"El laicismo es un invento del cristianismo"

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Vitriólico
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"El laicismo es un invento del cristianismo"

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Señores: resulta que el laicismo es un invento del cristianismo. :o ¡Y yo sin enterarme!
El cristianismo, religión laica

(Conferencia en la Universidad Menéndez Pelayo-La Línea de la Concepción-Cádiz-)

Sorprende la oposición, en algunos casos numantina, de ciertos sectores cristianos y de organizaciones políticas conservadoras vinculadas a la Iglesia católica al proceso de secularización, al fenómeno del laicismo y a la laicidad del Estado y de sus instituciones, así como su constante demanda de la presencia de Dios en el espacio público y su irrefrenable tendencia a confesionalizar instituciones como la escuela, los medios de comunicación, la universidad, etc.

Últimamente se producido varias declaraciones episcopales contrarias al laicismo. Una ha sido la del cardenal Cañizares, arzobispo de Toledo y primado de España, quien, en una conferencia pronunciada en los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos –universidad pública de la Comunidad de Madrid- en julio de 2008, osó afirmar que “si prescindimos de Dios, el hombre (sic) pierde su dignidad, que “si sólo damos a los hombres (sic) conocimientos, habilidades, les damos poco” y que sin Dios “se produciría el desprecio del ser humano, la quiebra de la humanidad y la destrucción de la conciencia moral”. Se trata de un alegato en toda regla contra la ética autónoma, conquista de la modernidad, contra la secularización, fenómeno asumido por el concilio Vaticano II, y contra la cultura de los derechos humanos, que hizo suya Juan XXIII en la encíclica Pacen in terris -publicada en 1963 apenas dos meses antes de su muerte-, uno de los textos más “revolucionarios”de la doctrina social de la Iglesia.

Otra, ha sido la del cardenal Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, que, durante el Sínodo de obispos celebrado en Roma, afirmó que “el Estado moderno, en su versión laicista radical, desembocó en el siglo XX en las formas totalitarias del comunismo soviético y del nacional-socialismo” y que el laicismo ha desembocado en “la dictadura del relativismo ético”, cuyo resultado ha sido el “tratamiento legal dado a la vida como si el Estado pudiera disponer ilimitadamente de él”.

Y decimos que nos sorprende porque ellos tendrían que ser los más firmes defensores de la laicidad ya que el cristianismo nace como religión laica y posibilita la secularización de la sociedad. Vamos a intentar demostrarlo a través de la figura de Jesús de Nazaret, el iniciador del cristianismo y de los primeros siglos del cristianismo


El laico Jesús de Nazaret

- Jesús no pertenecía a familia sacerdotal alguna, ni al stablishment religioso. No fue funcionario del Templo ni tenía el reconocimiento de intérprete de la Ley. No legitimó la alianza de las autoridades religiosas del judaísmo con las autoridades políticas del Imperio romano invasor. Fue un creyente laico que vivió su fe en el horizonte de la libertad.

- Adoptó una actitud crítica frente a los pilares en que descansaba la religión, siguiendo la tradición de los profetas de Israel y adelantándose en muchos siglos a la crítica moderna de la religión. Cuestionó en su raíz la configuración sagrada de la realidad: los tiempos sagrados (fiestas y novilunios); los lugares sagrados (el Templo, lugar del culto, de la presencia de Dios y de recaudación de impuesto: espacio de alianza con el poder Imperial; absolutizado por sus correligionarios fundamentalistas); los tiempos sagrados (el sábado, fiesta judía por excelencia: “el sábado está hecho para el ser humano, y no el ser humano para el sábado”); las acciones sagradas (el culto, que no va acompañado de la práctica de la justicia) y propone como alternativa la misericordia, la compasión como virtud radical, la solidaridad con las personas que sufren; las personas sagradas (crítica a los sacerdotes por su exceso de celo en el culto y su insensibilidad hacia la injusticia, hacia el sufrimiento ajeno), y pone como ejemplo a un samaritano, considerado hereje, por su ayuda al prójimo malherido; las autoridades religiosas: que se presentaban como representantes y portavoces de Dios y no predicaban con el ejemplo; la propia Ley, Torá, cuando cae en legalismo, atreviéndose a corregirla, a incumplirla y justificando su incumplimiento, y colocando al ser humano y sus necesidades por delante de la ley.

- La libertad y la dignidad de los seres humanos constituye el centro del mensaje, de la vida y de la práctica de Jesús. Una libertad que no se queda en el plano intimista, sino que le lleva a realizar prácticas de liberación orientadas a devolver la libertad y la dignidad a las personas a quienes la religión y la sociedad se las negaban: enfermos, posesos, pobres, publicanos, mujeres, pecadores, prostitutas. Acoge a los paganos en su movimiento, los invita a formar parte de él y les abre las puertas del Reino. Comparte mesa con los excluidos, lo que produce un fuerte escándalo en la sociedad puritana de su tiempo. Osa afirmar, con harta indignación para los guardianes de la ley y de la tradición, que los pecadores, los publicanos y las prostitutas preceden en el Reino de los cielos a los judíos cumplidores de la ley, y pone la defensa de la vida y de la dignidad por delante.

