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Europa: Construcción de QUÉ?

Publicado: Sab Mar 01, 2014 12:47 pm
por Shé
Estamos mediando la segunda década del siglo XXI, y tras varias décadas de manipulación rastrera de la población por parte de los poderes económicos con la colaboración de la gran mayoría de los gobiernos europeos, lo hemos conseguido: Estamos casi igual que al final de la Segunda Guerra Mundial.

Entonces, unos 6 millones de personas, varios años después del final de la guerra, aún se encontraban sin hogar deambulado de un lugar a otro buscando cobijo y alimentos para subsistir. La ONU propició entonces la creación de la UNHCR/ACNUR, organización que estableció sus primeros campamentos de acogida para desheredados de la tierra precisamente en Europa, y que, más de 60 años después, apenas da abasto para alimentar y proteger a más de 35 millones -de personas, sin contar con los de la UNRWA, organización especial para Palestina. Su labor se realiza en su mayor parte gracias a la solidaridad ciudadana, ya que la propia ONU apenas aporta el 3% de sus gastos.

Hoy, en Europa, tenemos nada menos que 4.1 millones de personas sin hogar: es una de las cifras estadísticas que quedan tras la llamada crisis, inevitablemente comparable a aquellos 6 millones de los años 50.

Esta crisis no ha sido una guerra tradicional, pero está claro que sus devastadores efectos son comparables a los de una guerra. No se trata únicamente del daño objetivamente infligido a una parte importante de la población, sino del psicológico: el presente agobiante por la situación económica propia o por la de familiares o personas de nuestro entorno hace del futuro algo incierto para la mayoría de los europeos. Los proyectos de vida de la mayoría se han visto alterados, reducidos por esa incertidumbre a una desazonadora incógnita en la que la ilusión da paso a una mezcla de melancolía y resignación.

Pero sí hay una diferencia objetiva: por un lado no ha habido muertos en batalla en uno u otro bando, y por otro, esos 4.1 millones de personas no se han quedado sin hogar por la acción de las bombas, sino por otra guerra virtual que tiene que ver con el valor de las acciones, su manipulación torticera desde algunos despachos, y su resultado: las viviendas no se han hundido, sino que sus habitantes han sido desalojados dentro de la ley vigente con ayuda a menudo de efectivos pagados por dinero público, y selladas con cerrojos y a veces ladrillos, para impedir su reocupación. Pasan al inventario de los activos de las entidades financieras que empezaron esta guerra y que la han ganado. Lo que en otros tiempos se tradujo en energía para la reconstrucción de los países en postguerra, hoy es una mezcla de indignación e impotencia mezclada con peligrosísima desidia ciudadana.

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Visto esto quien puede ya tener alguna duda de que los bandos en una guerra no los conforman quienes visten uniformes distintos?

En toda guerra hay dos bandos, pero está claro que uno lo conforman el conjunto de los efectivos combatientes, y el otro quienes, desde sus despachos gubernamentales dirigen los mandos militares -a menudo, en la historia y en la actualidad, la misma cosa-.

En esta, como en todas las guerras, el enemigo es el Poder. El de aquí, el de Alemania o EEUU, pero sobre todo, ese otro sin ningún cargo público, liderado por esas 85 personas que poseen, ellas solas, la misma cantidad de dinero que el 50% -3.500 millones de personas!- más pobre del mundo, junto con toda esa cohorte de altos cargos públicos y privados que hacen posible este milagro estadístico de eso que llamamos "nuestra avanzada civilización".

Décima porcentual más o menos, un bando lo conforman el 1% de la población, frente al 99% restante.

Según este excelente trabajo, Informe 178 de 20 de enero de 2014, de la organización Intermón Oxfam,, ese 1% de la población posee el 46% del capital total mundial. No nos llevemos a error: ese 46% supone una cantidad de recursos muy superior a la que está al alcance de esos 3.500 millones más pobres, lo que quiere decir que el 99% de la población se reparte -de manera también injusta- el 54% de la riqueza mundial.

Por mucho que algunos podamos tener el futuro asegurado y vivamos mejor que la mayoría, o nos concienciamos bien de nuestra pertenencia al bando hoy perdedor, o las consecuencias del neoliberalismo actual se seguirá traduciendo en más y más muertes por hambre, guerras y miseria en el tercer mundo, y más y más ahondamiento de la brecha entre ricos y pobres en el mundo occidental.

EEUU estaba preparado para este camino, y lo han recorrido para "salir de la crisis" empeorando sensiblemente el nivel de vida de la mayoría en beneficio de la élite.

En Europa estamos en ello a pesar de que nuestras instituciones lo ponían mucho más difícil.

El discurso triunfal de Rajoy es totalmente acertado: España está haciendo sus deberes con nota alta, los deberes que ese 1% de la población mundial, el bando enemigo, ha ordenado hacer a nuestros dirigentes: robar a los ciudadanos aún más capital y patrimonio.

Con todos los gastos de ejecución, gestión y dietas a nuestro cargo. Como estrategia bélica no está mal.

Lo que no entiendo es cómo hay TANTO IMBÉCIL que, sin formar parte de ese 1% -tampoco les entiendo a estos, no me malinterprete nadie- les jalea, como nuestra entrañable caverna mediática, ni cómo TANTO INCONSCIENTE SUICIDA sigue con intención de votar al PP o al PSOE -o al PNV, CiU, UPyD, etc.-.

En la explicación de este fenómeno puede encontrarse la solución.

Tenéis alguna idea?