Hola jasimotosan, ya nos veremos en algún hilo.jasimotosan escribió:Hola Pierrot, no te conocía pero al ver lo que dicen de ti Shé y Vitriólico tengo ganas de hacerlo.
Saludos.
Saludos
Hola jasimotosan, ya nos veremos en algún hilo.jasimotosan escribió:Hola Pierrot, no te conocía pero al ver lo que dicen de ti Shé y Vitriólico tengo ganas de hacerlo.
Saludos.
Compadezco a los mormones. Yo tuve una mujer y no se como se las arreglan para lidiar con varias. Luego esta el tema del sexo que debe ser la bicoca, aunque a mi el tema del sexo hace tiempo que dejo de interesarme.estintobasico escribió:Oye mormón:
Una preguntitas...
¿Es cierto eso de la poligamia?
6:
Aunque estoy de acuerdo con Arnold que generalmente las mujeres (en general) tienden a ser un poco melodramáticas, ha de ser difícil lidiar con los sentimentalismos de ellas, entre ellas, etc. Sin embargo, creo que sera un concepto un tanto biológico, pero no hay cosa que motive mas al hombre que el sexo y el dinero (Y muchas veces esto es para tener mas sexo, entre otras ventajas claro). Sonara muy cliché, afeminado, como quieran, pero no hay nada mas hermoso que la mujer. Espero que todo haya mejorado Arnold desde que escribiste el mensaje y hayas cambiado de parecer.Arnold escribió: Compadezco a los mormones. Yo tuve una mujer y no se como se las arreglan para lidiar con varias. Luego esta el tema del sexo que debe ser la bicoca, aunque a mi el tema del sexo hace tiempo que dejo de interesarme.
Dice la ciencia que “lo natural” es ser infiel. Otra cosa es los problemas de todo tipo que nos acarrea a los humanos desde “lo social”. En otras palabras, la monogamia es natural, la fidelidad sexual no.
En ciencia lo primero es observar y construir hipótesis para describir la naturaleza. Pero una cosa es observar y otra es medir, pues “medir” es lo que permite poner las hipótesis a prueba mediante la experimentación y comprobar si las hipótesis son verdaderas o falsas.
Fruto de diferentes “mediciones” con todo tipo de animales (ratas, monos, pájaros, humanos) la cosa va por aquí. La monogamia está impregnada en los genes: es decir, los machos tienden a formar unidades familiares estables en las que contribuyen al cuidado de las crías… ¿significa eso que machos y hembras no tengan relaciones sexuales extraconyugales? No, una cosa es la monogamia social y otra la sexual. Y eso lo dice la ciencia.
Más de uno y de una pensará… ¿Ves? ¡Aquí está la prueba científica de por qué le soy infiel a mi pareja!... o ¿Ves? ¡Aquí está la prueba científica de por qué me gustaría acostarme con… y con… y con!
Si a una hembra se le pone a tiro un macho mejor dotado genéticamente que su compañero no duda en aparearse y regresar con su pareja como si nada hubiera pasado. Y si buscando comida para sus polluelos un pájaro encuentra a una pájara en celo intentará fertilizarla y volverá acto seguido al nido con la comida en el pico mientras su pareja pájara le da la bienvenida.
A la selección natural le parece bien este comportamiento porque optimiza las posibilidades de dejar la mayor y mejor descendencia posible: objetivo último de la naturaleza. Estas son las directrices más primitivas que llevamos gravadas en nuestro cerebro tanto mujeres como hombres.
Pero la cosa es mucho más compleja… muchísimo más compleja porque es la evolución cultural y no la evolución biológica la que dicta lo que queremos ser como especie humana y como sociedad. O sea que “lo natural” queda sometido a “lo cultural” lo que no quita que “lo natural” esté latente… de ahí la lucha permanente entre “lo natural” (ser infiel) y “lo cultural” (ser fiel para que todo vaya bien y evitarse problemas para que no caiga sobre ti la cólera de “tu pareja” primero y luego el peso de la ley de “tu sociedad”).
Hay otras pruebas científicas realizadas con animales y con humanos que demuestran la verdad del “Efecto Coolidge”. Dice una leyenda de los años 20 que estaban el Presidente americano Calvin Coolidge y su señora visitando por separado una granja experimental. La señora Coolidge entró en la zona de las gallinas y observó que uno de los gallos se apareaba con mucha frecuencia. Le preguntó al granjero sobre la frecuencia de los apareamientos y éste le respondió que: “Docenas de veces al día”. La señora Coolidge le dijo: “Cuénteselo al Presidente cuando pase por aquí”. Y así lo hizo el granjero. Tras habérselo contado, el Presidente preguntó: “¿Con la misma gallina cada vez?”. La respuesta del granjero fue: “Noooo señor Presidente, con una gallina distinta cada vez”. A lo que el Presidente respondió: “Cuénteselo a la señora Coolidge”.
Es muy interesante saber estas cosas de nosotros mismos como “individuos individuales” y como “individuos sociales”. Es decir, saber que nuestros pensamientos sexuales íntimos son en realidad muy similares a los del vecino o la vecina: ¡vamos que están pensado casi lo mismo!… y es que todos somos igualmente diferentes.
Me ha dolido ver esa uve.A la selección natural le parece bien este comportamiento porque optimiza las posibilidades de dejar la mayor y mejor descendencia posible: objetivo último de la naturaleza. Estas son las directrices más primitivas que llevamos gravadas en nuestro cerebro tanto mujeres como hombres.
Pero la cosa es mucho más compleja… muchísimo más compleja porque es la evolución cultural y no la evolución biológica la que dicta lo que queremos ser como especie humana y como sociedad. O sea que “lo natural” queda sometido a “lo cultural” lo que no quita que “lo natural” esté latente… de ahí la lucha permanente entre “lo natural” (ser infiel) y “lo cultural” (ser fiel para que todo vaya bien y evitarse problemas para que no caiga sobre ti la cólera de “tu pareja” primero y luego el peso de la ley de “tu sociedad”).