No sé quién está peor: si los de la curia o las mujeres que siguen perteneciendo a una institución que las reduce a sirvientas y úteros para procrear. Y en el siglo XXI.
'La Iglesia, sin las mujeres, está coja y manca'
Cuatro representantes 'significativas' denuncian que no tienen 'voz' en la Iglesia
'No podemos seguir siendo huéspedes, sino protagonistas de la vida eclesial'
El diagnóstico está claro: "La Iglesia, sin las mujeres, está coja y manca". La diferencia, con respecto a otras épocas eclesiales, es que, ahora, con el Papa Francisco en Roma, las propias mujeres no sólo se atreven a decirlo en voz alta, sino que, además, están confiadas en la posibilidad de un cambio profundo e inmediato. Para que la Iglesia deje de "estar incompleta".
Ésta fue la tesis, repetida ayer de diversas formas, en el acto de presentación de Donne Chiesa Mondo, el suplemento femenino del diario oficial del Vaticano, L' Osservatore Romano, que, desde el pasado 21 de marzo, comenzó a publicar en español la revista Vida Nueva.
Con el objetivo de "dar voz a la mujer en la Iglesia", como explicó su director, José Beltrán, durante la presentación del suplemento en el Centro Internacional de Prensa de Madrid. Porque, "si miramos a la calle Añastro (sede de la Conferencia episcopal), a la Via de la Conciliazione (calle de acceso al Vaticano) o a las alturas eclesiales, las mujeres brillan por su ausencia".
Beltrán fue el primero en denunciar que, a pesar de que las mujeres son "mayoría" en el mundo, no tienen "voz" en la Iglesia. Y lo dijo así de claro y tajante en un salón de actos lleno a rebosar y que contó con la presencia, entre otros, del cardenal Amigo, del rector de la Universidad de Salamanca, Ángel Galindo; del director de las Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil, o de teólogos como Juan Mari Laboa o Dolores Aleixandre.
En la mesa, además del director de Vida Nueva, cuatro mujeres "significativas" del universo femenino eclesial español: Soledad Suárez, Julia García Monge, Marisa Salazar y María de la Válgoma.
La presidenta de Manos Unidas comenzó cantando las bondades de su organización, creada por mujeres en 1959 y dirigida por mujeres desde su fundación. Una rara avis en el universo de las organizaciones eclesiales. Algo que no sucede en la Iglesia en general, de la que, como dijo Soledad Suárez, citando al cardenal Suenens, "está ausente la mitad del pueblo de Dios".
Por eso pidió que, en la Iglesia, se hiciese algo parecido a lo que su institución hace por las mujeres marginadas del mundo: luchar por su equidad y reivindicar sus derechos. "No podemos seguir siendo huéspedes, sino protagonistas de la vida eclesial. Hasta ahora, no hemos avanzado mucho, pero vamos a subirnos también al tren de la Iglesia, a pesar del protocolo y de los canonistas", concluyó.
'Somos las que más servimos'
Julia García Monge es la secretaria general de los 11.000 religiosos y 34.400 religiosas de España. Desde su atalaya, la secretaria de la Confer, aseguraba que "el servicio es el verdadero poder en la Iglesia o tiene que serlo; de ahí que quienes más poder tenemos en la Iglesia somos las mujeres, porque somos las que más servimos".
A su juicio eso está tan claro que "si hiciésemos huelga durante tres días, ¿qué pasaría en la Iglesia?", se preguntaba. Y, ante los murmullos aprobatorios de las y los presentes, añadía: "La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer. La mujer es imprescindible parea la Iglesia, como dice el Papa Francisco".
Un Papa que despierta esperanzas en el universo femenino. Esperanzas de que la situación de la mujer en la Iglesia cambie no sólo teóricamente, no sólo con "bellas palabras y buenos deseos", sino con hechos. "Parece que Francisco quiere resolver el problema en su pontificado, porque cree que, sin la presencia de la mujer en los puestos de decisión, la Iglesia está coja, manca e incompleta".
Remodelación de la Curia
Algunas mujeres hay ya en algunos puestos de la Curia, pero se cuentan con los dedos de una mano y, precisamente por eso, siguen siendo noticia. De ahí que las mujeres esperen que esta discriminación se solucione ya, en la próxima remodelación de la Curia, que está poniendo en marcha la primavera de Francisco.
Y eso que, como explicaba Julia García, "nadie nos va a regalar nada, pero tampoco vamos a entrar a codazos, para poder aportar a la Iglesia lo que somos, sin caer en el 'machismo con faldas' que dice el Papa, y pasando del lamento a la toma de conciencia del poder real que tenemos". "No queremos protagonismo, sino aportarle a la Iglesia lo que le falta: la presencia de la mujer", concluía.
Marisa Salazar fue durante 15 años directora de comunicación de Cáritas española y, desde hace unos meses, pasó a ser jefa de gabinete de la presidencia de la institución sociocaritativa. En su intervención, contó una anécdota de hace años en el Vaticano. Fue invitada a una reunión del Pontificio Consejo para América Latina, el organismo curial del que dependía Cáritas, y, en la reunión, era la única mujer y, además, iba en vaqueros. "Se me quedaron mirando y yo quería que me tragase la tierra o salir corriendo". Al segundo día, el mismísimo cardenal Ratzinger, que asistía a la asamblea, le pidió que desayunase con él y que le hablase de lo que esperaba de la Iglesia.
Desde entonces, según Salazar, las cosas han cambiado y van a cambiar todavía más, porque "el Papa nos va a ayudar a estar en puestos de responsabilidad en la Iglesia. Lo vamos a conseguir, aunque nos queda mucho camino por recorrer".
La última en intervenir fue la columnista de Vida Nueva, María de la Válgoma, la más pesimista o la más realista de las cuatro. A su juicio, la Iglesia "tiene miedo y desconfía de la mujer". Por eso, aunque cree que el Papa Francisco tiene intención de dar protagonismo a la mujer, considera que tiene "tantos frentes complicados abiertos" que poco o nada va a poder hacer en este terreno. Vida Nueva pretende lo contrario con su alianza con el suplemento femenino del periódico del Papa.
Fuente:
JOSÉ MANUEL VIDAL
Madrid
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