julher escribió:Tontxu escribió:Hombre, no sé si esta es la solución, pero ya que has mencionado a Lenin te diré que este revolucionario se opuso con uñas y dientes al enfrentamiento (como algunos proponían) entre la militancia comunista y los creyentes de a pie, esto es el ABC de cualquier marxista que se tenga como tal, lo contario era lo que Lenin denominaba “la enfermedad infantil de la izquierda” que lo único que podía generar era la desunión de los trabajadores y el reforzamiento de la Iglesia. A propósito, para Lenin y para cualquier marxista en general la alienación religiosa es una sub-alienación, consecuencia de la alienación (enajenación) económica. Lo digo (aunque yo también use ese vocablo hacia lo religioso, sólo lo hago para no teorizar en vano) para diferenciarla de la verdadera alienación, al menos desde el punto de vista marxista y con el único propósito de precisión conceptual.
Seguro que junto con Lenin tienes razón. Pero uno es débil y en estos foros se cansa de discutir bobadas una tras otra y no ve sino la ironía y el sarcasmo para contrastar rápidamente las posiciones.
Pero habría que recordar que un objetivo de esta Asociación es difundir el ateísmo. ¿Cómo hacerlo? En algún momento vamos a colidir con los religiosos en cuanto a las ideas. Por más que queramos centrarnos exclusivamente en el laicismo.
Pensando en las opciones (1 a 4) que esbocé antes, se me ocurre que la opción 4 debe verse como la ídónea en situaciones revolucionarias, y la que será eficaz a largo plazo. Pero las otras serían las que también hay que adoptar (con el énfasis en el laicismo que no hice) en situaciones de reflujo social. Y entre las tres, cabe elegir la más práctica y sostenible con menos riesgos, en función de cada tipo de sociedad o situación particular.
Lenin tenía razón, de hecho dirigió la única revolución proletaria de la historia. Al margen de esta verdad objetiva, que hasta la derecha no lo niega, también dijo muchas más cosas y una muy fundamental es que cada pueblo debe liberarse así mismo,
“nunca copiéis a los rusos” Lenin dixit. Por tanto, nuestras pequeñas liberaciones o las hacemos nosotros (sin copiar) o lo tenemos jodido y, como también dijo el de la perilla, todas las pequeñas revoluciones cuando se decida hacerlas se torna imperativo ganarlas, ya que sino el retroceso (por perderlas) puede suponer el fiasco de lo emprendido (un paso adelante, dos para atrás), esto sólo llama la atención que lo importante es ganar, no ganar por ganar, sino avanzar.
A pesar de no padecer de darwinismo caduco, si que tras 30 años de gradualismo (éxtasis) creo que ya se impone dar el “salto cualitativo”, aunque no sea tal. Es de justicia acabar con este despilfarro, con el boato y con la complacencia retrógrada que nos invade, por no sé qué del costumbrismo, los hermanos Quintero dentro de su sorna estaban muy bien, pero ya está bien de la pamplina Hispánica que lo justifica todo.
Compañero julher, aquí no existe ninguna situación pre-revolucionaria, ni nada que se le asemeje, sólo hablo de conseguir parcelas de libertad (que no es moco de pavo) y éstas no se consiguen en la televisión, sino en la acción política. ¡Qué la cosa es cansina!, claro, lo bueno siempre cuesta, aunque el personal crea que todo de lo que ahora disfrutamos nos lo dieron gratis, porque el Sistema es muy justo (salió de ellos). Está claro que esto se lo pueden creer (sin meditar), los idiotas (en el sentido Ateniense) y los beneficiarios.
El objetivo de la asociación es, al margen de tú apunte, apoyar todas las iniciativas a favor de la consecución de una sociedad laica (última asamblea). La promoción y difusión del ateismo es su causal, aunque esto no es sinónimo de (al menos yo no lo entiendo así), guerra al teísmo, ya que malamente el postulado político que se pretende se podría conseguir, salvo que nos dedicáramos a pasar a cuchillo a los teístas, algo que, dudo mucho que los compañeros estén de acuerdo con tal práctica. Si se impone la convivencia factual (no estratégica y/o filistea), debemos por sentido común entender al contrario, esto no significa claudicar (todo lo contrario), sino convencer de que la opción Laicista supone un progreso para toda la ciudadanía, sin distingos. No pienso que esto sea muy complicado, aunque me consta que las complicaciones están en los intereses creados, como no podía ser de otra forma. ¿Qué se puede hacer?, presionar en la dirección correcta, tiempos vendrán para debatir intelectualmente acerca de si Dios existe o no, algo que personalmente ningún creyente (fideístas) con dos dedos de frente (Vitriólico, ¡ya sé que escasean!) me ha aguantado dos asaltos y, no quiero pecar de arrogancia, pero créeme, ha sido siempre más o menos así, tengo a mano un argumento que es más mágico que la supuesta existencia del Todopoderoso, el puto raciocinio.
En cuanto a las opciones que planteas me pierdo un poco en la espesura, nunca delimito un orden del día, ni me atengo a un guión pre-establecido, ya que para mí lo importante reside en el fin. El respeto hacía los creyentes es algo que indudablemente es innegociable, evidentemente salvando las distancias ideológicas (la religión es una ideología), porque los derechos hay que ampliarlos, nunca restringirlos, siendo ésta la razón principal de mi laicismo. En cuanto a la opción cuarta, aún siendo la más importante para eliminar los fantasmas extramuros, a nivel universal, no es de capital importancia en nuestro entorno. No estamos en el siglo XIX ni en el XX, al menos en Europa, el asalto al palacio de ivierno, al menos en el tema que nos ocupa, no es preceptivo, eso sí, no pongo la mano en el fuego que no pueda darse una regresión social y las cosas se les vayan de la manos, nos toquen demasiado los cataplines y, ¡vaya usted a saber por donde sale el personal!. Todo puede ser, ¡ya sabes!...., son
“tan brutales que serán capaces de vender su propia horca, para que les ahorquemos”, Marx, dixit.
Sabrás que las revoluciones se realizan por el empecinamiento de los ostentadores del poder absoluto que se empecinan en anular cualquier expresión de cambio por la fuerza y creo que no es el caso. Conseguir la Laicidad en España no es merecedor de promover ninguna revolución, sólo es necesario utilizar los mecanismos que la formal democracia burguesa nos ha deparado, pienso que puede ser (estoy convencido) una herramienta perfecta para cambiar el rumbo que nos dictó la transición. Saludos.