El origen de las esencias.

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CarlosPalacios60
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El origen de las esencias.

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1. Contingencia y esencia del ser en potencia

“El ser ES contingente”, es una declaración verdadera, fuera de toda duda. (Antes de seguir quiero aclarar que nunca en este mensaje utilizarè la palabra SER como verbo y sustantivo al mismo tiempo. Cuando necesite expresar sustantividad utilizarè la palabra "ente" a fin de evitar ambigüedades).

Si la existencia del ente es contingente querría decir, siguiendo rigurosamente el texto de la declaración, que el ente que aún no ES, es contingente, es decir, que es algo aún antes de existir, lo cual sería absurdo. Pero entonces ¿cómo debemos interpretar ese ES?. ¿Quién o qué “ES”?. Lo que es contingente es el propio ente específico, pero en potencia. Cuando un hombre y una mujer se unen, emerge la posibilidad contingente de que un nuevo ente llegue a existir. Esa posibilidad es el ente en potencia. Desde luego hay casos en que la posibilidad de que el ente llegue a existir es más inminente, por ejemplo, la posibilidad de que llegue a existir el ente árbol, pues en la semilla ya se apretuja la información requerida para construirlo, requiriendo solo que en su entorno se den las condiciones apropiadas.

Ahora bien, ¿cuál es la consistencia del ente en potencia?. Solo puede ser un conjunto de características básicas inteligibles, con lo cual nos introducimos en el tema de este primer mensaje de la serie. ¿Y qué es ese conjunto inteligible de características básicas?. Dado que el futuro ente no ha sido concebido siquiera, en el primer ejemplo, no podrían ser perceptibles sus características físicas, peor sus no físicas. Pero en cambio sí es inteligible su esencia humana. Si se sabe que la semilla es de pino, en el segundo ejemplo, también se podrá avizorar sus características básicas, es decir, su esencia, aunque no se sepa su altura exacta o el diámetro de su tronco. Y si existe la esencia del ente en potencia, es lógico pensar que también exista la esencia del ente existente.

Todo esto nos lleva a la necesidad de definir qué se entiende por esencia del ente, aclarando previamente que la esencia también es un ente, un ente no físico pero sí inteligible, puesto que también existe, es decir, también está en la realidad.

2. Caracterizaciòn y existencia de la esencia

Concibo a la esencia de una forma que no concuerda con la “idea” de Platón, con la que, sin embargo, tiene cierta similitud. La idea platónica también es un arquetipo, un paradigma, que existe independientemente del ente, pero además es productor de éste. En cambio, la esencia, como yo la concibo, no tiene, por sí sola, capacidad productora de entes. La idea platónica es el producto del esfuerzo que hace su autor por encontrar lo absoluto, lo primordial, lo que en último término genera todos los entes, por eso tuvo que asignarle capacidad creadora. En todo caso, el concepto de esencia que utilizo en este mensaje, es la misma idea platónica, pero sin capacidad de producir los entes por sí misma. Por eso mismo no concibo a la esencia como ente primordial, como lo absoluto. Es simplemente un conjunto de características que definen cada género o subgénero de entes. Por lo tanto, existen tantas esencias cuantos géneros o subgéneros de entes existen. Y si existe una esencia para cada género o subgénero de ente, mal puede la esencia ser el ente primordial, lo absoluto.

Quizás el asunto de las esencias pueda verse con más claridad si consideramos por separado las dos categorías en que podemos clasificar las esencias y sus entes atendiendo a su origen: las culturales y las naturales. Tomemos el caso de las esencias culturales, la de una mesa, por ejemplo. Es evidente que el carpintero que la construye tiene en su mente el arquetipo de lo que va a construir, es decir, la esencia. En este caso la mesa se ajusta a ese modelo; el modelo queda incorporado en la mesa; está en la mesa, como también en la mente del carpintero. Por lo tanto la esencia de mesa existe como ente inteligible en la mente del carpintero, y también en la mesa concreta. Supongamos que sin tener registrada en nuestra mente la esencia de mesa, nos viéramos ante un centenar de ellas, de diferentes diseños, tamaños y colores, fabricadas por otros seres inteligentes, diferentes a nosotros. Aún sin tener en nuestra mente la representación de mesa, podríamos en ese momento hacer una singularización, un arquetipo de todas ellas, y empezar a representárnoslo en nuestra mente. ¿Por qué habríamos podido hacerlo?. Porque el arquetipo existía, y estaba incorporado en todas y cada una de las cien mesas, así como en la mente de sus fabricantes, y lo que hicimos nosotros fue percibirlo, asimilarlo.

Por otro lado, la esencia no es el mero conjunto de elementos que la conforman, sino también la manera cómo ellos se articulan, es decir, la manera cómo funcionan en conjunto. La esencia de árbol no es el mero conjunto estructural formado por la raíz, el tronco, las ramas y las hojas, sino también la manera cómo esos elementos se articulan entre sí, y la manera cómo funcionan. Si el tronco, las ramas y las hojas estuvieran bajo tierra y fueran más bien las raíces las que se mecieran movidas por el viento, eso sería cualquier cosa menos lo que conocemos como árbol, a pesar de que tendría las mismas partes estructurales de cualquier árbol. La esencia, por tanto, no es solo el conjunto de elementos estructurales del ente, sino también su funcionalidad, el accionar del conjunto. Y dado que en la esencia hay elementos, articulación y funcionamiento, debe haber algo que hace que así sea la consistencia de la esencia. Además, las esencias naturales son iguales en todo el planeta. La esencia de árbol en la Conchinchina es igual a la del árbol del patio de mi casa. ¿Cómo así se produce esta homogeneidad?. ¿Qué hilo conductor es el responsable de que así ocurra en todas partes?.