- En uno de los textos más emblemáticos del Nuevo Testamento, critica el poder, todo poder, y propone como alternativa el servicio: “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos” (Marcos 10,42-43).

- El criterio que guía la vida y la práctica de Jesús es la opción por los pobres, que se traduce en el reconocimiento de la dignidad a las personas marginadas, sin dignidad, no consideradas personas. El evangelio de Lucas asigna a Jesús la función atribuida al profeta en Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Noticia, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para da la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 4,16-18).

- Puso en marcha un movimiento laico. El movimiento de Jesús no es una institución sacerdotal que prolongara el sacerdocio judío, sino una comunidad de iguales, hombres y mujeres, en el horizonte de los movimientos de renovación del judaísmo de su tiempo. Incorporó a las mujeres al grupo de seguidores y seguidoras en igualdad de condiciones que los varones, sin discriminación por razones de sexo. Fue dentro de dicho movimiento donde las mujeres recuperaron la dignidad y la ciudadanía que, la religión y la sociedad patriarcales les negaban. Se opuso a las normas y a las prácticas discriminatorias para con las mujeres, como el libelo de repudio, que las dejaba a merced de todos los abusos, y a la lapidación por adulterio, que estaba contemplada en la ley, y dijo a los acusadores, todos varones, que quien estuviera libre de pecado –de adulterio, se entiende-, tirara la primera piedra. En varias ocasiones cuestiona la identificación de la mujer con la maternidad, y no limita ésta a los vínculos de la sangre sino que la extiende a quienes escuchan y ponen en práctica la palabra de Dios.


El cristianismo primitivo a favor de la libertad religiosa, pilar del estado laico

- La libertad religiosa, principio fundamental del cristianismo primitivo. El cristianismo primitivo vivió separado del Imperio romano y nunca buscó su reconocimiento como religión oficial, menos aún sus favores. El Imperio, que se mostraba tolerante con la religión judía como nación sometida y con los cultos de otros tantos pueblos dominados, actuaba de manera intolerante con el cristianismo, al que persiguió con especial dureza. Los cristianos eran considerados ateos por no adorar a los dioses de Roma, por rechazar el culto al Emperador y no reconocerlo como Señor. Para ellos sólo Jesucristo era el Señor (O Kyrios). Esa actitud constituía un atentado grave contra el Estado y les valió la acusación de "ateos" (atheoi).
En ese clima la libertad religiosa constituye el principio fundamental del cristianismo primitivo. Escribe Tertuliano: “Es un derecho humano fundamental, un privilegio de la naturaleza, que todos los seres humanos procedan de acuerdo con sus propias convicciones. La religión de una persona ni perturba ni ayuda a otra. No está en la naturaleza de la religión que se imponga por la fuerza”. Del mismo parecer es Lactancio, para quien “no hay nada tan voluntario como la religión; ésta desaparece y se hace nula si el sacrificio es ofrecido contra la propia voluntad”.
En plena crisis arriana san Atanasio defendió la libertad religiosa y se opuso al uso de la violencia contra los herejes: “Lo propio de una religión no es imponer, sino persuadir. El Señor no hizo violencia a nadie. Dejaba libres a todos y les decía: ‘Si alguno quiere seguirme…’”. En el mismo sentido se definía san Hilario de Poitiers: “Si se emplease la violencia para establecer la fe, la doctrina episcopal se opondría a ello y diría: ‘Dios es el Señor del universo y no tiene necesidad de un homenaje forzado”.

El Edicto de Milán, dictado por Constantino el Grande (380-337) el año 313, defiende la libertad religiosa sin hipoteca alguna. Una libertad que implicaba: libertad del acto de fe, libertad de culto, distinción y separación entre Estado y religión, exclusión de las penas temporales o espirituales por los delitos cometidos en el ámbito religioso. Y todo ello desde una motivación política: “Conviene para la tranquilidad de que goza el Imperio que todos nuestros sujetos gocen de libertad completa para adorar al dios que han elegido y que ningún culto sea privado de los honores que le son debidos”1. El prestigioso historiador alemán Joseph Lortz califica el decreto de Milán, por su trascendencia y sus repercusiones históricas, como el edicto de libertad de conciencia”. La Iglesia católica se siente libre para practicar su culto y ejercer su actividad religiosa.

Quien da el paso definitivo hacia el reconocimiento del cristianismo como religión del Imperio es Teodosio el Grande (378-395) a través del Edicto de Tesalónica, de 380, que quiebra el principio de libertad religiosa:
“Es nuestra voluntad que todos los pueblos que se rigen por la administración de nuestra clemencia practicarán la religión que el divino Pedro el apóstol transmitió a los romanos, que se ha predicado hasta hoy como la predicó el mismo y que siguen como todos saben el pontífice Dámaso y el obispo pedro de Alejandría… decretamos que sólo tendrán derecho de decirse cristianos católicos los que se sometan a esta ley y wue todos los demás son locos o insensatos sobre los que pesará la virgüena de la herejía. Tendrán que aguardar a ser objeto en primer lugar de la vergüenza divina, para ser luego castigados por nosotros, según la decisión que nos ha inspirado el cielo".

