Ya basta de feminismo de clase media

[Uraniburg]

Otras rosas "rebeldes"

http://am13rosasrojasalmeria.blogspot.c ... o-del.html

[Uraniburg]

He estado leyendo un poco al black... este en el foro ese "elforro" , juer como le gusta ir de victima. El puede ir insultando a diestro y siniestro y nosotros por lo que se ve sólo le podemos dar la razón ... y claro para él eso es un espíritu libre, el sometimiento a sus ideas nos hará libres.

Bien respondido Tontxu

[Tontxu]

Otras rosas "rebeldes"

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Testimonios como este me conmueven. Saludos.

[Pedro Díaz-Obregón Barajuan]

Jóóó.... estoy agotado, molido exhausto... bla, bla, bla, y casi todito me lo he leído.. ¡ si es que soy un masoca..!

Shé escribió:
"En mi opinión, el opresor de la mujer no es principalmente el hombre (independientemente también lo sea en un sinfín de casos, también hay casos de acoso moral de la mujer al hombre por no ser capaz de ser un vencedor, ganar más dinero, etc. por parte de esposas y suegras, achacables al machismo). El opresor es el propio sistema (los que lo potencian), que hay que cambiar (los) (multiplicarlos por cero) (o por 0,000000000000000000000000000000000000000000000000001) (que trabajen)."

Pues es claro que el/los sistemas son los culpables pues por un lado necesitan contribuyentes para el sistema y también soldados para que mueran por dios y por la patria (ahora los civiles mueren de asco) y faltan hijos para ello.
Puedo escribir mucho, muchísimo sobre el tema y por mi propia experiencia pero levantaría oleadas de complejísimos léxicos pero de una cosa estoy firmemente convencido:

Que el derecho a los hijos sea unipersonal y de libre elección bien sea por parte de la mujer como del hombre, pactado en contrato sea o no remunerado. Es decir: Si un hombre quiere un hijo, que lo pague, como también si una mujer quiere un hijo pues también que lo pague. Igualdad.
Concienciarse que los matrimonios, en un gran porcentaje son causantes de discordias por lo tanto la sociedad tiene que prevenir del futuro la proliferación de "la madres o padres únicos" e independientes, en tutorías y economías de esta forma se reducirían muchos conflictos conyugales.
Este tema es de no acabar y como estoy seguro que habrá secuencias, de momento, me voy a dormir.
ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ
Saludos.

[roget]

Recuperando un viejo hilo, porque recordaba la controversia sobre el feminismo ya había levantado ampollas hace tiempo (es lo que tiene volver al tiempo, recuperas viejas glorias), pego un artículo de opinión que me ha resultado interesante, y controvertido en alguno de sus puntos. Si moderación considera que debería ir solo y se sale del tema de este hilo, pues que lo pongan sólo, aunque creo que viene muy al pelo de algunas cosas de las que se hablaron (cuando fue un conversación).

