ESTRATEGIAS Francia, Italia y Alemania revelan su lucha por el idioma:
¿Es posible mejorar nuestro lenguaje?
Diversas medidas aplican los países europeos para cuidar y promocionar su lengua. En algunos se actúa con precisas políticas públicas, en otros se apela a la capacidad de los habitantes por respetar y querer su propio idioma. En Chile el tema preocupa, y ya hay acciones que se vislumbran de cara al V Congreso de la Lengua Española.
Los chilenos estamos hablando cada vez peor. La frase ya parece un lugar común tanto en los más prestigiados círculos universitarios como en plena Vega de Santiago. De quién depende enmendar esa realidad y cómo hacerlo, es lo que no está muy claro. Con el fin de tomar las mejores ideas de cara al V Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizará en nuestro país entre el 2 y 5 de marzo, averiguamos qué están haciendo países como Francia, Alemania e Italia para cuidar su identidad lingüística. La filóloga Raïssa Kordic se encarga de contrastar esas iniciativas con lo que ocurre con la lengua en nuestro territorio.
"En Italia no hay un órgano destinado a salvaguardar el idioma"
"La organización de la "Semana de lengua italiana en el mundo" está bajo la organización del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano. No hay un órgano dedicado a ejercer una política de protección de la lengua italiana", señala Carlo Molina, Coordinador cultural del Instituto Italiano di Cultura agregado cultural de la Embajada de Italia en Chile. El personero precisa que en 2001 hubo una proyecto de ley para constituir el "Consiglio Superiore della lingua italiana" (CSLI), "pero acabó en nada". Agrega que en abril pasado se retomó la idea, pero también se postergó su discusión.
"En la propuesta se dice que ante la globalización lingüística, nace la necesidad de reaccionar con políticas de defensa de la lengua; se subraya el peligro de la confusión lingüística en Italia con una inadecuada utilización en los medios y en el lenguaje legislativo como en un uso superficial e incorrecto".
Carlo Molina piensa que la globalización debería ser considerada y aprovechada como una oportunidad para difundir el italiano y reforzarlo. "Necesita así oponerse a la corrupción lingüística". Agrega que el Consiglio Superiore della lingua italiana, proyecta ser instituido bajo la Presidencia del Consejo de los Ministros; es decir, dependería directamente del Jefe del Gobierno. "Tendría como tarea la de tutelar, valorizar y difundir la lengua y cultura italianas con iniciativas muy prácticas para favorecer su correcto uso en las escuelas y en los medios de comunicación, en la ejecución de negocios y en la publicidad". Asimismo, el organismo debiera presentar propuestas para insertar nuevas palabras y conceptos que logren expresar los fenómenos de la sociedad contemporánea, como también acoger todas las propuestas de iniciativas de difusión del italiano en el extranjero.
"En Chile todos deben tener acceso a la lengua culta", asegura experta Raïssa Kordic
En general, Europa no necesita tener políticas lingüísticas (salvo en los casos de pueblos que quieren independizarse) porque realmente quieren su lengua y su cultura y no están dispuestos a dejarse invadir por el inglés, asegura Raïssa Kordic Riquelme, doctora en Filología, académica del Departamento de Lingüística de la Universidad de Chile. Para esta catedrática es fundamental entender que no tiene nada que ver el hecho de utilizar un habla coloquial, dialectal, familiar, íntima, o usar garabatos incluso, con la posibilidad de saber utilizar la lengua culta: "la lengua culta es un instrumento que se debe usar sólo cuando se lo necesita. Pero la enseñanza de esa lengua culta en Chile debiera estar muy relacionada con la defensa de buenas y sólidas políticas lingüísticas".
-¿Y qué políticas lingüísticas convendría aplicar en Chile? ¿Se podría copiar algo de la manera como cuidan su propia lengua los franceses o los catalanes, por ejemplo?
"Las políticas lingüísticas deben ir de la mano con la realidad social y cultural de cada país: los catalanes tienen políticas muy enérgicas y nacionalistas porque quieren diferenciarse e independizarse de España. Los italianos, actualmente, no necesitan tener políticas enérgicas, porque tienen un gran orgullo de su lengua, de su literatura y de su cultura, respetada en el mundo entero: se preservan de manera bien espontánea".
