La sumisión de las masas.
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La sumisión de las masas.
José Manuel Naredo – Consejo Científico de ATTAC España.
Cómo es que ha mudado en sumisión esa rebelión de las masas que dio título al libro más famoso de Ortega y Gasset, publicado hace 80 años? Lo ocurrido en los últimos tiempos parece confirmarlo otorgando actualidad a otro libro bastante más antiguo: Discurso sobre la servidumbre voluntaria, de La Boétie.
En contra de lo que preveía nuestro insigne filósofo, no es esa “casta de hombres-masa-rebeldes” la que pone hoy en peligro los logros de la civilización. Como tampoco es el “advenimiento de las masas al pleno poderío social” la que acarrea la degradación cultural en curso. Frente al elitismo culturalista que asociaba la regresión a los fenómenos de masificación y empoderamiento de las masas, esta regresión viene asociada hoy al comportamiento de las propias elites político-empresariales y de las relaciones de dominación imperantes. Son estas elites, que deciden y hacen los grandes negocios de espaldas a la mayoría, las que orientan el panem circensis de la llamada sociedad de consumo y la selección social de las ideas acorde con sus intereses. Con la ventaja de que los productos culturales y de ocio, unidos a los artefactos de la sociedad de consumo, no sólo entretienen y adormecen a la gente, sino que espolean sus deseos y afanes de lucro y, con ello, ese individualismo insolidario asociado a una ideología económica servil al ciego instinto de promoción competitiva.
El predominio sobre lo político del actual discurso económico reduccionista, que aniquila la posibilidad de reconsiderar las metas de la sociedad y, por ende, de cambiarla, remata el desarme ideológico orientado a perpetuar el statu quo capitalista. En suma, que el gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma. Es el miedo a perder el empleo, el estatus o a verse discriminado lo que induce normalmente a las personas a someterse y censurarse “por su propio bien”, sin necesidad de represiones explícitas. Estas sólo aparecen cuando las excepciones rompen la regla, cuando los controladores aéreos se rebelan o cuando Wikileaks ilumina las vergüenzas del poder.
Artículo Publicado en Público.
http://www.attac.es/la-sumision-de-las-masas/
Cómo es que ha mudado en sumisión esa rebelión de las masas que dio título al libro más famoso de Ortega y Gasset, publicado hace 80 años? Lo ocurrido en los últimos tiempos parece confirmarlo otorgando actualidad a otro libro bastante más antiguo: Discurso sobre la servidumbre voluntaria, de La Boétie.
En contra de lo que preveía nuestro insigne filósofo, no es esa “casta de hombres-masa-rebeldes” la que pone hoy en peligro los logros de la civilización. Como tampoco es el “advenimiento de las masas al pleno poderío social” la que acarrea la degradación cultural en curso. Frente al elitismo culturalista que asociaba la regresión a los fenómenos de masificación y empoderamiento de las masas, esta regresión viene asociada hoy al comportamiento de las propias elites político-empresariales y de las relaciones de dominación imperantes. Son estas elites, que deciden y hacen los grandes negocios de espaldas a la mayoría, las que orientan el panem circensis de la llamada sociedad de consumo y la selección social de las ideas acorde con sus intereses. Con la ventaja de que los productos culturales y de ocio, unidos a los artefactos de la sociedad de consumo, no sólo entretienen y adormecen a la gente, sino que espolean sus deseos y afanes de lucro y, con ello, ese individualismo insolidario asociado a una ideología económica servil al ciego instinto de promoción competitiva.
El predominio sobre lo político del actual discurso económico reduccionista, que aniquila la posibilidad de reconsiderar las metas de la sociedad y, por ende, de cambiarla, remata el desarme ideológico orientado a perpetuar el statu quo capitalista. En suma, que el gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma. Es el miedo a perder el empleo, el estatus o a verse discriminado lo que induce normalmente a las personas a someterse y censurarse “por su propio bien”, sin necesidad de represiones explícitas. Estas sólo aparecen cuando las excepciones rompen la regla, cuando los controladores aéreos se rebelan o cuando Wikileaks ilumina las vergüenzas del poder.
