El apoyo popular a los indignados y la violencia policial auguran que el dios capitalismo se terminará enfrentando a un grave problema de fe en el país que más creyentes tiene.
PúblicoLos indignados consiguen bloquear uno de los mayores puertos de EEUU
El movimiento "contra la codicia de las grandes corporaciones" se extiende de costa a costa pese a la represión
ISABEL PIQUER CORRESPONSAL 03/11/2011
Huelguistas de Occupy Oakland, tras capturar un tráiler
con contenedores en el puerto de la ciudad. -AP
Oakland (California) se ha convertido de nuevo en el epicentro de las protestas de los indignados, que el miércoles consiguieron bloquear su puerto, uno de los más importantes de EEUU, en una jornada que terminó de nuevo en violentos enfrentamientos con la Policía. En el resto del país, Occupy Wall Street, que sigue contando con el respaldo de la gran mayoría de estadounidenses, organizó diversas manifestaciones en demanda de justicia social.
El día empezó con la protesta pacífica de unas 7.000 personas que se manifestaron en un intento de huelga general que buscaba, sin lograrlo, paralizar la ciudad. Cientos de empleados municipales, incluidos maestros, se sumaron a las protestas "contra la codicia de las grandes corporaciones". Los disturbios se prolongaron hasta la madrugada. Unas 3.000 personas se dirigieron al puerto, situado en la bahía de San Francisco, para cerrarlo, lo que consiguieron al apostarse en las carreteras de acceso y bloquear el paso de los camiones.
Los manifestantes cierran el puerto de Oakland, en la bahía de San Francisco
Cuando la marcha empezó a caminar hacia el centro de la ciudad, la Policía que hasta entonces se había mantenido a distancia, declaró que los indignados se habían salido del marco legal de la manifestación y empezó a lanzar gases lacrimógenos. Los enfrentamientos se agravaron cuando los manifestantes ocuparon un edificio cercano a la plaza del Ayuntamiento, la antigua sede de una asociación de ayuda a los sin techo, la Travelers Aid Society, y prendieron fuego a la barricada que habían levantado para evitar ser desalojados por los agentes. Unas 60 personas fueron detenidas. Cuatro fueron hospitalizadas con heridas leves.
"Esto era pacífico hasta que llegasteis", increparon algunos manifestantes que unas horas antes se habían pronunciado a favor de la "muerte del capitalismo" y del "99% de la población que ha tenido que rescatar a los bancos".
El puerto, el quinto de EEUU y por el que cada año transitan unos 39.000 millones de dólares en mercancías, reabrió sin incidentes. El presidente del sindicato de estibadores, Richard Mead, invitó a desayunar a los pocos manifestantes que quedaban.
Oakland se movilizaba en protesta por la violenta represión de la manifestación de la semana pasada, en la que los policías usaron por primera vez gases lacrimógenos. Una de las granadas hirió gravemente a un joven exmarine, Scott Olsen, que se convirtió en el símbolo de unas protestas que hasta entonces habían transcurrido pacíficamente.
Veteranos contra la guerra de Irak se movilizan ante la Bolsa de Nueva York
Olsen ya no está en el hospital donde fue ingresado tras ser alcanzado por el proyectil. El veterano de Irak de 24 años evoluciona favorablemente de su conmoción cerebral pero por deseo de su familia y para mantener la poca privacidad que le queda, ha sido trasladado a otro centro. Los familiares de la víctima rechazaron recientemente una visita del cineasta Michael Moore, que viajó a Oakland para solidarizarse con el movimiento.
En Nueva York, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, se está impacientando con los okupas del parque Zu-ccotti. "Esto no es la ocupación de Wall Street, es la ocupación de un barrio vibrante y activo del bajo Manhattan". Un grupo de legisladores locales, encabezados por el demócrata Sheldon Silver, un político muy influyente en la ciudad, ha pedido a Blooomberg que "ponga orden en Zuccotti".
Hace tres semanas, el alcalde, presionado por los propietarios de la plaza privada, Brookfield Financial Properties, intentó desalojar a los indignados con la excusa de limpiar el parque. La solidaridad de vecinos y simpatizantes y la perspectiva de un enfrentamiento le obligó a dar marcha atrás. El pasado viernes, en vísperas de la peor nevada de octubre de las últimas décadas, la Policía confiscó los generadores y los hornillos que daban electricidad y algo de calor al centenar de personas que cada noche acampa entre los rascacielos. Desde entonces, la situación se ha estabilizado pero la presión aumenta.
"Locos y delincuentes"
El tabloide conservador The New York Post dedicaba su portada a un editorial titulado "Es hora de echar a los vagos", en el que pedía a Bloomberg y a Brookfield Properties que desalojaran a los manifestantes. "Lo que empezó como una protesta creíble contra el rescate de los bancos y el capitalismo anticuado ha sido secuestrada ahora por locos y delincuentes", decía el editorial. "Demasiados manifestantes han mostrado su desprecio hacia los residentes y los comercios locales".