Hablando de bonobos, papamoscas
Publicado: Mar Jun 02, 2009 11:17 pm
Recordando a los bonobos he encontrado otro artículo interesante sobre especies que no sólo utilizan el sexo para reproducirse
Sexo como cebo
01 Jun 2009
VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO
* PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL CSIC
La columna de José María Bermúdez de Castro sobre la práctica del sexo entre los bonobos me ha recordado un apasionante estudio que leí hace años. Se refería a las artimañas a que deben recurrir las viudas de papamoscas cerrojillo, un pequeño pájaro insectívoro, para conseguir ayuda en la crianza de sus pollos. Ya saben que en la naturaleza la primera prioridad es dejar en la siguiente generación tantos descendientes vigorosos como sea posible, y cualquier cosa está permitida para lograrlo.
Como se maximiza la reproducción, recurrir al sexo fuera del momento idóneo para criar es poco frecuente. Supone un gasto de energía y tiempo, y expone a los practicantes a riesgos innecesarios, por ejemplo ante los depredadores. Cuando algunas especies practican el sexo con fines sociales, o por placer, como hacen los bonobos o hacemos nosotros, es porque obtienen de ese comportamiento otras ventajas selectivas. Pero también ocurre, en circunstancias particulares, en individuos de otras especies. Por ejemplo, hembras temporalmente infértiles de papamoscas cerrojillo utilizan el sexo para engañar a sus galanes, pretendiendo convencerlos de que son los padres de su prole.
Los científicos se habían dado cuenta de que algunas hembras de papamoscas, tras enviudar accidentalmente cuando incubaban, conseguían que después algún macho adoptara y alimentara a los pollos. Desde un punto de vista evolutivo esos machos estaban desperdiciando sus esfuerzos, pues los hijos no eran suyos. ¿Cómo se las arreglaban las hembras para embaucarlos? Un grupo de ornitólogos noruegos decidió experimentar para resolver el enigma. Seleccionaron 20 parejas con la puesta ya completada y “fabricaron” otras tantas viudas (ni sé ni quiero saber cómo; ellos no lo dicen). A partir de entonces hicieron un seguimiento exhaustivo del comportamiento de esas 20 aves.
Al menos 17 de las 20 viudas, en ese momento infértiles porque ya incubaban, fueron visitadas por nuevos machos, y seis de ellas coquetearon con algún recién llegado, induciéndolo a copular. Tres hembras efectivamente copularon y una de ellas consiguió que su nueva pareja adoptara a la pollada como propia. En definitiva, ante la disyuntiva de criar solas a sus pollitos, parte de las papamoscas sin consorte optaron por mostrarse sexualmente receptivas, como si aún no hubieran puesto, y engañar de ese modo a su nueva pareja, haciéndole creer que era el padre de los futuros pollos. Lo dicho, en la naturaleza todo vale cuando se trata de maximizar el éxito reproductor.
http://blogs.publico.es/ciencias/711/sexo-como-cebo/
WAJAJAJA, ya estáis preparando la casa para hacer sitio a la prole
Sexo como cebo
01 Jun 2009
VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO
* PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL CSIC
La columna de José María Bermúdez de Castro sobre la práctica del sexo entre los bonobos me ha recordado un apasionante estudio que leí hace años. Se refería a las artimañas a que deben recurrir las viudas de papamoscas cerrojillo, un pequeño pájaro insectívoro, para conseguir ayuda en la crianza de sus pollos. Ya saben que en la naturaleza la primera prioridad es dejar en la siguiente generación tantos descendientes vigorosos como sea posible, y cualquier cosa está permitida para lograrlo.
Como se maximiza la reproducción, recurrir al sexo fuera del momento idóneo para criar es poco frecuente. Supone un gasto de energía y tiempo, y expone a los practicantes a riesgos innecesarios, por ejemplo ante los depredadores. Cuando algunas especies practican el sexo con fines sociales, o por placer, como hacen los bonobos o hacemos nosotros, es porque obtienen de ese comportamiento otras ventajas selectivas. Pero también ocurre, en circunstancias particulares, en individuos de otras especies. Por ejemplo, hembras temporalmente infértiles de papamoscas cerrojillo utilizan el sexo para engañar a sus galanes, pretendiendo convencerlos de que son los padres de su prole.
Los científicos se habían dado cuenta de que algunas hembras de papamoscas, tras enviudar accidentalmente cuando incubaban, conseguían que después algún macho adoptara y alimentara a los pollos. Desde un punto de vista evolutivo esos machos estaban desperdiciando sus esfuerzos, pues los hijos no eran suyos. ¿Cómo se las arreglaban las hembras para embaucarlos? Un grupo de ornitólogos noruegos decidió experimentar para resolver el enigma. Seleccionaron 20 parejas con la puesta ya completada y “fabricaron” otras tantas viudas (ni sé ni quiero saber cómo; ellos no lo dicen). A partir de entonces hicieron un seguimiento exhaustivo del comportamiento de esas 20 aves.
Al menos 17 de las 20 viudas, en ese momento infértiles porque ya incubaban, fueron visitadas por nuevos machos, y seis de ellas coquetearon con algún recién llegado, induciéndolo a copular. Tres hembras efectivamente copularon y una de ellas consiguió que su nueva pareja adoptara a la pollada como propia. En definitiva, ante la disyuntiva de criar solas a sus pollitos, parte de las papamoscas sin consorte optaron por mostrarse sexualmente receptivas, como si aún no hubieran puesto, y engañar de ese modo a su nueva pareja, haciéndole creer que era el padre de los futuros pollos. Lo dicho, en la naturaleza todo vale cuando se trata de maximizar el éxito reproductor.
http://blogs.publico.es/ciencias/711/sexo-como-cebo/
WAJAJAJA, ya estáis preparando la casa para hacer sitio a la prole