Las Apostatas del Valle: "Que el cura pida perdón"

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Luisa Serrano

Las Apostatas del Valle: "Que el cura pida perdón"

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Las apóstatas de Valle: «Que el cura pida perdón»


Paloma y María Dolores Medina Huergo, las dos hermanas piloñesas que renunciaron a la fe católica, retirarán su denuncia contra el sacerdote si se disculpa públicamente

Cuatro abogados asturianos coinciden en señalar que el párroco de Valle no vulneró la intimidad de las dos hermanas que abandonaron la Iglesia. Oriente
Valle (Piloña), Bárbara MORÁN

«Si el párroco nos pide perdón públicamente, retiraremos la denuncia. Es lo único que mi hermana y yo queremos, porque nos ofendió públicamente y las disculpas también deben serlo». Con estas declaraciones, Paloma Medina Huergo defendió ayer la decisión adoptada días atrás por ella y su hermana María Dolores, de denunciar a Alejandro Fuentevilla, el cura de la localidad de Valle, en el concejo de Piloña.

Paloma, de 44 años y ama de casa, y María Dolores, de 45 y limpiadora en el Hospital de Mieres, han acusado al sacerdote de desvelar aspectos de su intimidad, al revelar durante una misa en la parroquia de Valle, donde nacieron las mujeres y donde residen sus padres y otros familiares, que ambas habían apostatado. «Cuando mi madre, disgustada, me comunicó que una vecina le había dicho que nuestros nombres fueron citados en misa, me puse en contacto con el cura. Esperaba sus disculpas, pero en lugar de esta acción me encontré con un sacerdote déspota y borde, que acabó colgándome el teléfono», subrayó Paloma. Sólo una petición pública de perdón les hará retirar la denuncia.

«Nunca pretendimos ofender al párroco, pero, después de aquella desagradable conversación y actitud por su parte, me sentí impotente. Me dijo que quién me creía que era yo para denunciarle y que él simplemente cumplió las órdenes del Arzobispado, pero a mi madre le dijo que si hubiese sabido que éramos sus hijas quizá no lo habría hecho. Entonces ¿hay una norma del Arzobispado o no?», preguntó Paloma, quien reconoce que si hubiese habido otra actitud por parte del párroco no lo hubiese denunciado. Las dos apóstatas de Piloña han puesto en manos del abogado laboralista y colaborador habitual de Sextaferia (colectivo que ayuda a los ciudadanos a tramitar sus apostasías) José Baquer su denuncia a Fuentevilla por «violar su intimidad» y por un supuesto delito de desvelación de secreto.

«Nunca pretendimos que se armara este follón. La religión de cada uno es algo íntimo que no hay que airear. Estoy preocupada por mis padres. Justo queríamos evitar que se disgustaran, porque ellos son muy católicos», subrayó Paloma. Las hermanas recuerdan que poseen el certificado de apostasía desde el pasado mes de febrero y que el cura nunca debió publicar sus nombres en la misa, siete meses más tarde. «Creí que había sido un despiste del párroco, pero al ver su actitud me sorprendí y disgusté, por eso decidí denunciar». Paloma, que sufre una enfermedad degenerativa -esclerosis múltiple-, subrayó que este mal trago no le está favoreciendo y que todo se podría haber evitado con una disculpa del párroco aquel día, cuando lo llamó por teléfono.

Ambas defienden que son adultas y libres para decidir sobre sus creencias. «No comparto los principios de la religión católica. Están en contra de cosas que yo sí defiendo, como la investigación con células madre, que puede ayudar a curar mi enfermedad, o el uso de preservativos. Soy libre de renunciar a esta religión, pero el párroco me ha ofendido al divulgar mi intimidad y si no se disculpa tendrá que responder ante el juez», aseveró Paloma. ´

Por su parte, Rosa Albina Huergo, la madre de las dos apóstatas piloñesas, reconoció ayer sentirse disgustada con sus dos hijas y, a la vez, desconcertada. «Mis ocho hijos están casados por la Iglesia, somos una familia católica y ni nos imaginábamos esto», indicó.

«Paloma ha cambiado mucho por su enfermedad y no la culpo por ello. Es normal, pero me preocupa esta decisión. Podrían haber pensado más en sus padres, que ya somos mayores y tenemos otra mentalidad y otra forma de ver la vida», aseguró ayer la madre de las apóstatas, que reside en Valle. La mujer subrayó que Paloma y Dolores «ya son adultas y sé que no soy quién para meterme, pero una madre siempre sufre. No me gusta su decisión (de renunciar a la fe católica), pero sé que tengo que aceptarla. Es difícil entender por qué han decidido rechazar la religión en la que el resto de la familia creemos», apuntó Rosa Albina Huergo.

Mientras en la familia Medina Huergo intentan poco a poco aceptar los cambios provocados por la decisión de Paloma y María Dolores, entre los vecinos de Valle no se hablaba ayer de otra cosa. Las dos hermanas han revolucionado esta tranquilísima localidad piloñesa, que desde primeras horas se convertía en centro de atención de televisiones, revistas y periódicos.



FUENTE: http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp ... ida-perdon

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