La existencia de la esencia natural es algo de lo cual no cabe dudar. Basta pensar en la “patroneidad” con la que una y otra vez se producen los entes naturales, para convencernos de que existe. La patroneidad existe, por lo tanto la esencia también existe, de la misma manera como existen las esencias de las cosas culturales. Si los entes de cada género no se produjeran conforme a un determinado patrón de características estructurales y funcionales, sino que éstas fuesen cambiantes, no habría esencia referencial alguna. Habrían árboles permanentemente enraizados a la tierra, claro, pero por ahí surgirían otros con capacidad para elevarse por los aires e ir a plantarse en el lugar de su preferencia. Pero como las cosas no ocurren así, sino que la producción de entes se sujeta a cierta patroneidad fija, significa que las esencias existen. La patroneidad es la prueba de la existencia de las esencias.

3. La representación de la esencia.

Así pues, entendida como arquetipo, la esencia es una especie de síntesis organizada de cosas, una singularización en la que se resume una pluralidad de entes, singularización en la que encajan todos los entes a los que la respectiva esencia se refiere. Constato la existencia de una gran cantidad y variedad de ciertos entes que tienen raíces, tronco, ramas y hojas; luego hago un resumen, una singularización de todos ellos en mi mente y la denomino “árbol”. Pero el “árbol” en sí es una esencia, en tanto que el concepto “árbol” que está en mi mente, es su representación. Una diferenciación sutil pero real y necesaria. Compruebo que hay mucha heterogeneidad entre los entes contenidos en la esencia “árbol”; que los hay altos y bajos, frondosos y ralos, de tronco grueso y de tronco delgado, todos esos son los árboles específicos, los árboles objetivizados, pero la esencia "árbol", que comprende todas las características comunes a todos los árboles, los contiene a todos ellos. Por otro lado, nuestras representaciones de las esencias las identificamos con palabras: una palabra o grupo de palabras por cada esencia. Arbol, pez, posibilidad, vehículo espacial: cuando pronunciamos una de estas palabras o grupo de palabras, lo que viene a nuestra mente no necesariamente es un algarrobo, un atún, un juego de bingo o un shuttle, sino singularizaciones, en cada una de las cuales queda comprendido cualquier árbol, cualquier pez, cualquier posibilidad, cualquier vehículo espacial.

4. Las esencias primordiales

¿Son las esencias anteriores a los entes?. Al considerar los entes actuales necesariamente tenemos que concluir que sí lo son, pues si fueran coetáneas o posteriores a los entes, no habría forma de entender cómo así los entes se producen conforme a esos patrones predeterminados que son las esencias. Un pez que se produjese en momentos que la esencia pez no existiese aún, sería irreconocible como pez. La única forma de entender que los entes actuales se producen conforme a sus respectivas esencias, es reconociendo que las esencias son anteriores a los entes. Solo siendo anteriores a los entes, pueden constituirse en patrones de la realidad. Así, la formación previa de las esencias resulta ser el punto de partida de la realidad óntica.

El asunto se complica cuando consideramos la o las esencias de entes naturales que aún no existen, es decir, cuando se considera la o las primeras esencias. Imaginémonos a las primeras moléculas carbonadas, allá en la sopa primordial, agrupándose para formar la primera célula. ¡La flauta!, ¿cómo diablos “sabían” lo que tenían que hacer para dar comienzo a la vida?. ¡Y no era nada sencillo lo que estaban construyendo, era algo estructural y funcionalmente maravilloso, algo cuya esencia era espectacular!. Solo dos posibilidades: tenían la información para hacerlo, o no la tenían. Podemos suponer que si lo “sabían” era porque en lo más recóndito de si mismas contaban con las “instrucciones del fabricante”. Pero si no la tenían, y sin embargo lo hicieron, y con tan grande suceso, entonces el proceso fue espontáneo, totalmente espontáneo, a pesar de no contar con una previa esencia de célula que guíe su actividad. Una espontaneidad así, absoluta, tendría sorprendentes implicaciones, difíciles de entender. Tratemos pues de desmenuzar las implicaciones de tal espontaneidad, de esa espontaneidad absoluta en la que los no creyentes basan su visión de la vida.

Los no creyentes dirían que, precisamente por ser espontáneo, el proceso que dio lugar a la emergencia de la vida no requirió de diseño inteligente. Pero la verdad es que sí hubo diseño inteligente. No es posible negar el diseño inteligente intrínseco que existe en la célula creada por las moléculas carbonadas. Imposible negar que en la estructura y funcionamiento de los componentes de la célula no hay diseño inteligente. Imposible negar que, por ejemplo, en la estructura y funcionamiento del ADN y ARN no hay diseño inteligente. Que si tal diseño fue de origen divino o no, eso es harina de otro costal, pero el diseño inteligente existió y existe. Y como de hecho sí hubo diseño inteligente, la espontaneidad absoluta implicaría, en la visión de los no creyentes, que el diseño surgió sin esencia previa, es decir, sin referentes. Y eso es otra piedra en el zapato, pues por el contrario, la construcción de la célula claramente siguió un patrón, un patrón que la naturaleza siguió en todas las latitudes del planeta.

Y no solo eso. La espontaneidad absoluta también implicaría que fue un diseño sin conciencia, es decir, sin aquella conciencia capacitada para diseñar y construir, pues no cabe atribuirle conciencia a las moléculas que se juntaron para crear la célula. Es mucho menos creíble que por sí solas tales moléculas ya hayan tenido conciencia, que la idea de los propios evolucionistas de que la conciencia emergió mucho después, luego de un larguísimo proceso evolutivo. Karl Sagan subtituló así a su libro “Cosmos”: “Una evolución cósmica de quince mil millones de años que ha transformado la materia en vida y conciencia”, que sugiere que la conciencia que conocemos emergió miles de millones de años después del agrupamiento de las moléculas carbonadas para formar las primeras células.

