Dos frases del genial Groucho Marx resumen concatenada y perfectamente lo ocurrido:
"Nunca pertenecería a un Club que admitiera como socio a alguien como yo" y ...
"Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".
Efectivamente, amigos ... a pesar de mis diferencias con lo
probable del lema del
bus ateo -y de la consiguiente murga a la paciente Culebra, con lo que pica-, a pesar de mi reiteradamente manifestada alergia a la pertenecia a organizaciones; a pesar de mi probada naturaleza de francotirador; a pesar de los pesares ...
me he asociado a Iniciativa Atea
Dada mi educación católico-franquista -con la que me llevo peleando tres cuartos de mi miserable vida-, automáticamente me han asaltado impuros pensamientos sobre
el qué dirán ... los que me importa lo que dicen, claro -que no son muchos-. Probablemente un escalofrío recorrería la espalda de mi añorado Pierrot, de Tontxu y de otros amigos que lamentablemente ya no escriben. (Claro que, seguramente, un escalofrío recorrerá la espalda de muchos otros, ... por razones distintas). Pero, a pesar de todo ello, me ha vencido la curiosidad.
Así pues, como los socios directivos actuales que me han admitido no saben lo que han hecho, les tenéis que perdonar cuán soldados romanos en el Gólgota.
Valga este escueto mensaje para comunicar públicamente este
suceso ... y que cada palo aguante su vela.
Un vitriólico saludo a
tutti.