Shé escribió: Ese es el problema. Pero me pregunto si la capacidad de convocatoria de los sindicatos no estará condicionada por su falta de compromiso, ilusión, confianza y, por supuesto, eficacia a la hora de comunicar.
Más bien no.
Hay que remontarse a la transición para entender el panorama. El modelo sindical español es una cagada monumental que obliga a los sindicatos a competir entre ellos cada 4 años para determinar su representatividad, con la confluencia de sindicatos amarillos, etc. Esto sólo contribuye a desunir a los trabajadores y a dilapidar sus esfuerzos peleando entre ellos, a veces con el juego más sucio que puedas imaginar. Sin embargo, la patronal no tiene estos problemas.
Otro detalle importante es que ha cambiado el perfil del trabajador. Aquellos currantes que sólo podían luchar contra la explotación desde la clandestinidad y que tuvieron que conquistar sus derechos a pulso, sí que valoraban y participaban comprometidos e ilusionados en los sindicatos (porque sabían lo que supone no tenerlos). Sin embargo, los trabajadores actuales tienen convenios se revisan cada cierto tiempo; los derechos y las mejoras se les antojan como llovidas del cielo.
También está la campaña de desprestigio que desde hace tiempo viene realizando el capital desde la práctica totalidad de medios de comunicación (que para algo son suyos y de la Iglesia). Antes fue la campaña contra lo público; a los españolitos nos han estado comiendo el coco durante tres décadas para convencernos de que "lo público" es caro e ineficaz, mientras que las empresas privadas al competir bajarían los precios y prestarían mejor servicios. Así hemos dejado que se mal vendan las joyas de la abuela y ahora tenemos un Estado cada vez más raquítico e impotente.
Pues bien, ahora les ha tocado el turno a los sindicatos porque son la última barricada desde la que se defiende el estado de bienestar. Una vez que se los cepillen, no habrá quien pare la privatización de la educación, la sanidad, las pensiones,... Entonces sí que nos vamos a enterar de lo que es el capitalismo salvaje.
Conste que no discuto la necesidad de regeneración en el mundo sindical, pero ésta no va a caer del cielo. Tendrá que ser los trabajadores los que, en lugar de darle la espalda, se remanguen y haga verdad aquello de que "el sindicato somos todos". Si la gente comprometida y honesta huye de las organizaciones sindicales, las está dejando en manos de vividores que sólo se miran el ombligo.
En resumen, ya sea por acción, por omisión o por creernos la basura desinformativa de los MMCC al servicio del capital, todos somos responsables de la lamentable situación del sindicalismo español.
Shé escribió: Yo creo que la mayoría entendería esto si la explicación fuera clara, alta, constante y con una acción propuesta. No como la convocatoria de la huelga general a meses vista, y sin esperanza alguna de resultados prácticos por parte de nadie, empezando por ellos. Nos colaron la reforma antes de la huelga, y nos acaban de colar, con el acuerdo de los sindicatos el retraso de la jubilación, remedio absurdo e inútil, mientras no esté garantizado el empleo, ya que solo se trata de una maniobra más de reducir los costes sociales.
Bueno, en julio ya hubo acciones con muy poco seguimiento de los afectados por los primeros recortes. De ahí, la nula esperanza en lograr resultados mediante la movilización y la necesidad de sentarse a negociar. Dadas las circunstancias de partida, los trabajadores han salido bastante bien parados. Si alguien tiene interés, podemos comparar las pretensiones iniciales del Gobierno con el acuerdo final.
Shé escribió: Los sindicatos tienen los medios necesarios para emprender una auténtica cruzada contra los paraísos fiscales. Deberían no solo unir fuerzas dentro de cada país, sino concertar una línea de acción a nivel internacional.
Con esto sí que has dado en el centro de la diana. El gran pecado de los sindicatos es que no están a la altura de las circunstancias porque se está combatiendo un enemigo global con acciones locales. No hay una verdadera estructura internacional. La Confederación Europea de Sindicatos desarrolla una buena labor promoviendo legislación y acuerdos muy beneficiosos, pero se desentiende de la lucha a pie de obra. Por su parte, la Confederación Sindical Internacional se ha creado muy tarde (finales de 2006) y de momento sólo es un montó de burócratas que, ante la crisis, miran para otro lado y dejan que los sindicatos que la integran se desgasten en batallas perdidas a nivel nacional, en lugar de abanderar una respuesta unitaria capaz de paralizar un continente al menos.