En suma, se trataría de una espontaneidad absoluta que creó la célula sin patrón previo, sin esencia ni conciencia, y sin embargo con diseño inteligente. El no creyente diría que eso no tiene importancia pues alguna pues la esencia se fue formando de a poco, junto con la célula en proceso de formación, es decir, sin orden, sin disciplina, incluso sin que sus constructoras tuviesen conciencia de lo que hacían, y en lugar de que todo eso produjese un frankenstein, produjo una estructura maravillosamente ordenada, y replicada en todas partes del planeta. ¡Pero qué jodida espontaneidad eh!. ¡Qué difícil entenderla!. En todo caso, yo no afirmo ni niego que la vida haya empezado de la manera como las teorías científicas dicen que empezó. Ese no es el punto materia de este mensaje. El punto en debate es determinar si la espontaneidad absoluta en la que creen los no creyentes es plausible, o por el contrario, es necesario intentar columbrar qué hay detrás de la supuesta espontaneidad absoluta.

Ahora bien, si es tan difícil para los creyentes aceptar que la espontaneidad absoluta sea la explicación del surgimiento de la vida, pero, por otro lado, para los no creyentes también les es difícil aceptar actos ad-hoc de creación de cada ente, la célula en este caso, surge esta pregunta: ¿habría alguna explicación intermedia más plausible?. En este punto otra vez me remito a Sagan, quien hace una reflexión inquietante al respecto. Luego de señalar que el registro fósil sugiere un proceso evolutivo de tanteo, y por lo tanto una cierta incapacidad de anticipar el futuro, y que todo eso no concuerda con la idea de un Gran Diseñador eficiente, admite que, sin embargo, sí concuerda con la idea de “un Diseñador de un temperamento más distante e indirecto” (énfasis agregado)

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Vitriólico
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Re: El origen de las esencias.

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¡Uy!...¡perdón!... me he equivocado. Creía que estaba en el hilo titulado "consecuencias de la masturbación". Nada, nada,... me voy.
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Mizton
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Mizton »

Vitriólico escribió:¡Uy!...¡perdón!... me he equivocado. Creía que estaba en el hilo titulado "consecuencias de la masturbación". Nada, nada,... me voy.
:mrgreen:
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El post del mes!!
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hond73
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por hond73 »

Miztontli escribió:
Vitriólico escribió:¡Uy!...¡perdón!... me he equivocado. Creía que estaba en el hilo titulado "consecuencias de la masturbación". Nada, nada,... me voy.
:mrgreen:
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El post del mes!!
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beltzean
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por beltzean »

Eso, eso, panda de insensibles . El muchacho partiéndose el cráneo para definir qué se entiende por esencia del ente, aclarando previamente que la esencia también es un ente, un ente no físico pero sí inteligible, puesto que también existe, es decir, también está en la realidad, y vosotros de cachondeo.

Las risas huecas no lograran acallar a las grandes mentes de la humanidad. :z8:
esto es un sindios

estintobasico
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por estintobasico »

CarlosPalacios60 escribió:1. Contingencia y esencia del ser en potencia

“El ser ES contingente”, es una declaración verdadera, fuera de toda duda.
:z13: Por supuesto no hay duda...
CarlosPalacios60 escribió:(Antes de seguir quiero aclarar que nunca en este mensaje utilizarè la palabra SER como verbo y sustantivo al mismo tiempo. Cuando necesite expresar sustantividad utilizarè la palabra "ente" a fin de evitar ambigüedades).
¡Pues muchas gracias oye! :z16:
CarlosPalacios60 escribió:Si la existencia del ente es contingente querría decir, siguiendo rigurosamente el texto de la declaración, que el ente que aún no ES, es contingente, es decir, que es algo aún antes de existir, lo cual sería absurdo.
Absurdo, totalmente absurdo sería :crazy:
CarlosPalacios60 escribió:Pero entonces ¿cómo debemos interpretar ese ES?. ¿Quién o qué “ES”?.
Hostia, ahora no caigo... :eh:
CarlosPalacios60 escribió:Lo que es contingente es el propio ente específico, pero en potencia.
¡Claro coño! ¿seré burro? :redface:
CarlosPalacios60 escribió:Cuando un hombre y una mujer se unen, emerge la posibilidad contingente de que un nuevo ente llegue a existir. Esa posibilidad es el ente en potencia. Desde luego hay casos en que la posibilidad de que el ente llegue a existir es más inminente, por ejemplo, la posibilidad de que llegue a existir el ente árbol, pues en la semilla ya se apretuja la información requerida para construirlo, requiriendo solo que en su entorno se den las condiciones apropiadas.
:eek: :wtf: :? :think: :sick: ¡Uy! ¡qué tarde se me ha hecho! Carámba lo siento Carlos pero es que es hora de peinar al gato... estoooo...mañana continamos ¿eh? :z12:

Salut :salut:
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Shé
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Shé »

¿Y luego me decís a mí que qué paciencia tengo? :z16:

A mí me gustan los aceites esenciales, por eso entré en el hilo. Pero luego dejé de leer en la primera línea del segundo párrafo.

¿Serán prejuicios?

¿Será aburrimiento?

¿Qué será será? Whatever will be will be
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Blacksabbath
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Blacksabbath »

Muy bueno por lo que vi, lo leo bien cuando tenga mas tiempo y comento
"Mírate a ti mismo!" Pero si esto es imposible! No quieras que me juzgue a tu manera, siempre tejiendo, siempre tejiendo asquerosa araña! Qué? Cómo? Quedaste atrapado en tu propia red? Que Dios te ayude!

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Tontxu
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Re: El origen de las esencias.

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La esencia, la sustancia y el Creador no sustancial

Como dijo Agustín (en otro hilo) parafraseando a Heidergger; “el ser “es” y la nada “nadea”. A estas alturas del curso plantear como hipótesis que un ser, puede o no puede “ser” real (contingencia) es poner en duda lo que se pretende transmitir. Si el ser es, no puede ser contingente y si no es “ser” tampoco, sea éste sustantivado o interpretado como la segunda persona de la Santísima Trinidad (verbo factitivo).

