Pues, me presento
Publicado: Lun Feb 09, 2009 5:51 am
Soy argentina, país de "mayoría" católica cuyo Estado conserva en su Constitución Nacional eso de que "sostiene el culto católico, apostólico y romano", en flagrante contradicción con la libertad de culto (también consagrada en la constitución).
Desde que tengo conocimiento nunca creí en dios y las historias acerca del cristianismo me parecían cuentos para niños. En mi pubertad intenté volverme creyente, debido a sentirme presionada y excluida, pero no pude lograr tal cosa.
Siempre me mostré indiferente a las cuestiones religiosas y trataba de evadir cualquier mención o debate que dejara en evidencia mi incredulidad. Sufría tremendamente cuando lxs creyentes terminaban zanjando cualquier discusión diciéndome que seguramente yo creía en algo, y aquello en lo que yo creía (pongamos por caso, "la humanidad", "el cosmos", yo misma) ESO, era Dios.
No sé si denominarme agnóstica, atea, no creyente... esas son categorías de las cuales me veo obligada a echar mano para diferenciarme del resto de lxs mortales.
Por la etimología, prefiero nombrarme atea, porque no reconozco dios alguno. No trato de convencer a los demás que abandonen sus creencias, pero sucede que la mayoría de las veces una se siente invadida por tanta religiosidad implícita (y explícita), que cuesta no reaccionar negativa o agresivamente.
Saludos
Desde que tengo conocimiento nunca creí en dios y las historias acerca del cristianismo me parecían cuentos para niños. En mi pubertad intenté volverme creyente, debido a sentirme presionada y excluida, pero no pude lograr tal cosa.
Siempre me mostré indiferente a las cuestiones religiosas y trataba de evadir cualquier mención o debate que dejara en evidencia mi incredulidad. Sufría tremendamente cuando lxs creyentes terminaban zanjando cualquier discusión diciéndome que seguramente yo creía en algo, y aquello en lo que yo creía (pongamos por caso, "la humanidad", "el cosmos", yo misma) ESO, era Dios.
No sé si denominarme agnóstica, atea, no creyente... esas son categorías de las cuales me veo obligada a echar mano para diferenciarme del resto de lxs mortales.
Por la etimología, prefiero nombrarme atea, porque no reconozco dios alguno. No trato de convencer a los demás que abandonen sus creencias, pero sucede que la mayoría de las veces una se siente invadida por tanta religiosidad implícita (y explícita), que cuesta no reaccionar negativa o agresivamente.
Saludos