El emperador consideraba la unidad religiosa condición necesaria para preservar la unidad del Imperio. Esa motivación política lleva a perseguir el paganismo hasta suprimirlo oficialmente y a reprimir toda disidencia religiosa.


La secularización, en la entraña del cristianismo

- La secularización (laicismo) no es enemiga de la concepción cristiana del mundo, sino que se encuentra en su misma entraña y es una exigencia interna e ineludible del cristianismo. Lo expresa con precisión teológica J.-B. Metz en los siguientes términos: la secularización del mundo "ha surgido en su fondo, aunque no en sus distintas expresiones históricas, no como algo que va contra el cristianismo, sino como algo que nace por medio del cristianismo. Es un acontecimiento originalmente cristiano"2. Dios acepta el mundo en su hijo Jesús de Nazaret. Su aceptación es sincera y auténtica, pero en clave dialéctica, es decir, en actitud de protesta y teniendo en cuenta las contradicciones que ofrece el mundo.

- El cristianismo es una religión histórica. La historia es un elemento intrínseco de la fe cristiana. Por ende, la historia de la salvación se inscribe en la historia del mundo, en la historia de la liberación integral. El Dios cristiano actúa históricamente en el mundo, sin absorberlo ni violentarlo. De esa manera lo libera respetando su carácter secular. Dios asume el mundo como otro, en cuanto distinto de él, no en cuanto prolongación o emanación divina. La desmitificación del mundo que pone en marcha el cristianismo desemboca en lo que Metz llama "ateísmo cósmico".

- La desacralización de la política y del poder vuelve a aparecer en el cristianismo primitivo. Los cristianos y las cristianas rezaban por el emperador, pero no se sometían a sus dictámenes, ni le rendían culto. Aceptaban el poder político, aunque con condiciones, y se negaban a reconocer su carácter divino o sagrado. Por eso fueron perseguido. Pero ni siquiera tales acusaciones les hicieron cambiar de actitud, como tampoco el martirio: Practicaban el principio expuesto por Pedro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5,29). La religión, que operaba como elemento legitimador de la autoridad política establecida, en el caso del cristianismo se distancia del poder y renuncia a convertirse en fuente de legitimación.


Los cristianos, no se distinguen de los demás seres humanos

- Los cristianos y las cristianas de los primeros siglos vivieron, al decir de Bonhoeffer, una "mundanidad santa": la santidad en el mundo, una santidad en tensión con la mundanidad y viceversa. La Carta a Diogneto, escrito cristiano del siglo III, constituye un buen relato de la experiencia de la santa mundanidad vivida por los cristianos y cristianas de la primera hora:
"V. 1. Los cristianos... no se distinguen de los demás seres humanos ni por su tierra ni por su habla ni por sus costumbres. 2. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás. 3...Habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesión de todos, sorprendente. 4. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria, tierra extraña. 6. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que les nacen. 7. Ponen mesa común, pero no lecho. 8. Están en la carne, pero no viven según la carne. 9. Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo. 10. Obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes.
"VI. Mas, para decirlo brevemente, lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo...10. Tal (es) el puesto que Dios les señaló y no les es lícito desertar de él"3.

- El cristianismo primitivo inspiró la separación entre la Iglesia y el Estado (Imperio), vigente hasta la ulterior alianza entre ambos, la llamada “Alianza entre el Trono y el Altar”, que bien puede calificarse de pacto contrario al fundador del cristianismo y que pone en marcha un proceso sacralizador imparable que va a durar hasta bien entrada la modernidad bajo diversas modalidades. Lo religioso y lo profano se confunden, con tendencia a absorber lo religioso a lo profano y a dominar la Iglesia al Imperio. Ambos órdenes, el espiritual y el político, constituyen una unidad indiferenciada.

JUAN JOSÉ TAMAYO

Fuente: http://www.lupaprotestante.com/index.ph ... ew&id=1449" onclick="window.open(this.href);return false;
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!

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Tontxu
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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El teólogo de la liberación J. José Tamayo hace un pequeño ensayo acerca de la laicidad con el único propósito de darles una lección histórica a la oficialista y casposa jerarquía eclesial española, para recordarles que oponerse al laicismo es similar a no admitir la propia la historia del cristianismo. El buenismo que desprende Tamayo es digno de elogio, no sólo porque tanto él como la Asociación de Teólogos Juan XXIII de la cual es secretario general están claramente a favor de la sociedad laica y por tanto enfrentada a la Conferencia Episcopal, además también es compañero de viaje (de mi, naturalmente), no sólo en la reivindicación laica, sino por su progresismo social netamente solidario y enfrentado al neoliberalismo. Por ello, le deseo que cuando muera no tenga problemas con su Dios por su carácter progresista a cuestionar (como lo hace en la tierra) los poderes absolutos. Me consta que no tendrá ningún problema en el Más Allá, ni él, ni nadie.