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El feminismo reaccionario

Naomi Wolf
Ensayista y cofundadora de la Campaña Americana por la Libertad

Es evidente que la izquierda y los medios de comunicación estadounidenses no han entendido del todo el atractivo popular en la televisión de las dos tigresas republicanas –primero Sarah Palin y ahora, una vez que se ha consolidado como favorita a las elecciones presidenciales, Michele Bachmann–. ¿Qué tienen ellas que no tengan otras candidatas y que tantos norteamericanos parecen desear?
Tanto Bachmann como Palin son ridiculizadas frecuentemente por los medios de comunicación. En el caso de Palin, la percepción predominante es que es una intelectual de poca monta: el vídeo que muestra su incapacidad de citar un solo periódico o revista de información que lea regularmente consiguió millones de visitas en Youtube durante las últimas elecciones presidenciales. Bachmann, por su parte, es retratada como una persona un poco desequilibrada. De hecho, doy fe de que debatir con ella es como hacerlo con alguien que está en un universo paralelo.
Pero sería un error descartar su atractivo sin hacer un esfuerzo por comprender su origen. Esto es especialmente patente en el caso de Bachmann. Palin no ha conseguido asegurar el apoyo y tutela de la dirección del Partido Republicano y continuará exponiendo su extraño atractivo como figura mediática. Pero Bachman, excepcionalmente, podría llegar a ser presidenta de Estados Unidos.
La naturaleza de su atractivo está relacionada con dos corrientes del pensamiento estadounidense en los que la izquierda del país y los medios de comunicación no reparan. Una es la tradición norteamericana de populismo y demagogia –una tradición que, durante el siglo XX, incluyó al racista padre CharlesCoughlin en los años treinta, al anticomunista responsable de la caza de brujas Joe McCarthy en los años cincuenta y al radical Malcolm X en los sesenta–. Los líderes populistas inspiran generalmente una vehemente devoción en las personas que se sienten (y en ocasiones lo son) marginadas económica, política y culturalmente.
La energía de estos movimientos populistas puede dirigirse hacia el bien o hacia el mal, pero los demagogos en Estados Unidos adoptan tácticas similares para estimular visibilidad y poder. Usan una retórica emotiva. A veces, se inventan enigmáticas redes de “élite” que apelan al ciudadano común y corriente, al ciudadano honrado. Crean un escenario de “nosotros contra ellos”. Y demandan a sus oyentes que crean que ellos solos restablecerán la dignidad norteamericana y serán la voz de los no escuchados.
Palin y Bachmann utilizan este tipo de lenguaje personal y emotivo, que incluso el republicano más duro y varonil tendría dificultades para imitar. En las últimas tres décadas, los hombres estadounidenses dominantes en política se han vuelto cada vez menos firmes, demasiado indefinidos y profesionalizados. Esto es malo para la demagogia, pero no afecta a las tigresas de la derecha, que no han ascendido con el “viejo grupo de los chicos”. Como resultado, Palin es libre de hablar de los “equipos de la muerte” –una amenaza completamente inventada sobre la reforma del sistema sanitario del presidente Barack Obama– y Bachmann puede evocar el espíritu mccartiano para hablar sobre los tentáculos del fantasma del socialismo infiltrándose en los más altos niveles del Gobierno.
Ambas pueden dar la atractiva y poco sofisticada imagen de típicas madres de clase media, precisamente el tipo de sentimentalismo que muchos políticos profesionales en serie, varones (incluso o especialmente en la cúpula del partido), no consiguen ofrecer.
La segunda razón de que Bachmann y Palin atraigan a tantos estadounidenses –y esto tampoco debería ser subestimado– tiene que ver con una grave malinterpretación histórica del feminismo. Porque el feminismo de los sesenta y setenta estuvo articulado por las instituciones de izquierda –en Inglaterra, estaba relacionado a menudo con el movimiento obrero y en Estados Unidos, resurgió conjuntamente con la aparición de la Nueva Izquierda–, se da por supuesto que el feminismo en sí mismo es de izquierdas. Pero el feminismo tiene filosóficamente mucho en común con el conservadurismo y especialmente los valores libertarios, y en algunos casos incluso mucho más.
Lo esencial del feminismo es la elección individual y la libertad, y esas ideas están siendo mucho más manifestadas por el Tea Party que por la izquierda. Pero, aparte de estos mensajes políticos, hay un gran número de potenciales electoras de derechas en Gran Bretaña, Europa occidental y Estados Unidos que no ven sus valores reflejados en las propuestas de las políticas sociales colectivistas o en las cuotas de género. Prefieren lo que ven, como en el sólido individualismo del liberalismo económico, donde los capitalistas empiezan con igualdad de oportunidades y un Estado débil no afecta sus decisiones personales.
Muchas de estas mujeres son socialmente conservadoras, defensoras de las fuerzas armadas y de la religión y, sin embargo, anhelan la igualdad tanto como cualquier vegetariana de izquierdas en Birkenstocks. Es una cabezonería que, hacia este acercamiento perfectamente legítimo al feminismo, algunos comentaristas sigan erróneamente desdeñando a mujeres como Margaret Thatcher, a las musulmanas o ahora a las líderes de la derecha estadounidense, como si no fueran “auténticas”. Pero estas mujeres son feministas reales –incluso si no comparten las políticas con las actuales asociaciones de mujeres, e incluso si rechazan la etiqueta de feministas–. En el caso de Palin, y especialmente en el de Bachmann, ignoramos el gran atractivo del feminismo de derechas y podría salirnos caro.

[Shé]

Me resulta difícil, como mujer, entender el feminismo como algo elitista, excluyente. Si el feminismo no se considera como un movimiento liberador, reconocedor de derechos e integrador para el progreso de la sociedad en su conjunto, entonces estamos hablando de otra cosa.

Entendería, aunque no compartiría por ser una actitud estúpida y ciega, que la mujer feminista viera en el hombre al enemigo, como reacción inmediata ante el problema de opresión que en occidente sufrieron las mujeres aparentemente por parte del hombre, que es la misma que hoy sufren en tantos países. Pero no que viera en una lesbiana a su enemiga.

La realidad es que el machismo que combatió con relativo éxito el feminismo tenía dominados y condenados a un papel determinado tanto a hombres como a mujeres, en un orden social conveniente para la dominación de todos por parte de un poder establecido. Auspiciado, por supuesto, por las religiones que así habían diseñado ese orden hace milenios.

Me resulta por tanto inconcebible llamar feminista a una mujer como Bachmann, que en su mente tiene diseñada una sociedad opresora contra todo aquel que no sea blanco americano, que considera que una mujer india, china o chicana es inferior a un blanco.

Una arpía que considera que un(a) homosexual es parte de un colectivo de "ladrones, estafadores, asesinos, calumniadores, borrachos y violadores de la voluntad de dios", y que no solo lucha contra el matrimonio de personas del mismo sexo, sino que si pudiera los ejecutaría a todos en modernos autos de fe del siglo XXI. Una mujer que quiere "entregar" el gobierno de EEUU a dios, y así retroceder a tiempos en los que los genocidios se santificaban porque se cometían por mandato divino.

El llamado "feminismo de derechas", que consiste en refugiar al monstruo neoliberal tras las faldas de ciertas mujeres para dotarle de una nueva imagen, no es feminismo, no libera a nadie en la sociedad, no la hace avanzar, no conlleva libertades progresistas... es excluyente y una herramienta de durísima opresión social más. Pero tiene razón la autora al decir que el peligro es grande, muy grande.

Muchos hombres y mujeres que hoy creen reconocer unos valores hasta ahora ocultos en la mujer, pueden sentirse tentados a pensar que estas arpías, que llaman "equipos de la muerte" a los consultorios médicos subvencionados por el estado, son la solución de todos los males.

Son idiotas, y una vez más, la confirmación de que tenemos los gobiernos que nos merecemos.

Sobre Bahcmann y otros del Tea Party: viewtopic.php?f=3&t=8342#p91030" onclick="window.open(this.href);return false;

Dan ganas de creer en dios y rezarle para que se los lleve a todos.