Por: GERARDO RIVAS (15/05/2009)
El Papa ha condenado en Belén el muro que levanta Israel a lo largo de la frontera con Cisjordania. Ha sido una actitud valiente de Benedicto XVI que puede suponer un importante apoyo a la comunidad internacional para que presione a este país a cumplir sus pronunciamientos. En este sentido, tanto la ONU, con la excepción importante de EEUU y el propio Israel, como la Corte Internacional de la Haya han condenado la construcción de esta valla.
Una vez estimada en lo que vale la iniciativa del máximo representante de la Iglesia Católica, convendría que no se limitase a ver la paja en el ojo de Israel. Su Institución lleva casi dos mil años levantando muros en las conciencias y en las mentes de las personas y también podría ser el tiempo de acabar con ellos.
El Santo Padre ha pedido "mayor libertad de movimiento" para los palestinos, y que se garantice el contacto entre familiares. ¿No sería también deseable el libre y franco intercambio de ideas entre los católicos y el resto de personas que sostienen otras formas de pensamiento o de creencias? No hay nada más deprimente que toparse con el muro de la ignorancia levantado por las verdades dogmáticas impuestas por la Iglesia y, nada más triste, que no poder dialogar con auténticos holgazanes intelectuales que se mantienen en sus verdades antes que cuestionar lo que saben o creen saber. ¿Estaría dispuesto el Papa a acabar con el muro de la ignorancia?
En otro momento de su intervención el Vicario de Cristo ha manifestado que “los palestinos, como cualquier otro pueblo tienen un derecho natural” a tener acceso al trabajo, la educación y la asistencia sanitaria. ¿No debería, igualmente, exigirse el reconocimiento del derecho que tienen todos, palestinos y no palestinos, a ser educados en el orgullo a la singularidad y en el respeto por la diferencia, sin que sea vetado ninguno de los conocimientos que ha hecho evolucionar a la humanidad? Cuando el muro de la intolerancia religiosa se impone entre las personas se está alentando la persecución de las ideas y se hace imposible la convivencia pacífica y civilizada. ¿Estaría dispuesto el Papa a acabar con el muro de la intolerancia?
El obispo de Roma debería entender que la Iglesia Católica necesita fieles a los que previamente se les haya educado sin censuras y en el respeto a todos los saberes. Aquellos que, al final, opten por seguir las creencias que esta Institución representa serán, además de católicos, auténticos ciudadanos sabios y tolerantes.
Cuando un católico, que ha sido adoctrinado bajo la protección de los muros levantados por la Iglesia, llama a alguien asesino -últimamente, con excesiva frecuencia- por el simple hecho de mantener ideas contrarias a las suyas, que no disfrace su insulto con una pretendida altura moral sobre los demás. Es, sencillamente, ignorancia e intolerancia. Que le quede claro al Santo Pontífice.
Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas
Fuente: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=33890
¿Está el Papa dispuesto a derribar otros muros?
¿Está el Papa dispuesto a derribar otros muros?
Solo se que nada se.
Sócrates, filosofo griego 470 a.c
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