HEBDOMARIO 3 - MI PARAISO
Publicado: Sab Feb 27, 2010 2:33 pm
Aun no os he hablado del Paraíso de Réficul; mi principal oferta publicitaria para pescar devot@s (ya sabéis que los milagros no se me dan muy bien de momento). Pero antes de entrar en materia debo contestar la gran pregunta que tod@s se hacen, es: “¿Qué debo hacer para entrar en el Paraíso de Réficul? ¿Bastará con tener una fe inquebrantable en Él?”
Y la respuesta es:
“No, en absoluto. Tu fe me importa un carajo. Lo que cuenta es estar al corriente en el pago de diezmos y hacer buenas donaciones. Yo ofrezco todo tipo de comodidades y placeres; y eso hay que pagarlo. Ahora bien, si prefieres escuchar misa y música de arpa por toda la eternidad, ahí está la competencia; ve con Dios.”
El segundo requisito para entrar en mi paraíso es el cumplimiento estricto de los 666 Mandamientos de Réficul (disponibles en fichero comprimido) o, en su defecto, la compra de mi perdón en forma de bulas. Pero, como estoy empezando y tengo una oferta de lanzamiento: Para los primeros 6.000 millones de devotos, todos los mandamientos se resumen en uno:
“NO PONDRÁS EL PAPEL HIGIÉNICO CON LA TIRA POR DENTRO”.
A vosotros, pobres e ignorantes mortales, os puede parecer una tontería el asunto del papel, pero de ello depende el futuro de la humanidad. Quizás os haga alguna revelación al respecto uno de estos días.
Pero, volviendo al tema que nos ocupa, debéis saber que, para ingresar en mi Paraíso, no es necesario morirse. Aquellos de vosotros que domináis el arte de los viajes astrales, podéis pasar allí los fines de semana o algunos días de vacaciones (precios según temporada). Sólo tendréis que atravesar un portal dimensional, cuyas coordenadas exactas os serán comunicadas por inspiración divina cuando os hagáis merecedores de ello.
Aquello no tiene pérdida, parece un puticlub de nivel medio-alto (para no despistar). Al llegar, os saldrá al paso mi fiel Bush (le puse ese nombre porque tienen el mismo coeficiente intelectual y la misma mala leche). Si os identificáis correctamente, mis guardianas os desnudarán (se me olvidó mencionar que mi paraíso es, por entero, zona nudista) y os cachearán a fondo, por si lleváis ropa escondida. Sólo se permiten corbatas, gafas de sol, sombreros, medias, corpiños y zapatos de más de 10 centímetros de tacón.
Después, se os pondrán una pulsera electrónica que funciona como una visa oro, e, independientemente de vuestro sexo biológico, podréis elegir entre ir al paraíso de las mujeres, o el de los hombres. También se permiten las visitas y traslados entre una y otra zona.
Otra particularidad de este paraíso es que no se le impide el paso a nadie por haber sido muy cabrón en su vida terrena. Eso sí, será violado por alguna de las manadas de cabras salvajes al menos una vez al día (dependiendo de lo cabronazo que haya sido).
Para que os hagáis una idea, os diré que el paraíso de los hombres tiene un terreno muy accidentado a base de atractivas redondeles. En él crecen por doquier los “árboles nodriza” (una suerte de pechos-surtidores que suministran todo lo necesario: cerveza fresca, vino, güisqui, café con leche,…). Y en cuanto a la fauna, como podéis ver, … es tan acogedora y exuberante como la flora. En lugar de angelitos con arpas, he contratado a los mejores difuntos de la música jazz y rock, así como a las grandes “profesionales” de la historia que, con todo cariño, atenderán vuestras solicitudes más íntimas.
Y la respuesta es:
“No, en absoluto. Tu fe me importa un carajo. Lo que cuenta es estar al corriente en el pago de diezmos y hacer buenas donaciones. Yo ofrezco todo tipo de comodidades y placeres; y eso hay que pagarlo. Ahora bien, si prefieres escuchar misa y música de arpa por toda la eternidad, ahí está la competencia; ve con Dios.”
El segundo requisito para entrar en mi paraíso es el cumplimiento estricto de los 666 Mandamientos de Réficul (disponibles en fichero comprimido) o, en su defecto, la compra de mi perdón en forma de bulas. Pero, como estoy empezando y tengo una oferta de lanzamiento: Para los primeros 6.000 millones de devotos, todos los mandamientos se resumen en uno:
“NO PONDRÁS EL PAPEL HIGIÉNICO CON LA TIRA POR DENTRO”.
A vosotros, pobres e ignorantes mortales, os puede parecer una tontería el asunto del papel, pero de ello depende el futuro de la humanidad. Quizás os haga alguna revelación al respecto uno de estos días.
Pero, volviendo al tema que nos ocupa, debéis saber que, para ingresar en mi Paraíso, no es necesario morirse. Aquellos de vosotros que domináis el arte de los viajes astrales, podéis pasar allí los fines de semana o algunos días de vacaciones (precios según temporada). Sólo tendréis que atravesar un portal dimensional, cuyas coordenadas exactas os serán comunicadas por inspiración divina cuando os hagáis merecedores de ello.
Aquello no tiene pérdida, parece un puticlub de nivel medio-alto (para no despistar). Al llegar, os saldrá al paso mi fiel Bush (le puse ese nombre porque tienen el mismo coeficiente intelectual y la misma mala leche). Si os identificáis correctamente, mis guardianas os desnudarán (se me olvidó mencionar que mi paraíso es, por entero, zona nudista) y os cachearán a fondo, por si lleváis ropa escondida. Sólo se permiten corbatas, gafas de sol, sombreros, medias, corpiños y zapatos de más de 10 centímetros de tacón.
Después, se os pondrán una pulsera electrónica que funciona como una visa oro, e, independientemente de vuestro sexo biológico, podréis elegir entre ir al paraíso de las mujeres, o el de los hombres. También se permiten las visitas y traslados entre una y otra zona.
Otra particularidad de este paraíso es que no se le impide el paso a nadie por haber sido muy cabrón en su vida terrena. Eso sí, será violado por alguna de las manadas de cabras salvajes al menos una vez al día (dependiendo de lo cabronazo que haya sido).
Para que os hagáis una idea, os diré que el paraíso de los hombres tiene un terreno muy accidentado a base de atractivas redondeles. En él crecen por doquier los “árboles nodriza” (una suerte de pechos-surtidores que suministran todo lo necesario: cerveza fresca, vino, güisqui, café con leche,…). Y en cuanto a la fauna, como podéis ver, … es tan acogedora y exuberante como la flora. En lugar de angelitos con arpas, he contratado a los mejores difuntos de la música jazz y rock, así como a las grandes “profesionales” de la historia que, con todo cariño, atenderán vuestras solicitudes más íntimas.