Navegando sin rumbo
Navegando sin rumbo
Navegando sin rumbo por Internet he ido a parar al blog de una asociación llamada "Humanismo Secular", y que se presenta como "una plataforma para desarrollar una ética sin 'ganchos celestes' que sepa incluir la razón, la compasión y la ciencia, con el objetivo de estimular la representación pública de los humanistas, los ateos, agnósticos y no creyentes".
Aunque la asociación tiene varios meses de existencia, su presentación se hizo el pasado día 12 en el Ateneo de Madrid. En dicha presentación estuvieron Fernando Savater, Paul Cliteur, Adolf Tobeña y Teresa Giménez Barbat, presidenta de "Ciutadans de Catalunya" y de la asociación de la que estamos hablando.
De Paul Cliteur lo único que conozco es un artículo publicado en "El País" hace unos meses sobre el laicismo, y la conferencia en la presentación mencionada. Y aunque algunas de sus tesis, sobre todo en el tema de la ética laica, resultan interesantes, en general destila, como el resto, un tufillo que yo definiría como de "conservadurismo laico" que resulta preocupante.
Si nos fijamos, ya en su propia presentación nos encontramos con conceptos ambiguos y que no son más que un guiño a los conservadores; ¿qué pinta la compasión entre la razón y la ciencia?, ¿y el humanismo entre las creencias? Pero lo que verdaderamente me ha llamado la atención al echar una ojeada al contenido de su blog, es su más que evidente islamofobia.
En un artículo titulado "Minaretes y bayonetas", junto a una justificación del resultado del referéndum suizo sobre la prohibición de los minaretes, nos encontramos con los clásicos tópicos xenófobos como la mutilación genital, o con evidentes mentiras como que las feministas apoyaron el sí a la prohibición. Pero, además de esto, hay en el blog un altísimo porcentaje de artículos claramente islamófobos y muy pocos (y demasiado suaves) contra el catolicismo y el cristianismo en general, así como prácticamente ninguna mención del judaísmo. En fin, creo que se les ve demasiado el plumero.
Aunque la asociación tiene varios meses de existencia, su presentación se hizo el pasado día 12 en el Ateneo de Madrid. En dicha presentación estuvieron Fernando Savater, Paul Cliteur, Adolf Tobeña y Teresa Giménez Barbat, presidenta de "Ciutadans de Catalunya" y de la asociación de la que estamos hablando.
De Paul Cliteur lo único que conozco es un artículo publicado en "El País" hace unos meses sobre el laicismo, y la conferencia en la presentación mencionada. Y aunque algunas de sus tesis, sobre todo en el tema de la ética laica, resultan interesantes, en general destila, como el resto, un tufillo que yo definiría como de "conservadurismo laico" que resulta preocupante.
Si nos fijamos, ya en su propia presentación nos encontramos con conceptos ambiguos y que no son más que un guiño a los conservadores; ¿qué pinta la compasión entre la razón y la ciencia?, ¿y el humanismo entre las creencias? Pero lo que verdaderamente me ha llamado la atención al echar una ojeada al contenido de su blog, es su más que evidente islamofobia.
En un artículo titulado "Minaretes y bayonetas", junto a una justificación del resultado del referéndum suizo sobre la prohibición de los minaretes, nos encontramos con los clásicos tópicos xenófobos como la mutilación genital, o con evidentes mentiras como que las feministas apoyaron el sí a la prohibición. Pero, además de esto, hay en el blog un altísimo porcentaje de artículos claramente islamófobos y muy pocos (y demasiado suaves) contra el catolicismo y el cristianismo en general, así como prácticamente ninguna mención del judaísmo. En fin, creo que se les ve demasiado el plumero.
- Vitriólico
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- Registrado: Vie Abr 17, 2009 8:44 pm
Re: Navegando sin rumbo
Gracias por descubrir esta iniciativa que ignoraba. (Lo que siento es no haberme enterado antes para asistir a su presentación. ¡Mierda! ).
Antes de leer todas las intervenciones y artículos con tiempo y suficiente sosiego como para hablar de plumeros, para mí es claro que la iniciativa es importantísima por el mero hecho de plantear la cuestión públicamente.
Varias veces he querido llamar la atención sobre la importancia del desmantelamiento del monopolio religioso ejercido sobre la Moral que, desde mi punto de vista, es uno de los principales sostenes de la religión -si no el principal- a los ojos de mucha gente, ateos incluidos.
