“¿Has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?” Es una de las frases más célebres de la película El Exorcista, dirigida en 1973 por William Friedkin. La niña poseída acababa de agredir a su madre y pronunció esas palabras justo después de que su cabeza diera un giro de 180 grados.
¿Realidad o ficción? Los exorcistas españoles (que los hay) aseguran que ese filme es uno de los que más se ajustan a lo que ocurre en una de estas sesiones, aunque matizan que se trataría de una situación llevada al extremo. Porque los exorcismos, supuestas acciones sobrenaturales de expulsión de fuerzas demoníacas, siguen llevándose a cabo aún a día de hoy. Y vuelven a estar de actualidad después de que la semana pasada el Arzobispado de Burgos admitiese que se practicaron 13 sesiones a una menor en una iglesia de Valladolid.
iván "Yo me he llevado muchas bofetadas y muchas patadas. Incluso me han llegado a romper un crucifijo en la cabeza”, relata a El Huffington Post José Luis Portela, exorcista y párroco del Santuario de San Campio, en Pontevedra. Afirma que él ha visto cómo los supuestos poseídos daban saltos de dos y tres metros de altura, expulsaban grandes cantidades de espuma verde y roja por la boca, ladraban como perros, hablaban en lenguas extrañas como latín, hebreo y arameo y tenían una fuerza capaz de arrastrar a diez hombres “como si fueran monas de papel”. Y dice que ha curado a muchos de ellos.
Los exorcistas explican que, aunque en los años 70 y 80 apenas se dieron permisos para realizar estos rituales (que consisten básicamente en que un sacerdote reza un libro de oraciones) ahora se practican más porque ha quedado “probado y muy probado” su éxito. El padre Portela avisa además de que cada vez hay más casos de endemoniados porque los templos están vacíos y porque la gente “no se postra ante el dios verdadero y busca otros dioses a los que adorar”.
La ciencia, en cambio, tiene una explicación para el origen de estos fenómenos y también razona por qué los exorcismos funcionan en ocasiones. "La sugestión en estos casos puede jugar un papel muy importante tanto para la génesis de los mismos como para su curación”, zanja el doctor Kazuhiro Tajima Pozo, psiquiatra y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos.
¿EXORCISMOS EN EL SIGLO XXI? ¿POR QUÉ?
Teniendo eso en cuenta, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI se sigan practicando estos ritos? Por dos motivos: el Derecho Canónico reconoce estos rituales y mucha gente sigue creyendo en ellos. Los exorcistas admiten que es muy difícil cuantificar cuántas sesiones de este tipo se producen al año en España. El padre Portela, por ejemplo, explica que hay meses que no realiza ninguno y semanas en los que practica dos o tres.
La Iglesia guarda un silencio total ante estas prácticas. Tanto que es muy complicado saber cuántos exorcistas hay en España. José Luis Portela explica que en cada diócesis hay uno oficial, que es nombrado por el obispo con la máxima discreción. José Antonio Fortea, uno de los exorcistas más célebres de España, aunque ahora centrado en realizar su tesis doctoral, lo reduce a un grupo de unos quince.
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia católica, un exorcismo sólo se puede practicar con permiso del obispo y actuando “con gran prudencia”: “Es importante asegurarse de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad”. Ese es el centro de la polémica, dado que hay casos documentados en los que la Iglesia ha sometido a exorcismos a enfermos de esquizofrenia.
“LA MAYORÍA LOS CASOS, PACIENTES PSIQUIÁTRICOS GRAVES”
El doctor Tajima Pozo se define como médico y católico y admite que no sabe si existe o no el demonio y, por tanto, si los exorcismos son posibles o no. Pero… “Los supuestos exorcismos que he presenciado durante mi etapa como médico no eran tales actos de posesión, sino síntomas alucinatorios secundarios a una psicosis. En la mayoría de los casos, pacientes psiquiátricos graves”.
Los exorcistas, para ser considerados como tales, sólo necesitan un permiso del obispo y no requieren ningún conocimiento de psiquiatría. Aunque hay cursos que se imparten en Roma en los que se enseñan nociones básicas sobre esa materia, esta formación no es obligatoria. Los exorcistas afirman, en cualquier caso, que es muy sencillo saber si un paciente está enfermo o poseído.
“Recibimos a la persona que nos lo pide y rezamos juntos. Si oramos y emerge otro ser con una voz a veces distinta que dice cosas tremendas, que manifiesta un odio impresionante, que a veces se remueve en el suelo y convulsiona...es que hay algo”, explica el padre Fortea. José Luis Portela afirma que él identifica a los poseídos porque “el agua bendita y la mano del cura les quema” y se ponen muy “violentos” contra el sacerdote.
¿EXORCISTA O PSIQUIATRA?
El problema principal llega si un exorcista ordena a alguien que no acuda al médico o que deje su medicación. El padre Fortea niega que eso ocurra y asegura que muchas veces se les dice a los pacientes que vayan al exorcista y que, a la vez, sigan acudiendo al psiquiatra. O que vayan sólo al psiquiatra. “Al que estaba tomando medicación, nunca se le decía: deje de tomarla”, subraya.
iván Sí reconoce que en algunos casos “puros y perfectos” le ha dicho a la persona que sólo tenía una posesión y que no hacía falta que fuera al médico. Pone un ejemplo: “Si una persona viene con su mujer y te dice: ‘Mi marido estaba bien. Pero fuimos a un viaje a Cuba y acabamos en un santero y al final hicieron un rito con sangre de gallo para que le fueran bien los negocios y desde esa noche se levanta lleno de sudor, con angustias, pesadillas…’. Yo rezo y, si se manifesta algo, pues les digo: ‘No vayan al psiquiatra. No se tomen nada. Vamos a rezar y se iban sin ese espíritu y quedaban bien”.
En esos casos, los psiquiatras reiteran el poder y la influencia de la sugestión, tanto en los síntomas como en la curación.
“LOS MÉDICOS TIENEN RESENTIMIENTO”
Por discusiones como esa, la relación entre exorcistas y médicos es complicada. Se muestra en afirmaciones como la del padre Portela, quien repite que todo exorcista tiene “tres grandes enemigos: El demonio, los brujos, magos y adivinos y muchos médicos”. ¿Qué pintan los médicos en esta suma? “Curamos a mucha gente que ellos no son capaces de curar y entonces hay un resentimiento por parte de muchos médicos contra el exorcista. Y si pueden coger cualquier pretexto para mandarnos al juzgado, lo hacen”, argumenta Portela.
El doctor Tajima prefiere no entrar en ninguna polémica y subraya que siempre debería existir “una adecuada comunicación entre los profesionales de la salud y las entidades religiosas” para determinar la “manera conjunta de tratamiento”.
Y si después de leer todo esto te has quedado intranquilo, el padre Portela indica cuatro factores de riesgo para acabar poseído por el maligno: la participación en ritos como la ouija, pactar con el demonio, haber sido consagrado a él o ser víctima de un maleficio. Que dios nos pille confesados...
El exorcismo de Marta...