jotapece escribió:Amigos, la gente asume posturas por si mismas,su juicio lo lleva a las conclusiones o convicciones estrictamente personales,sean creyentes o ateos. Cuando el individuo asume eso es porque sus vivencias, estudios, razonamientos lo llevaron a tomar determinadas posturas "soy ateo porque no veo razones para que Dios exista" no tengo nada que probar mi conviccion es esta.
Exacto, muy bien. Esa es la cuestión clave: nadie tiene la responsabilidad de probar una convicción personal.
Personalmente, estoy lo suficientemente seguro de que dios no existe (al menos, tan seguro como de que en estos momentos estoy tecleando en un ordenador) como para vivir mi existencia en consecuencia. Pero de ello no se sigue que tenga que demostrar nada a nadie; qué me ha de importar lo que cada uno crea en su fuero interno. Como ateo, no estoy personalmente interesado en que ningún creyente deje de serlo (allá cada cual con sus errores). Como ateo, lo único que me preocupa es que el creyente religioso pretenda que los demás también han de compartir esa creencia o que, en nombre de esa creencia, pretenda imponer valores y costumbres a aquellos que no la comparten. Que el creyente crea lo que quiera, nadie tiene por qué impedírselo. Como creencia íntima y personal, su fe es perfectamente respetable y aceptable; no lo es el que pretenda no ya imponer sino simplemente que otros compartan una creencia que él mismo debería reconocer, si es honrado consigo mismo, como totalmente personal, subjetiva e intransferible. Pero el problema es que su postura es muy otra: sé que dios existe y no tengo por qué demostrarlo; simplemente lo sé,... y como considero mi creencia una verdad absoluta, tú también debes creerlo y actuar en consecuencia. La tarea del ateo es defenderse de las injerencias del creyente, que además el creyente considera justificadas al creerse en posesión de la verdad absoluta y universal. Imaginemos que por circunstancias históricas ciertas creencias religiosas no hubieran adquirido el poder social que de hecho poseen, o que, incluso, yendo más allá, sólo fueran compartidas por una pequeña minoría de la humanidad (como de hecho ocurre con otras creencias religiosas). ¿A quién le podría importar? ¿Acaso a alguien nos preocupan aquellos que están convencidos de la existencia del monstruo del Lago Ness?
Al ateo no le compete demostrar que dios no existe, puesto que no ha de convencer a nadie de ello. Lo que le compete es poner de manifiesto que:
1.-La creencia en dios es una convicción personal que de ninguna manera puede ser apoyada por razones.
2.-No existe derecho moral alguno a que una creencia de ese tipo o las consecuencias que de ella se sigan tenga pretensión de imponerse a quienes son ajenos a esa creencia, se trate de individuos o de sociedades.
Todo lo demás no es más que onanismo intelectual o una necesidad de reafirmarse ante los demás (yo soy más ateo que tú) fruto de la inseguridad personal.