Rizar el rizo sí es contingente, la necesidad (al menos en este caso) te obliga a ello. Cuando un hombre y una mujer pretenden tener un bebé (ente), piensan en su posibilidad (real), ya que empíricamente (lo saben) que ellos vinieron a este mundo por y gracias a otra pareja que como ellos tomaron tal decisión (o no, accidente ), de traer un semejante al mundo. Luego, la única contingencia sería el riesgo por esterilidad. A su vez, también conocen (aunque no sean “filósofos” y/o teólogos metafísicos) que la “esencia” se convertirá en “sustancia” que es lo que pretenden, para luego ponerle un nombre (Jesús o María).

La “esencia” no es un producto contingente de la “sustancia” (existencia real del objeto), puesto que, primero es el objeto real existente con propiedades determinadas (sustancia) y no al revés. Si analizamos el ejemplo de la pareja y la trasladamos a otra pareja, pero esta homosexual, la contingencia tampoco se dará, (ellos saben la imposibilidad de procrear, al menos interpares) y el “ente específico, en potencia”, sería en todo caso una imposibilidad contranatural, su “esencia” sería esencialmente un sinsentido, su “sustancia” (ente) un fracaso anunciado y la contingencia ni siquiera se hubiera presentado. Resumiendo; la “esencia” es irreal sino va precedida de la sustancia. Heidegger (otra vez) sostenía que la “esencia” de los humanos (primero realidad material) consistía en hacerse comprender y, añado por mi cuenta y tambén procrear.

Pontificas; “El acto de ser «pleno» es el Creador, mientras que un ser finito es un acto de ser creado, compuesto por tanto de esencia y existencia.”
Hemos llegado; como dirían los holandeses ¡eindelijk! (por fin).
Preestablecido el planteamiento, la conclusión estaba clarísima, separas la “esencia” de la “sustancia” y solamente los mortales son contenidos de ambas cualidades, los “entes” no mortales, son inmortales por definición, ya que estos no fueron creados ¿?, aún y así, además, le das otro poder añadido (te lo sacas de la chistera) el de Creador. La conclusión (siempre es la misma) la “esencia” crea la “sustancia”, que es exactamente lo mismo que asegurar que el “espíritu crea la materia”. Todo el resto del alegato es más de lo mismo “la no energía” crea la energía o más tremendo todavía “los entes no existentes (contingentes no necesarios) Creadores de todo lo existente”. Esencialismo sin sustancia que lo soporte.

Al confundir la realidad con la “apariencia”, los entes se transforman en ilusiones (esencia). Poner nombre a un objeto (mesa) no es dotarle de esencia al objeto. El carpintero conoce de antemano que es lo que quiere hacer antes de iniciar el proceso de construcción, imaginando las medidas, el material a emplear, etc., pero previamente habrá que haber dotado a otros elementos consustanciales para la labor (esencia de los clavos, del martillo, de la materia prima, serrotes, etc.), más todo un elenco cultural que le precede, que ya (presupongo) habrán sido dotados anteriormente de esencia; ¿o las esencias son cambiantes al estar sujetas a la subjetividad del usuario?, ¿cambian éstas o permanecen inmutables?, si fuere así, el carpintero no crea esencias, las legitima por el uso cultural empírico, el carpintero transforma la “esencia” en sustancia (objeto real), pero ¿Cuál es la esencia de la mesa?, su utilidad fáctica (al margen de la composición química interna), que no, su imaginaria esencia.

Cuando los primitivos humanos iban de caza, no era con el propósito de crear esencia de alimento, lo hacían por necesidad vital, sabían de los riesgos, pero la perdida de energía necesitaba ser repuesta y, está, en la “esencia” humana (entre otras cosas) el alimentarse (la esencia se transforma en sustancia para alimentar otra sustancia, el cuerpo humano), la liada es descomunal y el reduccionismo digno del oscurantismo más primitivo. La esencia sin sustancia no alimenta, solo enloquece.

Este espejismo metafísico que intentando atribuir cualidades a “entes” inexistentes (no reales), postulando insólitas teorías, complejos “entes potenciales” (ideas), donde hasta lo no real (tangible) si es real por ser su “esencia”, sin sustancia básica, espíritus con capacidad creadora sin interrelación con los objetos creados, etc., es una necesidad que implica un riesgo (contingente), caer en el absurdo. La “esencia” de la que hablas es inmutable, pero sostienes (citas a Sagan) la evolución del cosmos, y hasta a nosotros mismo (polvo de estrellas), pero todo está en movimiento, en cambio constante. Lo inmutable se torna contradictorio, para Sagan y para todo dios, porque al final la esencia última nos la servirán en la mesa los sesudos del CERN. Y ahora, haber si tenéis lo que hay que tener, para leérselo entero. :happy11:
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estintobasico
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Re: El origen de las esencias.

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Tontxu
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Re: El origen de las esencias.

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estintobasico escribió::eek: :wtf: :eh: :crazy: :rolleyes: :shifty: :think: :z11: :z4: :z4: :z4: :silent: :sick: :puker: :thumbdown: :? :thumbdown: :boxing: :z18: :z7: :cry: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar: :llorar:
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:salut:
Qué poca sensibilidad. Aunque pienso que tienes toda la razón.
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estintobasico
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por estintobasico »

Tontxu escribió:Qué poca sensibilidad. Aunque pienso que tienes toda la razón.
;)

8-) :twisted: :mrgreen: :clap: :thumbup: :z3: :z16: :z17:

:occasion14:

:salut:
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CarlosPalacios60
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por CarlosPalacios60 »

(Tontxu)
Resumiendo; la “esencia” es irreal sino va precedida de la sustancia.

