Mentiras, falacias y, sobre todo, mensajes subliminales -o no tanto- de los poderes financieros repetidos hasta la saciedad por políticos, economistas, periodistas... y lo que es peor: amigos, compañeros de trabajo, y hasta en la peluquería.
Estas premisas parten de, exactamente, los mismos MORROS que, tras imponer políticas de austeridad en toda Europa -en EEUU no lo han permitido, y gracias a eso están acabando con el paro y con la crisis- y reconocer que se equivocaron y que los resultados no fueron los esperados, SIGUEN imponiendo esas políticas de austeridad exigiendo recortes en todos los presupuestos, principalmente los sociales. Todos con dos excepciones: la banca y la iglesia.
Ya sé que es largo, pero quienes realmente se hayan llegado a creer que el estado de bienestar es insostenible, o que las pensiones deben bajar porque no habrá dinero para pagarlas, deberíais leer esta declaración antes de seguir aceptando como inevitable lo que es simplemente un deseo neoliberal. Como los neoliberales no tienen lámpara con genio para cumplir sus deseos, suelen cumplirlos envenenando las mentes con falacias disfrazadas de ciencia económica, presiones a los gobiernos y campañas mediáticas. Y encima los hay que les dan las gracias, creyendo firmemente que la derecha es más capaz, apta y experta para manejar la economía que la izquierda. Cuando no se trata de eso en absoluto, sino de los objetivos de unos y otros. La única capacidad en la que la derecha supera a la izquierda en economía, es la tendencia de la banca a alinearse con ella y a cerrar el grifo a la izquierda, pero para eso también hay soluciones.
DOCUMENTO COMPLETO.En defensa del sistema público de pensionesLA SOSTENIBILIDAD DE LAS PENSIONES, PROBLEMA POLÍTICO, NO ECONÓMICO.
Pensamos que la manera de plantear un problema condiciona su solución. La sostenibilidad del sistema público de pensiones se ha planteado siempre, en unos casos por ignorancia y en otros por intereses espurios, de la peor forma posible. Se ha tratado como un problema técnico cuando es un problema político. Se ha querido enmarcar como una cuestión de insuficiencia de medios, cuando en realidad el quid de la cuestión es la distribución de la renta. Se pretende que creamos que la sostenibilidad del sistema público de pensiones depende de “cuántos son los que producen”, cuando la variable importante es “cuánto se produce”.
Conscientes de que se trata de un problema político y no económico, consideramos que nuestro papel debe centrarse únicamente en desenmascarar los intentos de justificar mediante planteamientos aparentemente técnicos las posturas ideológicas previamente tomadas.
Hace ya muchos años que todos los servicios de estudios de las entidades financieras y similares, apoyados y jaleados por los organismos internacionales, comenzaron a emitir informes acerca de la inviabilidad del sistema público de pensiones. La postura oscilaba desde los más radicales, demandando su sustitución por planes privados, hasta los medianamente posibilistas, que tan solo pretendían su reforma, de manera que los gastos sociales no se incrementaran e incluso se redujeran. Por citar tan solo un ejemplo, allá por 1993 la Fundación BBV contrató a treinta y cuatro sabios, expertos, técnicos para que estudiasen el tema de las pensiones. En realidad, querían que se pronunciasen sobre la viabilidad, más bien inviabilidad, del sistema público. Trabajaron durante veinte meses para llegar a la conclusión de la imposibilidad de mantener el sistema público si no se reformaba. Una vez más se empleó la expresión quiebra de la Seguridad Social. El resultado de sus cálculos, que fueron facilitados a la prensa, consistía en el pronóstico de que para el año 2000 el desajuste entre ingresos y gastos de la Seguridad Social habría aumentado en una cantidad equivalente al 2% del PIB. ¿Cataclismo?, ¿quiebra? “Será incompatible con Maastricht”. Lo cierto es que el año 2000 llegó y no se produjo prácticamente nada de lo que pronosticaron. De hecho, se registró un superávit del 0,4%.
FIRMA AQUÍ, y tal vez consigas cobrar una pensión justa, sin arriesgar tu dinero engordando buitres en un plan privado que podría volatilizarse como tantos otros.