Espero desmenuzar los contenidos de este grupo y me gustaría que os animarais para debatir sobre asunto tan importante.
Antes de leer todas las intervenciones y artículos con tiempo y suficiente sosiego como para hablar de plumeros, para mí es claro que la iniciativa es importantísima por el mero hecho de plantear la cuestión públicamente.
Varias veces he querido llamar la atención sobre la importancia del desmantelamiento del monopolio religioso ejercido sobre la Moral que, desde mi punto de vista, es uno de los principales sostenes de la religión -si no el principal- a los ojos de mucha gente, ateos incluidos.
Espero desmenuzar los contenidos de este grupo y me gustaría que os animarais para debatir sobre asunto tan importante.
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!
"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.". (Proverbio árabe).
"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.". (Proverbio árabe).
- beltzean
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- Registrado: Lun Oct 06, 2008 8:00 pm
- Ubicación: Navarra-Nafarroa
Re: Navegando sin rumbo
Os dejo este artículo de opinión que me ha parecido interesante, y creo apropiado a este hilo.
(José Ignacio Calleja).-Leo y releo el mensaje del Papa para la Cuaresma 2010, en el que, dice, "quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina, ‘La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo', (Rm 3, 21.22)".
Este inicio teológico es muy pertinente en una reflexión del Papa, pero sabiendo que el vasto tema de la justicia permite una lectura ética o moral, ámbito de la filosofía moral, y una lectura religiosa y cristiana, ámbito de la teología.
Estas dos interpretaciones o lecturas del vasto tema de la justicia, para los teólogos y cristianos, son inseparables, pero también inconfundibles; se mezclan, pero no se confunden ni se sustituyen en su legítima autonomía. Esa autonomía de la moral no es absoluta, sino relativa, relativa a la dignidad de la persona y sus derechos inherentes y fundamentales.
Para el creyente, dignidad referida inequívocamente a Dios; así lo creemos en la fe y así lo pensamos razonablemente avalado por la razón. Por tanto, nosotros no podemos reflexionar en el vasto tema de la justicia en clave ética, sin hacerlo a la vez en clave teológica; no en paralelo, sino trenzando ambos saberes o experiencias del ser humano, y haciendo una lectura más integral de lo humano.
Pero, y este el "pero", el mensaje del Papa, ¡a mi juicio!, no hace bien esta síntesis; no preserva bien el valor del conocimiento ético en cuanto conocimiento filosófico o de razón humana, capaz de aportar al vasto mundo de la justicia contenidos humanos imprescindibles, esté o no la fe presente en cuanto pensamiento y acción,
A mi juicio, el mensaje papal, al hacer la síntesis de fe y razón, teología y ética, confiere a la teología y la fe toda la primacía que un creyente cree de ellas, "cree por la fe" y acompaña de buenas razones, pero deja a la ética de la justicia, la ética de la razón común, la deja sin posibilidades ciertas de realizar aspectos sustantivos de la justicia, ¡aunque no haya fe! La historia da buena cuenta de cuál es el precio que se paga cuando la moral de la fe, la teología moral, convierte a la filosofía moral en su doméstica.
Claro que la historia está "amenazada" de totalitarismos ideológicos y políticos cuando se extienden los relativismos y el nihilismo; el Papa hace bien en denunciarlo; pero no está menos "amenazada" cuando la teología moral, la fe, se trenza con la filosofía moral, la ética o razón, y la entiende subordinada a su verdad creída y actor cultural y social secundario en todo supuesto. La ética, así, la filosofía moral, sale totalmente desvirtuada de este diálogo.
A partir de esta mala asunción de la ética, de la filosofía moral, en su legítima autonomía, "relativa a la dignidad de la persona", mala asunción por haber extendido sin reparo la moral de la fe, a la luz de Rm 3, 21-22, el resultado es equívoco. Se lee a San pablo con inteligencia teológica cierta, pero no se asume bien la ética laica, porque se traslada sin solución de continuidad lo que creemos en la fe a lo que sabemos conforme a la razón sobre el vasto tema de la justicia, sustituyendo los lenguajes y las concreciones. Este salto sin valorar su diferencia epistemológica y la distinta pretensión y competencia que como creyentes nos caracteriza, es muy perturbador.
