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Natalia1990
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Mensaje sin leer por Natalia1990 »

¡Hola a tod@s!

Mi nombre es Natalia y desde siempre, o por lo menos desde que tengo uso de razón, he sido atea. Sin embargo, como a muchas personas les ha sucedido, he sido bautizada en el catolicismo cuando era pequeña. No obstante, mis padres nunca me han intentado hacer creer que existe un Dios. He tenido la libertad de pensar por mí misma. Así que indagando y leyendo algunos libros sobre el ateísmo me han hecho confirmar lo que ya pensaba desde pequeña. Y, sobre todo, a definir mis pensamientos y definir lo que soy: una atea fiel.

Para explicar lo que es ser ateo fiel debo compartir varios párrafos del libro “El alma del ateísmo: introducción a una espiritualidad sin Dios” del escritor André Compte-Sponville:

«Por eso he llegado a definirme como ateo fiel: ateo, porque no creo en ningún Dios ni en ninguna potencia sobrenatural; pero fiel, porque me reconozco en una determinada historia, una determinada tradición, una determinada comunidad, y especialmente en esos valores judeocristianos (o grecojudiocristianos) que son los nuestros».

Lo que quiere decir es que aunque una persona no crea en ningún Dios ni en ningún ser sobrenatural, no se puede obviar que formamos parte de esa historia grecojudiocristiana y, sobre todo, en esos valores que se han ido adquiriendo a lo largo de los años.

Sin embargo, quiero puntualizar lo que para mí son esos valores morales, es decir, no esos valores que los religiosos quieren hacernos creer que tienen, pues a mi entender, el comportamiento de aquél que solo se prohíbe matar a otra persona por el temor de un castigo divino no tiene valor moral ninguno. Eso se llama egoísmo, pues el que sólo hiciera el bien pensando en su salvación no haría el bien (puesto que actuaría en función de su propio interés, y no por deber o por amor).

«Es un momento cumbre de Kant, de la Ilustración y de la humanidad: no porque Dios me lo ordene algo está bien (porque entonces hubiera podido ser bueno, para Abraham, degollar a su hijo), sino que podemos creer que Dios ordena una acción porque es buena. Ya no es la religión la que funda la moral, sino la moral la que funda la religión. Ahí es donde comienza la modernidad. Tener una religión, puntualiza la Crítica de la razón práctica, consiste en “reconocer todos los deberes como mandamientos divinos”. Para quienes no la tienen, o han dejado de tenerla, ya no hay mandamientos o, más bien, ya no son divinos, pero quedan los deberes, que son los mandamientos que nos imponemos a nosotros mismos.

[…]

¿Robar, violar, matar? No sería digno de mí: ni digno de lo que la humanidad ha alcanzado, ni digno de la educación que he recibido, ni digno de lo que soy y quiero ser. Por tanto, yo me lo prohíbo, y a esto es a lo que podemos llamar “moral”. Para ello, no hay ninguna necesidad de creer en Dios: basta con creer a los propios maestros, a los amigos (si uno los ha sabido elegir) y a la conciencia. »

Por todo lo que he mencionado anteriormente se observa claramente que hay diferencias entre la fe religiosa y la moral, pues la primera no afecta “casi” nada a la segunda. Determinados aspectos conciernen menos a la moral que a la teología. Un ejemplo de ello es el problema del aborto. Es un problema moral: se plantea tanto para los creyentes como para los ateos, ya que se plantea sí lo que hay en el vientre de la madre es un ser vivo o no des del primer momento en el que es engendrado.

Otro aspecto sería la utilización o no del preservativo, sin embargo, si no eres creyente solo hay que recurrir a la medicina, pues el uso del preservativo es un buen método anticonceptivo para protegerse mutuamente contra el sida. Este aspecto se resuelve rápidamente, el preservativo no es un problema moral, sino un problema teológico (ni siquiera eso pues en la Biblia dudo mucho que se plantearan dicha cuestión pues en esos tiempos no existía y, por tanto, no se podría plantear ningún debate sobre ello). Por tanto, el problema teológico se halla en que el uso del preservativo va en contra de la ley de Dios, ya que las facultades reproductoras son supuestamente un don del "Creador".

