Presentación
Publicado: Mié Feb 15, 2012 2:33 am
El ateísmo no es un fin en sí mismo. De hacho a nadie se le ocurre levantarse un día y decir “Hoy es un buen día para dejar de creer en Dios”. Es más, ni siquiera creo que sea una filosofía. Y exceptuando a las personas fácilmente influenciables y sin criterio que lo “adoptan”; Gracias a Dios, porque es nice o porque sus amigos dicen serlo, no conozco a nadie que diga “Quiera ser Ateo”.
Entonces, porque soy ateo?
Desde niño fui tan teísta como cualquier hijo de familia de clase media lo era en los 70s y 80s. Íbamos a misa todos los domingos y me persignaban madre, abuelas y tías varias veces al día. Y aunque era algo distinto a los demás niños, mi teísmo me convertía en un niño normal. La gran diferencia, y vaya que era grande, no eran cuernos, cola o tridente como podría imaginarse cualquier mocho que malinterprete mi ateísmo. No, la gran diferencia era que yo quería saber. Y en ese entonces no estoy hablando de Dios, sencillamente quería saber porque funcionaban mis juguetes y para saberlo los desarmaba. Quería saber porque brillaba el sol y porque flotaban las nubes y cuanto vivía un tiburón y para eso primero preguntaba a la persona más sabia que conocía, mi padre. El, que nunca me respondió ni la pregunta más sencilla se paraba frente al librero y me devolvía mi extraña duda convertida en la más simple de todas ¿En dónde podemos averiguar eso? “En un libro” le respondía yo todo entusiasmado por saber la respuesta. Y sacando el libro de peces, historia o volumen de enciclopedia nos adentrábamos en buscar la respuesta.
Muchos años después descubrí que él sabía la respuesta a la mayoría de mis preguntas. Sin embargo fue su modo de enseñarme la mejor pregunta de todas ¿En dónde podemos averiguar eso? Y con eso sembró las bases para convertirme, en el futuro, en un pésimo cliente de tónicos para evitar la caída del cabello, pociones para atraer pareja, cremas adelgazantes, pulseras para la fortuna, limpias y sacramentos.
Todo eso me llevó, varios años después, a investigar sobre Dios. Así con mi entusiasmo, la biblioteca de mi padre y comprando cada libro que se me ponía enfrente me puse a estudiar teología. Comencé con mi religión (Católica) pues era a la que mas acceso tenía. Seguí con Judíos, Musulmanes, Hinduistas.. hasta los panteones Griegos, Romanos y Pre Hispánicos. Todo eso me hizo ver que las religiones surgen, crecen y desaparecen al igual que las culturas a las que están supeditadas. Quiero aclara que en ese entonces, principios de los 80s, Los libros eran mas serios, casi no había libros “mafufos” como ahora.
Simultáneo con todo esto comencé a ver muchas incongruencias en la vida diaria. Ver que la mentira vale lo que encubre, que el enojo, ira y castigos suelen ser mas por afectaciones personales que por justicia y que por medio de la religión toda acción es justificable. Toda esa doble moral, aunado a mis dudas me acercó mas a la ciencia y acercarse a la ciencia, contra lo que opinan los creyentes tibios, es alejarse de dios.
A pesar de todo esto aún me llevó años aceptar el ateísmo que desde entonces se fue gestando dentro de mi. Aún ahora, años después, a veces me veo diciendo cosas como dios nos libre, dios mio o no quiera dios. Aunque siendo francos solo son expresiones sin ningún fondo religioso. Y es que es difícil cambiar los vicios del lenguaje adquiridos y usados por tantos años.
Hoy, aunque a mucha gente no le parece mi ateísmo ya saben que sigo siendo la misma persona, igual de buena.
Algunos si me dejaron de hablar y hay quienes no lo saben, porque tampoco voy por la vida diciendo Hola, me llamo Armando y soy ateo.
Nunca he tratado de desprogramar a un creyente. No creo que sea sano. Es un proceso de crecimiento personal e igual que con Santa Claus el niño dejará de creer cuando alcance la madurez necesaria. De igual forma me parece tonto querer cosechar manzanas cuando el árbol apenas florea. Lo que si, me gusta hacer pensar a la gente, sin guiarlos a nada, solo porque encuentren el placer de poner a correr su ardilla del cerebro.