(Carlos)
Esta aseveración contradice la realidad, según puede verse en los dos casos siguientes:

a) Esencia de entes existentes. En este caso la esencia necesariamente precede al ente. Veamos el caso de los entes naturales: todos los árboles que nacen a lo largo y ancho del planeta se enmarcan en la esencia “árbol”. ¿Por qué?. Pues simplemente por que como los árboles existen en el planeta Tierra desde hace mucho tiempo, su esencia emergió igualmente hace mucho tiempo. Si no existiera previamente la esencia “árbol”, ¿cómo se explicaría que todos los árboles que nacen muestran un mismo conjunto de características bàsicas, esto es, una misma esencia?. Veamos el caso de un ente cultural: las sillas que se fabrican a lo largo y ancho del planeta se enmarcan en la esencia “silla”. ¿Por qué?. Pues simplemente porque como las sillas se construyen desde hace mucho tiempo, la esencia silla también emergiò hace mucho tiempo en la mente del primer carpintero que imaginò una artefacto para sentarse que fuese más cómodo que un tronco o una piedra. Sino fuera así, ¿cómo se explicaría que las sillas que se fabrican en el mundo muestran un mismo conjunto de caracterìsticas básicas, una misma esencia?.

b) Esencia de entes inexistentes. Ente natural: la primera célula. En este caso la esencia también precede al futuro ente pues su construcción se sujeta a un patrón. Imaginemos a las primeras moléculas carbonadas juntándose para formar la primera célula. Sino siguieron un patrón, ¿cómo así pudieron hacer la primera célula, y no solo eso, sino que también todas las células que a partir de ese momento se crearon siguieron el mismo patrón?. Ente cultural: la primera silla. En este caso, por patuleca que hubiese sido la primera silla, siguió un patrón que estaba en la mente del carpintero, por muy patuleco que también haya sido ese patrón (esencia) primitivo.

Así pues, no veo en qué caso la sustancia preceda a la esencia.

Saludos,

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Tontxu
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Tontxu »

CarlosPalacios60 escribió:(Tontxu)
Resumiendo; la “esencia” es irreal sino va precedida de la sustancia.

(Carlos)
Esta aseveración contradice la realidad, según puede verse en los dos casos siguientes:

a) Esencia de entes existentes. En este caso la esencia necesariamente precede al ente. Veamos el caso de los entes naturales: todos los árboles que nacen a lo largo y ancho del planeta se enmarcan en la esencia “árbol”. ¿Por qué?. Pues simplemente por que como los árboles existen en el planeta Tierra desde hace mucho tiempo, su esencia emergió igualmente hace mucho tiempo. Si no existiera previamente la esencia “árbol”, ¿cómo se explicaría que todos los árboles que nacen muestran un mismo conjunto de características bàsicas, esto es, una misma esencia?. Veamos el caso de un ente cultural: las sillas que se fabrican a lo largo y ancho del planeta se enmarcan en la esencia “silla”. ¿Por qué?. Pues simplemente porque como las sillas se construyen desde hace mucho tiempo, la esencia silla también emergiò hace mucho tiempo en la mente del primer carpintero que imaginò una artefacto para sentarse que fuese más cómodo que un tronco o una piedra. Sino fuera así, ¿cómo se explicaría que las sillas que se fabrican en el mundo muestran un mismo conjunto de caracterìsticas básicas, una misma esencia?.
¿Si logras demostrarme donde está la esencia de los entes sin que estos hayan aparecido materialmente, lo dicho, te propongo para el Nóbel?.

Es sabido que todos los “entes” que habitamos este planeta compartimos los mismos elementos químicos (bioquímica común) y que todos dependemos fundamentalmente del sol y éste (abreviando) del universo que lo contiene y el universo (dependió) del Big Bang, entonces ¿cuando “aparecen” las esencias de lo por conocer?, ¿son éstas causales?, si así fuere ¿quién las causa?. Si las esencias preceden a la sustancia ¿Cómo se puede saber de antemano?, o ¿existen esencias con propiedades diferentes y únicas para cada futura forma?, podría estar haciéndote preguntas hasta el infinito y solo tendrías una vaga respuesta; la esencia causal reside en el Patrón de Dios.
Si toda (vida orgánica) depende de nuestro astro sol y (siguiendo la “teoría” de la esencia), ¿éste también fue esencia antes “de”?.

El carpintero (creador de esencia de la mesa), mucho antes de que existiera (el también fue esencia) sus padres y sus ancestros, todos fueron esencia. Por lo tanto y siguiendo el razonamiento; la esencia crea sustancia y la sustancia crea esencia, algo así como, causa-efecto, pero con la única salvedad, que la causa parece que está en la cabeza (idea) del dichoso carpintero y el efecto (materialización de la idea) es la mesa.

El problema reside en (imaginemos); el carpintero nunca ha visto una mesa (no existe el precedente empírico) y por lo tanto su cerebro (materia compleja) no ha sido “enseñado” para concebir la idea mesa ¿de donde entonces le viene tal idea?. Claro que puede ser por inspiración divina o mucho más prosaico; si nos sentábamos en el suelo, vivíamos en cavernas, conseguimos dominar el fuego a nuestro antojo, más el constante devenir histórico producto de la imaginación y materialización puntual del mismo, creando los útiles necesarios para nuestro quehacer habitual, en el afán de convertir las necesidades materiales en “esencia” creativa y no al revés (es la necesidad la que crea la "esencia" o idea). Esta esencia (palabro ambiguo), no es otra cosa (al menos para mí) que la acción sinérgica entre el ambiente y la necesidad de transformarlo, ¿como?, mediante la idea creativa (propiedad emergente) fruto de la observación y de la práctica.
A medida que nuestras necesidades han ido sofisticándose, supongo que, las “esencias” también iran íntimamente y acompasadas a los tiempos que corren. Luego, si la “esencia” es atingente a la idea y ésta está supeditada al cuerpo material de donde emerge y este cuerpo biológico tiene necesidades (energía); la “esencia”, por lo tanto, es un mero constructo subjetivo dependiente e individual de cada “ente” creador, que se transforma en otra esencia de categoría superior (plural y compartida), "la cultura". Entonces es, cuando el trabajo (de los entes) adquiere (por ser un elemento "con-sustancial") el máximo valor esencial para el fin propuesto; "la transformación de la esencia en sustancia" y a su vez, el conocimiento continuo para la transformación de la naturaleza en aras de conseguir la anhelada felicidad. El aforismo podría quedar más o menos así;no hay esencias primigénias, solo hay necesidades objetivas.
b) Esencia de entes inexistentes. Ente natural: la primera célula. En este caso la esencia también precede al futuro ente pues su construcción se sujeta a un patrón. Imaginemos a las primeras moléculas carbonadas juntándose para formar la primera célula. Sino siguieron un patrón, ¿cómo así pudieron hacer la primera célula, y no solo eso, sino que también todas las células que a partir de ese momento se crearon siguieron el mismo patrón?. Ente cultural: la primera silla. En este caso, por patuleca que hubiese sido la primera silla, siguió un patrón que estaba en la mente del carpintero, por muy patuleco que también haya sido ese patrón (esencia) primitivo.
Preguntas; ¿cómo así pudieron hacer la primera célula, y no solo eso, sino que también todas las células que a partir de ese momento se crearon siguieron el mismo patrón?