Sus consecuencias en el texto papal son obvias. La justicia como "dar a cada uno lo suyo" no cobra en primer lugar esa fuerza ética y social de "lo debido a la persona por su dignidad igual, según sus posibilidades concretas", sino que de inmediato deriva a "lo suyo" como la relación con "Dios", más necesario que "el pan"; o la injusticia tiene sus raíces últimas "en el corazón humano", pero insistiendo tanto, que lo de las "estructuras sociales injustas" se difumina en el texto; escuchar la ley (moral) presupone la fe en Dios; al pobre se le hace justicia porque Dios pide que se le escuche en su necesidad: no queda claro si se le auxilia al pobre por sí mismo, o sólo porque Dios lo ama y nos ha amado a cada un en nuestra pobreza; "la justicia de Cristo es la que viene de la gracia", ¡estamos en teología y fe!, y desaparece el concepto ético de justicia como responsabilidad humana con la dignidad de todos, como si lo hubiera absorbido Cristo, la Justicia de Dios, hasta evaporarlo; la justicia "más grande", "que es la del amor", "la justicia divina, profundamente distinta de la humana", ha ocupado al final todo el espacio y no reclama nítidamente que hay mediaciones éticas y sociales también laicas, valiosas y necesitadas de crítica moral y teológica. Pero ciertas y muy dignas.
"Precisamente por la fuerza de esta experiencia, (la justicia del amor de Dios, -concluye el Papa-), el cristiano se ve impulsado a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor".
Es cierto. Así es la caridad. Sin embargo ese silencio sobre "la ética en sí", ahora nos hace preguntar esto, ¿si el cristiano pierde la fe, ya no tiene razones morales para ese empeño social por las sociedades justas? Por eso hay que conservar el valor intenso y cierto de los dos lenguajes, el de la fe y el de la ética, su intrínseca unión para nosotros, pero, a la vez, su no absorción de uno por el otro, hasta hacerlo desaparecer.
Para mí, es muy claro. Parece que no lo es para el Papa. Si escribo esto, no es por gusto; es porque está en juego algo tan vital para el ser humano, que de equivocarnos, la injusticia será radical.
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete
Experto en Moral Social Cristiana
Vitoria-Gasteiz
(José Ignacio Calleja).-Leo y releo el mensaje del Papa para la Cuaresma 2010, en el que, dice, "quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina, ‘La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo', (Rm 3, 21.22)".
Este inicio teológico es muy pertinente en una reflexión del Papa, pero sabiendo que el vasto tema de la justicia permite una lectura ética o moral, ámbito de la filosofía moral, y una lectura religiosa y cristiana, ámbito de la teología.
Estas dos interpretaciones o lecturas del vasto tema de la justicia, para los teólogos y cristianos, son inseparables, pero también inconfundibles; se mezclan, pero no se confunden ni se sustituyen en su legítima autonomía. Esa autonomía de la moral no es absoluta, sino relativa, relativa a la dignidad de la persona y sus derechos inherentes y fundamentales.
Para el creyente, dignidad referida inequívocamente a Dios; así lo creemos en la fe y así lo pensamos razonablemente avalado por la razón. Por tanto, nosotros no podemos reflexionar en el vasto tema de la justicia en clave ética, sin hacerlo a la vez en clave teológica; no en paralelo, sino trenzando ambos saberes o experiencias del ser humano, y haciendo una lectura más integral de lo humano.
Pero, y este el "pero", el mensaje del Papa, ¡a mi juicio!, no hace bien esta síntesis; no preserva bien el valor del conocimiento ético en cuanto conocimiento filosófico o de razón humana, capaz de aportar al vasto mundo de la justicia contenidos humanos imprescindibles, esté o no la fe presente en cuanto pensamiento y acción,
A mi juicio, el mensaje papal, al hacer la síntesis de fe y razón, teología y ética, confiere a la teología y la fe toda la primacía que un creyente cree de ellas, "cree por la fe" y acompaña de buenas razones, pero deja a la ética de la justicia, la ética de la razón común, la deja sin posibilidades ciertas de realizar aspectos sustantivos de la justicia, ¡aunque no haya fe! La historia da buena cuenta de cuál es el precio que se paga cuando la moral de la fe, la teología moral, convierte a la filosofía moral en su doméstica.