Aún siendo cierto que la raíces históricas señalan que los primeros cristianos aceptaban la separación entre el estado y el credo, no es menos cierto que esto pasó a mejor vida cuando la Iglesia consiguió el poder absoluto del Estado y que ahora tanto le cuesta desprenderse de él.

Paso el enlace del manifiesto por la laicidad aprobado en el XXVIII Congreso -Cristianismo y laicidad, que la citada asociación celebró en septiembre de 2008.
Saludos.
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Vitriólico
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Efectivamente, querido amigo.

Lo que me llama la atención es que ese buenismo ... digo, esa bondad ;) y esa sensibilidad social vaya seguida de una contagiosísima y absoluta irracionalidad. En otras palabras, que después de hablar de justicia social, defienda la existencia de la transubstanciación -por ejemplo-. Lo de hablar de lucha de clases para luego irse a comulgar, nunca lo he entendido.

También me llama la atención que descarna la doctrina de SU Iglesia hasta quedarse con lo que supongo él considera como la semilla fundamental. Lo cuál no está nada mal habida cuenta de cómo es su Iglesia y de lo que ha hecho, hace y muy probablemente seguirá haciendo.

Lo que pasa es que la aceptación del "mensaje fundamental" -convenientemente destilado- no se queda ahí. Si se quedara, lo único a objetar sería el contenido de dicho mensaje, su validez o veracidad y su comparación con otros. (Yo jamás he entendido lo de "amaos los unos a los otros ..." y, además, me parece un mensaje mediocre comparado con otros de índole similar).

El problema es que obviamente Tamayo prioriza en mensaje porque lo cree proveniente de la Divinidad. Y en ese punto es donde se rompe la baraja. Eso es lo que lo hace extremadamente peligroso, no el mensaje en sí (que, por otro lado, puedo llegar a compartir con reservas).

Como laicista, también es compañero de viaje mío. Pero un compañero de corto recorrido, circunstancial y del que no me fío ni un pelo porque en el ADN de su creencia está la propagación de la irracionalidad. Y a éste no se le ve venir tan claramente como al Papa Alhzeimer .... digo, Ratzinger (joder, ¡cómo estoy!).

Lo que me gustaría comentar contigo -y con quién se apunte- sobre el texto de referencia es si, en tu mucho más fiable opinión, el laicismo es un estado de cosas "desordenado" como pudiera corresponder a la situación de la Palestina del siglo I y si puede considerarse laicista a alguien presunto y rebelde con la autoridad religiosa organizada en aquel tiempo como Tamayo describe-, o si, por el contrario, el laicismo es un constructo moderno y muy concreto que se ha gestado después de siglos de opresión religiosa, iniciado en el Renacimiento italiano y concretado con la Ilustración francesa sobre la consideración de la razón y del hombre como eje fundamental de la existencia al margen de divinidades, consideración absolutamente desconocida en el siglo I.
(Anticipo que mi opinión es favorable a la segunda opción).

Un vitriólico y perjudicado saludo.
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Tontxu
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Vitriólico escribió: Lo que me gustaría comentar contigo -y con quién se apunte- sobre el texto de referencia es si, en tu mucho más fiable opinión, el laicismo es un estado de cosas "desordenado" como pudiera corresponder a la situación de la Palestina del siglo I y si puede considerarse laicista a alguien presunto y rebelde con la autoridad religiosa organizada en aquel tiempo como Tamayo describe-, o si, por el contrario, el laicismo es un constructo moderno y muy concreto que se ha gestado después de siglos de opresión religiosa, iniciado en el Renacimiento italiano y concretado con la Ilustración francesa sobre la consideración de la razón y del hombre como eje fundamental de la existencia al margen de divinidades, consideración absolutamente desconocida en el siglo I.
(Anticipo que mi opinión es favorable a la segunda opción).

Un vitriólico y perjudicado saludo.
Tamayo, hace referencia nada más empezar su alegato con una crítica a Cañizares, a Rouco Varela y a ciertos sectores eclesiásticos, acusándoles de numantinos y conservadores, que no es moco de pavo. Naturalmente el lenguaje empleado es de un tête à tête, porque no es un discurso, sino una conferencia en la que la gran mayoría son cristianos. Digo esto, porque siempre es necesario contextualizar los hechos para valorarlos en su justa medida. Por tanto, el lenguaje y la crítica van dirigidas exclusivamente contra la jerarquía eclesial.

Acusar a la jerarquía de oponerse a la ética autónoma del ser humano (conquista de la modernidad), contra la secularización y contra la cultura de los derechos humanos, más el añadido de apuntarles que eso es estar en contra de la encíclica de Papa Juan XXIII, es lo más fuerte que he oído en años. Ni siquiera los gobiernos socialistas se han atrevido a tanto. A propósito de esto, estoy convencido que el PSOE ha desistido del laicismo, porque han llegado a la conclusión que con la jerarquía eclesial como compañera de fatigas se ganan elecciones, trocando matemática electoralista (cantidad), por ética de progreso (cualidad). De lo que no se han enterado es que las elecciones se pierden por las políticas económicas neoliberales que están imponiendo y que de esta traición no les salva ni Rouco Varela.