Artículo Publicado en Público.
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Re: La sumisión de las masas.
Como chiste es tristemente bueno.
Pero seamos justos. Aunque aquí somos más borregos que en otros países, como Francia, por ejemplo, y no estamos (aún) tan desesperados como en Grecia o en el Reino Unido, también hay movimiento social y protestas en las calles.
Huelga general 29S:
Madrid
Madrid
Asturias
Barcelona
Barcelona
Sevilla
Sevilla
Valencia
Todo esto es una miseria de movilización, y deberíamos estar en la calle todas las tardes exigiendo al gobierno explicaciones desde el día en que se anunció que se "rescataría" a los bancos con nuestro dinero.
Exigiendo explicaciones sobre por qué las Cajas de Ahorros tienen que convertirse en entidades fuertes o desaparecer, como si fueran bancos privados y no entes de carácter social bajo la legislación de las comunidades autónomas.
Preguntando a los gobernantes qué son "los mercados", y quien, a su juicio, los maneja. Y qué piensan que son esos "movimientos especulativos" de compra de divisas, generalmente orquestados desde esos paraísos fiscales que prometieron hace años combatir a nivel global. Movimientos "privados" que hacen tambalear a los estados y para cuyas consecuencias los gobernantes europeos encuentran en cuestión de días siempre la misma la solución: a apretarse un poco más el cinturón, más recortes sociales y retroceso en derechos. ¿Cómo hubieran podido operar esos cabrones manipuladores sin el anonimato que les otorga los paraísos fiscales? ¿Hasta cuándo se va a posponer la tarea de su eliminación definitiva?
Diciéndoles que, si no saben enfrentarse a "los mercados", sino bajarse los pantalones y repercutirnos a nosotros la factura correspondiente, que SE QUITEN DE ENMEDIO POR INÚTILES. Porque no necesitamos putas (sin ánimo de ofender a quienes forzada o vocacionalmente ejerzan este oficio), sino dirigentes que nos representen a nosotros, y no que representen a otros al dirigirse a nosotros. Estoy hasta el último pelo de que me digan qué quieren "los mercados". Y aunque es tarde para explicar a "los mercados" (y a las grandes corporaciones, al Banco Mundial, a la ONU, a la OMS) qué queremos nosotros, deberíamos informarnos antes para saber en dónde estamos y cómo podemos llegar a donde queremos.
Pero bueno. No todo son botellones, y menos da una piedra. En las actuales circunstancias, deberíamos dedicar 15 horas o más al día a dos cosas: trabajar y protestar. Pero fallamos en dos aspectos esenciales: por un lado nos ofrecen todo tipo de distracciones y entramos al trapo pasando a formar parte del problema (engordando aún más un sistema que nos está llevando a la extinción), y por otro no hay ningún ente que nos organice y catalice la inquietud general, porque los sindicatos han perdido credibilidad y no parecen tener arrestos para coger el toro por los cuernos.
Pero seamos justos. Aunque aquí somos más borregos que en otros países, como Francia, por ejemplo, y no estamos (aún) tan desesperados como en Grecia o en el Reino Unido, también hay movimiento social y protestas en las calles.
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Todo esto es una miseria de movilización, y deberíamos estar en la calle todas las tardes exigiendo al gobierno explicaciones desde el día en que se anunció que se "rescataría" a los bancos con nuestro dinero.
Exigiendo explicaciones sobre por qué las Cajas de Ahorros tienen que convertirse en entidades fuertes o desaparecer, como si fueran bancos privados y no entes de carácter social bajo la legislación de las comunidades autónomas.
