Miztontli escribió:Capitalismo contemporáneo
Deidad: dios-mercado
Religión: Plutocracia
Eufemismo: Democracia
Método: Globalización
Sacerdotes: Banqueros
Utopía: Volvernos todos ricos
Herejes: los putos rojos...
No estoy de acuerdo. Es cierto que existen algunos que se consideran fanáticos del libre mercado, que utilizan la democracia como fachada, que esconden bajo el nombre de globalización prácticas salvajes, y que lo único que pretenden es llenarse el bolsillo. Pero por esto mismo, porque lo que les mueve es un interés fundamentalmente económico, no pueden decirse que sean tun totalitarismo de corte religioso. Desde luego, no persiguen volvernos a todos ricos, o la democracia. Ésa es la mentira que pretenden que nos creamos.
El fanatismo religioso es básicamente altruista (esto lo decía Amos Oz). El fanático es alguien que quiere salvarte, que quiere que te reconcilies con Dios, que aceptes la verdad tal y cómo él la entiende (no hay otra forma). Hará lo que sea por tí, aunque tenga que ir en contra de tus deseos o incluso de tu integridad física. Sólo cuando esté convencido de que eres incorregible te destruirá por impío. La única diferencia entre credos en este sentido es la paciencia que pueden llegar a tener.
También es cierto que existen aquellos genuinos fanáticos del libre mercado (generalmente llamados neoconservadores o neoliberales, como si liberal y conservador fueran sinónimos
) que creen que sus recetas económicas hay que aceptarlas como si fueran las tablas de la ley, o la sociedad se irá al garete. Estos están más cerca del concepto de fanáticos.
En tu descripción, creo que confundes ambos tipos de personajes: los hipócritas que se llenan la boca hablando de libre mercado (pero que no vengan los nigerianos a importar nada aquí, eh), y los fanáticos genuinos que no aceptan que sus modelos y teorías puedan no ser los más correctos.
Y el tema de la democracia. Ya he visto por aquí que son muchos que se lamentan de que no tenemos democracia
verdadera, o incluso que tal cosa es utópica e inalcanzable. Como si la democracia fuera un ideal lejano donde desaparezcan todos los problemas.
Yo veo la democracia como un proceso. Un mecanismo con fallos, pero que poco a poco (mira qué analogía con la selección natural) va corrigiendo sus fallos, a medida que se desarrolla una sociedad civil. La democracia tiene un precio: siempre hay alguien insatisfecho, y las cosas que marchan bien para unos pueden no hacerlo más adelante. No se trata de un ideal utópico, pero es que los ideales utópicos no existen. Se trata del sistema que tiene menos fallos de todos los que se han probado, lo cual no quiere decir que no los tenga. El esfuerzo es tratar de reducir esos fallos y mejorar.
Se me podrá tachar de ingenuo, que ese ideal democrático no existe porque en realidad son "otros", los ricos, los que controlan todo. Esa percepción conspiranoica es una enorme exageración (una montaña de un grano de arena), porque no es cierto que los ricos lo controlen todo. Lo que pasa es que para poder estar donde se toman las decisiones no es suficiente con creer que se tiene razón: hay que convencer a un buen puñado de gente de que así es, lo cual es de todo menos fácil.
Hay quien piensa que la democracia se basa en una visión demasiado optimista de la gente. Yo creo que es al revés. Son los totalitarismos los que toman una opción optimista: que existe una receta sencilla para todos los problemas, que lo único que hay que hacer es seguir al líder, que él sabe qué es lo que hay que hacer (demasiados qués
). En el totalitarismo, todo está perfectamente "claro", y el que no lo vea así es porque en realidad es un enemigo que quiere la destrucción del sistema. No hay que controlar al líder o líderes, puesto que son perfectos e infalibles (sí, ya sé que es una simplificación caricaturesca, pero da la idea).
En la democracia, por el contrario, hay un sistema de controles del poder. División de poderes, controles parlamentarios, independencia judicial, elecciones a cargos públicos, etc. No es ni mucho menos perfecto, pero funciona mucho mejor que el totalitarismo. La clave está en no pensar que está todo hecho, y tratar de evitar aquellos errores que siguen ocurriendo. Fundamentalmente las diferencias estructurales dentro de la sociedad (diferencias entre ricos y pobres; barreras a grupos sociales, etc.), y dentro del sistema de gobierno (burocracia, falta de transparencia, corruptelas varias, etc,). La democracia es un trabajo constante, basado en la idea de que se puede mejorar (y mucho) pero no llegar a una arcadia feliz en la que todos los problemas del mundo estén resueltos. Eso no ocurrirá nunca, y cuanto antes desechemos la idea mejor.
Soy amigo de las parrafadas