Y bueno, este soy yo. Me pongo a sus órdenes para lo que podamos hacer.
Entonces, porque soy ateo?
Desde niño fui tan teísta como cualquier hijo de familia de clase media lo era en los 70s y 80s. Íbamos a misa todos los domingos y me persignaban madre, abuelas y tías varias veces al día. Y aunque era algo distinto a los demás niños, mi teísmo me convertía en un niño normal. La gran diferencia, y vaya que era grande, no eran cuernos, cola o tridente como podría imaginarse cualquier mocho que malinterprete mi ateísmo. No, la gran diferencia era que yo quería saber. Y en ese entonces no estoy hablando de Dios, sencillamente quería saber porque funcionaban mis juguetes y para saberlo los desarmaba. Quería saber porque brillaba el sol y porque flotaban las nubes y cuanto vivía un tiburón y para eso primero preguntaba a la persona más sabia que conocía, mi padre. El, que nunca me respondió ni la pregunta más sencilla se paraba frente al librero y me devolvía mi extraña duda convertida en la más simple de todas ¿En dónde podemos averiguar eso? “En un libro” le respondía yo todo entusiasmado por saber la respuesta. Y sacando el libro de peces, historia o volumen de enciclopedia nos adentrábamos en buscar la respuesta.
Muchos años después descubrí que él sabía la respuesta a la mayoría de mis preguntas. Sin embargo fue su modo de enseñarme la mejor pregunta de todas ¿En dónde podemos averiguar eso? Y con eso sembró las bases para convertirme, en el futuro, en un pésimo cliente de tónicos para evitar la caída del cabello, pociones para atraer pareja, cremas adelgazantes, pulseras para la fortuna, limpias y sacramentos.
Todo eso me llevó, varios años después, a investigar sobre Dios. Así con mi entusiasmo, la biblioteca de mi padre y comprando cada libro que se me ponía enfrente me puse a estudiar teología. Comencé con mi religión (Católica) pues era a la que mas acceso tenía. Seguí con Judíos, Musulmanes, Hinduistas.. hasta los panteones Griegos, Romanos y Pre Hispánicos. Todo eso me hizo ver que las religiones surgen, crecen y desaparecen al igual que las culturas a las que están supeditadas. Quiero aclara que en ese entonces, principios de los 80s, Los libros eran mas serios, casi no había libros “mafufos” como ahora.
Simultáneo con todo esto comencé a ver muchas incongruencias en la vida diaria. Ver que la mentira vale lo que encubre, que el enojo, ira y castigos suelen ser mas por afectaciones personales que por justicia y que por medio de la religión toda acción es justificable. Toda esa doble moral, aunado a mis dudas me acercó mas a la ciencia y acercarse a la ciencia, contra lo que opinan los creyentes tibios, es alejarse de dios.
A pesar de todo esto aún me llevó años aceptar el ateísmo que desde entonces se fue gestando dentro de mi. Aún ahora, años después, a veces me veo diciendo cosas como dios nos libre, dios mio o no quiera dios. Aunque siendo francos solo son expresiones sin ningún fondo religioso. Y es que es difícil cambiar los vicios del lenguaje adquiridos y usados por tantos años.
Hoy, aunque a mucha gente no le parece mi ateísmo ya saben que sigo siendo la misma persona, igual de buena.
Algunos si me dejaron de hablar y hay quienes no lo saben, porque tampoco voy por la vida diciendo Hola, me llamo Armando y soy ateo.
Nunca he tratado de desprogramar a un creyente. No creo que sea sano. Es un proceso de crecimiento personal e igual que con Santa Claus el niño dejará de creer cuando alcance la madurez necesaria. De igual forma me parece tonto querer cosechar manzanas cuando el árbol apenas florea. Lo que si, me gusta hacer pensar a la gente, sin guiarlos a nada, solo porque encuentren el placer de poner a correr su ardilla del cerebro.
Y bueno, este soy yo. Me pongo a sus órdenes para lo que podamos hacer.