía el suministro de agua cortado por si la carencia del mismo podía estar activando algún sistema de seguridad, pero nada, ninguna de las acostumbradas y amigables lucecitas se hacían presentes para darnos la noticia de que existiese alguna esperanza de resurrección. Tuvimos que tomar la difícil decisión de mover la querida lavadora de su lugar habitual para comprobar si se había desenchufado (bastante improbable por inaccesible) y así lo hicimos.
La lavadora estaba correctamente enchufada. Y aquí empieza la discusión cuando se juntan más de una mente pensante, y en este caso éramos tres, imaginad el guirigay. Tras sesudas discusiones (a voces y sin temor a recordar la ineptitud en otros casos similares) llegamos a la conclusión de que teníamos un enchufe, un cable y una lavadora y uno de ellos nos estaba fallando. Por simplicidad empezamos a comprobar el enchufe. Uno de mis hermanos, voluntarioso, se acercó a la cocina a coger un pequeño electrodoméstico, un batidora, para poder comprobar el dicho enchufe. Aprendimos nuestra primera lección: si pones en funcionamiento una batidora en el cuarto donde acumulas la ropa sucia, no lo hagas con las cuchillas mirando a la misma, por un lado te quedarás sin tus gayumbos favoritos y por otro sabrás que con esas cuchillas es con las que haces la mayonesa.
Tras la natural y lógica algarabía provocada por el dueño de los calzoncillos, constatamos que el enchufe funcionaba correctamente. Luego el siguiente paso es la comprobación del contacto del cable en la clavija del enchufe. Procedimos a desmontarlo comprobando consternados que todo era correcto. La siguiente decisión fue difícil, discutida y provoco de nuevo la controversia, incluyendo palabras menos apropiadas que las aquí descritas. Optamos por desmontar la chapa trasera de la lavadora para comprobar si era correcto el contacto en la lavadora y así lo hicimos. La única manera era quitar el cable y volverlo a montar comprobando las clemas y el resultado fue el correcto funcionamiento del cable.
Sólo quedaba una posible culpable: la lavadora. Allí estábamos, dos físicos y un ingeniero, sin solución al problema de la lavadora, elaborando las más retorcidas teorías para solucionar tan acuciante problema. Tras examinar que no podíamos hacer nada más que comprobar la existencia de electricidad con un buscapolos, procedimos a buscar el número de teléfono de la casa suministradora del electrodoméstico en cuestión. En esas estaba cuando uno de los afectados intento arreglar el problema a la vieja usanza, con un golpe. Oh! la lavadora se encendió. Nunca cambiamos el programa de lavado, la lavadora entra en estado de inactividad cuando la puerta del tambor está abierta pero quedan los leds encendidos y no nos molestamos en ponerla en paro. Pues alguien la había puesto en "paro" y con el golpe la rueda se movió a un programa de lavado. Misterios insondables y una cura de humildad para los sesudos humanos. Una lavadora puede con nosotros.
Siento que haya sido tan largo, pero han sido dos horas de pánico que quería compartir, sobretodo al darnos cuenta que no tendríamos ropa limpia a no ser que accudiesemos a la vieja costumbre de lavar a mano.
CONCLUSIÓN: Antes de desmontar nada, comprobad el botón ON/OFF os ahorrará muchas fatigas.
Resulta que hace cosa de un par de horas, mi hermano apesadumbrado, me ha comunicado una azarosa noticia: una vez más, uno de electrodomésticos indispensable en nuestra insignificante vida había dejado de funcionar, de repente, sin avisar; sin emitir un comunicado de prensa previo a dejarnos sin sus servicios, porque digo yo que si nosotros tenemos que avisar con 15 días de antelación del cese de nuestra actividad para la empresa, que menos que exigirle a la lavadora que avise con un mes para poder sustituirla con dignidad, no con las prisas que lo único que provoca es malas elecciones de última hora, opción con la que compartiremos nuestra vida por muchos años. Pero me he alejado del tema, como había dicho me llego la comunicación de nuevos desastres en nuestra vida y la acuciante necesidad de aportar mi ayuda en una posible solución.
La lavadora se negaba a encenderse por mucho que cerrábamos las puerta del tambor lleno de ropa sucia. Comprobamos que no tenía el suministro de agua cortado por si la carencia del mismo podía estar activando algún sistema de seguridad, pero nada, ninguna de las acostumbradas y amigables lucecitas se hacían presentes para darnos la noticia de que existiese alguna esperanza de resurrección. Tuvimos que tomar la difícil decisión de mover la querida lavadora de su lugar habitual para comprobar si se había desenchufado (bastante improbable por inaccesible) y así lo hicimos.
La lavadora estaba correctamente enchufada. Y aquí empieza la discusión cuando se juntan más de una mente pensante, y en este caso éramos tres, imaginad el guirigay. Tras sesudas discusiones (a voces y sin temor a recordar la ineptitud en otros casos similares) llegamos a la conclusión de que teníamos un enchufe, un cable y una lavadora y uno de ellos nos estaba fallando. Por simplicidad empezamos a comprobar el enchufe. Uno de mis hermanos, voluntarioso, se acercó a la cocina a coger un pequeño electrodoméstico, un batidora, para poder comprobar el dicho enchufe. Aprendimos nuestra primera lección: si pones en funcionamiento una batidora en el cuarto donde acumulas la ropa sucia, no lo hagas con las cuchillas mirando a la misma, por un lado te quedarás sin tus gayumbos favoritos y por otro sabrás que con esas cuchillas es con las que haces la mayonesa.
Tras la natural y lógica algarabía provocada por el dueño de los calzoncillos, constatamos que el enchufe funcionaba correctamente. Luego el siguiente paso es la comprobación del contacto del cable en la clavija del enchufe. Procedimos a desmontarlo comprobando consternados que todo era correcto. La siguiente decisión fue difícil, discutida y provoco de nuevo la controversia, incluyendo palabras menos apropiadas que las aquí descritas. Optamos por desmontar la chapa trasera de la lavadora para comprobar si era correcto el contacto en la lavadora y así lo hicimos. La única manera era quitar el cable y volverlo a montar comprobando las clemas y el resultado fue el correcto funcionamiento del cable.
Sólo quedaba una posible culpable: la lavadora. Allí estábamos, dos físicos y un ingeniero, sin solución al problema de la lavadora, elaborando las más retorcidas teorías para solucionar tan acuciante problema. Tras examinar que no podíamos hacer nada más que comprobar la existencia de electricidad con un buscapolos, procedimos a buscar el número de teléfono de la casa suministradora del electrodoméstico en cuestión. En esas estaba cuando uno de los afectados intento arreglar el problema a la vieja usanza, con un golpe. Oh! la lavadora se encendió. Nunca cambiamos el programa de lavado, la lavadora entra en estado de inactividad cuando la puerta del tambor está abierta pero quedan los leds encendidos y no nos molestamos en ponerla en paro. Pues alguien la había puesto en "paro" y con el golpe la rueda se movió a un programa de lavado. Misterios insondables y una cura de humildad para los sesudos humanos. Una lavadora puede con nosotros.
Siento que haya sido tan largo, pero han sido dos horas de pánico que quería compartir, sobretodo al darnos cuenta que no tendríamos ropa limpia a no ser que accudiesemos a la vieja costumbre de lavar a mano.
CONCLUSIÓN: Antes de desmontar nada, comprobad el botón ON/OFF os ahorrará muchas fatigas.