Reficul escribió:En respuesta a la encuesta que plantea Carmen, estoy con Xasto: si falta uno cualquiera de esos elementos, estamos jodidos.
Respecto a los vehementes pro-extinción, creo que es una lamentable degeneración (no lo digo en sentido moral, sino intelectual y antropológico). Esta gente ha perdido el norte realmente. Huir de los problemas nunca fue la solución. Millones de formas de vida han luchado por sobrevivir, y ahora, al ser más inteligente que haya poblado la Tierra no se le ocurre nada mejor que extinguirse en lugar de afrontar el reto.
Tranqui, Reficul. Nadie va a acabar con 6000 millones y pico de paisanos por mucho que se quiera autodestruir. Ni aunque tuvieran armas de destrucción masiva... supongo.
Reficul escribió:No es cierto que la humanidad sea el problema; han sido los salvajes explotadores capitalistas sin escrúpulos y sus gobiernos marionetas quienes nos han colocado al borde del precipicio. Ellos son los que deberían extinguirse, el resto debería reaccionar con valor y responsabilidad.
Ya, aunque son parte de la humanidad. Espero que, aunque lentamente, los demás humanos vayamos paseándoles en número creciente por los pasillos de los juzgados, e incluso sentándoles en el banquillo de los acusados con menos timidez. Poca cosa, ya sé. Pero impensable hace tan sólo 100 años. ¿Te acuerdas del amigo de Bush, Kenny, Kenneth Lay? ¿o de Madoff? son gotas en un mar por llenar, pero todo se andará. Porque claro, no podemos exterminarlos porque no somos como ellos (y porque no podemos jeje), que no dudan en arruinar o incluso borrar del mapa a varios millones de golpe, con tal de seguir viviendo en las alturas de su particular feudo y cortar el bacalao de todos los demás.
Y hay más... ahora los americanos que jalearon la política de "Dubya" Bush, se pagan excursiones para lanzar objetos e insultar a los ejecutivos -ejecutores- de las "tesis" económicas neocon que nos han arrastrado a esto que llamamos crisis. Y ya veremos lo que ocurre en Europa a partir de septiembre. Puede que esta crisis sea precursora del hundimiento de
su modelo, y que, finalmente, se termine cambiando cuando explote otra vez. O puede que lo parcheen tan bien que dure aún tiempo. Pero tarde o temprano tendremos que cambiar. Otra cosa es para mí como la peste de Camus, impensable.