Episodios desconocidos de la crisis del Beagle
Publicado: Dom Dic 06, 2009 3:54 pm
FuenteDocumental argentino "La guerra que no fue" acaba de ser estrenado por el canal TN:
Episodios desconocidos de la crisis del Beagle y la mediación papal
A 25 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, los protagonistas de las febriles tratativas ante el Vaticano no estuvieron presentes en las ceremonias a las que asistieron las Presidentas Bachelet y Fernández. Pero sí son piezas centrales de la investigación del periodista argentino José Ignacio López, quien logró testimonios inéditos de la crisis, que muestran que la guerra estuvo a sólo pocas horas de estallar.
Iván Martinic El general que ignoraba la mediación
El Papa Juan Pablo II aceptó mediar entre Chile y Argentina a menos de 12 horas del momento en que los trasandinos habían fijado para iniciar las hostilidades. Si bien la noticia fue recibida con alivio en el Beagle, en el principal teatro de operaciones, más al norte, hubo resistencia. El propio Julio Cobos recuerda que "vino el general Saa, nos forma a los oficiales y nos dice: 'señores, no podemos quedar mal con el Papa. Va a haber una tregua de diez días, pero no va a haber acuerdo. Así es que estamos en guerra y seguimos en guerra".
La crisis de los espías y la "pequeña mediación"
A comienzos de 1981, las negociaciones no avanzaban demasiado en el Vaticano. Óscar Camilión, ex embajador de Argentina en Brasil (1978-1981) y asignado por la Junta Militar para notificar a ese país el inicio de las hostilidades en el Beagle, recuerda que "el problema fundamental que afligía al Vaticano" era la división entre las ramas de las Fuerzas Armadas de Argentina, "que llevaban cada una posiciones distintas y retaban especialmente (al cardenal) Samoré".
En ese contexto, en abril de 1981 surgen mutuas acusaciones de espionaje fronterizo y se producen detenciones cruzadas de oficiales que permanecían en el país vecino. La inesperada crisis paraliza las conversaciones en la Santa Sede y "reactiva los enfrentamientos a tal punto que Argentina cierra la frontera con Chile. Ahí el cardenal (Samoré) hizo gestiones desesperadas para que se restituya la libertad de los oficiales detenidos", recuerda Guillermo Moncayo.
El impasse fue mayúsculo, añade monseñor Faustino Sainz Muñoz, de la oficina de mediación pontificia. "Lo llamamos la pequeña mediación, estuvimos casi seis meses con el tema aquel y coincidió con el atentado al Papa", detalla.
Para el ex canciller Camilión, el episodio "fue una provocación chilena y una sobrerreacción argentina que puso de nuevo la situación en extrema tensión, porque el cierre de comunicaciones terrestres es la medida previa en las sanciones que establecen tanto las Naciones Unidas como la OEA a la intervención militar".
Al final, sostiene Luis María Riccheri, integrante de la misión argentina, el Vaticano "intervino ante ambos gobiernos para decir 'señores, hay que aflojar, porque esto se termina'".
El decisivo rol del cardenal Antonio Samoré
El cardenal Angelo Sodano, por entonces Nuncio Apostólico en Chile, dice que el cardenal Antonio Samoré, "era conocido como un hombre decidido. Aquí (en el Vaticano) decían que era como un perro que cuando toma un hueso después no lo deja. Entonces él aceptó (el rol de mediador)".
Monseñor Faustino Sainz Muñoz, de la oficina de mediación pontificia, explica cómo se fueron dando cuenta de la magnitud de la tarea que se les avecinaba. "Escuchar las diferentes posturas, que eran bastante divergentes, y darnos cuenta, por decirlo así, del lío en que nos habíamos metido".
El cardenal asumió el desafío a los 77 años de edad y murió en 1983, sin conocer el resultado del proceso. "Él dejó una parte de su vida en esa tarea", agrega el mismo Sainz Muñoz.
Para Susana Ruiz Cerruti, Samoré "dedicó los últimos años de su vida (a la mediación) y posiblemente un poco de los esfuerzos que tuvo que hacer en momentos difíciles de la negociación deben haber influido de alguna manera en su estado de salud".
Según Carlos Ortiz de Rozas, miembro de la misión argentina, "el factor que le faltaba a Samoré era el conocimiento y la estrategia política que sí tenía (el cardenal Agostino) Casaroli", quien sucedió al primero luego de su muerte en 1983.
El subteniente Julio Cobos, listo para invadir Chile
El actual Vicepresidente de Argentina saltó a la fama con su voto "no positivo" que derrumbó el impuesto que los Kirchner querían aplicar al agro de su país. Pero en 1978, a los 23 años, Cobos pudo ser uno de los primeros en invadir Chile. El 20 de diciembre de ese año pernoctaba cerca de la ruta Mendoza-Los Andes, a sólo 7 km de la frontera, y recibió órdenes de levantar a su compañía a las 7 de la mañana del día siguiente. Pero a la una de la madrugada un ordenanza lo despertó súbitamente. "Le digo 'no, la diana es a las siete'. Y él me dice 'no, ha llegado un radiograma y tiene que levantar a la compañía y llevarla a la frontera'. Era el famoso Día D", cuenta Cobos.