¿Cómo pudo ser?; por una combinación de causalidades y por la capacidad de la materia (elementos químicos) de crear vida (orgánica) si las condiciones ambientales le son propicias. No hay patrón diseñador, solamente hay necesidad objetiva material en "paciente" espera de las condiciones objetivas.
Parece ser que en la luna no hay vida orgánica, ¿por qué no hay esencia? o porqué no hay condiciones objetivas. Por lo visto la esencia aparece a gusto del consumidor, pero como se suele decir “después de verle los cojones, todo el mundo sabe que es macho”. Por lo que deduzco, que la esencia solo es reconocible hasta que ésta no se materializa.
Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, hasta él se dio cuenta de la paradoja.
Así pues, no veo en qué caso la sustancia preceda a la esencia.
Saludos,
Pues tendrás que cambiar de anteojos. Si me presentas la esencia de lo inexistente, me convierto. Todos los ejemplos que has descrito son esencias ya materializadas. Predecir un accidente después de haber ocurrido, eso lo sabe hacer hasta la bruja Lola. Saludos.

PD; Compañeros, os juro por los clavos de Cristo, esto :z4: es una venganza.
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Tontxu
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Re: El origen de las esencias.

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Donde escribo "Por lo que deduzco, que la esencia solo es reconocible hasta que ésta no se materializa", quiero decir; "ésta se materializa". Se me fue la esencia Saludos.
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Agustín
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Re: El origen de las esencias.

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Carlos, qué mala digestión de una ensalada imposible de Aristóteles y Platón. Dos recomendaciones: bicarbonato y estar seguro de entender las lecturas que uno hace antes de pretender tomarlas como base para desarrollar pensamientos propios. Las grandes pretensiones explicativas y el lenguaje embarullado no hacen de por sí una reflexión filosófica de calidad. Luego hay quien se extraña de que la filosofía tenga en ocasiones la clase de fama que tiene.

Creo que viene al caso recomendar uno de mis textos filosóficos preferidos: "Para acabar con la filosofía", de Woody Allen (no sé si las normas del foro me permiten incluir el enlace, pero se encuentra fácilmente en internet: rézale a San Google).
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Agustín
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Agustín »

Tontxu, qué valor (o cuánto tiempo libre) tienes. :D
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SWAMI
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Re: El origen de las esencias.

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CarlosPalacios60 escribió:1. Contingencia y esencia del ser en potencia

“El ser ES contingente”, es una declaración verdadera, fuera de toda duda. (Antes de seguir quiero aclarar que nunca en este mensaje utilizarè la palabra SER como verbo y sustantivo al mismo tiempo. Cuando necesite expresar sustantividad utilizarè la palabra "ente" a fin de evitar ambigüedades).

Si la existencia del ente es contingente querría decir, siguiendo rigurosamente el texto de la declaración, que el ente que aún no ES, es contingente, es decir, que es algo aún antes de existir, lo cual sería absurdo. Pero entonces ¿cómo debemos interpretar ese ES?. ¿Quién o qué “ES”?. Lo que es contingente es el propio ente específico, pero en potencia. Cuando un hombre y una mujer se unen, emerge la posibilidad contingente de que un nuevo ente llegue a existir. Esa posibilidad es el ente en potencia. Desde luego hay casos en que la posibilidad de que el ente llegue a existir es más inminente, por ejemplo, la posibilidad de que llegue a existir el ente árbol, pues en la semilla ya se apretuja la información requerida para construirlo, requiriendo solo que en su entorno se den las condiciones apropiadas.

Ahora bien, ¿cuál es la consistencia del ente en potencia?. Solo puede ser un conjunto de características básicas inteligibles, con lo cual nos introducimos en el tema de este primer mensaje de la serie. ¿Y qué es ese conjunto inteligible de características básicas?. Dado que el futuro ente no ha sido concebido siquiera, en el primer ejemplo, no podrían ser perceptibles sus características físicas, peor sus no físicas. Pero en cambio sí es inteligible su esencia humana. Si se sabe que la semilla es de pino, en el segundo ejemplo, también se podrá avizorar sus características básicas, es decir, su esencia, aunque no se sepa su altura exacta o el diámetro de su tronco. Y si existe la esencia del ente en potencia, es lógico pensar que también exista la esencia del ente existente.

Todo esto nos lleva a la necesidad de definir qué se entiende por esencia del ente, aclarando previamente que la esencia también es un ente, un ente no físico pero sí inteligible, puesto que también existe, es decir, también está en la realidad.

