Muy bien explicado, estimado Estinto.estintobasico escribió:Yo te lo explico beltzean. Sir Lancelott es venezolano y en su país es un formulismo de obligado cumplimiento que los hijos o los nietos ls sobinos, etc, pidan la bendición a los padres, abuelos, tios, etc. Esa es un práctica común y no es sólo de uso por parte de los creyentes, es más bien un costumbrismo de "las buenas maneras" aparte de que para muchos venezolanos pueda ser también una actitud religiosa. Tampoco es un "acto solemne" sino un puro convencionalismo: un hijo o hija llama por teléfono a sus padres y tras oir el también dogmático formulismo de: ¿Aló? (si no dices Aló cuando respondes una llamada se quedan mudos y desconcertados) el hijo/a debe forzosamente decir "bendición"beltzean escribió:¿Y que coño es eso de la bendición?
Voy a aportar un detalle que me parece muy importante como una nota social.
Pero ni idea de si esto sucede en Venezuela tal y como lo describo. Sólo se aplica al sitio que conozco, y en la época de mi infancia:
Catamarca es una provincia que dista unos 1800 kms de Buenos Aires y es donde viene mi familia.
Sus usanzas son tan distintas que incluso a los porteños (los de la capital argentina) les cuesta entenderlas.
Y hace unos 25 años mucho peor:
Junto al gesto de "la bendición, tata" se acostumbraba hincar una rodilla en tierra, o algún explícito gesto de sumisión como ése. Tal vez no de parte de los chicos, pero los hombres grandes estaban casi obligados a mostrar su obediencia al padre anciano en un gesto que ennoblecía a ambos.
Especialmente en zonas rurales donde no había disponiblidad de marcos legales para la mayoría de las actividades, la idea de confiabilidad, la palabra y el honor eran absolutamente necesarias tanto para conseguir un trabajo como para compartir un terreno o administrar los hogares.
Entonces se debía simbolizar que esos hombres estaban sujetos a algo, en este caso las nobles enseñanzas de sus padres.
Y esto en el discurso rural debe implicarse como una garantía de cumplimientos sociales de toda índole.
Por tanto, se puede entender el gesto con un peso social muchísimo mayor que lo católico, que como dije, en mi país es bastante tibio.
Desde este punto de vista puede uno tratar de entender ciertos gestos, sin la necesidad de acudir todo el tiempo al tema de la creencia, porque se pierde de vista una dimensión sociocultural que me parece más que relevante. ¿No les parece?