La situación nuestra, a juicio de la experta, está más bien vinculada al hecho de ser país con una historia muy reciente, que debe crear una identidad lingüística dentro de los contextos hispanoamericano y español. "Las políticas en Chile deberían promover la lengua culta, haciendo entender que se trata de una lengua nuestra, americana, y no que estamos con eso adhiriendo a la identidad exógena española".
-¿Es posible normar en este sentido sin irrumpir en las libertades individuales de cada habitante en su derecho de hablar como estime conveniente o como aprendió en su entorno más inmediato?
"Esta es la confusión más divulgada y habitual respecto del tema. No se toman medidas efectivas porque existe confusión de criterios, y se piensa erróneamente que enseñar la lengua culta tiene que ver con la coerción de libertades, en vez de comprender que podemos hablar como se nos antoje en nuestra vida cotidiana informal (esas son las tradiciones coloquiales, el habla popular, las jergas, etc.), pero es importante que, paralelamente, todo ciudadano conozca, que tenga acceso a la lengua culta para que pueda utilizarla cuando la necesite, porque esa lengua culta es la que permite elaborar pensamiento crítico y complejo: ahí radica su importancia".
-¿Qué ocurre cuando no se aplican políticas de divulgación y defensa de la lengua?
"No se permite a la gente con poca cultura que salga de su situación de pobreza y postergación. El individuo que, aunque hable muy popularmente, sabe utilizar una lengua más culta cuando la necesita, puede ascender socialmente, optar a mejores puestos de trabajo y puede conformar un pensamiento más crítico, más sutil y complejo: el lenguaje bien usado es una herramienta de poder".
-¿Qué organismos son los más indicados para velar por el buen uso del idioma en un país con las características históricas, geográficas y sociales de Chile?
"En primer lugar, el Ministerio de Educación, a través de la enseñanza en las escuelas; también las universidades que forman a los profesores, la prensa y la televisión. Y todo esto debería estar coordinado con la Academia de la Lengua".
La huella del inglés
Para la experta es importante entender que los procesos culturales van dejando huella en la lengua y, naturalmente, el inglés dejará su impronta en la cultura actual en el campo de la tecnología, como el francés lo hizo hace más de un siglo con las voces de la gastronomía, de la Ilustración o de la moda. "El problema no es la lengua inglesa en sí misma ni son los británicos. El problema radica en la naturaleza brutal e invasiva de la cultura norteamericana y todo lo que conlleva. En Chile hay un gusto vulgar, desmedido (y siútico) por la cultura norteamericana. Cuando necesitamos una palabra nueva, perfectamente la podemos formar o inventar con los recursos de la misma lengua española, poseedora de una enorme riqueza".
Recuerda que cuando se necesitaron las primeras palabras para designar objetos computacionales, los angloparlantes, orgullosos de su lengua, reciclaron palabras que ya usaban por siglos, y escogieron palabras tan antiguas como mouse ('ratón'), o hardware ('ferretería'). "Naturalmente, haría falta hacer educación pública para que la gente entienda que con estas políticas se le estaría regalando el más preciado de los tesoros: amor por la cultura propia, pensamiento crítico, poder social y por tanto Libertad... así, con mayúscula".
-¿Por qué en Chile no hay consenso en este tipo de materias?
"Los hablantes debemos ser "políglotas" de nuestra propia lengua. La lengua no es un objeto homogéneo, y no resulta adecuado ni pertinente, por ejemplo, en un asado con amigos hablar como académico que está dictando una conferencia. El lenguaje es comportamiento social en esencia, y para que cumpla su función comunicativa debe haber adecuación social. Por eso hay que entender que debemos ser versátiles lingüísticamente en la misma medida en que lo somos socialmente. Enseñar la lengua culta española y defender su uso y divulgación no implica, para nada, obligar a la gente a hablar de una forma distinta a la que siempre lo ha hecho. Hay que diferenciar el plano oral del escrito, el formal del informal".