En realidad lo que más me ha gustado de Tamayo es la defensa de la secularidad (laicismo), la ética autónoma y la puntada hacía la jerarquía por no haber firmado buena parte de la declaración de los DH.

Uno puede ser laicista, porque sufre el acoso de las religiones, que es nuestro caso, pero también se puede uno posicionar a favor, aunque no le afecte directamente, simplemente por honradez intelectual y porque es de justicia. Aquí estarían encuadrados los creyentes de base. Es natural que a nosotros nos urja más que a ellos, pero esto no significa que ellos no sean sinceros.

En cuanto a la pregunta sobre si en la Palestina de la época de Jesús existía el laicismo, pues no creo que fuere así, ya que Roma tenía sus dioses aunque respetaba (toleraba) las culturas de las colonias. Esta era la política del imperio, no crear conflictos innecesarios y sí Jesús era beligerante contra la jerarquía (fariseos), ello no significa que fuera laicista, simplemente que se oponía al negocio que los Sumos Sacerdotes de la época hacían con la religión judía.

“A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, frase con la que uno puede pensar que Jesús admitía el poder del Estado Romano o también que apoyaba la separación de ambos poderes. Uno de los problemas que siempre he tenido con estos asuntos es; que no me creo nada, porque Jesús no dejó nada escrito, ya que se le supone analfabeto, por tanto, los escritos están hechos posteriormente y probablemente ad hoc para la ocasión, ya que la frase (como muchas otras), la interpreto como la sumisión al poder instaurado, donde los doctores de la iglesia siempre se han sentido muy cómodos. Esta es mi opinión, aunque Tamayo utilice a Jesús contextualmente para dirigirse a un auditorio cristiano.

Es cierto que mientas la Iglesia no pilló poder, no tenía una necesidad teocrática del mismo, se conformaba estratégicamente con aliarse con el citado poder hasta que los tiempos cambiaran, pero cuando pilló trono el proto-laicismo salió por la ventana. Como a ningún tonto le amarga un dulce, la deriva unida al afán de universalizar el cristianismo hizo el resto, lo que derivó en lo que se denominó la ““Alianza entre el Trono y el Altar”, como afirma el teólogo.

Tamayo pone como ejemplo a Tertuliano, pero obvia que este buen hombre se separó de la iglesia católica hacía la mitad de su vida, algo bastante común cuando se pone en tela de juicio su poder, por las ingenuas banalidades de algunos honrados seguidores. ¡Mira!.., con algo sí que estoy de acurdo con el ciudadano de Cartago (Tertuliano) cuando dijo aquello en su Apologeticum, XVIII de "los cristianos se hacen, no nacen", a lo que añado, porque todos al nacer, nacen ateos, de lo contrario para qué los bautizan tan temprano.

Estoy contigo en cuanto a que el laicismo propiamente dicho surgió en el “siglo de las Luces” (no tanto en el Renacimiento Italiano), aunque la secularización tiene un origen eclesiástico que data oficialmente desde 1140 y 1142, cuando el monje y jurista Graciano redactó la Concordia discordantium canonum, también conocida por Decreto Graciano, considerado por la Iglesia como el “Padre del derecho Canónico”. Lo que se intentaba era poner en orden (conciliar) los aspectos jurídicos (cánones) entre las diferencias existentes que creaban conflictos internos en la doctrina jurídica eclesial, pero el laicismo, como lo entendemos ahora se empieza a fraguar en lo que se ha venido a llamar “la modernidad”, el “siglo de las luces” y/o la ilustración que aparecen en el siglo XVIII hasta el inicio de la revolución francesa.

De todas formas Tamayo habla de ello, sin mentir, pero barriendo para casa, aunque reivindicando una iglesia moderna, laicista y enfrentada al actual e injusto Sistema Económico. Una iglesia, no de los pobres, sino entre iguales, sin resignaciones fatalistas ante la miseria, sin caridades varias y con la idea de que este mundo puede ser cambiado (pasar a la acción). Como comprenderás, esto atenta contra la política vaticanista de, “bienaventurados los pobres, los que sufren, los perseguidos, los mansos, los que tienen hambre, los pacíficos. etc.”…

Un abrazo.
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Tontxu
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Vitriólico escribió:Efectivamente, querido amigo.

Lo que me llama la atención es que ese buenismo ... digo, esa bondad ;) y esa sensibilidad social vaya seguida de una contagiosísima y absoluta irracionalidad. En otras palabras, que después de hablar de justicia social, defienda la existencia de la transubstanciación -por ejemplo-. Lo de hablar de lucha de clases para luego irse a comulgar, nunca lo he entendido.
No pienso que la irracionalidad sea tan contagiosa, las estadísticas aseguran todo lo contrario. La bondad, así como la compasión, al fin y al cabo es mera empatía y si bien cada uno la justifica (la sensación) con sus palabras, ello no deja de ser lo mismo. Por lo que la susodicha bondad (empatía o simpatía) de los creyentes no tiene nada de irracional, simplemente que estos piensan que es un don divino. El sinsentido (irracional) no reside en la bondad, sino en su conclusión. Claro que esto no les ocurre a todos los creyentes, la inmensa mayoría conoce que la mayoría de los mamíferos superiores también la poseen, con lo que las cuentas no les salen.