Y, por último, queda la cuestión de la homosexualidad que no es más
que la equivocación de aquellos que confunden moral con religión, especialmente para quienes buscan en la lectura literal de la Biblia o el Corán algo que los exime de pensar por sí mismos. Así que «¿Por qué motivo habría de someter mi alma a una fe que no comparto, a una religión que no es la mía y, en suma, a los dictados de un jefe de clan o de guerra que vivió hace siglos o milenios? Fidelidad, sí, pero crítica, reflexiva y actualizada. No sumisión ciega.»

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Shé
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Re: ¡Hola a tod@s! Soy nueva en el foro

Mensaje sin leer por Shé »

Es evidente que somos el producto del momento histórico en el que nacemos y vivimos, y parte de una sociedad dada.

Pero me causa rechazo la frase "no se puede obviar que formamos parte de esa historia grecojudiocristiana".

Habrá diferencias culturales propias del país de origen -y residencia- entre un librepensador argelino, un japonés y un español. También las hay entre un ateo sueco y un italiano. Pero el librepensamiento nos facilita una observación más imparcial de la realidad que nos rodea, mientras que la religión supone un filtro muy concreto y generalizado que obliga a todos sus seguidores a ver las cosas de una forma dada -y bien poco objetiva-. Por lo que, al final, la coincidencia en las conclusiones de los librepensadores tienden a ser más libres e independientes, pero también más universales, independientemente de si sus orígenes están en el judeocristianismo, en el islam o en el shintoismo. Personalmente tiendo a sentirme más cerca de un librepensamiento universal -sea cual sea el origen cultural- que de un origen grecojudeocristiano, que, sin dejar de ser un hecho, ha de influirme forzosamente menos que mi propia libertad para observar el mundo sin imposiciones previas de ningún tipo.

Por otro lado, para mí es evidente que a la frase Ya no es la religión la que funda la moral, sino la moral la que funda la religión le sobra el "ya". La religión siempre ha sido una invención humana, y como tal, se ha visto provista de la moral humana del lugar y momento, lo que explica que si Abraham hubiera degollado a su hijo, ese acto hubiera sido tan moral como el exterminio ordenado por dios de no pocos enemigos de los israelies, azuzados por los inventores de ese dios único y terrible al que negaban un nombre, al más puro estilo de los escabrosos relatos de Howard Phillips Lovecraft.

Aunque es cierto que hay un desfase entre las imposiciones religiosas y la moral social del momento, porque el ser humano avanza más que las religiones.

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JohnyFK
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Re: ¡Hola a tod@s! Soy nueva en el foro

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Al igual que no eres católica por el hecho de que tus padres te bautizaran tampoco tienes que seguir la moral judeocristiana por pura tradición. Seguir un conjunto concreto de preceptos morales por mera tradición es un tipo de adoctrinamiento similar al religioso.

A ver, no me malinterpretes. Yo comparto muchos de los valores judeocristianos, pero igual que puedo compartir muchos de los budistas o de otras religiones siempre que éstos me parezcan razonables, pero sólo por esa razón. He reflexionado acerca de ellos, he llegado a la conclusión de que para mí son buenos, los he complementado con otros y les he dado más profundidad. También he labrado valores de mi propia cosecha y luego me he enterado que los hay similares en otras culturas, pero realmente me da lo mismo. El pertenecer a una etnia, una clase social o una cultura con una tradición histórica me parece la razón de menos peso para aceptar unos valores u otros. Si acepto unos valores es por el simple hecho de que a mí me parecen correctos.

Y en cuanto a buscar espiritualidad fuera de la religión... bueno, depende del concepto que tú tengas de espiritualidad. Creo que esa palabra sufre una constante confusión de significado, pero cuando la mayoría de la gente la escucha le viene a la cabeza el alma, la vida contemplativa y la religión, por lo que no me gusta usarla fuera de ese contexto. Creo que no hace mucho hablé un poco del tema.

