La iglesia no tiene cura
Publicado: Mar Nov 24, 2009 12:06 pm
El cardenal Antonio María Rouco expuso ayer ante la Conferencia Episcopal su hoja de ruta para afrontar "las crisis religiosa, social y económica" que sufre España. El líder de los obispos lleva semanas con una actividad frenética, en varios campos, pero le faltaba presentar su estrategia a la jerarquía del catolicismo. Lo hizo con un discurso de 5.016 palabras ante la asamblea general de prelados. Hubo ausencias sonadas. No estaban el hasta ahora obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, ni su predecesor, José María Setién. Tampoco el cardenal emérito de Sevilla, Carlos Amigo, al que pasado mañana hay que sustituir, en votación secreta, como miembro del Comité Ejecutivo del máximo organismo episcopal.
Los prelados abordan una agenda apretada, por iniciativa de Rouco. Lo hacen en un ambiente de cambios profundos, liderados por el cardenal con mano firme. Hay una decena de sedes diocesanas vacantes, y ya es evidente que los nombramientos serán impulsados por Rouco. El relevo de Uriarte en San Sebastián por el obispo de Palencia, José Ignacio Munilla Aguirre, es un síntoma. Un moderado ha sido relevado por un predicador rocoso, tachado de ultraconservador. Rouco está escogiendo a eclesiásticos con un perfil muy señalado, con la idea fuerza de poner coto en España a lo que la jerarquía considera "símbolo de un laicismo feroz".
Se equivocan quienes juzguen los cambios con valoraciones ideológicas clásicas -nada se parece más a un obispo que otro obispo-, pero sí es posible analizarlos desde el punto de vista pastoral. El cardenal Rouco busca la unidad de acción y que los peones planten cara a la crisis eclesial sin desentonar en la contundencia del discurso o introduciendo matices nacionalistas. Pero los obispos son pastores. Poco podrán contra el supuesto laicismo reinante si les flaquea -o escasea- el rebaño.
El primer punto del debate, ayer por la tarde, abordó la crisis de vocaciones. Rouco dio datos sobre la profundidad de esa crisis. "Los sacerdotes somos menos y de más edad que hace algunos años", dijo. En España hay 23.286 parroquias; 10.615 no tienen sacerdote residente. Son datos de 2007 y la situación lleva camino de empeorar. La media de edad de los curas en activo es de 63,3 años. "En alguna zona alcanza los 72,04 años", expuso ayer Rouco. Tampoco es mejor la media de edad de los obispos.
El cardenal de Madrid propuso, además, una reflexión a fondo sobre la crisis social y económica que vive España. Este es el contexto del debate: "La crisis económica persiste y, entre nosotros, el desempleo no retrocede, sino que aumenta. Los fríos datos no deben ocultarnos lo que las cifras representan para las personas: familias en dificultades para hacer frente a las necesidades elementales de alimentación, vivienda y educación; jóvenes que ven retrasado su acceso al primer trabajo, e inmigrantes desamparados por hallarse con menos respaldo familiar y social".
También aludió a la crisis de valores. "Los análisis de las causas económicas, sociales y políticas son imprescindibles. Pero no son suficientes por sí mismos. El sistema financiero y económico se ha visto afectado por quiebras de orden ético y, por tanto, dependientes de la conducta de las personas. Sin motivaciones adecuadas es difícil alimentar y sostener conductas éticas. El desarrollo es imposible sin hombres rectos. Lamentablemente hay corrupción e ilegalidad tanto en el comportamiento de sujetos económicos y políticos de los países ricos, nuevos y antiguos, como en los países pobres", añadió.
También arremetió contra el Gobierno por la política educativa, con especial atención a la enseñanza de la religión católica en la escuela pública. "La carencia de una verdadera alternativa académica [a esas materias] coloca a los profesores y alumnos en una situación de verdadera heroicidad pedagógica", sostuvo.
Los prelados abordan una agenda apretada, por iniciativa de Rouco. Lo hacen en un ambiente de cambios profundos, liderados por el cardenal con mano firme. Hay una decena de sedes diocesanas vacantes, y ya es evidente que los nombramientos serán impulsados por Rouco. El relevo de Uriarte en San Sebastián por el obispo de Palencia, José Ignacio Munilla Aguirre, es un síntoma. Un moderado ha sido relevado por un predicador rocoso, tachado de ultraconservador. Rouco está escogiendo a eclesiásticos con un perfil muy señalado, con la idea fuerza de poner coto en España a lo que la jerarquía considera "símbolo de un laicismo feroz".
Se equivocan quienes juzguen los cambios con valoraciones ideológicas clásicas -nada se parece más a un obispo que otro obispo-, pero sí es posible analizarlos desde el punto de vista pastoral. El cardenal Rouco busca la unidad de acción y que los peones planten cara a la crisis eclesial sin desentonar en la contundencia del discurso o introduciendo matices nacionalistas. Pero los obispos son pastores. Poco podrán contra el supuesto laicismo reinante si les flaquea -o escasea- el rebaño.
El primer punto del debate, ayer por la tarde, abordó la crisis de vocaciones. Rouco dio datos sobre la profundidad de esa crisis. "Los sacerdotes somos menos y de más edad que hace algunos años", dijo. En España hay 23.286 parroquias; 10.615 no tienen sacerdote residente. Son datos de 2007 y la situación lleva camino de empeorar. La media de edad de los curas en activo es de 63,3 años. "En alguna zona alcanza los 72,04 años", expuso ayer Rouco. Tampoco es mejor la media de edad de los obispos.
El cardenal de Madrid propuso, además, una reflexión a fondo sobre la crisis social y económica que vive España. Este es el contexto del debate: "La crisis económica persiste y, entre nosotros, el desempleo no retrocede, sino que aumenta. Los fríos datos no deben ocultarnos lo que las cifras representan para las personas: familias en dificultades para hacer frente a las necesidades elementales de alimentación, vivienda y educación; jóvenes que ven retrasado su acceso al primer trabajo, e inmigrantes desamparados por hallarse con menos respaldo familiar y social".
También aludió a la crisis de valores. "Los análisis de las causas económicas, sociales y políticas son imprescindibles. Pero no son suficientes por sí mismos. El sistema financiero y económico se ha visto afectado por quiebras de orden ético y, por tanto, dependientes de la conducta de las personas. Sin motivaciones adecuadas es difícil alimentar y sostener conductas éticas. El desarrollo es imposible sin hombres rectos. Lamentablemente hay corrupción e ilegalidad tanto en el comportamiento de sujetos económicos y políticos de los países ricos, nuevos y antiguos, como en los países pobres", añadió.
También arremetió contra el Gobierno por la política educativa, con especial atención a la enseñanza de la religión católica en la escuela pública. "La carencia de una verdadera alternativa académica [a esas materias] coloca a los profesores y alumnos en una situación de verdadera heroicidad pedagógica", sostuvo.