Consecuentemente la bondad, no es patrimonio de los creyentes y de ello la teología de la liberación ya se dio cuanta hace muchos tiempo.

Al margen de esto, ya conoces mi eslogan, “prefiero un creyente de izquierdas que un ateo de derechas”, espero que esto no me convierta en irracional. Porque la racionalidad, si se le puede denominar así, de un ateo de derechas, será todo lo racional que quieras, pero siempre he preferido y de hecho me siento más unido y cómodo con la racionalidad solidaria, sea ésta la de un creyente o no que, con el egoísmo individualista neoliberal que muchos gurús del ateísmo preconizan.

Además, el racionalismo filosófico, sabes que lo desarrolló un creyente (Descartes), al que, a mi concretamente, no se me ocurriría definirle como irracional, porque mi crítica hacía Descartes no va en esa dirección, simplemente no estoy de acuerdo con su método de análisis, así como con su metafísicas conclusiones, aunque estén impecablemente razonadas. Consecuentemente, sentenciar que por el simple hecho de ser fideísta uno ya es irracional siempre me ha parecido una salida de tono que poco o nada tiene que ver con la realidad. La irracionalidad no existe de manera absoluta, todo el mundo cae en los contrasentidos, en el absurdo, en lo ilógico, etc. pero sí es universal que todos los seres humanos razonan. Hasta existen los números irracionales, ¡qué cosas tiene la jodida contradicción! Si no existiera lo irracional, lo racional no tendría sentido o al menos no sería distinguible.

Naturalmente que los teólogos de la liberación tienen sus contradicciones, como todo el mundo. Los ateos tampoco están libres de ellas. Sin contradicciones tendríamos el encefalograma más plano que un rodaballo, por lo que éstas son imprescindibles para caminar, dudar, pensar y así, ir eliminado ciertos tics dogmáticos que a todos nos inunda el cerebelo y que a veces nos transforman en verdaderos autistas.
También me llama la atención que descarna la doctrina de SU Iglesia hasta quedarse con lo que supongo él considera como la semilla fundamental. Lo cuál no está nada mal habida cuenta de cómo es su Iglesia y de lo que ha hecho, hace y muy probablemente seguirá haciendo.
Digamos que dentro de su ingenua condición estos consideran que la palabra de Dios no necesita del poder terrenal para que triunfe. Esto evidentemente choca con la historia, ¿qué sería de la palabra de Dios si la Iglesia no la hubiera introducido a golpe de mosquetón?, nada. Sería una anécdota para uso interno de meapilas varios. La Iglesia oficial sabe que si se queda sin poder (aliada desde siempre) sus privilegios hubieran desaparecido hace siglos y quizá ni siquiera hubieran pasado de ser algo semejante en cantidad a los actuales mormones. No hubiera existido la uniformidad teológica, el derecho canónico, el Vaticano. En una palabra, de no haberse constituido en poder terrenal, existirían los credos, pero serían marginales ya que no contarían con el favor de los poderes civiles.

Pero la Iglesia, como institución, irá desapareciendo paralelamente al Sistema Capitalista, porque ambos se retroalimentan. Los segundos nos alienan (infraestructura) y los primeros sostienen la alienación con sus prédicas y sermones (superestructura, pero condicionada por la infraestructura). Por ello mientras no desaparezca la explotación económica (infraestructura) la superestructura seguirá intacta. Aunque en estos tiempos y en la medida en que cada una de las partes va perdiendo “poder” (soy un iluso) ya no se sabe muy bien quien necesita más a quien, porque ya ambos forman parte del mismo Sistema de explotación. El Vaticano es otro oligopolio que tiene los mismos intereses terrenales como lo pueden tener las grandes corporaciones multinacionales. Pero esto correspondería a otro debate.
Lo que pasa es que la aceptación del "mensaje fundamental" -convenientemente destilado- no se queda ahí. Si se quedara, lo único a objetar sería el contenido de dicho mensaje, su validez o veracidad y su comparación con otros. (Yo jamás he entendido lo de "amaos los unos a los otros ..." y, además, me parece un mensaje mediocre comparado con otros de índole similar).

