Wilalgar escribió:Shé, una pregunta... ¿tú nunca haces regalos a los niños y amigos a finales de diciembre o principios de enero?
Sí. Y en los cumpleaños. Y si el día del corpus o de la inmaculada es fiesta, no trabajo, igual que en Semana Santa. ¿Hace de mí eso una persona que aparenta y sigue los ritos religiosos? No soy insensible con los niños: a los 16 años convencí a mis padres para sacar de los colegios religiosos donde asistían a tres de mis hermanos pequeños. Son cinco y saqué a tres, a los más pequeños. Los otros estaban ya acabando el bachillerato superior y se quedaron donde estaban.
Wilalgar escribió: Si lo haces (como estoy casi absolutamente seguro) estás cumpliendo una tradición religiosa honrando a Saturno... ¿no se te aplican tus palabras sobre Lancelott a tí?
Creo que no. La costumbre de hacer regalos (en nuestro caso el día de Reyes) en la familia es una forma de acabar las fiestas de forma divertida. Ni hago regalos a los amigos, ni los amigos a mí.
Más que honrar a Saturno, creo que esto honra a El Corte Inglés y a la sociedad de consumo, ya que los regalos de los reyes magos son sólo para los niños, y la tradición mandaba que, una vez que los niños entraban en la edad del "uso de razón" sobre los 7 u 8 años, ya no recibían regalos.
Pero luego se extendió la costumbre a los adultos, y ahora, en navidades, los comercios hacen "el agosto" gracias al marketing.
Wilalgar escribió: Si te viene un sobrino, hijo o el niño que sea que tenga una gran relación de afecto contigo, buscando regalos... ¿le dirás "perdona, aquí no hay regalos, soy atea y no festejo esas cosas"?
Pues no. Saben que soy atea y no festejo la navidad con villancicos ni alusión alguna a la naturaleza de las fiestas.
Creo que estamos confundiendo un poco las cosas. Soy atea y todo mi entorno lo sabe. Una cosa es hacer un regalo el día en que todos los hacemos (y que conste que no me gusta, y últimamente hemos convertido en la familia el stress y la ruina del día de reyes en una especie de amigo invisible, para simplificar) y otra muy distinta aparentar respeto a las tradiciones católicas e incluso prestarse a ceremonias (algo que
jamás hago y mucho menos pedir o impartir bendiciones).
Comprenderás que asista a un funeral de un ser querido. Pero también que no me arrodille, ni rece, ni cante, ni nada (ni cuando estoy en primera fila), puesto que estoy allí para acompañar a los demás y ser acompañada, y no para seguir el rito religioso. Por lo demás, no he asistido a una sola boda en la iglesia desde los 12 años, ya que me invitan a los banquetes solo sabiendo cómo pienso y que yo misma me casé por lo civil en una época en que había que remover todas las instituciones para poder hacerlo. Tampoco hay muchos bautizos ni comuniones a mi alrededor, pero desde luego no me invitan a los pocos que hay, ni a gran parte de mi familia y amigos tampoco, aunque sí en ocasiones a los banquetes. Ningún niño de mi entorno esperaría que le acompañe el día de su comunión, y nunca he visto ninguno decepcionado. Cuestión de dejar las cosas claras algo que siempre he hecho, incluso con mi madre que es ferviente creyente como muchos de su generación.
¿Estás de acuerdo conmigo en que hay una diferencia?
Yo tampoco soy insensible por ser atea, el sumarme a ciertas costumbres no hace de mi ni una hipócrita ni una atea a medias.