Videla, el "gran negociador"
En septiembre de 1984, las negociaciones del Tratado de Paz y Amistad estaban en su última etapa y, a esas alturas, Chile y Argentina ya negociaban en forma directa, sin presencia del Vaticano. Dante Caputo recuerda una reunión decisiva con el jefe de los negociadores chilenos, el entonces coronel Ernesto Videla, a quien califica como "un hombre muy fino, un gran negociador". La cita no comenzó de la mejor manera:
"Creo que empecé siendo amable al decirle 'coronel, usted sabe que si estuviera en Argentina probablemente estaría preso con nosotros'. Y él respondió 'a lo mejor usted estaría muerto si estuviera en Chile'. Linda manera de empezar una conversación".
Videla recuerda que la reunión fue "larguísima, de cinco o seis horas", pero que al final permitió allanar el acuerdo.
La "inflexión alfonsinista" que sorprendió a Dante Caputo
En enero de 1984, el canciller argentino y su par chileno Jaime del Valle se dieron en la Santa Sede el histórico abrazo que selló el acta de acuerdo previa a la firma del Tratado de Paz y Amistad. Caputo regresó pletórico a Buenos Aires y apenas aterrizó en Ezeiza se dirigió a Olivos para informar al Presidente Alfonsín. Ahí se produce el siguiente diálogo:
Caputo: "Presidente, cerramos"
Alfonsín: "Ah, qué bien, qué bien Dante". Caputo recuerda que el Presidente habló con "alguna inflexión alfonsinista que ya conocía", por lo que intuyó que algo andaba mal.
Caputo: "¿Qué pasó acá?".
Alfonsín: ¿Sabe qué pasa, Dante? Vamos a tener que ir a una consulta popular".
Caputo: "¿Qué, cómo?".
Alfonsín: "Sí, vamos a tener que preguntarles a los argentinos si están de acuerdo o no".
Caputo: "Raúl, pero ¿qué va a hacer? Después que hicimos todo esto, hace un año que estamos trabajando. ¿Vamos a tener un referéndum para esto?".
Alfonsín: "Mire Dante, si esto no lo cierra la gente, el año que viene va a estar de vuelta. Tiene que ser el conjunto de los argentinos el que diga sí a esto".
El referéndum, realizado en noviembre de 1984, arrojó un abrumador triunfo del sí".
El acta que Argentina quería mantener en secreto
El ex canciller Óscar Camilión revela que, en 1980, el cardenal Samoré presentó dos propuestas: una con tierra para Argentina y otra sin tierra.
"La primera le daba a Argentina los islotes Barnevelt y Evout. Picton, Nueva y Lennox, eran reconocidas como territorio chileno", explica.
Chile, precisa Guillermo Moncayo, "aceptó de inmediato, quizás con el propósito de evitar que Argentina negociara modificaciones".
Pero la Santa Sede quería que Chile y Argentina firmaran un acta en la que se comprometiesen a solucionar el conflicto por la vía pacífica. Ello implicaba volver al statu quo anterior a la crisis de 1978.
Moncayo agrega que "Argentina pretendía que eso se hiciese secreto, pero no se logró, lo cual estaba muy bien. Pero el clima hostil y de dificultades que había en Argentina era tal que se quería atenuar lo más posible lo que algunos sectores bélicos consideraban una suerte de claudicación".
La "sabia" posta del cardenal Agostino Casaroli
Guillermo Moncayo cree que el entonces secretario de Estado del Vaticano "fue, en definitiva, tras la muerte del cardenal Samoré, quien culminó todo el proceso que llevó al Tratado de Paz y Amistad de 1984".
Helmut Brunner, miembro de la misión negociadora de Chile, agrega que "en último término, (la paz) se la debemos al cardenal Casaroli, quien, siempre bajo la dirección del Santo Padre, nos dijo: 'Si ustedes no se ponen de acuerdo, yo les voy a determinar una línea que es absolutamente equitativa y que resguarda los derechos de ambas partes'. Y fue la línea que fijó el cardenal Casaroli, dura para nosotros en muchos aspectos, que es la crítica que recibimos en Chile, que habíamos dado tantos kilómetros cuadrados de mar".
Para Luis María Riccheri, Casaroli solía decir 'realmente una milla más o una milla menos no vale la pena en haras de algo mucho más significativo, que es un tratado de paz permanente con Chile. Y hoy, después de 25 años, las consecuencias indican que fue realmente un razonamiento muy sabio".
Resulta interesante saber este tipo de hechos. Yo sabía que Argentina y Chile estuvieron a punto de irse a la guerra, pero no pensé que a sólo cuestión de horas. Y si bien el rol de la ICAR en este asunto pudo resultar beneficioso al final de cuentas, ello resulta en una anécdota en contraste con el resto de su participación en la historia de la humanidad pasada y actual.