La falacia de las cosas inevitables
Publicado: Vie Oct 04, 2013 9:38 am
Se nos dice que la energía nuclear es necesaria, que el fracking es una solución ante la demanda, independientemente de que conlleve más daños "colaterales" que una guerra americana.
Se nos dice que la electricidad está infravalorada y que veremos subidas sin cese en los recibos para compensar a los pobrecitos empresarios mafiosos que, aunque sea una ruina ser un proveedor de electricidad en este país, se pelean como gallos por serlo. Es más, la alquimia financiera del siglo XXI hace posible cambiar de proveedor de watios sin que se toque un solo cable, únicamente mediante apuntes sobre el papel que se cruzan unos y otros y un trabajo extra para ellos -sobre todo para captarnos- que, milagrosamente, se traduce en un ahorro -al menos a corto plazo- para el sufrido cliente.
Mientras tanto, en España, INEXPLICABLEMENTE, ya desde el gobierno de Zapatero se está estafando a miles de pequeños inversores que apostaron por la energía solar, llevándoles a la ruina en beneficio de Iberdrola, Endesa, Gas Natural, Unión Fenosa... esos llorones que exigen más y más dinero mientras boicotean, con la ayuda del gobierno, cualquier otra iniciativa menos contaminante y más racional. Solo porque estas alternativas no necesitan grandes concentraciones de capital y son, por definición, un negocio atomizado cuyos modestos beneficios no son susceptibles de enriquecer a inversores de empresas del IBEX, ni de ser manipulados en beneficio de la élite y detrimento de la ciudadanía.
Como los tomates y las lechugas. O, más bien, como los tomates y las lechugas cuando no había grandes invernaderos ni Mercadonas, Carrefoures, Cortes Ingleses o Eroskis, por mencionar algunos actores indeseables que convierten nuestra nevera en almacenes de activos financieros.
Pero, sí o sí, las fuentes de energía tienen que cambiar. Y, desgraciadamente para estos PIRATAS, casi todas las formas razonables de conseguir energía sin causar más daños innecesarios al ecosistema pasan por iniciativas pequeñas, aparentemente modestas, pero que nacerán del pequeño reducto en el que, secuestrada, reside hoy la inteligencia humana: algunos héroes -tengan éxito o no- desconocidos que van generando y dando forma a esas ideas que faltan en donde lo único que brilla son los beneficios económicos, y en donde pensar está mal visto.
Esto es solo un ejemplo. Debe haber miles de iniciativas. Pero aunque se les niegue protagonismo alguno -excepto como curiosidad folclórica a veces-, el futuro está en estas cosas, y no en los oligopolios.
Si no hay sol -ni petroleo, gas o saltos de agua-, también se puede generar energía.
Se nos dice que la electricidad está infravalorada y que veremos subidas sin cese en los recibos para compensar a los pobrecitos empresarios mafiosos que, aunque sea una ruina ser un proveedor de electricidad en este país, se pelean como gallos por serlo. Es más, la alquimia financiera del siglo XXI hace posible cambiar de proveedor de watios sin que se toque un solo cable, únicamente mediante apuntes sobre el papel que se cruzan unos y otros y un trabajo extra para ellos -sobre todo para captarnos- que, milagrosamente, se traduce en un ahorro -al menos a corto plazo- para el sufrido cliente.
Mientras tanto, en España, INEXPLICABLEMENTE, ya desde el gobierno de Zapatero se está estafando a miles de pequeños inversores que apostaron por la energía solar, llevándoles a la ruina en beneficio de Iberdrola, Endesa, Gas Natural, Unión Fenosa... esos llorones que exigen más y más dinero mientras boicotean, con la ayuda del gobierno, cualquier otra iniciativa menos contaminante y más racional. Solo porque estas alternativas no necesitan grandes concentraciones de capital y son, por definición, un negocio atomizado cuyos modestos beneficios no son susceptibles de enriquecer a inversores de empresas del IBEX, ni de ser manipulados en beneficio de la élite y detrimento de la ciudadanía.
Como los tomates y las lechugas. O, más bien, como los tomates y las lechugas cuando no había grandes invernaderos ni Mercadonas, Carrefoures, Cortes Ingleses o Eroskis, por mencionar algunos actores indeseables que convierten nuestra nevera en almacenes de activos financieros.
Pero, sí o sí, las fuentes de energía tienen que cambiar. Y, desgraciadamente para estos PIRATAS, casi todas las formas razonables de conseguir energía sin causar más daños innecesarios al ecosistema pasan por iniciativas pequeñas, aparentemente modestas, pero que nacerán del pequeño reducto en el que, secuestrada, reside hoy la inteligencia humana: algunos héroes -tengan éxito o no- desconocidos que van generando y dando forma a esas ideas que faltan en donde lo único que brilla son los beneficios económicos, y en donde pensar está mal visto.
Esto es solo un ejemplo. Debe haber miles de iniciativas. Pero aunque se les niegue protagonismo alguno -excepto como curiosidad folclórica a veces-, el futuro está en estas cosas, y no en los oligopolios.
Si no hay sol -ni petroleo, gas o saltos de agua-, también se puede generar energía.