2. Caracterizaciòn y existencia de la esencia

Concibo a la esencia de una forma que no concuerda con la “idea” de Platón, con la que, sin embargo, tiene cierta similitud. La idea platónica también es un arquetipo, un paradigma, que existe independientemente del ente, pero además es productor de éste. En cambio, la esencia, como yo la concibo, no tiene, por sí sola, capacidad productora de entes. La idea platónica es el producto del esfuerzo que hace su autor por encontrar lo absoluto, lo primordial, lo que en último término genera todos los entes, por eso tuvo que asignarle capacidad creadora. En todo caso, el concepto de esencia que utilizo en este mensaje, es la misma idea platónica, pero sin capacidad de producir los entes por sí misma. Por eso mismo no concibo a la esencia como ente primordial, como lo absoluto. Es simplemente un conjunto de características que definen cada género o subgénero de entes. Por lo tanto, existen tantas esencias cuantos géneros o subgéneros de entes existen. Y si existe una esencia para cada género o subgénero de ente, mal puede la esencia ser el ente primordial, lo absoluto.

Quizás el asunto de las esencias pueda verse con más claridad si consideramos por separado las dos categorías en que podemos clasificar las esencias y sus entes atendiendo a su origen: las culturales y las naturales. Tomemos el caso de las esencias culturales, la de una mesa, por ejemplo. Es evidente que el carpintero que la construye tiene en su mente el arquetipo de lo que va a construir, es decir, la esencia. En este caso la mesa se ajusta a ese modelo; el modelo queda incorporado en la mesa; está en la mesa, como también en la mente del carpintero. Por lo tanto la esencia de mesa existe como ente inteligible en la mente del carpintero, y también en la mesa concreta. Supongamos que sin tener registrada en nuestra mente la esencia de mesa, nos viéramos ante un centenar de ellas, de diferentes diseños, tamaños y colores, fabricadas por otros seres inteligentes, diferentes a nosotros. Aún sin tener en nuestra mente la representación de mesa, podríamos en ese momento hacer una singularización, un arquetipo de todas ellas, y empezar a representárnoslo en nuestra mente. ¿Por qué habríamos podido hacerlo?. Porque el arquetipo existía, y estaba incorporado en todas y cada una de las cien mesas, así como en la mente de sus fabricantes, y lo que hicimos nosotros fue percibirlo, asimilarlo.

Por otro lado, la esencia no es el mero conjunto de elementos que la conforman, sino también la manera cómo ellos se articulan, es decir, la manera cómo funcionan en conjunto. La esencia de árbol no es el mero conjunto estructural formado por la raíz, el tronco, las ramas y las hojas, sino también la manera cómo esos elementos se articulan entre sí, y la manera cómo funcionan. Si el tronco, las ramas y las hojas estuvieran bajo tierra y fueran más bien las raíces las que se mecieran movidas por el viento, eso sería cualquier cosa menos lo que conocemos como árbol, a pesar de que tendría las mismas partes estructurales de cualquier árbol. La esencia, por tanto, no es solo el conjunto de elementos estructurales del ente, sino también su funcionalidad, el accionar del conjunto. Y dado que en la esencia hay elementos, articulación y funcionamiento, debe haber algo que hace que así sea la consistencia de la esencia. Además, las esencias naturales son iguales en todo el planeta. La esencia de árbol en la Conchinchina es igual a la del árbol del patio de mi casa. ¿Cómo así se produce esta homogeneidad?. ¿Qué hilo conductor es el responsable de que así ocurra en todas partes?.

La existencia de la esencia natural es algo de lo cual no cabe dudar. Basta pensar en la “patroneidad” con la que una y otra vez se producen los entes naturales, para convencernos de que existe. La patroneidad existe, por lo tanto la esencia también existe, de la misma manera como existen las esencias de las cosas culturales. Si los entes de cada género no se produjeran conforme a un determinado patrón de características estructurales y funcionales, sino que éstas fuesen cambiantes, no habría esencia referencial alguna. Habrían árboles permanentemente enraizados a la tierra, claro, pero por ahí surgirían otros con capacidad para elevarse por los aires e ir a plantarse en el lugar de su preferencia. Pero como las cosas no ocurren así, sino que la producción de entes se sujeta a cierta patroneidad fija, significa que las esencias existen. La patroneidad es la prueba de la existencia de las esencias.

3. La representación de la esencia.

Así pues, entendida como arquetipo, la esencia es una especie de síntesis organizada de cosas, una singularización en la que se resume una pluralidad de entes, singularización en la que encajan todos los entes a los que la respectiva esencia se refiere. Constato la existencia de una gran cantidad y variedad de ciertos entes que tienen raíces, tronco, ramas y hojas; luego hago un resumen, una singularización de todos ellos en mi mente y la denomino “árbol”. Pero el “árbol” en sí es una esencia, en tanto que el concepto “árbol” que está en mi mente, es su representación. Una diferenciación sutil pero real y necesaria. Compruebo que hay mucha heterogeneidad entre los entes contenidos en la esencia “árbol”; que los hay altos y bajos, frondosos y ralos, de tronco grueso y de tronco delgado, todos esos son los árboles específicos, los árboles objetivizados, pero la esencia "árbol", que comprende todas las características comunes a todos los árboles, los contiene a todos ellos. Por otro lado, nuestras representaciones de las esencias las identificamos con palabras: una palabra o grupo de palabras por cada esencia. Arbol, pez, posibilidad, vehículo espacial: cuando pronunciamos una de estas palabras o grupo de palabras, lo que viene a nuestra mente no necesariamente es un algarrobo, un atún, un juego de bingo o un shuttle, sino singularizaciones, en cada una de las cuales queda comprendido cualquier árbol, cualquier pez, cualquier posibilidad, cualquier vehículo espacial.

4. Las esencias primordiales

¿Son las esencias anteriores a los entes?. Al considerar los entes actuales necesariamente tenemos que concluir que sí lo son, pues si fueran coetáneas o posteriores a los entes, no habría forma de entender cómo así los entes se producen conforme a esos patrones predeterminados que son las esencias. Un pez que se produjese en momentos que la esencia pez no existiese aún, sería irreconocible como pez. La única forma de entender que los entes actuales se producen conforme a sus respectivas esencias, es reconociendo que las esencias son anteriores a los entes. Solo siendo anteriores a los entes, pueden constituirse en patrones de la realidad. Así, la formación previa de las esencias resulta ser el punto de partida de la realidad óntica.