Claro que la historia está "amenazada" de totalitarismos ideológicos y políticos cuando se extienden los relativismos y el nihilismo; el Papa hace bien en denunciarlo; pero no está menos "amenazada" cuando la teología moral, la fe, se trenza con la filosofía moral, la ética o razón, y la entiende subordinada a su verdad creída y actor cultural y social secundario en todo supuesto. La ética, así, la filosofía moral, sale totalmente desvirtuada de este diálogo.
A partir de esta mala asunción de la ética, de la filosofía moral, en su legítima autonomía, "relativa a la dignidad de la persona", mala asunción por haber extendido sin reparo la moral de la fe, a la luz de Rm 3, 21-22, el resultado es equívoco. Se lee a San pablo con inteligencia teológica cierta, pero no se asume bien la ética laica, porque se traslada sin solución de continuidad lo que creemos en la fe a lo que sabemos conforme a la razón sobre el vasto tema de la justicia, sustituyendo los lenguajes y las concreciones. Este salto sin valorar su diferencia epistemológica y la distinta pretensión y competencia que como creyentes nos caracteriza, es muy perturbador.
Sus consecuencias en el texto papal son obvias. La justicia como "dar a cada uno lo suyo" no cobra en primer lugar esa fuerza ética y social de "lo debido a la persona por su dignidad igual, según sus posibilidades concretas", sino que de inmediato deriva a "lo suyo" como la relación con "Dios", más necesario que "el pan"; o la injusticia tiene sus raíces últimas "en el corazón humano", pero insistiendo tanto, que lo de las "estructuras sociales injustas" se difumina en el texto; escuchar la ley (moral) presupone la fe en Dios; al pobre se le hace justicia porque Dios pide que se le escuche en su necesidad: no queda claro si se le auxilia al pobre por sí mismo, o sólo porque Dios lo ama y nos ha amado a cada un en nuestra pobreza; "la justicia de Cristo es la que viene de la gracia", ¡estamos en teología y fe!, y desaparece el concepto ético de justicia como responsabilidad humana con la dignidad de todos, como si lo hubiera absorbido Cristo, la Justicia de Dios, hasta evaporarlo; la justicia "más grande", "que es la del amor", "la justicia divina, profundamente distinta de la humana", ha ocupado al final todo el espacio y no reclama nítidamente que hay mediaciones éticas y sociales también laicas, valiosas y necesitadas de crítica moral y teológica. Pero ciertas y muy dignas.
"Precisamente por la fuerza de esta experiencia, (la justicia del amor de Dios, -concluye el Papa-), el cristiano se ve impulsado a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor".
Es cierto. Así es la caridad. Sin embargo ese silencio sobre "la ética en sí", ahora nos hace preguntar esto, ¿si el cristiano pierde la fe, ya no tiene razones morales para ese empeño social por las sociedades justas? Por eso hay que conservar el valor intenso y cierto de los dos lenguajes, el de la fe y el de la ética, su intrínseca unión para nosotros, pero, a la vez, su no absorción de uno por el otro, hasta hacerlo desaparecer.
Para mí, es muy claro. Parece que no lo es para el Papa. Si escribo esto, no es por gusto; es porque está en juego algo tan vital para el ser humano, que de equivocarnos, la injusticia será radical.
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete
Experto en Moral Social Cristiana
Vitoria-Gasteiz
esto es un sindios
Re: Navegando sin rumbo
En el contexto de mensaje teologico del papa encierra una absorcion del proceso evolutivo de la moral, etica y valores de las personas que vivimos en este mundo, monopolizando estas cualidades evolutivas en una praxis teologica obsoleta, y facilmente desmontable.
El no darse cuenta o abusar de el aborregamiento, aparte de lexivo para la inteligencia, es por si mismo un camino equivocado, por suerte hoy el mundo es global en el intercambio tanto de adelantos cientificos como de emigraciones de personas que por su variedad nos muestran las diversas concepciones culturales que las alimentan, y en este enrriquecimiento vemos tangiblemente la cualidades humanas en las distintas creencias que nos aportan, parcelando la teologia catolica en el contexto europeo que se creo, alimentandose de la filosofia helenica/judia de donde partio.
Fueron otros fenomenos sociales en esta europa, y la inteligencia de algunos papas lo que tranformo ese mensaje primitivo en el de un humanismo, del que en el medievo estaban alejados, asi como el desencuentro entre civilizaciones que impusieron en esa epoca, que hoy estamos pagando.