El problema es que obviamente Tamayo prioriza en mensaje porque lo cree proveniente de la Divinidad. Y en ese punto es donde se rompe la baraja. Eso es lo que lo hace extremadamente peligroso, no el mensaje en sí (que, por otro lado, puedo llegar a compartir con reservas).
¿Proveniente de la divinidad?, no estaría tan seguro de ello. Tamayo y compañía, consideran (cada vez son más) que si ciertos mensajes son justos y por lo tanto asumibles (ética autónoma), no necesariamente tienen que provenir del divino. El mensaje de Marx (materialismo histórico), por ejemplo, les resulta revelador, aunque algunas veces se les va la mano y llegan casi a aseverar que Marx plagió a Jesús, o al revés, que Jesús fue el primer comunista de la historia. Pero estas licencias, les sirven como mera autocomplacencia, aunque para mí son “peccata minuta” que no van a ningún lado, siempre y cuando, su praxis sea acorde con lo que pregonan. Todas las ideologías tienen algo en común, como no podría ser de otra manera, de ahí surgió la demagogia, la erística, el eclecticismo, el estoicismo, en fin, todas las tendencias filosóficas tiene algo de las anteriores. Lo importante es la práctica de la solidaridad, la lucha contra la injusticia en pos de construir de una sociedad más justa que redunde en más igualdad-libertad. Esto es lo que verdaderamente me interesa del movimiento de la teología de la liberación.
Como laicista, también es compañero de viaje mío. Pero un compañero de corto recorrido, circunstancial y del que no me fío ni un pelo porque en el ADN de su creencia está la propagación de la irracionalidad. Y a éste no se le ve venir tan claramente como al Papa Alhzeimer .... digo, Ratzinger (joder, ¡cómo estoy!).
Tamayo, como casi la inmensa mayoría de los cristianos de base son gentes honradas que luchan por conseguir un mundo más justo. Naturalmente que cada ideología tiene su propia visión y no siempre hay porqué estar de acurdo con el todo. Concretamente no comparto ciertos criterios, pero en lo esencial son compañeros de viaje, ya que su práctica así me lo demuestra. En una palabra, son gentes de fiar y suman sus esfuerzos por la consecución de una sociedad laicista. Porque ellos consideran que este es el “verdadero” mensaje cristiano de la fraternidad.

¡Qué más da los caminos por donde uno llegue a coincidir con ciertos ateos y viceversa!, qué más da, si el fin es la justicia. Este es y ha sido siempre mi punto de vista. Otra cosa será el debate filosófico con el que evidentemente no coincido, pero pienso que es en la confrontación ideológica y en la práctica donde las ideas (ideales) cobran su verdadera fuerza y, me consta, que ellos tampoco lo temen, lo cual les honra. Pero insisto, es en la práctica donde las personas se acreditan y de momento no tengo ninguna sospecha de lo contrario.

No me preocupa que crean que cuando mueran vayan a ir al cielo por haber actuado justamente, ya que mis preocupaciones son de otra índole y además ese es un asunto que sólo concierne a cada persona en particular (ética autónoma).

Saludos y a leerlo todito. :happy11:
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Vitriólico
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Ya me lo he leído todito, todito. Pero me acabo de enterar de algo que me impedirá contestarte hasta el próximo miércoles. Con suerte.

Hasta entonces, ¿a nadie le apetece aportar alguna cosa a este diálogo?
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!

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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Vitriólico escribió:Ya me lo he leído todito, todito. Pero me acabo de enterar de algo que me impedirá contestarte hasta el próximo miércoles. Con suerte.
Bueno, pues ... ha pasado el miércoles y no ha habido suerte. Me explicaré: mientras debatíamos sobre Tamayo, me enteré de que el martes pasado ofrecía una conferencia en el Ateneo de Madrid.

Así que pensé en presentarme allí y preguntarle a él directamente. Pero no pudo ser porque un problema familiar muy grave me impidió ir.

Por tanto, me quedaré sin saber hasta qué grado ha disuelto los principios que la Iglesia Católica ha mantenido durante dos milenios. Aunque me temo que de tal disolución resulta un preparado ideológico homeopático que, como tal, debe ser totalmente inútil e inocuo. Es lo único que explica la magnitud de la divergencia con sus pastores.
Y es que, si destilamos los dos mil años de Iglesia hasta quedarnos con las cuatro cosas que pueden ser presentables y nos autodenominamos "la otra Iglesia" pues, a efectos prácticos, estamos hablando de otra religión. No me extraña que le quieran echar de la ICAR. Es totalmente lógico.

De cualquier manera, acepto tu observación, Tontxu, respecto a la convergencia de ideas en este caso en concreto. Aunque sigo manteniendo una inevitable desconfianza sobre el resultado que puede tener a medio plazo una gente que, aun comportándose civilizadamente, cree en la existencia de una voluntad sobrenatural.
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Tontxu
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Vitriólico escribió:
De cualquier manera, acepto tu observación, Tontxu, respecto a la convergencia de ideas en este caso en concreto. Aunque sigo manteniendo una inevitable desconfianza sobre el resultado que puede tener a medio plazo una gente que, aun comportándose civilizadamente, cree en la existencia de una voluntad sobrenatural.
Sí, pero el caso concreto nos lleva a una reflexión ¿debemos seguir siendo tan beligerantes con los cristianos de a pie o por el contrario nuestras críticas deben ir en la dirección adecuada, contra el clero y su jeraquía? Ya sé que, conoces mi ideario y sabes que siempre me han rechinado los dientes cuando se cargan las tintas contra los creyentes de a pie, porque les guste o no, ellos son las primeras víctimas de la alienación que todos sufrimos.

No estoy insinuando que no se debata acerca de las posturas retrógradas y fácticas de la ICAR, sino que pongamos el énfasis en los verdaderos responsables. Es aquí donde yo me pongo vehemente y sin piedad les ataco con todo el arsenal que tenga a mano.