Preguntando a los gobernantes qué son "los mercados", y quien, a su juicio, los maneja. Y qué piensan que son esos "movimientos especulativos" de compra de divisas, generalmente orquestados desde esos paraísos fiscales que prometieron hace años combatir a nivel global. Movimientos "privados" que hacen tambalear a los estados y para cuyas consecuencias los gobernantes europeos encuentran en cuestión de días siempre la misma la solución: a apretarse un poco más el cinturón, más recortes sociales y retroceso en derechos. ¿Cómo hubieran podido operar esos cabrones manipuladores sin el anonimato que les otorga los paraísos fiscales? ¿Hasta cuándo se va a posponer la tarea de su eliminación definitiva?
Diciéndoles que, si no saben enfrentarse a "los mercados", sino bajarse los pantalones y repercutirnos a nosotros la factura correspondiente, que SE QUITEN DE ENMEDIO POR INÚTILES. Porque no necesitamos putas (sin ánimo de ofender a quienes forzada o vocacionalmente ejerzan este oficio), sino dirigentes que nos representen a nosotros, y no que representen a otros al dirigirse a nosotros. Estoy hasta el último pelo de que me digan qué quieren "los mercados". Y aunque es tarde para explicar a "los mercados" (y a las grandes corporaciones, al Banco Mundial, a la ONU, a la OMS) qué queremos nosotros, deberíamos informarnos antes para saber en dónde estamos y cómo podemos llegar a donde queremos.
Pero bueno. No todo son botellones, y menos da una piedra. En las actuales circunstancias, deberíamos dedicar 15 horas o más al día a dos cosas: trabajar y protestar. Pero fallamos en dos aspectos esenciales: por un lado nos ofrecen todo tipo de distracciones y entramos al trapo pasando a formar parte del problema (engordando aún más un sistema que nos está llevando a la extinción), y por otro no hay ningún ente que nos organice y catalice la inquietud general, porque los sindicatos han perdido credibilidad y no parecen tener arrestos para coger el toro por los cuernos.
Por un mundo más libre y con menos hipocresía, asóciate: https://iatea.org.es/asociarse.php
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Re: La sumisión de las masas.
No quiero reincidir en el tema de bancos y paraísos fiscales, debatido en otros hilos y en el que coincidimos.
Creo que parte del problema es que los sindicatos están desprestigiados y con poco poder de convocatoria (con razón), esto crea un inmovilismo en la ciudadanía desorganizada.
Creo que parte del problema es que los sindicatos están desprestigiados y con poco poder de convocatoria (con razón), esto crea un inmovilismo en la ciudadanía desorganizada.
Re: La sumisión de las masas.
Claro, porque hay una campaña bien orquesta para desprestigiar a los sindicatos, como antes la hubo (y aun perdura) para desprestigiar a lo público.eduardo dd escribió:No quiero reincidir en el tema de bancos y paraísos fiscales, debatido en otros hilos y en el que coincidimos.
Creo que parte del problema es que los sindicatos están desprestigiados y con poco poder de convocatoria (con razón), esto crea un inmovilismo en la ciudadanía desorganizada.
Los sindicatos son la última barricada desde la que podemos defender el estado de bienestar, que están desmantelando delante de nuestras narices. Pero los sindicatos los hacen los trabajadores y parece que ha calado la propaganda.
Conozco de cerca el tema y estoy harto de escuchar medias verdades y mentiras completas sobre los sindicatos, las subvenciones, los liberados,... Sinvergüenzas los hay en todas partes, pero abundan más allí donde la gente honesta deja el sitio libre. Lo que viene a demostrar lo que decía: Por acción o por omisión, los sindicatos los hacemos entre todos.
La huelga general del 29 de septiembre no fue un éxito precisamente. Ante eso los sindicatos no han tenido más remedio que sentarse a negociar y mejorar sustancialmente la reforma que pretendía imponer el Gobierno.
El verdadero pecado de los sindicatos es que no están a la altura de las circunstancias, ya que están combatiendo un enemigo globalizado con estructura y acciones localizadas.
Construye un mundo laico y racional.
SUMEMOS ESFUERZOS; ÚNETE A INICIATIVA ATEA
https://iatea.org.es/asociarse.php
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