Los valores de la etica, la moral, la conciencia social etc, se dan por la gran riqueza que tiene la sociabilidad, que aporta en el ser humano unas cualidades solidarias, de compromiso intentando la busqueda y solucion de las contradiciones que las sociedades piramidales generan, y un gran ejemplo es la inconprension del derecho y respeto que tiene toda persona, de la que se hace negocio unas veces promoviendo en ellas un individualismo ajeno y antinatura y otro con concepciones teologicas con un interes de perpetuacion de un clero que ahoga y minimiza al ser humano, negandole el derecho innalterable de ser el dueño y motor de su iglesia, y poniendo como propias las virtudes humanas nacidas y alimentadas en este proceso evolutivo en el que estamos.
Nosotros hijos y herederos de esta evolucion aportamos una vision laica y ajena a la religion, propia de la persona y necesaria para comprender en un contexto racional un mundo que pertenece a toda persona por ser esta la que la transforma. un brzo
El no darse cuenta o abusar de el aborregamiento, aparte de lexivo para la inteligencia, es por si mismo un camino equivocado, por suerte hoy el mundo es global en el intercambio tanto de adelantos cientificos como de emigraciones de personas que por su variedad nos muestran las diversas concepciones culturales que las alimentan, y en este enrriquecimiento vemos tangiblemente la cualidades humanas en las distintas creencias que nos aportan, parcelando la teologia catolica en el contexto europeo que se creo, alimentandose de la filosofia helenica/judia de donde partio.
Fueron otros fenomenos sociales en esta europa, y la inteligencia de algunos papas lo que tranformo ese mensaje primitivo en el de un humanismo, del que en el medievo estaban alejados, asi como el desencuentro entre civilizaciones que impusieron en esa epoca, que hoy estamos pagando.
Los valores de la etica, la moral, la conciencia social etc, se dan por la gran riqueza que tiene la sociabilidad, que aporta en el ser humano unas cualidades solidarias, de compromiso intentando la busqueda y solucion de las contradiciones que las sociedades piramidales generan, y un gran ejemplo es la inconprension del derecho y respeto que tiene toda persona, de la que se hace negocio unas veces promoviendo en ellas un individualismo ajeno y antinatura y otro con concepciones teologicas con un interes de perpetuacion de un clero que ahoga y minimiza al ser humano, negandole el derecho innalterable de ser el dueño y motor de su iglesia, y poniendo como propias las virtudes humanas nacidas y alimentadas en este proceso evolutivo en el que estamos.
Nosotros hijos y herederos de esta evolucion aportamos una vision laica y ajena a la religion, propia de la persona y necesaria para comprender en un contexto racional un mundo que pertenece a toda persona por ser esta la que la transforma. un brzo
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Re: Navegando sin rumbo
Perdonad que entre en el hilo nada más que para salirme del tema con una quisquillosería pero no puedo aceptar este oxímoron. "Navegar sin rumbo" es una expresión totalmente contradictoria. Lamentablemente se usa demasiado el término "navegar" en el lenguaje común para indicar desorientación, despiste, confusión, desconocimiento, desubicación, etc., cuando precisamente navegar implica todo lo contrario, conocimiento de la posición y por supuesto de la dirección o rumbo que se lleva. Los cálculos naúticos (o de navegación) consisten el meollo tanto de la marina como de la aviación y no son moco de pavo. Yo no sé a que es debida esta frase hecha tan de uso cotidiano y tan opuesta a la realidad, como todas las frases hechas.disidente escribió:Navegando sin rumbo
Lo dicho, mis disculpas por la intromisión.
“Decirle a un ateo que respete la religión es como decirle a un negro que respete el KU KLUX KLAN" Andre Oliver
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- isimac
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Re: Navegando sin rumbo
La RAE recoge el término en la acepción de "Viajar", que creo que es a la que se refieren, mas que a la de pilotar.
Seguro que tienes mucha fe en Dios, pero ¿a que miras a los lados al cruzar la calle?
Creer es más fácil que pensar. He ahí la razón de que haya más creyentes.
Dicen que la fe mueve montañas, pero en realidad la dinamita ha resultado más útil.
Creer es más fácil que pensar. He ahí la razón de que haya más creyentes.
Dicen que la fe mueve montañas, pero en realidad la dinamita ha resultado más útil.