Alemania crea un diccionario de pronunciación
Desde 1990, y bajo la dirección académica del "Institut für Sprechwissenschaft und Phonetik" (Instituto de Ciencias Orales y Fonética) de la Universidad Martin-Luther en Halle Wittenberg, se desarrolla en Alemania un nuevo diccionario de pronunciación. "Esta vez no son los expertos los que determinan cómo pronunciar las palabras , sino que la base de las transcripciones se arma a través de encuestas realizadas a alrededor de 1.600 personas, provenientes de distintos ámbitos sociales e idiomáticos alemanes . Luego de escuchar distintas grabaciones de diferentes oradores, los encuestados aprueban cuáles de ellos hablan el alemán estándar", explica Tanja Olbrich, asesora de los colegios Pasch, de la iniciativa "Colegios: Socios para el futuro", del Goethe-Institut.
Para definir el alemán estándar se constituyó en 2004 el "Rat der deutschen Rechtschreibung" (Consejo de la Ortografía Alemana). Lo conforman 40 miembros internacionales de distintas instituciones universitarias. Su objetivo es observar, actualizar y adaptar el desarrollo de la ortografía alemana con el enfoque al diccionario referencial oficial -Duden- (similar a la Real Academia Española)
Francia realiza acciones públicas en favor de su lengua
"El gobierno francés defiende sobre todo la diversidad cultural. La lengua está entendida como el vehículo de la cultura, y es por eso que es necesario permitir su desarrollo", explica Mathilde Chevrel, agregada cultural de la Embajada de Francia en Chile. Recuerda que la constitución de su país afirma en su artículo 2, que la lengua de la República es el francés. En tanto Safia Tahri, encargada de comunicaciones de la misma embajada, detalla que en esa nación existe la Delegación General para la Lengua Francesa y para las Lenguas de Francia (DGLFLF) , dependiente del Ministerio de Cultura. Su misión consiste en llevar a cabo las acciones públicas a favor de la lengua francesa. El pilar de estas acciones es la llamada Ley "Toubon" , que establece desde 1994, las normas de uso de la lengua francesa. Su objetivo es garantizar al ciudadano y al consumidor el derecho a utilizar su idioma para los actos esenciales de la vida cotidiana corriente y profesional, es decir, a expresarse, recibir información e intercambiar en su idioma. Se aplica en las relaciones comerciales (etiquetas, modo de uso, garantía, etc.), las informaciones no comerciales (avisos, señalización en espacios públicos tales como estaciones de tren, centros comerciales, etc.), las reuniones públicas (coloquios, congresos, etc.), las relaciones laborales (contratos de trabajo, convenios colectivos, reglamentos internos, anuncios de ofertas de trabajo, etc.) y en los medios de comunicación audiovisuales (mensajes publicitarios y programas).
"La DGLFLF, junto con coordinar esta ley, informa y sensibiliza sobre el uso de la lengua francesa, como una manera de prevenir infracciones a dicha ley". Se implementa por ejemplo un fondo destinado al interpretariado de los coloquios científicos realizados en Francia. "Es así como en 2008, 21 coloquios se vieron beneficiados con este fondo por un monto total de 10.000 ?. Otro ejemplo de promoción es la creación del Diploma Inicial de Lengua Francesa (DILF) , condición obligatoria para que un extranjero pueda inmigrar a Francia". Safia Tahri agrega que actualmente, existen en Francia 130 asociaciones dedicadas a la defensa de la lengua francesa , de las cuales tres son colaboradoras oficiales de la DGLFLF. "Cada año, el organismo extiende al Parlamento francés un informe sobre el uso de la su lengua. El último da cuenta de 12.069 intervenciones de los agentes fiscalizadores en el campo de las relaciones comerciales". Un nueve por ciento de ellas correspondían a infracciones, de las cuales sólo el 12,3 por ciento dio lugar a procedimientos judiciales. A la mayoría sólo se les aplica un recordatorio de la reglamentación. No se observó infracción en los medios de comunicación audiovisuales. "Se registra una condena en contra de una sociedad importante, a la que se instó a traducir al francés un programa informático de gestión interna".