Y por lo demás, ¡bienvenida! :occasion14: . Espero que sigas participando en el foro. Siéntete libre de poner en discusión cualquiera de estos temas que por aquí nos chiflan :mrgreen: .
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Pastranec
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Re: ¡Hola a tod@s! Soy nueva en el foro

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Natalia1990
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Re: ¡Hola a tod@s! Soy nueva en el foro

Mensaje sin leer por Natalia1990 »

Cuando hablo de que formamos parte de la historia judeogrecocristiana, me refiero esos valores—morales, culturales, espirituales— que, históricamente, han nacido en las grandes religiones (principalmente en los tres grandes religiones monoteístas). Sin embargo, no quiero decir que tales valores tengan la necesidad de un Dios para subsistir. Al contrario, sobran las razones para pensar que somos nosotros quienes los necesitamos—necesidad de una moral, de un fidelidad, de una comunión(1)— para poder sobrevivir de una forma que nos parezca humanamente aceptable. La fidelidad a la que me refiero es una adhesión, un compromiso y un reconocimiento a unos valores, a una historia y a una comunidad, es decir, a la memoria.

Por otro lado, el concepto que yo tengo de espiritualidad es el siguiente:
¿Qué es el espíritu? Es la potencia de pensar en tanto que se tiene acceso a la verdad, a lo universal o a la risa. Es probable que esta potencia, sin el cerebro, fuera impotente e incluso no existiera. Pero el cerebro, sin esa potencia, sólo sería un órgano más. [...] "espiritual" sería más o menos sinónimo de "mental" o "psíquico". Cuando se habla de espiritualidad actualmente, la mayoría de veces se hace para designar un aspecto [...] restringido de nuestra vida interior: la que tiene relación con lo absoluto, el infinito o la eternidad. La espiritualidad se experimenta. Es lo que distingue la espiritualidad de la religión, que no es más que una de sus formas. Es como el todo y la parte, al menos en cierto aspecto, de la espiritualidad; pero no toda espiritualidad es necesariamente religiosa. Por mucho que creáis o no en Dios, en lo sobrenatural o en lo sagrado, no dejaréis de veros menos confrontados con el infinito, la eternidad o el absoluto, y es cosa vuestra. La naturaleza basta. Basta la verdad. Basta nuestra propia finitud transitoria y relativa. De otro modo, no podríamos pensarnos como relativos, ni como efímeros ni como seres finitos.

[...]

Hablar de una espiritualidad sin Dios no es entonces de ninguna manera contradictorio. En Occidente, tal cosa sorprende a veces. Como la única espiritualidad socialmente observable, en nuestros países, fue durante siglos una religión (el cristianismo), hemos acabado por creer que «religión y «espiritualidad» eran sinónimos. Pero no es así, basta con retroceder un poco, tanto en el tiempo (especialmente hacia las sabidurías griegas) como en el espacio (por ejemplo, hacia el Oriente Budista o taoísta), para descubrir que existieron, y que todavía siguen existiendo, inmensas espiritualidades que no era o que no son, en absoluto, religiones, en todo caso en el sentido occidental del término (como creencia en uno o varios dioses), ni quizá siquiera en su sentido más genérico (como creencia en lo sagrado o sobrenatural). Esto, lejos de constituir un impedimento para la vida espiritual, es lo que la hace posible. Estamos en el mundo y pertenecemos al mundo: el espíritu forma parte de la naturaleza.
(Comte-Sponville, André. El alma del ateísmo, introducción a una espiritualidad sin Dios. Ed. Paidós, Barcelona, 2006.)

Gracias por la bienvenida, un saludo. :D





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(1) Entendiendo comunión como la idea de "compartir sin dividir". Resulta un tanto contradictorio, ya que cuando se trata de bienes materiales resulta imposible. No se puede comulgar en un pastel, por ejemplo, puesto que la única manera de compartirlo consiste en dividirlo. No obstante, en una familia o en un grupo de amigos, los comensales pueden comulgar en el placer que obtienen al comer juntos un magnífico pastel: todos comparten la misma delectación, pero sin necesitar por eso dividirla. Si se come el pastel entre cinco o seis, el placer no disminuye en relación con el placer que se obtiene si se comiera estando solos. Todo lo contrario, el placer aumenta.

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