No hay duda que es responsabilidad de los honrados creyentes el cambiar la situación que padecen directamente, pero también debemos sopesar como nos implicará a nosotros como ciudadanos. No quiero imaginarme que ocurriría si estos triunfaran y la ICAR desapareciera como poder terrenal en todos los órdenes. Temblarían los propios cimientos del Sistema y ellos lo saben. Saben que su lucha implica a su vez la lucha contra el Sistema, porque no hay nada en este mundo que no esté interrelacionado. Socavar el poder de la ICAR es socavar al propio Sistema.

Vitriólico, y si después de todo esto quieren ir al cielo, pues benditos sean. Como dijo aquel revolucionario chino Chu En-Lai, “qué más da de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones”. Saludos.
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Tontxu:

Como ya sabes, siempre he mantenido que el creyente lo es porque de pequeño se le ha inoculado una dependencia emocional y no por otra cosa. Nunca lo he "culpabilizado" de la misma manera que no se me ocurriría hacerlo con alguien que ha contraído la gripe, por ejemplo. Y como a cualquier enfermo, no los culpo, pero me protejo de su creencia, de sus consecuencias y de su difusión (a la que están obligados, que para algo es el mismísmo creador el que se la dicta, cosa que no es para callársela).

El problema, Tontxu, es la modulación de esa creencia en una verdad de origen sobrenatural. Eso es algo que en algunos casos -como pueda ser éste- puede resultar irrelevante porque el sujeto en cuestión es capaz de manipularla hasta hacerla irreconocible y ponerla en segundo plano respecto de la razón pública. Pero en general no es así.

Y, por seguir con el símil inicial, ese mismo virus ideológico es mortal en casi cualquier otro individuo, por lo que los son aparentemente asintomáticos no dejan de tener peligro. Es más: son aún más peligrosos precisamente porque no se ven fácilmente las consecuencias, pudiendo parecer que su creencia es inocua y origen de su conducta civilizada cuando, en realidad, ésta no se produce gracias a ella, sino a pesar de ella.
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Re: "El laicismo es un invento del cristianismo"

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Estimado Vitriólico,

Las consecuencias ya están aquí, el niño ha sido educado por sus padres que a su vez fueron también educados por los suyos y así hasta la saciedad. Yo no sé si mis ancestros fueron o no educados en la religión, pero sospecho que los más probable es que si lo fueran. ¿Qué pasó para que mis abuelos no lo fueran creyentes, mis padres tampoco y ni yo ni los míos lo seamos?

Pues alguien rompió la cadena en algún eslabón que andaba flojo. Lo que sí me consta es que todos mis ancestros han sido trabajadores que se han tenido que batir el cuero para sobrevivir y es aquí donde en un momento dado (supongo) se tuvo que romper el eslabón; cuando se percataron que la alienación real era la explotación que sufrían y que esta era apoyada por el clero con otras cadenas que les ataban a la alienación mental, pero es la otra alienación, la explotación la que de verdad pretendían y pretendemos romper, porque es esta última la que nos lleva a liberarnos en todos los sentidos. Por ello, mientras no se elimine el poder material de la ICAR esto seguirá, porque el Sistema requiere su presencia, les son útiles, los necesitan para aborregar a la ciudadanía presa de su fatal porvenir y ellos predican la resignación. Este su verdadero credo revestido de promesas de un más allá feliz.

Esto la ICAR lo hace de maravilla, porque lleva siglos de experiencia. Por eso, es un avance que surjan dentro de la Iglesia voces que contestan las formas, el boato, las prácticas sexistas, la imposición antidemocrática, el intervencionismo en los poderes públicos, su moral que atenta contra la autonomía personal, etc. Los que luchan por cambiar todo esto, son compañeros de viaje de todos aquellos que pretendan cambiar esta sociedad para hacerla más justa y solidaria.

Que las ideas de un dios son nocivas, naturalmente, pero malamente podremos acabar con ellas, si sus voceros tienen los medios (subvenciones) económicos y el poder político en sus manos. Eliminemos las causas objetivas y los efectos vendrán por añadidura, como gustan de decir a ellos. Esto lo sabe la ICAR, por eso la lucha será ardua. Pero insisto, debemos en nuestras críticas apuntar más hacía las causas y menos a los efectos. Al fin y al cabo, todos pertenecemos a la misma sociedad, aunque la ICAR pretenda crear estamentos estancos, manipulando a sus bases alegando que los ateos somos sus enemigos, unos radicales que queremos acabar con ellos. Esto hay que desmontarlo, hablando de justicia y equidad, algo que explicado sosegadamente hasta los creyentes más obtusos no se podrían negar, porque también les beneficia a ellos.Por eso estoy en contra de los discursos incendiarios de ciertos gurús, porque rearman y dividen a la ciudadanía artificialmente en dos bandos irreconciliables (sólo es necesario tirar de estadística para comprobarlo), siendo esto precisamente lo que les encanta. No caigamos en la trampa, no les hagamos el juego. Un abrazo.
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