landus1 escribió:Estoy de acuerdo con incredo,
Dejare un lado mi creencia para argumentar objetivamente este asunto.
El creer que Dios existe o el creer que Dios no existe, es una creencia sujeta al individuo y no a una realidad.
Es por esto que la duda de Descartes es válida.
Si usted afirma algo debe lograr probar esa afirmación.
Saludos,
Esto es el cuento del nunca acabar.
Aquí, lo que hay es una actitud mezquina de parte de quienes quieren igualar los argumentos racionales y lógicos –y muchas veces aplastantes- de los ateos con sus creencias irracionales aplicando el dicho: “si no puedes con el enemigo, únete a él”.
El creyente, ante las evidencias de los ateos, no quiere ser relegado a una mera creencia y, ante la imposibilidad de convertir dichas creencias en razones, intenta convertir las razones en creencias.
Esa es la basura intelectual, y no hay más.
Ya les puedes repetir hasta la saciedad que negar la existencia de Dios es negar la existencia de las hadas o de los genios de las lámparas mágicas. No hablan de ello, porque saben que tenemos razón. Y esa es otra de sus artimañas: pasar de largo los argumentos de los ateos y escurrir el bulto.
Quiero rescatar un trozo de mi tema “Crítica al agnosticismo”:
“Aunque ya esté demasiado manoseado el ejemplo hay que insistir en que la prudencia propia del agnosticismo es infinitamente más irracional que la postura de quien suspendiera el juicio ante la afirmación o negación de la existencia de todos aquellos seres inventados por el hombre con la pretensión de que sean realidad o no. Esto es, tanto si son mitológicos como si se cree realmente en ellos, tales como los Reyes Magos, Papá Noel, el Ratoncito Pérez, las hadas, los gnomos y un largo etcétera.
Los agnósticos y los creyentes no soportan tales comparaciones, e incurren frecuentemente en la descalificación del ejemplo por considerarlo poco serio, dando a entender que Dios es algo especial que merece un tratamiento distinto al del resto de seres mitológicos. Dicho tratamiento “especial” incurre en una clamorosa petición de principio al considerar a un ente -del que no se conoce lo más mínimo- como diferente de cualquier otro del que tampoco se conoce nada, sino sus fantásticas atribuciones hechas por la mente humana que no tienen por qué constituir por sí mismas un aval ontológico de menos categoría que los que se atribuyen a Dios. Dicho de otra manera: si no se conoce nada de Dios, no es legítimo afirmar que ese ser es especial respecto de otras quimeras. La invención de un ser incluye todas sus atribuciones.”
Ya no se trata de la negación de un ser por falta de evidencias, sino algo mucho más serio: que ese ser, independientemente de que haya o no haya evidencias, es sobrenatural, irracional, metafísico, etc. Y negar la irracionalidad es una obligación moral de quien se tenga por honrado intelectualmente y ame la verdad. Quien, por el contrario, se quiera engañar a sí mismo, sólo le hace falta creer en majaderías como los dioses y todas las quimeras inventadas por el hombre.
La ciencia no ha hallado el más mínimo referente existencia de "sustancia inmaterial" y mucho menos de sustancia inmaterial con entidad propia y capaz de crear la materia.
Y una pregunta para Incredo y Landus:
¿Qué creéis más irracional: Dios o que una piedra pueda pensar, tener sentimientos o hablar?