El asunto se complica cuando consideramos la o las esencias de entes naturales que aún no existen, es decir, cuando se considera la o las primeras esencias. Imaginémonos a las primeras moléculas carbonadas, allá en la sopa primordial, agrupándose para formar la primera célula. ¡La flauta!, ¿cómo diablos “sabían” lo que tenían que hacer para dar comienzo a la vida?. ¡Y no era nada sencillo lo que estaban construyendo, era algo estructural y funcionalmente maravilloso, algo cuya esencia era espectacular!. Solo dos posibilidades: tenían la información para hacerlo, o no la tenían. Podemos suponer que si lo “sabían” era porque en lo más recóndito de si mismas contaban con las “instrucciones del fabricante”. Pero si no la tenían, y sin embargo lo hicieron, y con tan grande suceso, entonces el proceso fue espontáneo, totalmente espontáneo, a pesar de no contar con una previa esencia de célula que guíe su actividad. Una espontaneidad así, absoluta, tendría sorprendentes implicaciones, difíciles de entender. Tratemos pues de desmenuzar las implicaciones de tal espontaneidad, de esa espontaneidad absoluta en la que los no creyentes basan su visión de la vida.

Los no creyentes dirían que, precisamente por ser espontáneo, el proceso que dio lugar a la emergencia de la vida no requirió de diseño inteligente. Pero la verdad es que sí hubo diseño inteligente. No es posible negar el diseño inteligente intrínseco que existe en la célula creada por las moléculas carbonadas. Imposible negar que en la estructura y funcionamiento de los componentes de la célula no hay diseño inteligente. Imposible negar que, por ejemplo, en la estructura y funcionamiento del ADN y ARN no hay diseño inteligente. Que si tal diseño fue de origen divino o no, eso es harina de otro costal, pero el diseño inteligente existió y existe. Y como de hecho sí hubo diseño inteligente, la espontaneidad absoluta implicaría, en la visión de los no creyentes, que el diseño surgió sin esencia previa, es decir, sin referentes. Y eso es otra piedra en el zapato, pues por el contrario, la construcción de la célula claramente siguió un patrón, un patrón que la naturaleza siguió en todas las latitudes del planeta.

Y no solo eso. La espontaneidad absoluta también implicaría que fue un diseño sin conciencia, es decir, sin aquella conciencia capacitada para diseñar y construir, pues no cabe atribuirle conciencia a las moléculas que se juntaron para crear la célula. Es mucho menos creíble que por sí solas tales moléculas ya hayan tenido conciencia, que la idea de los propios evolucionistas de que la conciencia emergió mucho después, luego de un larguísimo proceso evolutivo. Karl Sagan subtituló así a su libro “Cosmos”: “Una evolución cósmica de quince mil millones de años que ha transformado la materia en vida y conciencia”, que sugiere que la conciencia que conocemos emergió miles de millones de años después del agrupamiento de las moléculas carbonadas para formar las primeras células.

En suma, se trataría de una espontaneidad absoluta que creó la célula sin patrón previo, sin esencia ni conciencia, y sin embargo con diseño inteligente. El no creyente diría que eso no tiene importancia pues alguna pues la esencia se fue formando de a poco, junto con la célula en proceso de formación, es decir, sin orden, sin disciplina, incluso sin que sus constructoras tuviesen conciencia de lo que hacían, y en lugar de que todo eso produjese un frankenstein, produjo una estructura maravillosamente ordenada, y replicada en todas partes del planeta. ¡Pero qué jodida espontaneidad eh!. ¡Qué difícil entenderla!. En todo caso, yo no afirmo ni niego que la vida haya empezado de la manera como las teorías científicas dicen que empezó. Ese no es el punto materia de este mensaje. El punto en debate es determinar si la espontaneidad absoluta en la que creen los no creyentes es plausible, o por el contrario, es necesario intentar columbrar qué hay detrás de la supuesta espontaneidad absoluta.

Ahora bien, si es tan difícil para los creyentes aceptar que la espontaneidad absoluta sea la explicación del surgimiento de la vida, pero, por otro lado, para los no creyentes también les es difícil aceptar actos ad-hoc de creación de cada ente, la célula en este caso, surge esta pregunta: ¿habría alguna explicación intermedia más plausible?. En este punto otra vez me remito a Sagan, quien hace una reflexión inquietante al respecto. Luego de señalar que el registro fósil sugiere un proceso evolutivo de tanteo, y por lo tanto una cierta incapacidad de anticipar el futuro, y que todo eso no concuerda con la idea de un Gran Diseñador eficiente, admite que, sin embargo, sí concuerda con la idea de “un Diseñador de un temperamento más distante e indirecto” (énfasis agregado)
¿Y este tostonazo para qué sirve??

Gloria a Dioz.
Dios es una especulación arbitraria y antojadiza sin ningún fundamento real y con referente en el ser humano.
ASÓCIATE a CYBERATEOS. Es mejor un mundo sin religión. Las personas somos mucho más importantes que Dios.

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Tontxu
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Tontxu »

SWAMI escribió:
¿Y este tostonazo para qué sirve??

Gloria a Dioz.
Qué cosas dices... sirve para demostrar la esencia del Creador. Se te ha notado que no has puesto la atención debida. Blasfemo, irás de cabeza al averno, que suena más poético.
Última edición por Tontxu el Dom Sep 20, 2009 7:32 pm, editado 1 vez en total.
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Re: El origen de las esencias.

Mensaje sin leer por Tontxu »

Agustín escribió:Tontxu, qué valor (o cuánto tiempo libre) tienes. :D
Es que las esencias con sus fragancias me fascinan. Ese aroma que desprende la teología del botafumeiro utilizada para camuflar el olor a compañerismo, es uno de los inventos más rentables desde finales de la edad media. Si los peregrinos quieren y previo pago de 300€ les hacen una exhibición en toda regla. Chanel es una baratija y no tiene tanto fervor jacobeo. Saludos y a leérselo todo.
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