Tontxu escribió:...
El primer error fue convocar una contra-procesión, pero lo más lamentable es que siguen en sus trece cuando sostienen que el objeto no era otro que, “nuestro acto sería divertido y crítico con iglesia católica como la institución, sin entrar a valorar las creencias particulares de los católicos”. Esto es a todas luces una justificación que no se sostiene, porque la reivindicación mediante el uso legítimo del derecho a manifestarlo debe de tener un receptor al cuál vaya dirigida la protesta y en este caso concreto el receptor era la Iglesia católica en procesión, no los poderes públicos (ejecutivo) que son los auténticos responsables de la concesión de privilegios hacia la ICAR. Por tanto, a esta acción en toda tierra de garbanzos se la denomina contra-procesión. Lo cuál es a todas luces ilegal, según la normativa que así lo establece.
Por otro lado, también hay que resaltar que un “acto divertido” es relativo, máxime cuando cualquier ateo que se precie debe saber que la Iglesia son todos los católicos y, hacer chanza de la Iglesia es hacer chanza de todos los católicos y, en consecuencia, reírse de sus creencias, en un acto provocativo, que no de protesta tal y como se pretende camuflar.
Como sabes, hemos sido los primeros en criticar la
contra-procesión. De hecho, creo que no faltaré a la debida discreción si digo que la hemos criticado personal, abierta, rotunda y explícitamente ante su principal convocante en una reunión habida en Madrid. Pienso -pensamos en la Junta Coordinadora- que esta no es la mejor manera. Ni siquiera una manera aceptable. Y que hace mucho daño a la causa laicista. Mucho.
La conversación -no exenta de educadas tiranteces- puso encima de la mesa dos estrategias muy diferentes que, muy resumidamente y sin entrar en detalles -muy importantes-, son:
- por un lado, AMAL apuesta por una estrategia "de barricada"; un enfrentamiento que ponga de relieve el estado de cosas que realmente hay. La justificación es que lo que se pretendía era evidenciar que la calle es monopolio de la Iglesia Católica en unos días concretos (para mi, justificación pelín sobrevenida, pero es una sospecha personal) y dar visibilidad a esto, como ha ocurrido apareciendo en todos los medios informativos habidos y por haber.
De hecho, esta estrategia tiene sus adeptos, como lo ilustra el hecho de que, al parecer, se han adscrito a AMAL treinta y tantos nuevos socios a partir de esta cuestión, cosa que también exhiben.
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Ponen por delante "el ateísmo" de su asociación, antes que la consecución del laicismo y no se resisten a ir de la mano de cualquier asociación vecinal, como la que les instó a adherirse a la iniciativa de la contra-procesión.
Por otro lado, la que el que suscribe mantuvo (con el acuerdo de la Junta): el laicismo únicamente prosperará cuando sea percibido como una cuestión de organización, de tranquilidad, de reglas iguales. Una cuestión de convivencia pacífica. Como la democracia debiera serlo en lo político. Y en esa tesitura, los escarnios públicos y todo aquello que pueda oler a enfrentamiento son extremadamente contraproducentes. Para mí, esta vía viene avalada por la reacción de la Iglesia, a la que conviene enfatizar una y otra vez un supuesto carácter "agresivo" del laicismo y no gusta nada que éste se vea bajo un prisma de normalidad. Y, que conste, que esta forma de ver el asunto -en contra muchas veces de "lo que nos pide el cuerpo"-, no nos quita ni un ápice de "convicción atea", por llamarlo de alguna manera.
Las repercusiones estaban cantadas y no creo que sea necesario revolver la mierda que hemos tenido que soportar los ateos a cuenta del desmedido protagonismo que los de AMAL han proyectado.
Ahora piden solidaridad, aunque esta solidaridad es una falacia, porque lo que solicitan es adhesión hacia la figura del tal Luis. Por lo que, la manifestación reivindicativa por el derecho a la libre expresión y por una sociedad laicista (podían haberse ahorrado el vocablo Estado), me da la sensación que era lo de menos. Esto es probablemente lo que los laicistas han visto desde el primer momento, de ahí su fracaso.
No sé cuantas manifestaciones habrán convocado los compañeros de AMAL, pero pienso que no tiene ni pajolera idea en organizar una manifa que salga medianamente bien.
...
No se sostiene esta conclusión porque tratamiento legal que los poderes públicos ha sido por ser una clara contra-procesión que pudiera subvertir el orden público. No saben lo que dicen y plantean excusas pueriles.
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Cada uno es muy libre de convocar las manifestaciones que quieran, pero luego que apechuguen con las consecuencias y se dejen de solicitar adhesiones inquebrantables.
Esto ocurre cuando los convocantes de cualquier manifestación pretenden a posteriori (sin consenso previo) marcar las pautas por intereses no comunes, sino particulares. No falla, la manifestación se convierte en un fiasco anunciado y máxime cuando ya hay una rocambolesca historia que la precede.
Reivindicar la libertad de expresión y la sociedad laicista (nobles propósitos), no garantiza el éxito de una manifestación, ¿por qué?, pues porque en este caso concreto no era el fin, sino una coartada que encubría la adhesión a los planteamientos de AMAL y en concreto a su responsable (Luis) por pasarse en un desmedido protagonismo. Esta es mi opinión.
Respecto de que la contra-procesión haya estado bien prohibida, a pesar de estar en total desacuerdo con ella, disiento. Porque no se ha prohibido por cuestiones civiles o de orden público (los recorridos alternativos no coincidían con procesiones, en contra de lo que se ha dicho), sino por cuestiones distintas como se ha manifestado en las motivaciones del auto de prohibición. Digámoslo claro: se ha prohibido por la presión e influencia de la Iglesia Católica.
Respecto de la solidaridad, a pesar de estar en completo desacuerdo con su manera de proceder, cuentan totalmente con la mía ya que Luis Vega -el presidente de AMAL- está siendo víctima
personalmente de una más que evidente persecución organizada en el terreno legal para coaccionar y asustar a los que osemos alzar la voz en contra de la Iglesia y sus privilegios. Por tanto, esta postura de desacuerdo y, simultáneamente, de solidaridad está muy clara -incluso para Luis Vega- y, por tanto, no cabe hablar de adhesiones inquebrantables de ninguna manera, al menos en nuestro caso y me consta que en la del resto de asociaciones, tampoco.
Respecto de su capacidad de organizar manifestaciones y otros actos, es todo lo contrario: tienen mucha experiencia en estas cosas ya que sus representantes llevan muchos años
en las barricadas. Es una cuestión de puntos de vista muy diferentes (aunque yo pienso que da igual que no exista el destino porque ya tenemos a cambio el carácter).
PD; a los compañeros de AMAL les sugiero que abran una página para que aquellos que quieran (estoy dispuesto a firmar) subscriban con nombre y apellidos y DNI su solidaridad ante las denuncias judiciales abiertas que tienen contra su persona. Pienso que esta acción es más práctica que convocar al tuntún manifestaciones que en vez de demostrar fuerza, demuestran flaqueza.
En eso estoy de acuerdo, pero es que les gustan las
manis. Es su medio natural. Es lo que tiene
la barricada.
Un vitriólico saludo.
PD: Por cierto, existen multitud de detalles que he omitido y, ahora que las cosas han cambiado Y MUCHO, me parece que sería enormemente útil y me agradaría sobremanera discutir estas cuestiones contigo de forma más pormenorizada en el subforo
de socios.